En la mansión de la hermafrodita

Una pareja de amigas que se reencuentra, y una hermafrodita millonaria que llega para satisfacer los deseos de sus amigas. La secuela no secuela de Infiltrada cómo puta.

Me desperté como otro día cualquiera a las seis de la mañana. Para dormir llevaba una camiseta y mi ropa interior. Me quité la camiseta y me fui al espejo. Dejé salir mis alas. Mientras me observaba frente al espejo recibí una llamada.

–¿Quién es?

–Soy yo, Eli. Sabía que te habrías despertado, me he permitido unas vacaciones. Me gustaría hacer algo en vacaciones contigo.

–¿Como que?

Volví al aseo y seguí con mis cosas mientras hablaba en manos libres.

–No lo sé, salir de compras, irnos a una piscina. Cualquier cosa, ligar si te apetece. Podemos hacer muchas cosas. De todas formas estoy en el aeropuerto, te llamaba para que me recogieras.

–Nena, iba a salir a correr. Mi cuerpo lo necesita, y mis alas la verdad, es que también necesitan salir.

–Tus alas necesitan la luz del sol, no me seas cascarrabias y ven a recogerme.

–Acabo de despertarme, Eli. Solo llevo las bragas puestas, ¿puedes esperarte?

–De acuerdo, Laura.

Eliana es una amiga del ejército, es una larga historia. Un ejército de no humanos que se encarga de asuntos secretos. Aparte de mi hermanastra, Eli es una de las pocas amigas que tengo allí. Muy buenas amigas. Me peiné. Después me vestí, y decidí demorar el desayuno para cuando estuviera con mi amiga. No me hacía especial gracia que me trastocaran mi horario, yo quería salir a correr y luego desayunar. Sin embargo haré un esfuerzo por mi mejor amiga. Cogí mi coche y partí hacia el aeropuerto. Tardé como media hora en llegar.

Eliana me esperaba fuera del aeropuerto con dos maletas grandes, llevaba un pantalón corto y una blusa. Me saludó y vino corriendo hacia mi coche. Salí de mi vehículo y  nos saludamos.

–Podrías haber avisado de que venías.

–Me gusta dar sorpresas. Por cierto Laura, no te recuerdo tan guapa. El aumento de pechos que te hiciste te ha sentado bien.

–Gracias…

–¿Nos vamos a tu casa, Laura?

–Si, de momento si. Luego ya veremos a dónde vamos.

Abrí el maletero, y ayudé a Eliana a meter las maletas en el coche. Se subió y partimos del aeropuerto. Con su comentario sobre mis pechos me acordé que no vestía el sujetador, he salido tal cual voy.

–Y dime. ¿Qué tienes pensado hacer?

–Iba a preguntarte si podría quedarme en tu casa. Podría pagarme un hotel, pero los más cercanos a ti son caros, y tú me comentaste hace semanas que tenías una habitación libre.

–Claro, puedes quedarte. Siempre que limpies lo que ensucies.

–Gracias. Venía con la intención de proponerte algo, pero no sé si esperar a que desayunes.

–Habla, creo que no me va a gustar.

–Me gustaría tener sexo, no encontrar pareja. Salir, divertirme y follar. Sin embargo no quisiera ir sola.

–¿Quieres que me vaya contigo también para…?

–Si quieres. Hay un...lugar de ocio para no humanos que quería visitar.

–¿Sabes que yo no he tenido sexo desde…?

–Si, pero es hora de que lo superes o que no tengas sexo y solo me hagas compañía.

–¿Eso es lo que quieres hacer?

–No he tenido sexo desde el mismo momento, ambas nos liberamos de la esclavitud infantil. Ambas hemos sufrido traumas, y ambas debemos dejar atrás esos traumas.

–De acuerdo, iré pero no prometo nada. ¿Lo entiendes?

Puse música durante el resto del viaje para amenizar el regreso. Al sentir el aire frío, mis pezones se pusieron duros como rocas. Subí la ventana y recé porque Eliana no se percatara de que no llevaba sujetador. Durante el viaje no dijo nada pero me miró varias veces.

