En la mansión de la hermafrodita 2

Continuación del relato con el mismo nombre, y continuación de Chupasangre Esclava. En este Laura, y la hermafrodita ponen en práctica sus habilidades de seducción con una sacerdotisa. Después irá a casa de su querida Esmeralda, a ver cómo le va.

María invitó a una embajadora renacida de Enandrar, nuestro mundo de origen, la cual era una sacerdotisa sangrelunar, unas verdaderas zorras sin polla. Esta aceptó, aunque su única idea era torturarla sexualmente, usando mi cuerpo contra ella. Al final de la velada, o la tendría en su cama o la tendría suplicando por algo de satisfacción sexual.  Lo mejor de todo es que la idea fue mía, se me ocurrió tras hacerle una mamada de rodillas. A esa sacerdotisa le quedaban como unos diez minutos para llegar y yo ya estaba vestida. Llevaba un bikini, María me dijo que en vez de no llevar nada, a veces era más atractivo llevar algo debajo y  elegí ropa de baño, una blusa que me venía justa por encima, y unas chanclas. La hermafrodita llegó con un collar, era como de perro, despejé mi pelo y ella me lo puso.

–¿Una chupada de la suerte antes de que la sangrelunar llegue?

Me arrodillé y lamí un par de veces su miembro para que me hiciera efecto su poder. Cuando lo hizo, lo saqué de mi boca y exhalé un gemido. Después de eso, me ajusté un poco las tetas y poco después ella llegó. Me fui al sillón y fingí estar usando mi teléfono. Mientras se marcaban mis tetas con la blusa de tamaño pequeño.  María saludó e invitó a entrar a la mujer, lo que no sabía si había previsto es si era lesbiana, o hetero, con suerte era bisexual.

–¿Quién es ella?–preguntó la mujer con interés

–Una dama de orejas puntiagudas y alada, es la hija de un noble dekramtiano. Muy rebelde ella está aquí conmigo.

–Me llamo Enariel, encantada.–dijo la sacerdotisa ofreciendo su mano con una sonrisa, yo se la estreché–Debo decir, mi señora, que eres una belleza.–que suerte la nuestra que le gusto

–Ohh gracias, Enariel. Tu también lo eres, pero puedes llamarme...Lurya.

–Enariel se sentó, y María también.

–Lurya, ¿por qué no traes unas bebidas para las invitadas?

Mi respuesta fue refunfuñar pero levantarme e ir a la cocina. María azotó mi culo en el camino.

Saqué dos copas, y las llené con un buen whisky. Se las llevé a las dos, y me senté acurrucandome a María.

–¿Tu no te has llenado una copa?–preguntó la sacerdotisa

–Maria dice que la única copa que quiere que beba es la que tiene entre sus piernas.–besé a María y metí una mano en su paquete.

–Ahh, así que tú ama te alimenta con su semen.

–Lurya me hace quedar mal, yo no la obligo a nada. Dime, Enariel, ¿tienes algún amante o alguna pareja?

–Nada serio, ser sacerdotisa no me lo permite.–yo seguí masturbando a María

–Lurya, ¿por qué no te quitas el vestido? Seguro que así tu chica disfruta más.

–Y tú también, por lo que veo. ¿Qué preferencias tienes, Enariel?

Me quité el vestido y seguí con la paja. La hermafrodita empujó mi cabeza hacia su miembro, y seguí con una mamada. Era evidente que la sacerdotisa estaba cachonda, lo único que necesitábamos era que María se la llevase a su cama.

–Puedo decir que no discrimino a nadie, ni rechazo nada.

–¿Habías conocido a una chica como la mía?–preguntó María mientras me acariciaba el pelo.

–La tuya es única, es…¿puedes quitarle la parte superior del bikini?

Yo seguí con mis manos apoyadas en sus muslos, mientras que María desabrochaba mi sujetador y se lo lanzaba a la invitada. Se puso a manosear mi pecho mientras yo seguía, aquello me puso más cachonda.

–Me corro.

Dejé que se corriera en mi boca, quería saborear su semen hermafrodita. Le enseñé mi boca con la corrida a Enariel, y luego me tragué el semen.

–¿Te ha gustado el espectáculo?–pregunté coqueta

–Parecía una peli porno.

–Llévate a mi chica, parece que la necesitas. Ya hablaremos de cómo me lo agradecerás.

Enariel me cogió de la mano, y me llevó casi a rastras hacia la piscina. Se quitó la ropa, y vi que ella también vino por la piscina. Ella tenía unos pechos bonitos, eran normales a decir verdad algo pequeños, pero su figura era muy sensual. Me estaba provocando ella también.

