En la granja de Pepito ia ia oh

El ganado del tio Pepito es muy especial

Voy de vacaciones en la granja del pio Pepito, aire fresco, paz, tranquilidad, habia oido que el tio Pepito pasó serios apuros economicos, su mujer se llevó todas sus vacas en el divorcio, parecia al borde del suicidio, de modo que le invité a ir a Amsterdam a que se distrajera y a animarle a estudiar una carrera para tener un trabajo.

Claro que en un pais con el 20% de paro es dificil.

Pero habia una carta que me envió, me dijo que habia vuelto a la ganaderia y que deberia probar la nueva leche.

Llegué a la casa del tio Pepito el vino a recibirme con una sonrisa y nos fundimos en un abrazo, me invitó a su casa comimos ensalada, conejo y una cuajada.

Eso me atrajo la atencion, no habia carne de vaca ¿se habra dedicado a otra cria?

Me invitó a probar la leche que tenia, sabia distinta, pero era bastante buena.

-te he preparado la habitacion, debes de estar cansado, mañana me podras ayudar con mis vaquitas – decia el tio Pepito.

-se agradece, ¿a que hora me he de levantar?

-a la hora que quieras, cuando estes descansado, podras ayudar – dijo el tio Pepito.

Esa noche dormí con tranquilidad, parecia que el tio Paco le iban bien las cosas.

A la mañana siguiente me despertó el gallo, me desperecé y bajé a los establos.

El tio Pepito daba comida en lata a sus vacas ¿carne? ¿desde cuando las vacas comen carne en lata?.

-ah buenos dias sobrino, está es Stefi, llegó hace dos dias, ahora la estaba preparando para su tratamiento.

¿Stefi estaba enferma? Eso era malo, porque se solian sacrificar a las….

Me quedé de piedra, Stefi era una mujer de veintitantos pintada de blanco con manchas negras, llevaba un cencerro y estaba totalmente desnuda, comia con sus manos la lata de carne.

-¿recuerdas el dia que me llevate a Amsterdam, cuando entré sin querer en ese club de BDMS y me explicaste todo, puse un anuncio en internet y decenas de chicas vinieron aquí, aprendí unas cosas interesantes de la acupuntura, Stefi, sientate.

Ella obedeció y se sentó en una silla, era bellisima, con esos pechos tan juveniles y firmes, el tio Pepito le empezó a clavar las agujas en sus pechos, Stefi no sentia ningun dolor con las agujas de acupuntura.

Los pechos de la chica empezaban a hincharse y el tio Pepito retiró las agujas y apretó el pecho.

Gotitas de leche surgieron de su pezon.

-bien, para mañana Stefi estará lista para ser ordeñada, por cierto Stefi, esté es mi ayudante, se tan cariñoso con el como conmigo ¿Cómo muestras tu cariño? Stefi – dijo el tio Pepito

Ella se levantó y se puso cara a la pared, se agachó un poco levantando su trasero respingon adornado con una marca de fuego, mostrandome su coño mientras mujia amorosamente.

Me sentia cohibido, pero el tio Pepito me explicó que las chicas venian del mundo para eso, para ser vaquitas.

La verdad es que mi ereccion me suplicaba romperle el coño, me acerqué a ella y miré al tio Pepito que hacia un gesto de aprobacion.

Me desabroché los pantalones y lentamente entré en su calida gruta vaginal.

-agarrala de los pechos, tiene que sacar el calostro y no te preocupes si terminas dentro, tienen una cosa anticonceptiva que les dura tres años – dijo el tio Pepito.

Asi era, bajo la piel de su brazo habia como una jeringa, agarré los pechos de Stefi, que mujia amorosamente al sentir como mi carne la profanaba.

Gotitas de calostro salian de sus pezones a medida que los apretaba, leche que recorria sus pechos bajando por su abdomen hasta juntarse con su concha abierta por mi verga.

