En la noche

Ella gemía de placer mientras sus vecinos y yo escuchábamos.

En la noche

Miré por la ventana de mi habitación, que da al patio comunal del edificio donde vivo. Agudicé el oído... efectivamente eran gemidos. Por un momento, mi imaginación voló hacia la posibilidad que la dueña de esos alaridos, fuera víctima de agresión. Me levanté con la intención de llamar a la policía, pero a medida que me acercaba al teléfono volví a oír los lamentos, las súplicas... hasta que caí. Gritos de corrida. Esa mujer no se contenía a la hora de expresar sus sensaciones y yo estaba mirando por la ventana, a las tres de la mañana, con el corazón desbocado y presa de un cabreo descomunal .- ¡Joder, con la tía!- ¡Si parece que la están matando! .

La sesión auditiva xxx duró alrededor de una hora. Y cerré por fin los ojos, para volver a abrirlos, comenzaba otra vez . - ¡No me lo puedo creer! -¡Esto no se hace!. ..bueno si se hace, pero no dando de merecer a las menos afortunadas, o sea, a mí. Me convencí que podría dormir, cambié de postura unas diez veces, llegué a contar los gemidos de esa maniaca. Tranquilízate, relájate... gemido, grito, grito, grito, gemido - ¡Qué suerte la mía! ¡Pues no me estoy poniendo caliente? . Me gusta dormir desnuda, mi mano izquierda se mueve hacia mi clítoris, la derecha hacia mis pechos. Ahora escucho con mucha más atención, procuro acompasar mi satisfacción con los gemidos de ella. Estoy muy, muy caliente. Jamás pensé que fuera tan erótico esta situación. Cierro los ojos, me dejo llevar... ella cada vez más desesperada, se le dispara la lengua - ¡Siii, sigue, sigue, dándome, encúlame bien, siiii, no pares, hasta la empuñadura! Mi clítoris está a punto de reventar, lo aprieto, lo pellizco, lo tomo entre mis dedos con movimientos circulares, mi otra mano hace tiempo que ha dejado de jugar con mis pechos, me penetro, un dedo, luego dos... tres, cada vez más profundo, estoy toda húmeda. Sigo oyéndola, le queda poco, acelero, quiero correrme con ella... para ella, quiero que me oiga. ¡Ya no puedo más! Llego muy profundo, levanto un poco las caderas, siento la presión dentro de mí, mi cabeza está llena de una exquisita tensión... ahora era yo la que gemía sin contemplaciones, hasta que me vine... gritando y retorciéndome. No me importaron mis vecinos, sólo ella. Quería saber quién era, nunca antes mis masturbaciones habían sido tan intensas, nunca antes mis fluidos habían tenido caída libre, como un manantial... ¿cómo averiguar la identidad de mi fabulosa y anónima compañera de anoche?.

Varios días después, me encontré con la vecina reina de los chismes, Doña Pilar, una mujer cuya única ilusión es saber las andanzas y desventuras de los propios y ajenos. Intento escaparme hacia el ascensor, pero me intercepta con un directo - ¡Qué escándalo, Srta. Martín, que escándalo! -¿Oyó usted las obscenidades de la noche pasada? ¿Adónde iremos a parar? Mi marido tuvo que tomarse su pastilla del corazón, ¡pobre, mi Felipe! (¿Pobre Felipe?... seguro que le entró tal subida de leche, que el desgraciado no le quedó otra opción que asegurarse el corazón. Teniéndola a usted, ¡vieja bruja!, no tuvo oportunidad ninguna de descargarse )... -¿... quiere saber quién era esa zorra que...? (¡Sí quiero!) ...-Señora Pilar yo. .. -...pues según dicen es la vecina nueva. (¿Vecina nueva?) -...hace un mes que se mudó. Toda una lagarta, según los demás... (¿Qué vecina, dónde vive, por qué no me he enterado? ¡Mierda!) -... figúrese, toda la noche, un escándalo...- ¡Señora, por favor! Lo siento, pero debo irme. -Claro, claro, vaya...¿Sabe que la del 3º D está de nuevo emba... No la dejé que siguiera, me introduje en el ascensor, apreté y apreté el botón para cerrar las puertas, mientras aquella mujer seguía bla, bla, bla, (¡Cállate, bruja!, ¡Qué dolor de cabeza!).

