En la oficina (3)

Me desnudé, no sin antes estirarme y desentumecer mis músculos, me puse de rodillas en el suelo, mirando hacia la puerta y me dispuse a esperar, dándole caña a mi coño de cerda, tal y como me había dicho en su nota, volví a mirar el reloj y eran las 12:35.

Eran las 12h de la mañana cuando volví a mirar el reloj, solo habían pasado 20min desde la última vez que lo miré, estaba allí encogida, entumecida, necesitaba estirarme, pero no podía, el suelo estaba duro, me dolía el culo, realmente empecé a pasarlo mal, necesitaba salir de allí, me empezaba a desesperar, mi Amo me notó inquieta porque no dejaba de cambiar de postura, sin encontrar una mas cómoda, bajó una mano buscando mi cabeza, la guió hasta sus piernas e hizo que me apoyara en uno de sus muslos y estuvo un rato acariciándome y tranquilizándome, hasta que notó que me relajé y dejé de moverme.

Pasado un rato, me volvió a pasar otra notita que decía: Tengo que salir a llevar un coche a un taller, volveré en un rato, mis compañeros también van a salir, quiero que en cuanto te quedes sola, te dirijas al baño de los hombres, te metas en el último, que está de esquina, te encierres, te desnudes y te pongas de rodillas, mientras me esperas quiero que le des caña a ese coño de cerda que tienes. Daré 3 golpes seguidos para que sepas que soy yo.

No solo me iba a dejar sola, sino que también quería que saliera de allí abajo donde aún a pesar de ser incomodo, me sentía segura, no me lo podía creer, empecé a rezar para no cruzarme con nadie.

Pasados 5min se levantó y se fue, no sin antes regalarme un par de caricias para calmarme, poco a poco las personas que allí quedaban, fueron saliendo de la oficina, una vez dejé de oír murmullo de gente, asomé mi cabeza para cerciorarme de que no quedaba nadie y así era.

Salí a toda prisa y abrochándome los botones de la blusa me dirigí al baño, sabía donde estaban, porque la noche anterior me había descrito a la perfección la distribución de la oficina, así que no tuve que perder tiempo en buscarlos, llegué, entré y me encerré donde me había dicho.

Al ser una esquina, el baño era mas amplio, estaba limpio, cosa que me sorprendió, al ser el baño de los hombres, pero supuse que la limpiadora acababa de pasar por allí, porque al entrar vi el carro de las limpiadoras en el pasillo, por suerte olía bien, ya que tendría que estar dentro un buen rato y sería mas desagradable si oliese mal.

Me desnudé, no sin antes estirarme y desentumecer mis músculos, me puse de rodillas en el suelo, mirando hacia la puerta y me dispuse a esperar, dándole caña a mi coño de cerda, tal y como me había dicho en su nota, volví a mirar el reloj y eran las 12:35.

Estaba impaciente porque llegara, la paciencia no era una de mis virtudes, y allí sola en un lugar desconocido para mí, me sentía desprotegida, sin embargo era donde tenía que estar, ya que era lo mi Dueño quería, de repente me sobresalté al oír la puerta, un sentimiento de alegría comenzó a recorrerme, pero fue algo efímero, cuando escuché una voz desconocida, iba hablando por teléfono, volví a oír la puerta abrirse y un saludo, esa si era la voz de mi Amo, por suerte el otro hombre ya iba saliendo y mi Amo se dirigió a la puerta donde yo estaba y dio 3 golpes, me acerque arrodillada y abrí la puerta, mi Amo entró enseguida cerrando la puerta tras de sí.

Se agachó, me besó y yo me abracé a sus piernas, tranquilizando así los nervios y la tensión que había pasado, Él se rió y me volvió a besar

  • Que te pasa, perrita? tenías ganas de que llegara?

  • Ohhh! si, Señor, empezaba a impacientarme, me sentía desprotegida sin Usted aquí sola

  • Bueno, ya estoy aquí, perrita, ya puedes quedarte tranquila

Y volvió a besarme nuevamente, agarrándome por los hombros y tirando para que me levantara, una vez que estuve de pie y sin dejar de besarme me apoyó contra la pared, estaba fría y un gemido salió de mi boca para perderse en la suya.

