En la oscuridad de una callecita

Tórrida experiencia con mi amigo con derecho, el Oso en la tibia madrugada veraniega ante la complaciente mirada y acción de lascivia de dos policias

MI EXPERIENCIA EN LA OSCURIDAD DE UNA CALLE

Una de mis fantasías era pasar por mi amigo con derechos Oso ya vestida y toda arreglada.

El universo conspiro y un fin de semana estaría solo en casa.

Ya había contactado con un estilista también TV de closet muy afeminado y lindo para que me arreglara.

Por discreción y seguridad se haría en su casa no en su estética.

Por lo que llegue a su casa a las 10 de la noche...se llevaría 2 horas en arreglarme.

Tenía que pasar por mi amigo a la 1 de la madrugada.

Había dormido casi toda la tarde de ese sábado para poder desvelarme y desmañanarme. Una vez que quedé como princesa, hasta yo me sorprendí al verme en el espejo retratada.

La estilista me peino y maquillo como toda una experta, me presto la ropa que más me convenía...tiene mucha.

En otra palabra sacó el mejor partido posible en mí. Llegada la hora enfile en mi auto a por el Oso.

Mi amiga me puso un vestido en tonos café, amarillo y beige, a media pierna y de una de ellas más alzado para mostrar casi todo el muslo.

Mis labios los pinto de rojo fuerte, tal como quedo para la historia en una foto. Mis zapatillas en dorado. Se que a muchos fans les gusta que me ponga medias y liguero, igual a mí me encantan, sin embargo, ese look es para el momento íntimo en donde estaremos tu y yo solos en un lugar apartado y podamos hacer todas esas cositas que nos pueden dar mucho placer a ambos.

Para esta ocasión, en que iría por el Oso, teniendo que manejar mi auto y ya en base a mi plan, caminar por la calle, preferí sin medias, luciendo piernón tal cual en la foto quede.

Temblaba un poco mi pierna derecha y pie respectivo al pisar el acelerador, al igual que mi pierna y pie izquierdos al meter el pedal del cluch y el del freno, era la primera vez que hacía esto, de salir vestida y arreglada. En esta ciudad del noreste mexicano cerca de la una de la madrugada, había un poco de tráfico. En un semáforo se me junto un auto con varios jóvenes. Era una camioneta alta, por lo que mi auto al ser estándar quedaba más abajo. Los jóvenes chiflaron decididos al ver mis dos piernotas al descubierto debajo del volante, mis senos hacían juego y balance perfecto con mi vientre.

Uno de ellos me mando un beso y otro de plano me hizo una señal como de que fuéramos a "parchar"...yo sonreí y les hice señal hacia mi reloj de que no podía en ese momento y les lancé un beso discreto, el semáforo puso el verde y salí disparado, ese atrevimiento era peligroso, yo sol@ en mi auto y 4 chavales en una camioneta, pero me entro el gusanillo de probar esa posible experiencia en otra ocasión.

Adivine que no eran de los "malosos", no era el tipo de camioneta que usan, ni las fachas, se veían tranquilos. Tal vez acompañado de "amigas" otro día busquemos salir de "cacería". Avance otras calles, los choferes de taxi y de otros caros se me quedaban viendo con hambre y lujuria que se podía cortar en el aire, eso me enervó aún más y me tranquilizó, si daba la pinta de zorra. Ya estaba por llegar, a lo lejos vi al Oso ya parado en el lugar convenido.

Oso quedo realmente sorprendido: te la sacaste, fue su expresión de admiración para poner su manota en uno de mis muslos para apretarlo, estrujarlo, acariciarlo y pasarme todo el fuego que evidentemente le consumía.

Con mi vocecita ronca casi gimiendo ya, solo atine a sonreírle y decir: ¿vamos?

Si putita, vamos para que te cumpla con tu fantasía.

Ya habíamos platicado de que quería me diera un buen faje y si se podía pues a ponerle con todo en una calle de nula circulación de autos en esas horas de la madrugada.

En el trayecto, no dejaba de meterme mano, dos semáforos nos hicieron detener. En ambos, camionetas estaban al lado de mi auto. Aquí, es muy común que la mayoría de los oriundos quieran tener ese tipo de auto. Un tipo solo, y una pareja con evidentes signos de ebriedad y lujuria vieron como el canijo de Oso, me metía mano de lo lindo en mis dos brillantes muslotes...me había puesto aceite de bebe para que lucieran en todo esplendor mis dos pares de piernotas.

