En la isla desierta con mi amigo hetero 1

Andrés, un joven gay, y Roberto, un apuesto hetero, son dos amigos que toman un vuelo hacia lo que serían unas paradisíacas vacaciones, pero éstas se ven frustradas cuando, debido a un accidente, quedan varados en una isla desierta, solo ellos dos. (No hay sexo en este capítulo, es introductorio).

Nota: Como he dicho en el resumen, no hay sexo en este primer capítulo. Tengo pensado que el morbo vaya escalando poco a poco. Por ahora es la presentación de los personajes y su situación. Espero os mole mucho. Decidme en los comentarios qué opináis y si queréis que continúe esta serie.

ANDRÉS

Día 1.

Querido diario:

Me llamo Andrés -aunque eso lo sabes ya… o lo sé, no sé bien cómo referirme a ti, nunca había escrito en un diario, pero va, que Beto me lo regaló y me hace ilusión escribirlo, como toda esa gente interesante de libros y películas. Pues tengo 25 años, soy delgado, alto y atractivo, según muchos chicos. Roberto y yo hemos sido mejores amigos desde los 15 años. Cuando le conté que soy gay lo tomó bastante bien, aunque nunca pasó de una amistad y respeto, para mi pesar. Él es todo lo que siempre he querido, es atlético, alto, guapísimo y muy carismático. Desde que se desarrolló su cuerpo siempre ha sido el deseo de todas y la envidia de todos. Jamás he podido verle más que en shorts y ropa deportiva, pero se nota que tiene sus buenos atributos.

Hace unos meses que vengo pasando una mala racha sentimental y emocional, por eso fue por lo que Beto me regaló este diario, para que me desahogue. ¡Ah! También me regaló una semana de vacaciones en una isla del Caribe. ¡Nos vamos mañana! Todo lo pagó él. Siempre ha sido tan lindo conmigo que, de no ser porque nos conocemos de toda la vida y que es el don Juan más hetero de todo el país, pensaría que me quiere ligar. No voy a negar que algo de lo que me emociona es ver todos los días a Beto solo en trajes de baño y quizás le pueda ver por fin algo más. Ok, sí, la verga, quizás le vea la verga, lo he dicho. ¿Cuánto le medirá? Una de sus exes lo presumía mucho, pero sabrás qué será grande para ella. Veremos qué pasa y te lo iré contando aquí.

ROBERTO

Qué tarde se me hace. Si no me despierto ahora, voy a llegar tarde al aeropuerto con Andrés y no quiero hacerle eso. Siempre he querido mucho a Andrés, aunque quizás no como a él podría gustarle, vaya, que nunca me ha insinuado una romanticada, pero quién sabe, a veces siento que veo algunas actitudes con él. Y vamos, que sí se le marca un buen culo a veces, pero en echarle un par de miradas es lo más que he podido llegar. Pero ya, ya me estoy bañando para llegar a tiempo.

Tengo un mensaje de Paty al salir de la ducha.

—¿Qué tal, cariño? ¿Vas a hacer algo hoy? Podrías venir a mi casa, estoy muy mojada. foto

Mmm… sí lo considero, seré honesto. Paty es la única chica con la que repito. Es una acróbata, tiene muchos mmm… trucos. Además, la mama de huevos. Pero no, quedé con Andrés y no me da tiempo… Aunque ya tiene una semana que no cojo… ¡No! Tengo un compromiso con Andrés, el vuelo es pronto…

—¿No quieres? video —insiste Paty con un video muy explícito

—Hoy salgo de viaje, pero cuando regresé te voy a ver. Acá Beto Jr. ya te extraña foto

Le mando una nude rápida, de todas formas ya estoy en bolas. Que se conforme con eso ahora. Ya llegando al hotel me la puedo jalar con el video que me envió.