–Se que tienes ganas de decirlo

–No llevas sujetador, Laura. Te ves guapa.

–Tu quieres tener sexo conmigo,–ella se rió pero no negó nada. –¿Has venido por mi?

–¿Quieres la verdad? Me atraes sexualmente, y mucho, pero no he venido por ti, no creo que haya posibilidad alguna. Sin embargo siempre he tenido una fantasía contigo.

Me tomé varios minutos para reflexionar sobre sus palabras. Mientras asimilaba su confesión llegamos a mi pueblo y decidí dejar la conversación para el desayuno.

–Hablamos luego

Aparqué y le ayudé a sacar las maletas. No sabía cómo reaccionar a sus palabras, me halaga que me encuentre atractiva pero éramos muy buenas amigas. Quizás no estaba bien tener ese tipo de fantasias conmigo. Entramos en la casa, y yo volví a ponerme el pijama. Eliana me esperó abajo.

–¡Sube, Eli! Con las maletas.

En unos pocos minutos Eliana estaba arriba con sus maletas. Solo tenía una cama.

–Vamos a tener que compartir la cama. Aunque no se si fiarme mucho de ti, con eso de que tienes fantasias conmigo.

–Tranquila, soy inofensiva.

–¿Pero qué fantasías tendrías conmigo?

–¿Seguro que quieres saberlo?–asentí–Quiero tener un trio contigo, con una hermafrodita con la que ya me hablo. He quedado hoy con ella, me gustaría que vinieras conmigo.

–Pero sabes que yo no puedo tener sexo.

–¿Seguro que no puedes?

Me agarró de los hombros y me empujó hacia la pared. Me obligó a tener las manos hacia atrás, y acercó su rostro lentamente al mío. Me dió un beso, yo me solté y atraje hacia mí a Eliana. Eliana continuó besándome, nuestras lenguas jugaban. Una mano suya de forma muy traviesa bajó hacia mi entrepierna. Dejé que ella hiciera lo que quería. Gemí levemente en su boca mientras ella continuaba masturbándome. Lo cierto es que me estaba gustando y quería más. Entonces se apartó de mis labios.

–La Laura guarrilla está ahí, solo hay que sacarla.

–Como pares ahora te mato, estoy cachonda.

Mi comentario la hizo sonreír, y continuó con lo que estaba haciendo. Me quité la camiseta, y ella aprovechó para tocar uno de mis pechos. Pasó de mi boca a mi cuello.

–Tendríamos que estar desayunando

–Yo ya tengo mi desayuno.

–¿Cuánto tiempo llevas deseándome?

–¿Cuánto tiempo llevas deseando que alguien te de placer?

–Mucho tiempo, pero llevo más deseando sentir un miembro en mi interior.–reconocí con mucha vergüenza–A ser posible una hermafrodita.

Su teléfono sonó mientras me besaba el cuello. Dejó de hacerlo y atendió la llamada. Con su mano libre me masturbaba.

–Ah sí eres tú, aquí estoy con la chica que te dije. Ajá, vale. Quiere hablar contigo.–me pasó el móvil

–¿Así que eres tú Laura Stram?

–Si..ah..si, perdón. Soy yo.

–Eliana me ha hablado mucho de ti, estoy deseando verte. ¿Entonces quedamos?

–De acuerdo, pero no prometo nada.

–Si, tranquila, se lo de tu amiga y tú. No haremos nada que no queráis. A las once estoy allí.

–A las diez–dije muy sonrojada, la chica rió

–Tus órdenes son deseos para mi, allí estaré a las diez.

Suspiré de alivio cuando colgó. Eliana sonrió y me siguió besando. La noté más excitada tras nuestra conversación.

–Ya estoy deseando ver cómo le comes toda su polla. Ella es como nosotras así que no tienes que contener tu fuerza.

–Vayamos a desayunar

Aparté a Eliana y me fui asi tal cual a la cocina a prepararnos el desayuno.

–¿Quieres zumo o leche?

–Lo que a ti más te apetezca.

