En la oficina despues de hora

Cuantos de ustedes lo hacen?, bueno tal vez se les presente una sorpresa similar...

En la oficina después de hora

Como les conté en mi ultimo relato, esta historia paso en una oficina; en horas de después de trabajar. Vieron cuando en varias ocasiones, seguramente algunos de ustedes lo han hecho o lo hacen, se quedan después de hora de trabajo haciendo cosas, adelantando o completando trabajos o simplemente revisando mail o conectados a Internet.

Bueno, esto pasa con un chico que conozco obviamente en la red, a partir de ser uno de mis lectores.

Comenzamos charlando y escribiéndonos hasta que llego un momento que no podía con mi curiosidad y tuve que ir a verlo.

Para sorprenderlo aparecí en su oficina y justamente después de su hora de trabajo. Yo no lo sabía, pero de casualidad se había quedado un momento más.

Toco a su puerta y al abrir la puerta el ni se imaginaba quien era yo.

Tardo dos segundos en salir del asombro y reaccionar de que estaba ahí enfrente suyo.

La situación era rara; el no sabia que hacer y ni siquiera de que hablar.

Como yo ya he tenido un poco mas de experiencia en estos encuentro, comencé a charlar con el.

Yo mientras lo observaba y confirmaba todas las características que el me había dado a entender en todas nuestras charlas. El solo me observaba y trataba de no parecer nervioso.

Ricardo se fue relajando, y en un momento me ofreció un café. Claro que acepte y como note que se estaba poniendo cómodo se me ocurrió jugar un poco con el.

Fue a la cocina de la oficina; y como la mayoría conocerá son pequeña, con una mesita a veces, y un par de sillas, como en este caso.

Mientras me preguntaba a los gritos que como había viajado y otros temas sin importancia

él preparaba el café. Yo me acerco sutilmente por atrás y apoyando mis tetitas en su espalda le susurro en la nuca una frasecita con la voz de nena que el conocía de mí: te extrañaba y vine a verte!

El se quedo quieto sin reaccionar. Entonces yo pase mis manos por su cadera hacia delante para abrazarlo. Apoye mi cara en su espalda y solo espere a ver como reaccionaba.

Tardo como dos segundos en reaccionar, pero lo siguiente que hizo fue darse vuelta y cuando me miro, yo solo me aleje de él y lo deje paradito ahí.

No me siguió, solo se quedo terminando el café; pero esta vez él jugó conmigo.

Me llamo para hacerme una pregunta y cuando fui se acerco a mi cara y a mi boca; y yo pensé que me besaría y no fue así, me pregunto cuantas cucharadas de azúcar quería. Yo me empecé a reír y contestando tres, me di media vuelta y me retire.

Cuando estaba por salir de la cocina me sujeto del brazo arrastrándome hacia el y abrazándome fuerte, me miro a la cara y me dijo: yo también te extrañe!

Quedamos ahí cara a cara y no me iba a quedar atrás, así que, me acerque a su boca y le dije: te sorprendí? Movió la cabeza y dijo si.

Volví a preguntar, casi sobre su boca: estas cómodo?

Volvió a responder que si con la cabeza.

Entonces le dije: porque no me hablas?

Y el entonces me dijo: porque prefiero usar mi boca para otra cosa. Y me beso como nunca me habían besado.

Lo hizo suave pero intenso, con sus labios tibios y acolchonaditos como me gustan a mí.

De a poco fue soltándome y mis manos se escurrieron hacia la cintura de su pantalón.

Empecé a arrancar su camisa negra con rayitas de adentro de su pantalón, mientras el acariciaba suavemente mi espalda, como dejándome hacerle todo lo que alguna vez había prometido.

Lo fui llevando hacia la mesita y una vez ahí lo hice sentar sobre ella. Desprendí su pantalón y separe mi boca de la suya.

Comencé a recorrer con mis labios su cuello; él me saco la remera.

Yo seguí besándolo y acariciándolo con la lengua. Ahí sentado, abrí sus piernas y desprendí el botón de su Jean, empecé a bajárselo hasta dejárselo colgado en sus tobillos.

Ricardo estaba muy excitado y su cosito estaba duro y queriendo asomarse por su bóxer blanco. Se lo acaricie como tantas veces lo había prometido y el lo disfrutaba.

Con una mano en su pecho, lo induje a que se recostara en la mesa. Se saque el bóxer y me dispuse a disfrutar de su cosito con mi boca.

Lo acaricie mucho con mi lengua, desde su cabeza hasta sus huevitos.

Luego con una mano acariciaba sus huevitos y con la otra su cosito. Mi boca estaba ansiosa por tenerlo dentro y no aguante más

Lo tome con la mano y lo empecé a meter despacito en mi boca toda húmeda y calentita, lo apretaba con los labios y acariciaba con mi lengua.

Ricardo empezó a gemir y eso me empezó a poner mas que excitada. Yo estaba con mi cosita muy mojada pero el no lo sabia.

Disfrutamos ambos de las caricias mutuas y el de mi boca y mi lengua en su cosito. Después le toco a sus huevitos y hasta llegue a besar y acariciar su colita con mi lengua.

Chupando y mojando cada vez mas su cosito con mi boca no soporto más y se levanto para darme el placer que tanto había prometido.

Cambiamos los roles, el suavemente me cambio el lugar y apoyándome a la mesa abrió mis piernas. Su boca me comenzó a besar nuevamente, como el sabe hacerlo, y su mano empezó a bajar.

Se metió en mi ropa y llego hasta mi cosita, que estaba más que mojada.

Encontró lo que buscaba y empezó a acariciarme despacio, tan despacio que creaba más desesperación en mí.

Yo empecé a moverme como si sus dedos fueran su cosito; los dos estábamos más que excitados y me saque el pantalón.

El puso su cosito en mi cosita y lo metió de una sola vez, sentí que con esa clavada me sacaba el aire, pero me daba mas ganas todavía.

Tenía su cuello cerca y me acerque a su oído y susurre que quería mucho y fuerte.

El me dijo, mientras clavaba a mi cosita con su cosito; ya se como te gusta y te voy a dar mucho, mucho!

Empezamos a movernos juntos y cada vez mas rápido. Empezamos a gemir los dos, a sujetarnos para no separarnos, y Ricardo no dejaba de darme con fuerza y rápido.

Pero yo quería algo mas adentro así que lo corrí y lo lleve a que se sentara en la silla. Ahí yo me senté con toda la fuerza sobre su cosito. Sentí que llegaba más hondo y me daba mas placer.

Empecé a bajar y subir ayudada por el cuando bajaba me sujetaba de los hombros e empujaba hacia su cosito. Yo me sujetaba de su espalda dejando mis dedos marcados en ella.

Lo hicimos un rato largo, apoyados en todos lados, cambiando para que me diera más adentro y más rápido.

Hacia rato que no tenia un encuentro tan intenso y lo disfrutábamos ambos.

No soportamos más y le pedí que acabara en mí. El le fascino la idea y me lleno toda de su leche calentita en mi cosita, que estaba más que satisfecha.

Después de tantas vueltas ahí estábamos cumpliendo lo que ambos habíamos prometido tantas veces.

Nos vestimos, y terminamos charlando un rato más, sin café claro. Luego nos fuimos de la oficina y me acompaño hasta lo de mi amiga donde me estaba quedando. Prometimos seguir en contacto.

Bueno esto ha sido una fantasía que espero cumplir con vos Ricardo. Nos estamos encontrando en mi próximo relato mis lectores y espero sus comentarios.