–Sois unas hijas de puta de cuidado, me habéis invitado para seducirme y follarme. Me gusta, no soportaría estar todo el dichoso día hablando de teología.

–Vaya sacerdotisa estás hecha.

–La diosa habla del amor, y el respeto, de cómo hay que cuidar lo que nos rodea. No es necesario estás hablando de religión todo el tiempo para ser una buena sacerdotisa, y además pienso poner en práctica el amor.–cogió mis manos y me besó.

En vez de decir algo, cuando me separé de sus labios, volví a besarla. Enariel bajó sus manos a mi culo, y me quitó lo que tapaba mi sexo, el agua le facilitó la tarea.

–Por la diosa, eres irresistible, Lurya. Cómo me encantaría tener un lienzo de tu cuerpo desnudo.

–Puedo pintar un lienzo, o en ti si lo prefieres.–me separé de sus brazos, pero no de sus manos.

–Puedes empezar por mi coño, estoy deseando que des sexo oral como a tu ama.

–No es mi ama.

Enariel se sentó en el borde de la piscina y se abrió  de piernas. Bajó la parte baja del bikini, y mostró una vagina sin depilar, pero con el vello recortado. Yo acudí a su llamada, y metí mi lengua ahí. Enariel gimió al cielo cuando comencé. Me aseguré de que Enariel recibía el mejor cunnilingus de su vida, que para algo era una mujer como ella. Así estuve varios minutos comienzo su coño hasta que tuvo un orgasmo y como se corría ella. Miré a la sacerdotisa y sonreí.

–Como se nota que te gusta dar sexo oral, joder, bendita sea la diosa por maravilloso regalo.–se volvió a meter en la piscina–Hablamé de tu dueña.

–No es mi dueña, somos amantes. No se demasiado de ella, solo sé que nunca pensé que conocería a una chica tan...atractiva. Me pone mucho esa hermafrodita.

–O sea que no es nada romántico.

–No, es sexual.

–La verdad es que os veo, y siento que sois como uña y carne.

–¿Por qué crees que es mi dueña?–ya me lo había dicho dos veces y necesitaba saberlo

–Suelen ser las dinámicas naturales entre hermafroditas y no hermafroditas. Uno o una acaba dominando a la otra, así les hizo la diosa.

–¿Y qué hay de vosotras las sacerdotisas de la luna?

–No hay nada con nosotras, lo hay con la gente sangrilunar. Ellos y ellas no sienten la necesidad de dominar a la otra persona, poseen una sexualidad algo abierta, como tú, Laura.

–Era difícil mantener secreta mi identidad, pero yo no soy una sangrilunar.–miró a María y asintió no muy convencida.

–Dile a tu "ama" que se una a nosotras.

Me levanté y llamé la atención de María que estaba leyendo un libro.

–La sacerdotisa quiere que te unas a nosotras.

María sonrió y salió conmigo. Se desnudó y nos miró a las dos.

–Antes de que me folles quiero que te folles a tu zorra. Quiero verla a cuatro patas y quiero oír sus gemidos.

Miré a María y accedí a sus peticiones. Me puse a cuatro patas y dejé que entrase en mi. María entró en mi vagina, gemí cuando lo hizo. Comenzó un vaivén que lento y placentero. Apoyé las manos en el suelo y dejé que ella hiciera su trabajo. Sin embargo cuando empezaba a pasarlo bien, María nos detuvo.

–Estaba haciendo un control de calidad, ya puedes irte, Lurya. Y eso es lo que hace una sangrilunar desbocada, pelirroja.–le saqué el dedo antes de irme

Me encogí de hombros y me largué de allí. Me fui a la ducha, mientras tanto estas dos estarían fornicando. Me decepcionó no formar parte del sexo, pero bueno, se supone que todo esto lo hacíamos por María. Me lavé el pelo, y me toqué un poco en la ducha. Sin embargo se me había ocurrido una idea y no iba a ser yo sola la que disfrutase todo el día. Dejé mis dedos fuera de mi entrepierna, y me preparé para salir. Una vez vestida fui hacia la piscina.

–Me voy con una amiga, no sé cuándo volveré.

–Eres libre de ir a donde quieras, puedes coger mi coche, y me gustaría tener fotos de lo que vayas a hacer.