Me encogí de hombros y continúe preparando el desayuno. Le serví tostadas a Eliana, y yo también me hice las mías. Estuvimos en silencio durante todo el desayuno, aunque Eliana me miraba las tetas de vez en cuando. Yo no quise taparme.

–¿Tú no estás cachonda?–preguntó Eliana

–Si, pero quiero reservarme para cuando nuestra amiga llegue. Aunque puedes hacerte unos deditos a costa de mis dos amigos.

–Si me hago unos deditos será a costa de todo tu cuerpo, me encantas, Laura.–su comentario me hizo sonrojar.

–Pero lejos de la mesa. Una no se masturba donde come.

Tras terminarse el desayuno se levantó, y se apoyó en la encimera. Se bajó el pantalón y dejó ver sus bragas de encaje, venía sexy para la ocasión. Eliana sonrió coqueta. Metió un par de dedos y comenzó a masturbarse.

–¿Te importa si te acompaño?

Ella se encogió de hombros así que me limité a quedarme solo con las bragas, y me apoyé donde ella se había apoyado. Comencé a masturbarme con ella. Mientras ambas nos hacíamos deditos, nos besamos. Ambas gemiamos levemente mientras nos masturbabamos.

–Quiero tener sexo contigo, Laura, y con la hermafrodita.

–Tengo un consolador en mi habitación.

–Prefiero esperar.

–¿Entonces puedo salir a correr?

–Por favor quédate, y no corras por un día. Quiero verte desnuda por tu casa, quiero verte las tetas.

–¿Y esa fijación que tienes con mis pechos?

–Me gustan, nadie diría que están operados. No lo parecen.

Viendo la atracción y el gusto que sentía con mis pechos decidí taparlos con un sujetador y aprovecharme de Eliana. Cuando me vió con toda la ropa interior puesta, puso morritos.

–Yo quería verlos sueltos.

–Con el tamaño que tienen, necesito un sujetador si no quiero hacerme daño.

–No somos humanas, sabes que eso no es un problema. Quítate el sujetador.

–Esto no funciona así, si quieres que me quite el sujetador tienes que hacer algo a cambio.

–¿El que?–preguntó sin pensarlo dos veces.

–Mmm...tendrás que ir por la vida con falda y sin bragas, eso fuera del cuartel. Si haces eso, yo no usaré mi sujetador.

–Acepto–dijo en inmediatamente me entregó sus bragas, no me esperaba que aceptase pero un trato era un trato.

Tiré sus bragas a la basura, pero Eliana solo pensaba en qué hacer con mis pechos.

–Ves, Laura. El arte no hay que esconderlo, hay que mostrarlo a todo el mundo.

–La hermafrodita debería estar al llegar.

–Vendrá en una media hora.

El resto del tiempo estuve haciendo nada, mientras dejaba que ella viera mis pechos. La ponían muy cachonda, pero no hicimos nada por la hermafrodita. Finalmente tocaron el timbre y así tal cual iba abrí las puertas, y sonrió de oreja a oreja al verme.

–Así da gusto conocer gente.

–Ya sois dos, pasa.

Me entregó su chaqueta y la colgué en la percha. La hermafrodita apenas acababa de llegar y ya la tenía dura.

–¿A que sus pechos son perfectos?–preguntó Eliana a la hermafrodita

–Si, tienes toda la razón. Todavía no me he presentado, soy María. Encantada de conocerte.

–Y yo Laura. ¿De que conoces a Eliana?

–Amistad.

–Yo pensaba todo este tiempo que Eli era asexual hasta que se presentó en mi casa con la idea de follar.

–Deberias haberla visto de fiesta, es muy bollera pero tiene una fijación con las tetas que no es ni medio normal.–Eliana  estaba quitándole el sujetador a María, y esta dejándose.

–Pues es una pena que sea una chica cis, y no sea hermafrodita, así podría aprovecharse mejor de nuestras tetas.

–Yo me dejo manosear por ella, le gusta usar una teta como antiestresante.

María se quitó la camiseta, y ella comenzó a jugar con nuestros pechos. Nosotras nos dejamos tocar.