Siempre me ha costado llegar a tiempo a todos lados, pero no puedo dejarlo plantado. Desde que cortó con su último novio -un patán llamado Rogelio- ha estado muy decaído. Ese sujeto siempre lo trató mal, sospecho que solo se quedaba con él por el sexo, que todo el tiempo que fuimos roomies esos dos gritaban como si nadie los escuchara, lo que era muy incómodo para las chicas que llegué a llevar a casa.

—¡¿Dónde estabas?! —me grita.

—Vale, que voy algo tarde, Andy, pero sí llegamos.

Entramos corriendo al aeropuerto y tal como dije, alcanzamos a entrar al avión.

—¿No crees que va muy vacío el vuelo? —me preguntó Andrés cuando estábamos por despegar. Y era cierto, pero supongo que es por la temporada baja. Como sea, ya despegamos.

Qué pinche erección tengo, debí jalármela rápido antes de venir. Creo que Andrés ya la notó.

—¿Qué? ¿Quieres ayuda con eso? —se burla— O te puedes escapar al baño un par de minutos.

—Ya va, tío. Que no me la he podido jalar en días, ni he cogido.

—¿Y a qué se debe que la legendaria verga de oro no ha penetrado a nadie últimamente? ¿Ya te acabaste a todas las chicas de la ciudad?

—Cállate —me río—, que tú tampoco has sido de pocas parejas, te recuerdo.

—Sí, pero…

Despierto. Hace mucho calor y me duele todo. ¿Qué sucedió? Veo a Andrés sentado junto a mí, consternado.

—¡Creí que no ibas a despertar! —me decía mientras se soltaba a llorar. No entiendo qué pasa, no sé qué hago aquí, solo siento calor… y la arena bajo mi espalda y piernas… ¿no llevo ropa? No, sí llevo, no siento la arena en mi culo. Estoy confundido, no entiendo todo lo que Andrés me dice.

ANDRÉS

Querido diario:

Día 6.

No había podido escribir nada aquí. Fue de las pocas cosas que encontré cuando desperté, pero con Beto inconsciente, los dos solos aquí varados… no me animaba a escribir nada. Ayer despertó al fin. Creo que una vez que vi que abrió los ojos y le conté todo, lo pude procesar mejor. Estoy optimista hoy, seguro no tardan en venir a rescatarnos.

Cuando desperté estábamos los dos tirados, apenas habían pasado unas cuantas horas de que estábamos en el vuelo. No encontré a nadie más, ni al avión, solo una parte de la cabina que estoy adaptando como habitación, el diario, unas cuantas maletas y unas barras de cereales y botellas de agua que no sé cuánto nos van a durar. Los primeros 5 días, con Beto aún inconsciente, me dediqué a organizarlo todo. No quise mover a Beto porque no sabía si era conveniente moverlo inconsciente. Lo que sí hice fue vendarle una pierna, por una pequeña cortada y cambiarlo de ropa. No pienses mal, no… no le vi nada, me obligué a dejarle sus calzoncillos. Si no despertaba, no quería que lo último que le hiciera fuera verlo con lujuria, aunque en momentos quise hacerlo. Solo le quité la camiseta y los pantalones. Verlo así, solo en ropa interior, me prendía mucho, pero la situación en la que estaba me quitaba esa sensación en cuanto reaccionaba.

Hoy ya pasé a Beto a la cabina-habitación que preparé. Adapté los asientos como camas y tenemos sombra. Unas prendas de una maleta que no era nuestra las rompí para hacerlas cobijas y frazadas. Ya estamos mejor, sigo optimista. Mañana que ya esté mejor Beto le propondré bañarnos, ya lo necesitamos… y sí, quién sabe, quizás se me haga verlo por fin desnudo. Con todo lo que ha pasado vaya que necesito relajarme con una paja por lo menos. Mientras escribo esto él está dormido a mi lado. Noto su bulto. Ahora se siente mal, pero no pasará mucho para que vuelva a subírsele la libido como siempre. Por lo que me dijo, ahora ya lleva casi dos semanas sin ponerla. Creo que es lo más que ha aguantado sin acción. Veremos mañana qué sucede.