En la oficina del señor Julio
El jefe de mi esposo me encuentra un día por los pasillos de la empresa y pasamos a su oficina....
Un día pasé por la empresa donde trabaja mi esposo a llevarle unos documentos que había olvidado en casa. Cuando iba de salida, su jefe, don Julio, me encontró en los pasillos:
-¡Caramba señorita Raquel, dichosos los ojos que la ven de nuevo. Tenía usted tiempo que no se dejaba ver por aquí....
-Hola señor Julio, pues sip.... Hoy porque le traje unos documentos a Fabián que dejó en casa.
-¡Ah okey! Y antes de irse, ¿por que no me acompaña a mi oficina y compartimos un capuchino?
-Ummm, bueno está bien.... ¡Un café me caería excelente!
Pasamos a su oficina y le pidió a su secretaria que nos llevase dos capuchinos. Al ratito nos los trajo y le exigió que no quería interrupciones ya que tendría una reunión importante conmigo sobre asuntos laborales; un oferta que iba a hacerme de trabajo en otra empresa del consorcio (excusa, excusa, hehe). Así, quedamos ambos en su despacho y me dijo:
-Raquel, desde que te cogí en la playa las ganas de tenerte de nuevo han sido bárbaras.... Sin embargo, no he querido importunarte ¡aunque me he aguantado no sabes cómo! Le hago el amor a mi esposa y pienso que eres tú quien está ahí, en mi lecho matrimonial ¡Ahorita mismo de sólo verte la tengo dura como piedra!
-Uyyy señor Julio.... Pues la verdad sí le digo que me ha extrañado que no me llamó o procuró más, pero supuse que sentía un poco de verguenza por su accionar.... Mas fui clara con usted de que gocé tanto ese día que estaba dispuesta a ser suya de nuevo.... Bueno, estaba no, ¡estoy!
-Sí, me lo dijiste y lo he requete-pensado. Pero ahora que estás aquí, que te veo y estoy que acabo de tan sólamente admirarte, olerte.... Quería pedirte que cuadrásemos irnos a mi apartamento en las afueras, ¡de ser posible ahora mismo! Te quiero hacer mía otra vez como en tu casa de playa....
-Mmmmm, señor Julio.... Hoy tengo una cita con mi marido a cenar apenas él salga de acá, pero se me ocurre calmarle la calentura que trae y que me produce enormes ganas también de entregarme a usted, y lo de la cita en su departamento pues ¡lo hacemos mañana!
-Si, sí por favor... No demoremos más, mañana, mañana ¿y qué tienes en mente ahorita ricura?
Como estaba segura de que no habrían interrupciones, me acerqué hasta él, lamí su cara con mucha sensualidad, le di unos besos muy hots, le quité su correa, desabroché el pantalón bajándoselo al mismo tiempo que su boxer y su deliciosa verga quedó expuesta para mi deleite:
-Guaoooo, su pene está palpitante, mojadito en su cabecita, mmmmm, ¡qué delicioso señor Julio!
Le di toquecitos con mi lengua, luego se lo relamí, cubrí de besitos tanto su miembro como sus testículos, éstos los chupé con suma delicadeza, uno primero, luego el otro.... El viejo estaba con la boca abierta, cerraba sus ojos y luego los abría para verme, suspiraba:
-Aaaahhh perra, qué divinidad como tratas mi verga.... Eres única, especial, hermosa.... ¡Sigue dándole placer a tu macho!
-Mmmmggg, mmmggg.... -Inicié mis mamadas degustando ese manjar que, rígido, sabía riquísimo.
Tragaba la verga de don Julio con avidez, con pasión, para mí mamar penes es algo sensacional y les hago saber a los hombres que me gustan sus trancas, su sabor, su olor así estén sudaditas, mmmm.... ¡qué placer siento con un guevo en mi boca! Chupé y chupé hasta que el jefazo de mi marido se descargó en mí, haciéndome degustar sus delicias que se desbordaban de sus más internos deseos por mis mamadas y por penetrarme.
-Ay señor Juio, su semen es bien sabroso, acabó bien rico.... ¡Me encanta el sabor de sus venidas!
-Uuufff Raquel, que gran mamada me has dado.... Lo haces con una entrega que se nota te gusta una verga, eh? Haha, ¡qué puta eres! Pero y tú, ¿no tienes ganas de sentir, digo, de acabar al menos una vez? Sé que te enciendes rapidito y quieres leña.
Pasando mi lengua por la comisura de mis labios que aún tenían algo de la leche del viejo, le zumbo una:
-Le diré que disfruto tanto mamando un pene, que es como si tuviese un orgasmo hacerlo y tragar esperma.... Pero de todas formas, en lo que llegue a mi casita para donde me voy rauda ya, haré que mi gran perro me dé una gran cogida que me calme estas ganas locas de llevar verga que usted me causó, ¡señor Julio!
-¿Q...Qué? ¡Un perro! ¿Cómo así mujer....? ¿Qué locuras dices?
-Pues tal como me oyó, un perrazo fortachón que posee un delicioso falo que me da un placer único, haha.... ¡Lo demás se lo dejo a su imaginación! Chaooo, ¡hasta mañanaaa!
La cara del señor Julio era una mezcla de sorpresa, incredulidad y estupeccación, haha. En ese momento me salió decirle eso así, sin ton ni son.... Ya luego le aclararía que fue un invento mío para provocarle morbo de una forma diferente, para mí era suficiente que el chico cerrajero supiera de mis actos sexuales con mi can, no quería que alguien más se enterase.... Ah, eso sí, al llegar a mi casa, pues corrí a desvestirme y gritar:
-¡Papi ven! -Y mi amante canino corrió hacia mí, pero esa es otra historia....