–Hablamé de ti, María.–dije mientras dejamos a Eliana satisfacer sus fetiches con los pechos.

–Fui entrenada como esclava sexual, hasta que escapé y aprendí a ser persona. Actualmente soy scort, o lo era, un viejito sin hijos me puso en su testamento y me sobra el dinero. Y tú pareces militar, por ese cuerpazo tan trabajado que tienes.

–Soy maestra en artes marciales, y si, he trabajado duro para tener este cuerpos. Además como puedes ver me gustan tatuajes, y alguno también me lo hice yo.–la hermafrodita me estaba gustando mucho.

–Me molas mucho, Laura, eres una mujer.

–Pues es mutuo, María.

–¿Por qué no entramos en materia de una vez?

Bajé mis bragas, que es lo único que aún llevaba puesto y las dejé en el suelo. María se levantó y se desnudó entera también. Se lanzó a mis brazos y comenzamos a besarnos con deseo. Eliana se quedó a un lado observando. María encajó su polla en mi vagina, que entró sin problemas gracias a que estaba cachonda.

–Aún no, quiero chupartela.–le dije

–Tranquila, tengo aguante para todo el día.

Comenzó a follarme, mientras yo me abracé a ella y gemí de puro placer. Su polla entraba y salía de mi, y del gusto mis alas salieron erectas. Las suyas también, aunque eran negras pero no tuve mayor problema. Ella también gemía lo que me ponía estaban el uno contra el otro, lo que seguro que Eliana estaba disfrutando.

–Correte María, hazme llegar al orgasmo.

Tras más de cinco minutos de tener su polla entrando y saliendo de mi, por fin se corrió y en ese momento llegué al orgasmo. Sonreí encantada y suspiré. Eliana que durante todo este tiempo se había estado masturbando, se corrió poco después.

–Ha sido la mejor follada en mucho tiempo.

–Querías chuparme la polla, ¿es posible que estés emputecida por una hermafrodita?

–Lo estuve, durante medio año. Le chupé la polla a una hermafrodita muy poderosa y me convertí en una zorra. Emilia y otra más me usaron hasta que eventualmente volví a ser yo misma.

–¿El control mental hermafrodita no hizo efecto permanente en ti?

–No, pero siento un éxtasis...–volví a ponerme cachonda solo de pensarlo–Es una sensación mágica, es como una droga pero sin efectos negativos.

–Pues estás de suerte, porque con esos tatuajes me pareces un bellezón de lo más exótico. Tengo unas ganas de correrme en todos ellos…

–Y yo de que lo hagas, por supuesto.

–¿Y yo que?–dijo Eliana de brazos cruzados.

–Una amiga mía necesita una esclava sexual durante un periodo de un mes, después de ese tiempo queda en tus manos qué hacer con tu vida.–salió de mi, y alcanzó su teléfono.–Mira que tetas tiene.

–Ohh dios, dame tu teléfono voy a llamarla.

Me sorprendió lo rápido que se olvidó de mí, y llamó a esa hermafrodita. Me sentí perpleja, pero también me vino un repentino miedo que ella estuviera bajo la influencia hermafrodita. Sin embargo descarté esa idea, no perdió el control al ver a María desnuda. Simplemente tenía cosas guardadas que desde luego no conocía de ella.

–Bueno, me voy a ir ya con mi nueva ama. Esa hermafrodita a jurado que en el acuerdo de esclavitud, sus pechos son míos, y puedo hacer lo que me apetezca así que…

–Adios…

–Ella quería tener sexo lésbico conmigo, pero una hermafrodita es mucho mejor que cualquier otra cosa en el mundo.

–Antes dijiste que fuiste emputecida por una hermafrodita, ¿cómo fue eso?

–Me encontraba en una misión para cazar a una hermafrodita, y le transmití el deseo a nuestro objetivo, de un aumento de pecho. Se la chupé, atraparon a las culpables y yo quedé emputecida.

–Podrías venirte a mi mansión, tengo piscina.

Ambas estábamos acostadas en el mismo sillón, con las piernas cruzadas.

