En la piscina
Un rato de diversión este verano pasado.
-¿Por qué no provechas y haces topless un día?
Carmín, mi mujer, siempre ha sido súper cortada, le cuesta mucho todo lo que tenga que ver con la sexualidad, aunque, cuando se suelta es una bomba. Supongo que será su carácter o la forma en que la educaron. Este verano hemos alquilado un chalet con piscina y yo llevaba ya semana y media pinchándole para que aprovechase la privacidad de la piscina rodeada de un espeso seto para tomar el sol en topless o se bañara desnuda. Ella se reía, me decía que si estaba tonto y cambiaba de tema, así que esa mañana volví a soltarle la preguntita más como un chiste por repetición que pensando en que de verdad lo hiciese. Se rió como siempre y contestó:
-Cualquier día te tomo la palabra y te llevas una sorpresa.
-Vale, lo que tú digas. Me voy fuera a limpiar la piscina.
Y allí me fui, cogí los arreos para quitar las hojas de la superficie, el limpia-fondos, la manguera y me puse a la faena. Quité las hojas lo primero y me puse luego con el limpia-fondos No llevaba ni dos minutos cuando Carmín salió al jardín. Como otras mañanas llevaba las toallas, la crema solar y las gafas de sol. Se echó en una de las tumbonas y empezó a untarse crema por la cara y los brazos. Yo seguía a lo mío, pero sin dejar de echarle miradas a cada rato. Carmín tiene una cien de pecho, copa E y en bikini está espectacular. Bueno en realidad está espectacular con cualquier cosa que se ponga, porque sabe sacarle partido al escotazo que se gasta. En esas estaba yo, limpia que limpia, cuando un movimiento atrajo mi atención. Y es que Carmín se acababa de soltar la parte de arriba del bikini. Sus senos mostraban la marca blanca de la prenda que se acaba de quitar y ella empezó a darse crema, bastante abundante (no le gusta quemarse, lógico). Ver sus manos manoseando sus pechos me estaba poniendo malo, y me provocó una erección más que evidente, más cuando pasó a untarse los pezones, que se le pusieron tiesos, duros y con las amplias areolas claramente arrugadas y oscuras.
-La piscina no se limpia sola.
La voz de Carmín me sacó de mi sorpresa. Lo cierto es que no me lo esperaba, y me había quedado atontado viéndola untarse la crema. Carmín se rió y yo seguí limpiando con las orejas coloradas y la poya tiesa. Ella continuó dándose crema por las piernas, los muslos y el colmo llegó cuando se abrió de piernas y empezó a untarse la parte interna de los muslos. Casi me corro en el bañador. No podía verle los ojos detrás de las gafas de sol, pero la media sonrisa me dejó claro que se había dado cuenta perfectamente de cómo me estaba poniendo. Sus manos se deslizaban despacio, con toda intención, rozando el filo de sus braguitas. La cabrona me estaba provocando a base de bien. Tras darse un magreo importante, por fin se tumbó a tomar el sol y yo me puse a terminar la limpieza con el estorbo del bulto de mi bañador. Al final terminé, recogí toda la herramienta y me la llevé a la caseta. Estaba colocando todo dentro cuando oí un chapoteo, así que supe que Carmín se había tirado a la piscina.
En efecto, al salir me la encontré dentro del agua, en la parte menos honda y más alejada de la caseta, agarrada con las dos manos al filo de la pileta, con la cabeza apoyada y los ojos cerrados, disfrutando del masaje de uno de los chorros en su espalda. Mis ojos se fueron sin embargo a sus tetas, que flotaban, casi como elementos independientes, con los pezones oscuros apuntando al cielo, desafiantes. Me tiré de cabeza y en dos brazadas (eso me pareció) llegué hasta ella y la abracé por la cintura. Carmín me miró sonriente.
-Te dije que cualquier día te iba a coger la palabra.
-No me lo esperaba, de verdad.
-Seguro que te ha gustado el espectáculo, jejeje. Al menos a tu amiguito de ahí abajo le ha gustado,- y me miró con picardía.
-Tanto como te ha gustado a ti.
Y diciendo esto le bajé la braga del bikini. El primer tirón de la mano la llevó a las rodillas y el siguiente, con el pie, se las sacó del todo. Al mismo tiempo la agarré más fuerte con el otro brazo y la besé fuerte. Ella hizo ademán de resistirse un momento pero enseguida me devolvió los besos. La mano que había bajado sus bragas se coló en su entrepierna. Mis dedos índice y corazón se colaron entre sus labios mayores. Su coño hervía y casi no se si estaba más mojado que la misma agua de la piscina. Su clítoris estaba inflamado y parecía temblar bajo mis dedos. Carmín estaba cachonda, no podía negarlo.