Con una de sus piernas abrió las mías y comprobó como de mojada estaba, metiendo dos de sus dedos en mi coño de guarra, haciendo que se me escapara otro gemido que volvió a ahogarse en su boca, luego pellizcó mi clítoris y una sensación electrizante me recorrió, estaba toda mojada y caliente, me agarró del pelo y me dobló por la cintura.

  • Pon tus manos en la taza, cerda y abre las piernas

  • Si, Señor - dije con la voz entrecortada

Una vez en posición y aprovechando que no había nadie en el baño, me dio dos buenos azotes y luego siguió masturbándome hasta que notó como me temblaban las piernas y mis rodillas se doblaban hasta casi dejarme caer.

  • Señor, estoy a punto de correrme, por favor pare o deje que me corra, se lo suplico

  • Nada de correrse, puerca, date la vuelta ahora mismo y ponte a cuatro patas a mi lado, pegando tu lomo a mi pierna, perra

Se sacó la poya de los pantalones y se puso a orinar, cuando terminó, me agarró del pelo para que me incorporara y me quedase de rodillas.

  • Vamos putita, saca tu lengua de cerda glotona y límpiamela

Así lo hice, pasé mi lengua por la punta de su poya, limpiándosela, una vez limpia, y con su mano aún en mi pelo, apretó su cabeza, haciendo que me atragantara una vez más con su poya, mantuvo ahí mi cabeza y con la otra mano que tenía libre, aprisionó mi nariz, dejándome sin respirar.

Oí una risotada de mi Amo y por fin me soltó, cogí aire ansiosamente, pero no me dio mucho tiempo, porque volvió a hacerme lo mismo, lo hizo varias veces y cada vez que me soltaba oía una risita, parecía que se estaba divirtiendo haciéndome aquello y eso me alegró, aún a pesar de quedarme sin aire y a pesar de las arcadas que me venían.

Cuando se cansó, se retiró un poco, se quitó el cinturón y me amarró las manos a la espalda con él, volvió a colocarse delante mía, yo llevaba dos coletas y agarrando los extremos, cada uno con una de sus manos, con un giro de muñeca, liándoselas en la mano, agarrándolas así firmemente, comenzó a follarme la boca sin compasión.

Primero tirando de mis dos colas y moviendo mi cabeza, con bastante fuerza, mi cuello y mi garganta comenzaron a sufrir las consecuencias tras un rato.

Después dejó quietas sus manos y aún agarrándome por las coletas, empezó a moverse él, esta vez con mas fuerza que antes, ya que ahora no tenía que luchar con la resistencia de mi cuello, ya que era Él quien se movía, yo tenía mi boca totalmente abierta, con la lengua fuera y su poya entraba una y otra vez, sin parar, fuerte, provocándome mas arcadas, haciendo que se me saltaran las lagrimas y se me llenara toda la boca de saliva.

Por un momento deseé que parara, deseé que se corriera ya, mi garganta sufría sus embestidas y casi no podía respirar, pareció leer mi mente porque paró, soltando mis coletas y sacando su poya de mi boca, se inclinó y bajó la tapa del inodoro.

  • Siéntate en el suelo, apoya tu cabeza en el inodoro, abre la boca y saca tu lengua de zorra

  • Si, Señor - dije obedeciéndole y colocándome tal y como me había dicho

Abrió sus piernas, colocándose encima mía y agarrando su poya hacia abajo, volvió a meterla nuevamente en mi boca, una vez y otra, con movimientos lentos y profundos, mientras yo sufría una arcada tras otra y mis lagrimas empezaban a brotar.

Cuando se cansó de ir lento, apoyó sus dos manos en la pared, obligándome a estirar más mi cabeza hacia atrás, aprisioné su poya con mis labios para que no se saliera y volvió a follarme la boca con fuerza y rápidamente, hasta que su poya empezó a hincharse y en esa misma posición, con una mano apoyado en la pared y con la otra en su poya, a escasos milímetros de mi boca, se pajeó con ganas hasta llenarme la boca con su leche, dejando los últimos chorros para llenar mi cara.

Yo seguí con mi boca abierta hasta que me dio permiso para tragármela y luego la volvió a acercar a mi boca para que se la limpiara.

Se colocó los pantalones y yo me vestí, mirando el reloj, las 13:10, ya quedaba poco para que terminara su jornada de trabajo y mi jornada de comepoyas