–Ahhh que me vaya a tu mansión.–me puse de rodillas en el suelo, y María se sentó derecha–Quieres usarme como una mujer objeto, ¿cómo se decía? ¿mujer jarrón? Pasearé desnuda, o semi desnuda por tu mansión, por supuesto, y te seré tu chica objeto delante de tus amigas hermafroditas.

–¿Qué tienes pensando?–se le puso dura otra vez.

–Seré tu objeto del que presumir delante de amigas y amigos, todos tus invitados me verán. Querrán follarme por todos mis agujeros, hacerme suya, ohh pero yo seré mujer de una sola polla.–cogí su polla con mi mano y la lamí bien, se la había lavado

–La mía.–la metí en mi boca

–Sus caras serán para enmarcar en una foto, a veces me haré la tonta, pero a la hora de la verdad, solo seré tuya. Ese es mi condición para ir contigo.

–Ahora mismo si quieres podrías pedirme toda mi fortuna y te la daría, es chupar una polla y te pones como una perra dominante.

–Entonces supongo que no tendré otra que mudarme a tu casa con piscina. –dije besando su polla

–Me cago en la puta luna, solo chupamela por favor.

Reí y comencé la mamada. Melissa y Emilia me estuvieron entrenando para chupar pollas, querían hacer de mi una puta. Así que cuando tocó la mamada, yo sabía dónde besar y dónde lamer. María gemía y pedía que siguiera con aquello. Este momento me encantó, yo me encontraba chupando su polla y no deseaba dejar de hacerlo, su falo sabía muy bien, pero a su vez yo tenía a María a mí merced. Ni se atrevía a coger mi cabeza y follarmela, solamente se acostó en el sillón y se dejó hacer. Estuve como cinco minutos mamando su polla hasta que finalmente anunció su eyaculación. Todo su semen fue directo a mi boca y luego me lo tragué.

–Te vendrás ahora mismito conmigo a la mansión. Le daré tus llaves a una mayordoma que empacará tus cosas y las traerá. Irás desnuda, te encantaría saber el poder que tienen los hechizos de una antigua sacerdotisa.

–¿Cómo que desnuda?

–Follaremos en la limusina, y en la mansión tendremos una cita y follaremos.

Ambas nos levantamos, puso una mano en mi hombro. Noté cosquilleos en esa zona, y cuando me quitó la mano, en mi hombro había una especie de runa.

–Ahora todos te verán vestida, más específicamente de colegiala tetona. De todas formas vamos a estar en la limusina la mayor parte del tiempo.

Ya conocía la capacidad mágica de las sacerdotisas hermafroditas así que confíe en ella. Lo que aún me sorprendía era el tamaño de su riqueza, es posible que sea sincera y que su fortuna venga de un cliente generoso pero estoy segura de que también se ha vuelto inversora. Una scort hermafrodita y multimillonaria, curioso. Además es jodidamente atractiva, y no parece la típica hermafrodita estúpida. Salí con ella fuera de casa, y en efecto, nadie reaccionó a mi.

–El chófer si no está haciéndose una paja, debe estar mirando el periódico.

–Me has gustado y he confiado en ti, más te vale no robarme algún órgano.

–Eres una mujer fuerte y luchadora, no me atrevería a hacerte nada. Y con esos ojos violeta, creo que se cual es tu familia.

–Bien, solo dejemos claro, que si me haces algo mi entorno lo sabrá de una forma u otra.

–Y yo debo aclarar que soy una caeliana de alas negras, tengo alas pero igual son de las que tú consideras peligrosas. Sin embargo no debes temer, no tengo conexión con tu parte familiar peligrosa.

–Y te da igual follarte a alguien de sangre peligrosa.

–No veo a tu abuela tirana en ti, si ese es tu miedo. Tranquila, para mí eres una mujer de lo más atractiva y de la que me siento orgullosa de poder follar.

Las puertas se abrieron al acercarnos y yo entré primero.

–¿Por dónde quieres hacerlo?–preguntó la hermafrodita desnudándose al entrar.