Cogí sus llaves y dejé la mansión. Es evidente que desde cazamos a esa esclavista hermafrodita, cambié, yo creo que para bien, aunque tuve que pasar por el emputecimiento de Emilia. Aunque todo se detuvo cuando en realidad, Esmeralda dominó y sometió a Emilia.  Yo hubiera estado curada si ella no hubiera sido una sangrilunar promiscua, y me hubiera influenciado con sus poderes. Normalmente soy inmune a los poderes de la luna, pero al ser víctima de una hermafrodita, era una presa fácil. No odio a Emilia, pero últimamente hago lo posible por evitarla. Quién sabe si habría vuelto a la normalidad, o no de no haber sido por Emilia y la otra. La otra mujer, no era sangrilunar así que creo que habría estado mejor con ella sola. Ya es tarde para lamentarse.

Saqué el teléfono y llamé a Esmeralda. Cuando me cogió, lo puse en manos libres.

–¿Cómo te van las cosas, mi gorrioncito?

–Estoy con una hermafrodita, María se llama, tranquila, esta es de las decentes.

–Si tú lo dices.

–Iba a ir a tu casa, ¿puedo ir?

–Hoy me he quedado sola, Eiji se ha llevado a nuestra perrita, y no sabía si llamarte a ti o a Eliana.

–Luego seguimos hablando.

Cuando llegué, aparqué y toqué a su puerta. Antes de que abriera la puerta, me di cuenta de que se me había olvidado el sujetador por completo. Me encogí de hombros, y esperé a Esmeralda. Ella me recibió con sólo unas bragas.

–Así estoy más cómoda, pasa.

Hice lo propio y me quité la camiseta y el pantalón. Los dejé en el suelo.

–¿Cómo te va la vida de actriz porno?

–Nos va muy bien, hace unas semanas compramos equipo nuevo. Compramos también una mansión como la de mi madre, están terminando las obras.

–¿Tenéis una mansión? ¿Tanto ganáis?

–Se te olvida que mi suegro Leonardo le dio a su hijo toda su fortuna antes de desaparecer. En una semana deberíamos podernos mudar allí. Pero cambiemos de tema, ¿qué hacéis esa hermafrodita y tú?

–Ella respeta como es una en el sexo, e hicimos una especie de trato. Yo sería su mujer florero, su sumisa, durante las visitas. Luego, pues nos lo montamos como siempre. Creo que aún sigo teniendo algunas secuelas del emputecimiento, pero nada grave.

–Mientras te cuides todo bien, pero si notas algo raro avísame.

–Tranquila, todo va normal, de momento.

–¿Quieres ver el último capítulo que grabamos?

–¿Qué ocurría? Me quedé por cuando hijo del inframundo es capturado, y tú lo follabas.

–En este, él y yo negociamos.

Encendió la consola, y desde ahí puso ese vídeo. Duraba una media hora. Comenzaba con dos chicas que hacían de esclavas, que debían ser Emilia y la perrita de la pareja. Emilia no llegaba a mostrar su rostro en pantalla, y además ella estaba en su verdadera y demoníaca forma. Ambas desnudas, y a lo pies de Esmeralda, que las sujetaba con cadenas. Cuando Eiji entró en el salón del trono, ambas comenzaron a besar las manos de Esmeralda, su ama.

–Así que ahora quieres negociar conmigo.

–Tengo la mitad de lo que quería, tu semilla, solo necesito que me cuentes donde se encuentra la princesa.–se acarició el vientre

–No será barato, Reina Sangrienta.–Eiji se acercó al trono

–Eres insolente, y bárbaro, debería llamar a mis guardias.–se detuvo frente a ella

–Pero necesitas encontrar a la princesa.

Esmeralda echó a las esclavas, y se quedó a solas  con él. Él se bajó el pantalón harapiento, y dejó a la vista su miembro. Esmeralda, fingiendo poner una mala cara, desnudó su torso. Su polla se puso dura rápidamente, y Esmeralda se puso boca a la obra.

–¿No está mal obligar a alguien a hacer esas cosas?

–La Reina Sangrienta, esclavizó a las dos chicas a la fuerza, y mató a sus padres. Esa humillación es una suerte de justicia poética.

Seguí viendo cómo Esmeralda le hacía aquella mamada a Eiji, hasta que esté agarró la cabeza de la Reina y folló su boca hasta que se corrió. Allí acaba el vídeo.  Esmeralda me miró buscando su aprobación.

–Curiosamente me gusta, el rollo vampírico te va mucho, Esmeralda.–bueno ella era parte de una raza de chupasangres, con colmillos letales–A día de hoy me sigue sorprendiendo este cambio en tu vida.

–Lo que empezó como algo morboso me acabó gustando. Tenía muchas ideas, y la vida me ha recompensado bien. Por cierto quería hacerte una proposición.–se volteó hacia mi

–¿Quieres que aparezca en uno de tus vídeos?