Accidentalmente descubrí la identidad de mi nueva vecina. El puñetero ascensor volvía a quedar muerto, otra vez. El cartel colgado en su puerta así lo certificaba. Estaba cansada, muerta de hambre y... -¡Hola ! (Esa voz..) - ¿Vuelve a estar estropeado? Me doy la vuelta, (¡No tengo ninguna posibilidad! ¡Qué mujer! Alta, con unas piernas tan largas, como un día sin pan. Su pelo es una cascada oscura de brea ondulante, hasta caer a la altura de su cintura perfecta. Y esos ojos enormes, color avellana, adornados con suaves vetas doradas. Su cuerpo es un placer para mi vista. Recorro sus curvas, conduciendo mi mirada hasta llegar al destino ideal. Sus pechos, llenos, firmes... acabo de descubrir que mis manos no me quieren obedecer, buscan tocarlos. Debe pensar que estoy de la azotea. Con los ojos desorbitados, la boca abierta y mis manos buscando su tesoro. (¡Hay de mí...!) - No nos conocemos, ¿verdad?. Me llamo Ángela, aunque mis amistades me llaman Angi (...Ángela, si tu supieras)... - ¿No me dices tu nombre?- ¿Eh? ¡Ah, me llamo Federica, mucho gusto!. Por fortuna, me controlo a duras penas. -Yo me he mudado hace apenas un mes. Antes vivía en Teror, pero ahora con mi nuevo trabajo, pensé que era mejor vivir en Maspalomas. – Claro, claro, yo... tengo que subir a mi piso, – Perdona que te haya entretenido.- ¡No! Bueno...- ¿Quieres subir y tomamos un café?. - ¿A tu apartamento?. – Sí, si te apetece. Me estaba invitando a su apartamento, mi boca estaba otra vez abierta, solamente pude asentir como una burra.

Su apartamento estaba orientado hacia el lado sur del edificio. Se notaba que le quedaba mucho por hacer. Había cajas sin desembalar en un rincón del salón. Me dirijo hacia un sillón cargado de libros y revistas de informática. Estoy despejando el sillón - ¿No he tardado, verdad? Deja, voy a quitarte esos libros para que estemos cómodas. (Nunca voy a sentirme cómoda a tu lado. Mi cuerpo hace rato que suspira por ti, se humedece por ti). Estoy sentada en un extremo, aprieto mis rodillas, dentro de poco empezaré a boquear y ella, sentada a mi lado habla - ¿Sabes que ya estoy en boca de las cotillas, Federica?. Pego un brinco, la taza de café tiembla en mis manos. – La verdad, no me importa lo que esos desgraciados y envidiosos digan de mí. – Federica, me gustaría hablar contigo. (¡Ay!) -¿De qué? . – De lo que todos hablan. Esa noche estaba con un amigo, un buen amigo, dotado con una poya que... en fin, lo que quiero decir es que lo estábamos pasando bestial. Si recuerdas, esa noche hacía calor y abrí todas las ventanas. El caso es que, mientras estábamos follando y a punto de correrme, escuché como alguien más se lo hacía. Esa persona llegó a hacerme perder la cabeza, Federica.. (¡Coño! )... – Sentía que de alguna manera lo hacía conmigo. ¿Me oíste, Federica? . El café a punto estuvo de salir como una corrida de la taza. – Yo... eh,... pues... ¡sí !. - ¿Y que sentiste?, ¿Te molestó? . (Sentí calor en todo mi coño, sentí que me arrancabas el mejor orgasmo que he tenido, sola y acompañada )...- Yo....- ¿Por qué estás nerviosa, Federica?. Dejé la taza del dichoso café en una mesa atestada de cosas. Me situé hacia ella, la miré a los ojos... ¡Lo sabía, ay, lo sabía! ¿Cómo ?. – Federica, no sólo han hablado de mí, preciosa. Tú no venías en la portada, pero sí en las páginas centrales. Estaba ansiosa por conocerte, pero no supe que eras tú hasta que empezaste a devorarme con tu mirada ...Se levanta del sillón y se dirige a la ventana, yo no sé que hacer. Jamás he estado en una situación tan caliente con una mujer. Me observa, unos escalofríos recorren mi cuerpo. Parece que ha decidido, su mirada atrapa la mía.- Quítate la ropa, me dice. Dejo de respirar. – Quiero verte desnuda, preciosa... ¡Venga!. La ropa vuela. Sus ojos no dejan de recorrer mi cuerpo.- Date la vuelta, nena. Esos es. Acércate a mí ..- Ángela, ya está bien.... Se acerca a mí, me coge la cara con sus manos y sus labios arremeten contra los míos. Me obliga a abrir mi boca. ¡Que bueno!, sus manos agarran mis pechos, los soba con ansias. Pasa a mis pezones, están duros y sedientos, tira de ellos, los pellizca. Mis manos ya no me hacen caso, llegan a su camiseta, se la quito de un tirón, detrás su sujetador. Los toco, no los puedo abarcar con mis manos. Seguimos besándonos, devorándonos. Mi clítoris ya está a punto de reventar, ella me vuelve loca. Me dirijo a su coñito, mis dedos acarician sus labios de arriba abajo, cada vez introduciéndome un poco más, más. Ella también está a punto. Caemos al suelo, nuestros cuerpos se acoplan, ella está debajo de mí. Mi boca desciende de sus labios con desesperación. Me como un pezón, luego el otro, muerdo sus tetas. Me sitúo entre sus largas piernas (¿cómo imaginar que follar con una mujer fuera tan ...HUMM), froto mi coñito con el suyo. Necesito más. Quiero devorarlo. Lamer sus fluidos, beberlos. Mi cabeza se hunde entre sus piernas. Estoy a punto de ahogarme. Ella ha agarrado mi cabeza, mientras levanta sus caderas. Se está corriendo... SII, SII, HUM, HUMMM, SIIII, PENÉTRAME CON TUS DEDOS, NENA. Mi dedo índice se introduce de un tirón en su vagina. Grita de gusto. Lo muevo rápidamente sin pausa, ahora le meto tres hasta el fondo, los muevo en su interior. Sigo chupando, lamiendo, mordiendo su clítoris. Mi cabeza ruge de excitación. Sus caderas se mueven circularmente, está completamente descontrolada. Acelero mis embestidas, con mi lengua, con mis dientes y dedos. Angi está gritando, me bebo su orgasmo, está delicioso.