–Esta vez por el culo, pero te advierto. No habrá más sexo anal si no lames tu propia corrida, que luego soy yo la que chorrea semen.–dije eso porque sentía que era mi deber establecer una jerarquía de poder con la hermafrodita, pueden llegar a darse muchas libertades si no se hace.

–Como tu digas.–aceptó sin rechistar.

–Bueno, ¿a qué esperas?

–Espera. –en su limusina tenía un aceite lubricante que convenientemente tenía guardado.

Una vez que tenía el ano lubricado, entró como si nada dentro de mi ano. A pesar de la actitud de María durante el rato que nos conocíamos, cuando le abrí mi culo pareció cambiar. Estaba como ausente mientras su polla avasallaba mi culo y me partía en dos. Mientras yo gemía y pedía más, escuché una bofetada. Mis pechos botaban con el ritmo de la enculada.

–Perdón, a las hermafroditas el culo nos hace perder la conciencia. No se que nos pasa, pero simplemente nos concentramos en corrernos. Me entrenaron para autocontrolarme.

–Ohhhh ohhh diosa mía, jooooder.

–Antes de llegar a mi mansión, debo aclarar nuestro acuerdo. Cuando tenga visitas, tú serás una esposa objeto, te presumiré, te follaré pero no te compartiré. Sin embargo serás solo eso, una zorra sumisa. Luego, en confianza volverás a ser esa perra dominante.

Qué estuviera diciendo esas cosas, mientras su polla asediaba mi culo era trampa, porque aparte de gemir y decir palabras cortas, no podía decir otra cosa. Además que con la follada que me estaba pegando, y que tuve ya un orgasmo, pues no iba a decir otra cosa que un si.

–Vale

–Me correría ya, pero como hermafrodita, cuando tengo el control sobre mi misma, puedo aguantar hasta media hora enculando sin parar.

Cogió en sus dos manos, como pudo, mis pechos y siguió penetrando, para evitar que siguieran botando. La puta hermafrodita no mentía, debía estar ya más de diez minutos dándole a mi culo sin parar.

–Pa-pa-para–dije intentando no gemir

–¿Me corro ya?–asentí

Siguió penetrando mi culo unos cuantos minutos ya, pero fin sentí su semen en mi interior. Tuve como tres orgasmos en toda la follada que me había pegado.

–Diecisiete minutos y porque has querido parar.

–Ahora ya sabes lo que toca.

Ella se arrodilló y sin rechistar, metió su lengua en mi ano y se dispuso a ello. Yo jadeaba y recuperaba el aliento, nunca había tenido sexo de forma tan seguida. Desde luego, nadie me había durado tanto. Cuando terminó me acosté en el sillón de la limusina.

–Te lo dije, Laura, no soy una fanfarrona y ahora porque no te sientas en mi polla.

–Ya hemos follado como has dicho.

–Pero quiero que te sientes en mi pene, para tenerlo calentito.

–Vete un poquito a la mierda.–dije riéndome–Sobre Eliana, ¿está en buena manos?

–Verás, llevaba unos días con una obsesión con las tetas, y me lo hizo saber en varias ocasiones. Da la casualidad, de que la he asignado con una sacerdotisa eclipse  la cual estaba especializada en curar el control mental. Follarán y si ve algo lo sacará de ella. En realidad el control mental es tan curioso que no puedes saber que nuestra atracción sexual que sentimos no la haya propiciado yo es parecido a lo que hace las sacerdotisas sangrilunares.

–Las sacerdotisas eclipse lo que hacéis es usar vuestra polla para ello, aunque también podéis aprender a controlar mentes. Sin embargo esta magia de control mental se nota en la cabeza, es más bruta y es como si...estuvieran metiendo su mano en la mente de los demás. Claro, que las sangrilunares son más sutiles y su influencia no se hace notar.

La hermafrodita se colocó detrás mía, e intentó levantarme para que pudiera meter su polla en mi culo, otra vez.

–Voy a ser clara, si empiezo a cabalgar esa polla otra vez, no te meterás en ninguno de mis agujeros. Te provocaré, y te dejaré con las ganas durante todo el día y toda la noche.–me senté en su polla y la metí en mi culo

–Solo quiero que te sientes ahí, y seas mi funda.