–Exacto, pero con tus condiciones.

Acaricié mi pecho mientras pensaba. Cuando observé el cuerpo de Esmeralda, se me ocurrió una idea excitante.

–No saldrá barato, Esmeralda.–Esmeralda arqueó una ceja y sonrió

–¿Estás citando mi guión?–me encogí de hombros

Se lanzó hacia mí y me besó. Esmeralda me rodeó con sus brazos. Nuestros pechos se rozaban y yo me estaba poniendo cachonda. Cómo sabía que Esmeralda no se atrevería a quitarme las bragas, le quité las suyas y me detuvimos nuestros besos.

–Mi… María quiere algo con lo que pueda tocarse.

–¿Tu ama quiere un vídeo?

–No es mi ama, pero si, quiere un video.

–Pues le haremos un video personal a tu señora.

Se levantó un momento y fue a por su cámara. Dejó caer su ropa interior al suelo. Puso su cámara en un trípode frente a nosotras y seguimos con lo nuestro. Volvimos a besarnos, sus labios eran jodidamente adictivos. Besaba a Esmeralda, y solo podía desear más de sus labios. Mientras la besaba se me ocurría lo que podía pasar después, yo sé que ella podría actuar de sumisa conmigo pero deseaba  que fuera al revés. Llevé sus manos de mi cuello a mis bragas y ella me las quitó con cuidado.

–Sientate, Esmeralda. Voy a hacerte disfrutar.

Ella lo hizo espectante, y yo me recogí el pelo. Abrí sus piernas y comencé a comerle el coño.

–Ohh dioss, eso no me lo esperaba.

Como lo hizo la sacerdotisa, Esmeralda también gemía para mí. Eso es lo que me gustaba de dar placer, saber que yo era la que tenía el poder. Intercambié los dedos, mi lengua y mi boca para sacarle el máximo placer a Esmeralda. Mientras yo estaba allí de rodillas. Comencé a pensar que igual me gustaba la sumisión y por eso me estaba comportando así. Daba igual que María no lo viera así, yo quería que me dieran órdenes.

Esmeralda empujó mi cabeza más a su entrepierna, mientras se retorcía de placer. Al terminar hizo un squirt que no me esperaba de Esmeralda. Sonreí, me levanté y la besé.

–Ha sido impresionante, Laura. Apaga la cámara y ponla mirando hacía mí, detrás del sillón. Voy a traer mi arnés.

Hice lo que me ordenó. Ella dejó la sala, durante un momento mientras yo ponía la cámara en sus sitio. Ella vino con el arnés puesto, y me coloqué mirando hacia la cámara con mi culo mirando hacia la televisión. Abrí mis glúteos y dejé a Esmeralda entrar dentro de mi. Me aferré al sillón y gemí. Ella agarró mi pelo y me obligó a mirar hacia la cámara.

–Ohhh si, ohh dios.–Esmeralda me azotó en el culo.

Había escogido un arnés de buen tamaño, no era pequeño precisamente. Sentía mi culo lleno por su "polla". Esmeralda comenzó a mover su cadera con rapidez. Nunca había tenido a Esmeralda sodomizandome con un arnés de plástico, pero si algo podía sacar en claro es que esta no sería la última vez que lo haríamos juntas las dos. Continuó así por un buen rato, tuve hasta tres orgasmos cuando decidió parar. Entonces me derrumbé sobre el sillón mientras ella apagaba la cámara.

–Por la puta diosa, me has dejado satisfecha.

–Me ha gustado sodomizarte, pero te juro que la próxima vez será algo más amable.

–¿Qué hacemos ahora? Hacer cositas tras las cámaras? También podríamos grabar la parte del guión del vídeo porno que tenía preparada.

–No sé si puedo salir así tal cual.

–Puedo cambiar tu aspecto, tengo maquillaje, pelucas, y demás cosas.

–¿Alguna vez has pensado en hacer un contrato con alguna empresa?

–Nah, me gusta tener la libertad empresarial que tenemos Eiji, Nuria y yo. A la gente le gusta nuestro rollo, mezclar fantasía "bien hecha" y porno. De vez en cuando algunos amigos y amigas se unen a nuestro rollo. Solo necesitamos los escenarios apropiados.

–Me alegro por vosotros, Esmeralda. ¿Qué dicen los políticos renacidos?

–No lo se, nunca les cojo una llamada. Tampoco a mi señor, Fenrir.

–¿Sabes? Te iba a decir que no, pero no estaba tan segura yo de esa decisión, si me hacéis parecer otra persona quizás me lo piense.

–Podemos ensayar mientras, Laura.–me sonrió con picardía.