En la oficina
Una mujer madura que deseaba hace tiempo fue mia una tarde cuando terminaba el trabajo.
La oficina estaba quedando desierta, se habían retirado casi todos excepto un abogado de fideicomiso y yo que tenia que permanecer un rato mas debido a que el gerente necesitaba sacar un expediente urgente hacia otra área del banco. Miraba el reloj incesantemente, ya había pasado mi horario y estaba bastante molesto "siempre lo mismo con esta maldita urgencia", pensaba yo. Quería estar en mi casa disfrutando del aire acondicionado y de un buen descanso.
A las seis y cuarto, por fin el expediente de 170 hojas estaba listo para llevar, necesitaba la firma de otro gerente importante del banco. Entre lo molesto que estaba, me alegro un poco que vería a Sandra, la secretaria de ese área. Era una mujer de unos 46 años, baja estatura y dos razones fundamentales para quedar obnubilado cada vez que la cruzaba en cualquier pasillo del banco. No existía una gran relación mas que el saludo y algún comentario sin importancia.
En el sector donde ella estaba solo quedaban dos personas que ya estaban preparándose para irse.
Ah eso lo estabamos esperando dijo sonriendo Sandra. Casi ni se le notaba el corpiño, su escote exhibía sus grandes pechos. Yo no podía dejar de desearlo y de tenerlos en mi manos y en mi boca. Sonreí tímidamente.
-Me imagino, contesté- ya con ganas de irnos a casa no?
-Obviamente, acá hace mucho calor, dijo ella al tiempo que pasaba su mano por su hombro excitándome aun más
En ese momento, llega su jefe y le comienza a da una leída rápida al expediente. En un descuido el tira un par de sello que cayeron bajo el escritorio de Sandra.
Esta bien yo los recojo dije
Muy amable respondió el jefe
Cuando me dispuse a buscar los cuatros sellos caídos me detuve en las hermosas y bien conservadas piernas. Transpire mas de lo habitual y todavía mas cuando la falda fue corrida un poco hacia arriba y las piernas fueron abiertas hacia los dos costados. Levante la viste para intentar observar su bombacha pero mi sorpresa fue inmensa y por demás estimulante: ella brillaba por su ausencia. Una maleza de pelos cubría su vagina que estaba a mi disposición. Aunque por supuesto, cualquier cosa que pudiera llegar a hacer con esa conchita sin la autorización de ella y con un gerente a unos pasos me llevarían inexorablemente a un despido vergonzoso.
Aun transpirado y demasiado excitado, tome los sellos e intenté salir de allí abajo para que me den el expediente y luego poder irme. En ese intento, roce sin querer esas bonitas piernas. Escuche los pasos del jefe y su despedida hasta la próxima semana. No tardo segundos en cerrar sus piernas y encerrarlas en mi cabeza. En voz baja y casi en forma de gemido alcanzo a decir un quebrado vamos que esperaaaas.
No dude ni un solo segundo en abalanzarme a esa entrepierna que estaba a mi disposición. Meti mi cabeza dentro de su falda y mi boca comenzó a saciar mi sed de su sexo de un modo casi desenfrenado, abriendo los labios vaginales y bebiendo sus preciados jugos de hembra en celo.
- hmm seguí así hmm aullaba Sandra como nunca lo hubiera imaginado
A pesar de lo incomodo de estar bajo ese escritorio, me basto para llevar varios dedos a su húmeda vagina. La lubricación era importante para que mis cuatro dedos entraran como anillo al dedo.
Luego de esa placentera mamada, ella me llevo a un sillón que estaba en el lugar para ponernos mas cómodos. Empezamos a besarnos y a enrollar nuestras lenguas con ímpetu. Pero lo que más quería era sus portentosos senos que, después de quitar violentamente la blusa, dispuse a chupar, manosear y hasta morderlos. Sus pezones estaban rígidos de la excitación. Mi verga parecía que iba a explotar, asi que ella llevó sus manos a mi pantalón y la sacó para comenzar a acariciarla en forma lenta y sutil. Yo por mi parte no paraba de sobar sus tetas y tocar su entrepierna.
Mmm carne joven como me gusta a mi dijo Sandra
Te gusta? .. bueno ahora me comeras toda esta carne
por supuesto que si, gritó ella y empujó sus dos manos contra mi pecho y metió mi pene en su boca casi completo. El goce era indescriptible, la chupaba como una experta, la saboreaba con fruición. Bajo su mano y aumento la presión. No pude aguantar mas y descargue una gran cantidad de leche en su boca, el pelo y en sus adorables pechos. Ella se encargó que no quedara ni una gota de semen en mi verga y la degustó con gran maestría.
Estaba exhausto pero el descanso duro poco tiempo, me tiro boca arriba y volvió a tomar mi pene y a chuparlo nuevamente al mismo tiempo que sentaba su culo contra mi cara, que a esa altura, tenia una sonrisa especial. Apenas unas pequeñas lamidas a su culo y los gemidos se escuchaban feroces aun sin dejar el trozo que estaba comiendo.
Ahora vas a saber lo que es bueno pendejo exclamó agitada. Alli se sentó encima y comenzó a cabalgarme con unas notables embestidas. Movía su culo con movimientos circulares, era la mejor cabalgata que me propinó una mujer en mi vida.
Sus tetas se movian a un ritmo salvaje y eso aumentaba mi excitación. Parecía estar gozando como una hembra en celo
Cuando se retiro de encima mio, Sandra se acostó en el sillon con las piernas abiertas y me suplico hasta con algunos insultos que le atrevesara mi verga en su húmeda conchita. No dude un solo instante a su súplica y despues de unos quince minutos de goce, estaba por volver a acabar.
_ mmm quiero terminar en tus tetas.. grite casi desmesurado
-si..mmm quiero sentir tu lechita en mis pechos bebe
Aprisionó mi pene junto a su montaña de tetas y comenzó a ordeñarme desesperadamente.
El deleite era grandioso. Me salió un tremendo ahhhhh de mi garganta y un torrente de leche que empaparon sus pechos y su cara que todavía tenía restos de mi primera corrida.
La termino de limpiar con su lengua golosa y luego me dio un tremendo beso de lengua. Antes de cambiarnos, con su boca con algunos rastros de semen me advirtió: -esta no va a ser la última vez pendejo. Y la verdad no fue la última...