–Pero es que es una chorrada, ¿para que tener dentro una polla que no me voy a follar?

–¿Para que llevar un dildo dentro de ti que no vas a usar?

–¿Quién te ha contado esa historia?

–Es posible que un pajarillo cercano a ti me haya contado esa historia.

–Puta ciega bollera.–era la única que se me ocurría que pudiera contar eso.

–Esa demonio es de lo más zorrona que he conocido nunca, he de decir que disfruté follando con ella. Era increíble, me lamió donde nadie sabe lamerme.–en su coño que para algo era hermafrodita –Alcánzame el teléfono, tengo fotos y vídeos suyos. Se dejó grabar y fotografiar por mi.

Le di el teléfono, y ella lo desbloqueó para mí. Fui directa a la galería y en efecto, Emilia estaba en ellas. Puse el vídeo. María le pedía permiso para grabar. El video era regular, se notaba que María no sabía grabar con cámaras pero se veía la carne que era lo importante.

–Ya estamos llegando, si quieres puedes darte una ducha y luego entrar en la piscina.

Miré por la ventana, la mansión estaba aislada del mundo exterior. Lo que era bueno porque así podía liberar mis alas, y más concretamente mi verdadero yo.

–Resulta que soy una genio de las finanzas, y logré cuadruplicar mi fortuna. Ahora tengo un verdadero imperio económico, suelo tener reuniones en persona  a menudo con mis socios. Siempre aumentando mi fortuna.

La limusina se detuvo, y el chófer abrió nuestra puerta. Su rostro era ilegible, si me veía desnuda o no, eso no lo podía saber. Nos abrieron la puerta y entramos. Era tan enorme y lujosa como se veía desde fuera.

–¿Ves ese mueble con la copia de una estatua griega? Allí me lo hice con la violinista invidente, allí con la embajadora de la reina Tinuviel. Tinuviel y su mujer vinieron de visita y me las follé en la cama. Eso de ser una hermafrodita que no intente dominar a sus amantes atrae a las chicas y les excita muchísimo. No tienen que estar estresadas, claro que todo queda en secreto.

–Me voy a la ducha, y luego probaré esa piscina tuya.

Entré en la ducha y me di una ducha rápida, y quitando el olor a semen que echaba mi cuerpo. Una vez salí me tapé con una toalla, y me puse unas sandalias que había en un pequeño mueble.

–Si quieres puedes ponerte un bikini, Laura.

–No hace falta.

Bajé de las escaleras hacia la piscina, y una vez allí, dejé caer la toalla. El agua estaba bien cuidada, y a buena temperatura. Hacía tiempo que no disfrutaba de un buen baño en una piscina, con el estrés de ocultar mis alas no podía simplemente gozar.  Entonces liberé mis alas, que quedaron empapadas y me sumergí por completo. Cuando saqué mi cabeza del agua, María también quería meterse.

–No voy a ser la única que se de un buen baño.–se desnudó y se lanzó al agua

–Tengamos la cita en la piscina, luego continuamos fuera de ella. Háblame de ti.

–Me gustaba tatuar cómo estás viendo, pero también sé tocar la guitarra. Acostumbro a vivir sola y me gustaría ser madre.

–¿Madre?

–Si, el problema es encontrar a la persona apropiada.

–Yo tengo la herramienta para darte un hijo.

–Sabía que ibas a decir eso.–reí, pero lo que yo percibí como una coña, ella lo veía como una invitación a entrar dentro de mí otra vez–Eres distinta, María, a las demás hermafroditas, pero sigues siendo una de ellas al fin y al cabo. Solo conozco a una que controle al máximo sus emociones y tenía una mansión como la tuya.

–Ahh si, conozco a Camille. Es una de las pocas a hermafroditas importantes que se han quedado en este mundo.

–¿Y tú no eres importante?

–No, yo hago todo lo posible por mantener un perfil bajo, y cubrir mis espaldas. No me interesa el poder en sí.