Llega la calma, mis manos la acarician lentamente. Mi lengua lame su boca.

  • Ahora te toca a ti, Federica. Vas a saber como se folla a una mujer.

Nos dirigimos a su cama. Caímos abrazadas. Se monta encima de mí, agarra mis manos y las lleva hacia el cabecero de la cama .- Ya verás, mujer, ya verás... Mis ojos no se apartan de su cara. Muerde mi boca, hasta hacerme daño. Se adueña de mis pezones con pequeñas torturas. – ¡Quédate quieta, tesoro! Ahora mismo vuelvo . (Como si pudiera moverme...) Vuelve a aparecer. Mis ojos se horrorizan. (Le ha crecido una polla, ¡y que polla!). Trae consigo también unas esposas. (¿Dónde me he metido?) Me habla - ¿Tienes miedo, Federica? No te preocupes, te correrás tanto que suplicarás que no pare. Mis dudas siguen en mi cabeza, pero la dejo hacer. Estoy atada, a su merced y creo que eso la excita mucho.

Se hace dueña de mi cuerpo, de mis pensamientos, incluso de mis sueños futuros. Su lengua lame todo mi cuerpo, sin dejar ningún lugar por explorar. Sube y baja por él, como una serpiente, ondulándose, restregando sus tetas, marcándome con sus fluidos. Ya no sé el número de veces que ha asaltado mis pechos, mi clítoris. La siento en todo mi cuerpo. – Te gusta, ¿verdad?, quiero volver a oír tus gemidos, cielo. Sé que te ofreciste aquella noche a mí. Ahora te follaré como llevo soñando desde entonces. Abre mis piernas con la suyas, su poya apunta hacia mi interior, clavándose a medida que se tumba en mí. Sus caderas terminan con el trabajo, penetrándome de un solo movimiento... UMMMMMH, SIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, que gusto. ¡Sabe montar bien la cabrona! Mueve sus caderas haciendo pequeños círculos, obligándome a gritar. Sus dientes atrapa mi labio inferior, muerde y succiona. ¡No puedo más! Quiero liberarme, necesito tocarla, apretar su culo entre mis manos. Pero ella tiene otra idea. Arremete más fuerte, apoyando sus manos en mis tetas se introduce más y más hasta que mi cuerpo estalla, se convulsiona, corriéndose más de una vez, sin pausa. (¡Madre!).

  • ¿Te ha gustado, mujer?. Acaba de quitarme las esposas y da pequeños besos en mis muñecas doloridas.- ¡Dímelo! . Hace tiempo que no me oigo. Creo que he perdido el habla. La miro a los ojos, le acaricio sus labios. Solo puedo llegar a decirle. - UHUM.

Cierro suavemente la puerta de su apartamento. Estoy feliz, pero destrozada. Nunca he realizado tanto esfuerzo. Soy alérgica a las actividades físicas deportivas. ¡Por favor, si me canso solo de imaginarlo! Pero esta mujer, precisamente esta mujer, se gana la vida en un gimnasio, como profesora de aeróbic.

El ascensor sigue muerto - ¡Srta. Martín! creo que debería saber que... (¡Ay¡ la bruja )....- yo les he dicho que usted es una joven respetuosa y buena chi. ..(¡A tomar por culo, vieja )....- Doña Pilar, gracias por salvaguardar mi buena reputación ante las malas lenguas, pero llega tarde. Mientras la nueva vecina me follaba como loca me contaba que nuestros nombres corrían en boca de todos. Que gracioso, ¿no cree?.

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pal197209@hotmail.com