Se acuerdan de la casa en donde 3 albañiles me pusieron una de dios mande la hora, pues si, se trataba de ese circuito que corre alrededor de un campo de golf. Es una de las colonias fifí de la ciudad. Sería raro que patrullas de policía anduvieran rondando, si acaso el velador. La idea era estacionar el auto y adentrarse en las callecitas que están entre manzanas. Del circuito hacia el campo puede haber dos o tres manzanas más. Esas callecitas están llenas de árboles, flores y están más oscuras. Hay especies de macetas grandes de cemento en donde se puede hacer las veces de banca y sentarse. Hay de diversas alturas. Cada vez que hago ejercicio en dicho circuito y me meto por esas callecitas mi enfebrecida calentura y mi lívida mente llena de erotismo me había metido en mi cabezota la fantasía de coger en esos lugarcitos.

Llegamos y estacionamos el auto. Nos bajamos y empezamos a caminar hacia la callecita anexa. Chin, mala suerte, como ese circuito tiene muchas curvas, de repente salió una patrulla que nos aventó las luces altas. Sabíamos que esto podría ocurrir. La escena para los dos policías que se dirigían a donde estábamos les debió parecer de lo más candente. Una altísima mujer en vestido que dejaba ver casi toda una piernota y a medio muslo de la otra, super arreglada y un gordito chaparrito de camiseta, sandalias y short amplio a su lado, tomados de la mano.

Oso, se les adelanto, atajando que llegaran a donde estaba. Aquí en México es mejor hablar al chile como decimos y resolver todo de volada con $.

Al ser la patrulla de la zona, era evidente que sabrían que nosotros no éramos de esa zona habitacional. También era lógico que sabrían que no teníamos pinta de ladrones: en esas fachas imposible, Yo con mis zapatillas y él casi en cueros. Sabedor de ello, me acomode de perfil para que pudieran ver mi trasero respingón cubierto por ese pegadísimo vestido y mis piernas en una femenina pose.

Rápido resolvió, el Oso: mis jefes al grano, ven a la zorra esa. Me la voy a comer. No vamos a hacer nada más. Solo que quiere que le de aquí en lo oscurito...es mejor así y no el auto, que no?, mis polis. Si no se puede, pues denme chance de meterle un buen faje o bien ya nos vamos.

Los policías en silencio se quedaron viendo embobados hacia mí.

El silencio fue cómplice, Oso viendo eso, agrego...ande: les damos para sus refrescos y si quieren para lo cual se acerco hacia ellos y bajo la voz, por lo que yo ya no pude escuchar que les dijo, pero si vi como ellos pusieron una cara de felicidad. Eran chavos, eran de la policía local, los menos capacitados del país. En la zona se había calmado mucho lo de la elevada violencia en México que hace que se tengan como 90 muertos diarios. Igual el robo y violencia en la zona habían bajado mucho.

Claro vi como mi amigo sacaba un billete de su bolso y se lo pasaba a los dos chicos que vieron como este cabronazo de Oso, me tomaba del talle y ya sin traba alguna me conducía hacia adentro de la callecita no sin antes meterme una sonora nalgada que sonó en la quietud de la negrura.

La oscuridad ya estaba plena, aunque se podía ver con nitidez porque una preciosa luna llena enmarcaba mi sonoro taconeo que buscaba minimizar con lo cual me tenía que recargar en Oso que me tenía bien agarrada de mi cinturita.

Bien adentrado, de repente me detuvo y agarrándome literalmente de a cartón de cerveza (sus dos manotas en mis pompas) me estrujo y me metió un beso profundo, rico, espeso, al ser alta para él, inclinaba mi cabeza para que me devorara con su boca y con sus caricias en sus dos inquietas manos que recorrían, palmaban, nalgueaban mis nalgas que ya estaban totalmente descubiertas, dejando ver mi hilo en medio de las nalgotas. El vestido ya recogido a mi cintura, dejaba ver mis blancas y lisas montañas de carne humana natural al templado vientecillo que refrescaba nuestro calor humeante.

Así me tuvo un buen rato. Hasta que me fue llevando a que me hincara, para lo cual saque de mi pequeño bolso de hembra una pequeña frazada ligera para ponerlas sobre mis rodillas. De esa forma, con esas rodilleras improvisadas me puse a mamar como becerra, no sin antes, abrir mis ojos como platos. A una distancia cercana, estaban ocultos entre unos árboles los dos chavales policías, con sus macanas ya de fuera en plena masturbada. Este cabronazo de Oso, les estaba dando chance de ver.

A Oso le gusta que le mame muy bien su daga, recorrer con labios, lengua y manitas todo el grueso y largo del garrote, así como combinar con sus huevotes cargados, por lo cual obediente como fervorosa sumisa le daba de lengüetazos que le hacían gruñir y gemir.