-¿Qué haces?
-Tú que crees.
-Para… para, por favor, ah,… es… estamos en la calle, alguien podría entrar… y vernos… ough…
-¿Eso te pone? ¿Te da morbo que alguien entrara desde la casa y nos pillara aquí así?- susurré en su oído mientras mis dedos volaban en su coño.
-Oh, dios,… no…., joder… dios… oh, ah, ah sí… sigue….
-¿Te pone? ¿Te mojas pensando que te vean en pelotas, cachonda perdida?
-Oh, sí, dios, sí, sigue….
-¿Te pone? ¿Te gustaría?
-Sí, me pone…. Dios… me da morbo…. Oh,por favor…., métemela, métemela…
-¿Qué quieres?
-La poya.. por favor… méteme la poya… fóllame…
-¿Quieres que te folle? ¿Aquí en plena calle?
-Oh… sí, fóllame, aquí,… ahora, quiero que me folles…. Que me rompas el coño…. Aquí en el jardín, … en... en la piscina...
-¿Quieres que te la meta donde cualquiera podría vernos? Vaya guarrilla estás echa…
-Oh, sí, soy una guarra,... soy muy guarra… pero dame poya… por favor… qui… quiero poya…..
El coño de Carmín palpitaba, al borde del orgasmo. Cogí mi glande y lo apoyé entre sus labios un segundo alargando el momento, haciendo que deseara aún más la penetración y justo cuando abría la boca para volver a pedirme que se la metiera, la clavé de un solo golpe entera.
-Ah, dios, me corro… joder…. Me corro, sigue, sigue…. Dame más,… más fuerte…. Más…. Rómpeme el coño, sigue.. sigue, así…… así, fuerte y duro…. Fuerte y duro…. Dios... qué bueno....
Mi poya entraba y salía a toda velocidad. Carmín estaba desatada. Es multiorgásmica y encadenaba sus corridas una detrás de otra mientras yo, entre el frescor del agua, tenerla a ella agarrada con un brazo y sujetarnos al filo de la piscina con el otro estaba aguantando más de lo normal. Carmín mientras se retorcía, con los ojos en blanco. Un hilo de saliva la caía de los labios y ya no hablaba, apenas podía gemir, medio ida, orgasmo tras orgasmo.
Debimos estar así al menos diez o doce minutos. Yo la follaba duro, le besaba el cuello, le chupaba las tetas. Quería tocarla toda a la vez y ella me apretaba con las piernas, como si quisiera meterme entero dentro de su coño.
-Ah, sigue, fóllame, córrete,… vamos… quiero que te corras…., no puedo más, vamos córrete… préñame el…. Coño....
No pude resistirlo más y me vacié a borbollonees. Mi semen salía a chorros disparado contra la entrada de su útero. Los gemidos de Carmín, ya no eran gemidos, eran gritos en toda regla, perdido el control y temblando de gusto.
-Ah, sí,… sí, ah Ah, sí,… sí, ah
Por fin nos quedamos quietos. Carmín desmadejada entre mis brazos y yo sudando, incluso a pesar de estar dentro del agua. La besé intensamente. A pesar de los años que llevamos casados la quiero con locura y la deseo como un adolescente. Su cuerpo de treinta y pico años es sensualidad y sexualidad pura y cada vez que consigo que ella se deshaga de uno de sus muchos tabúes, el resultado es una sesión de sexo antológica. Tras un beso más le dije:
-Ha sido impresionante cariño.
-Esta mañana me he levantado cachonda. No me podía quitar de la cabeza la idea del morbo de provocarte y demostrarte que sí era capaz de ponerme en topless. Y la verdad, -me guiñó el ojo- ha valido la pena. Por poco no me has dejado escocida… vaya polvo…
-Pues, mi amiguito, quiere aún más… -y bajé su mano para que tocara mi poya que seguía morcillona bajo el agua.
Carmín se rió y de una patada en la pared de la piscina y un par de brazadas se alejó de mí, diciendo, con tono que pretendía ser de alarma…
-Tú lo que quieres es matarme de un polvo cabrón, jajajaja. Aléjate de mí.
Yo me reí también y me lancé nadando detrás de ella. Ahora tocaba jugar un rato en el agua, luego follaríamos otra vez, aún queda verano…