Ella era tan estrecha, tan calida, tan dulce, bombeé con fuerza y apreté sus pechos con rudeza, Stefi parecia gustarle mientras el tio Pepito nos miraba.

Ambos nos corrimos, ella soltó un largo mujido de placer mientras yo la llenaba la concha con mi leche, estaba agotado, el tio Pepito ordenó a Stefi que fuera a su establo y ella obedeció.

El tio Pepito me dijo que me sentara en un taburete, cosa que hice para descansar y recobrar el aliento, puso dos cubos, uno delante de mi y otro delante de el y dio dos palmadas.

Aproximadamente veinte chicas con el mismo maquillaje de vaquitas y el mismo cencerro, se pusieron en dos filas y las primeras se arodillaron para chuparnoslas.

-tienes que apretarles las tetas, sacarles toda la leche mientras ellas te la sacan – dijo el tio Pepito sonriendo.

Con apenas fuerzas, le cogi los pechos a la que me la chupaba.

-suavemente, con dulzura – me aconsejaba el tio Pepito.

Y asi hice, con suavidad sacaba la leche de los pechos, cielos, la boca de aquella chica era arte, pensaba en varias cosas para no correrme pronto, la declaracion de la renta, Gadafi lanzandome besos, mi suegra de 180 kilos y velluda, desnuda.

Nada sirvió, noté como la leche me abandonaba los huevos y viajaba por el sistema digestivo de la chica que tragaba la leche.

Recuperando el aliento, seguí ordeñandola hasta dejarla vacia, ella se levantó y mujió agradecida, entonces vino otra chica que engullío mi polla, la ordeñé pero el placer era indescriptible, seguí ordeñandola, pero apenas sentia mis piernas.

-que flojo eres sobrino, vete a descansar que yo termino de ordeñarlas – me dijo el tio Pepito.

Fui a mi habitacion y dormí, al levantarme, el tio Pepito estaba atendiendo a una chica de 22, pelirroja, parecia cohibida.

Pero pagaba bien, pagó tres mil euros a mi tio.

-¡sobrino! Tenemos otra ternerita, maquillala, si tienes fuerzas – decia mi tio Pepito.

La chica habia pagado para ser vaca toda una semana, ella fue a una habitacion conmigo y lentamente y temblando se despojó de su ropa.

El olor de aquella chica me enloquecia, queria follarmela ahí mismo, pero, no queria echar a perder el negocio de mi tio, de modo que me contuve.

Exparcí polvo blanco por todo su cuerpo, tan suave, tan sedoso, acaricié los senos de aquella chica mientras le susurraba al oido que sin duda daria una leche deliciosa.

Ella se sonrojó.

Acto seguido, le pinté las manchas negras en su cuerpo.

Con dulzura y sensualidad, puso su culo en pompa mientras miraba el fuego con los hierros para marcar.

Debo reconocer que me incomodaba aquello, nunca le habia hecho eso a una chica, pero ella me miró tranquila y me ofreció las nalgas.

Ella contuvo el dolor mientras el hierro marcaba con fuego su piel, con dulzura, le puse el cencerro y la presenté al tio Pepito.

-bien, sobrinito, ocupate tu de esta vaquita, usa la vara para educarla, pero dale en las nalgas, no hay que maltratar los pechos que nos dan la leche.

Miré a la chica sorprendido, ella tambien me miró sorprendida.

-¿Cómo se llama? – pregunté a mi tio.

-ponle tu el nombre, tu deber es darle de comer, dale carne por la mañana para que tenga fuerzas, pero luego dale zanahorias, ensalada, cosas asi, date un paseo por mis pastos con ella y de vez en cuando montala, por cierto, si dice “guau” dejala y preguntale si ha habido algo mal.

Miré a la chica, ella agachó la cabeza y dijo un debil mu.

La miré hipnotico, su hermoso cuerpo era mio, su voluntad era mia.

Pero luego desperté, no, no era del todo mio, simplemente ella me consintio tenerlas.

-vamos a dar una vuelta flora – le dije a mi vaquita.

Ella me siguio