Le gusta besar después de haberle mamado un buen. No siempre estuve de rodillas, para aliviar el leve dolorcito me levantaba para ponerme en cuclillas o bien levemente inclinada con lo cual le daba libre entrada a que con sus dedos se adentrará en mi cuevita tragona. Así estuvimos otro ratito, hasta que me acomodo en una de las especies de maceta colocando mis manos sobre la superficie, abriéndome ligeramente de piernas y poniendo mi nalgatorio en pompa…era su turno…le causa gran placer mamarme mi hoyito depilado. Uff a mi me gusta muchísimo…es un experto…mete su lengua que da chispazos, haciéndome ya gemir como potra dominada. Desde ese ángulo podía ver casi de frente a los policías que seguían dándole a lo suyo e incluso se turnaban sus manos para chaquetearse uno al otro…ufff sus cosotas eran de buen nivel y estaban super paradas.

Oso prácticamente ya me tenía a su merced, así que sin piedad y sin llorar se separo de la chupada de culo que me esta ofreciendo  para tomar la frazada del suelo y ponerla en una especie de banca que se formaba en la maceta, la altura era ideal para su estatura y la mía.

En silencio, en un acuerdo mutuo con la mirada me puse de perrito a la orilla de donde puso el pedazo de tela, él se acomodo atrás de mí…y empezó a meterme su virilidad, centímetro a centímetro me fue clavando ante la mirada y el movimiento de manos furibundo de los mirones.

AYyyy…ese dolorcillo inicial…le musite…espérate, ahí déjalo papi…no te muevas, deja que me amolde.

Yo solita, me empecé a acomodar, Oso ya sabe que primero debo adaptarme en mi estrecho canal ante el intruso invasor. Una vez que le di varias repegadas, él sabedor de la técnica, me tomo de la cintura alternando con ponerme su manos en mis hombros o tomar mis dos manos y darme una super estocada de mete y saca. Por el acomodo y porque se guardar mi juguete natural del frente, los polis solo podían ver unas nalgotas empinadas, un vestido arremangado a la cintura y a un buey dándome haciéndome gemir y gemir y sonaba y sonaba el choque de pieles.

Por el silencio, esos sonidos sonaban con demasiada sonoridad, pero las casas cercanas estaban lejanas con luces apagadas y clarito se escucho cuando un poli le dijo al otro: uta madre que buena vieja se esta chingando este cabrón.

Eso animo a Oso a cambiar de pose…se desenchufo cuidando que no se me quedara el condón entre las nalgas. Al apretar, a veces eso pasa. Se acomodo ahora, él sentado. Era mi turno de cabalgarlo dándole la espalda, otra vez quede de tal forma que los polis veían una larga caballera agitarse al ritmo de mi bamboleo, escuchar un sonoro ruido de pieles en juego, mis gemidos de hembra gozando. Ufff esos cuates también tenían aguante, seguían dándole a sus mazacuatas.

Mis movimientos con el cachondeo de verme en plena faena ya eran de un fervor hirviente. Oso gruñía, por lo que comento: despaciiio putaaa..espera.

Obediente pare, rezumbando sudor ya por todo mi maquillaje casi corrido.

Me destrabo, me acomodo con cierta dulzura recostada, tenía pastito del fino la superficie, así que me puso mis piernotas en sus hombros para volver a ponerle de lo lindo.

De repente se volteo y les hizo señas con la mano para que se acercaran ya a la mera acción los polis.

Ellos ni tardo ni perezosos se dejaron venir y ya casi a tiro de tocar veían como este tremendo chaparrón me metía una buena zarandeada.

Ya bufaba…sabía que estaba por venirse.

Se desacoplo, me voltio, siempre se cuido de que ellos no se percatarán de mi condición, hábilmente me voltee para ello y melosa pregunte: ¿Cómo me pongo, papi?

Me movió hacia otro macetón en donde había una especie de hendidura, me metió ahí, de tal forma que mi nalga ya le quedaba a su altura, puse mis manos sobre el árbol para que él presto me volviera a meter la cojidota, ahora de pie. Los polis ya estaban casi pegados a nosotros, uno muy atrevido ya me manoseaba la nalga que quedaba a su alcance y hasta acompasaba el movimiento de mete saca de mi mayate.

El otro se acercó, pues que le agarro su paquete para moverlo con la manita izquierda. No podía mamar, así que en un ritmo cadencioso le seguimos, ellos con palabras bajitas: mamita, asíii perrita, a que buena putita, ahhh y yo gimiendo…y gimiendo y reculeandome yo misma, cuando Oso descansaba

Bufando ya mas y ellos también ya a punto…porque me lo decían sus palabrotas cargas de futura leche, juntos los tres, casi al mismo tiempo me dieron una tremenda lluvia caliente de chisguetazos lácteos humanos. El cabronazo de Oso hasta tomo fotos, lastima que no puedo publicarlas, pero al que me ponga foto mia y comentario debajo de este relato se las hago llegar por msm.

Todavía el cachondo, me puso unas nalgadas e invito a ellos a que lo hicieran, los tres se turnaron para darme una buena zurra, con lo cual el olor a pescado quedo aún mas en mis ropas y carnes. Y esa madrugada apenas empezaba, aún no llegábamos al plato fuerte. CONTINUARA.