–¿Me estás diciendo que no eres ambiciosa?

–En mi experiencia la ambición puede llevarte al desastre, así que prefiero no jugar a tener poder. Claro, que siempre viene quién me pide un préstamo, pero nada más. Solo me dedico a mis negocios.

–Me cuesta creer que no seas ambiciosa.

–Pues créeme, yo ya te he dicho que no quiero hacerme un nombre.

–Pero si quieres follar.

–Pero bajo tus propias normas.–ya, por eso está deseando que vuelva a abrir mis piernas–Mi atractivo hermafrodita se basa en ser una chica normal que no es proesclavista o dominante.

–Pues estás deseando que me dejé follar otra vez.

–Me entrenaron como esclava sexual, es normal que desee satisfacer mis deseos carnales y por lo tanto los de los demás. Sin embargo aunque no lo veas estoy haciendo un esfuerzo por cambiar mi naturaleza hermafrodita, y ser normal.

–Ser normal es muy ambiguo. ¿A qué te refieres con normal?

–Por ejemplo, el comportamiento común de una hermafrodita es muy similar al de un hombre salido que solo quiere meterla. Supongo que te refieres a ser más femenina, y persona humana que tiene sexo cuando hay que tenerlo. Sin embargo hay personas más viciosas y menos viciosas. Cómo hermafrodita siempre serás una viciosa con unos impulsos irrefrenables.

–A no ser que me someta a una castración mágica, cosa que no me apetece. La castración mágica nos vuelve más dóciles y obedientes, cambia nuestra forma de ser. Conozco a una hermafrodita que se vió obligada a castrarse mágicamente, y estuvo siendo una mujer apagada y sumisa hasta que su novia la curó de ese estado y volvió a ser la misma.

–Eso sí que no lo sabía.–salí de la piscina y me acosté en una de las tumbonas–También sabía que el semen de una hermafrodita, basta como alimento, lo cual es muy curioso.

–En la teoría es cierto, en la práctica las hermafroditas lo usan como método de sumisión e humillación para con sus víctimas. Mi ama separaba muy bien las posiciones, entre las que chupaban su polla y a las que tenía que chuparselas.

–Vaya mierda de clero, ¿no?

–Durante mucho tiempo ser sacerdotisa eclipse era una puta broma, solo se dedicaban a follar y violar. Mi ama era de alta posición, era poderosa, pero tampoco demasiado. La suma sacerdotisa era una hija de puta de cuidado, la cual hacía llorar a mi ama, tenía una polla algo pequeña y era muy violenta. La hubiera compadecido y hubiera tratado de consolarla de no ser porque esa estúpida perra  pagaba su dolor conmigo.

–¿Y como te viste en la esclavitud?

–Las hermafroditas solían tener problemas a la hora de reclutar esclavas para sus necesidades personales, así que comenzaron a criar y procrear con esclavas.

–Nunca me han contado nada de ello.

–Por qué no es glamuroso hablar de ello, pero criaban esclavas y arrancaban de las manos de sus madres a los bebés cuando éstos eran mayores. Aunque debe ser mejor que lo tuyo.

–Lo mío fue horrible, y por favor no saques el tema. En mi opinión, las hermafroditas son como son, y cómo han nacido. Yo me limito a respetar a las buenas y alejarme de las malas o dominantes.  No obstante, me da la impresión de que con todas hay que establecer unas jerarquías.

–Conmigo no es necesario, me adapto a tus necesidades. Si eres ninfómana, me adaptaré a ello, si eres una viciosilla pues también, y si quieres probar la sumisión también.

–¿Entonces descarto las jerarquías?

–Tú asegúrate de saber lo que quieres, y tener claro que respetaré tus gustos.

–Aun así, quisiera que nuestro acuerdo de...juego, siguiera adelante.

–Por mi, bien.–salió de la piscina y se sentó en otra tumbona a mi lado.–¿Qué hacemos ahora?

–Te la chuparé y me pondré a tono. Tu polla es lo que hace que mi personalidad cambie por completo y se vuelva más confiada.