En la granja de mis primos (1)

Me llamo Jesús y tengo 17 años. Lo que les voy a contar me ocurrió este verano, en Junio. Ante todo he de decir que soy moreno...

En la Granja de mis Primos (1)

Me llamo Jesús y tengo 17 años. Lo que les voy a contar me ocurrió este verano, en Junio. Ante todo he de decir que soy moreno, delgado, ojos negros, mido 1,75 metros y no soy musculoso pero tampoco tengo los músculos flojos. Siempre he oído decir a las chicas que estoy muy bueno y que tengo un culo que está para comérselo, pero nunca me lo he creído mucho porque no soy presumido, y porque entre otras cosas yo aún era virgen. Eso sí, me masturbaba todos los días.

Como iba diciendo, hacia 2 semanas que había cumplido los 17 cuando mis padres me sorprenden diciéndome que están pasando por un bache en su matrimonio y que habían decidido enviarme con mi tío y sus hijos para que no me afectara tan directamente y así tener ellos un tiempo solos para hablar y ver si se arreglaban las cosas. A mi no me hizo nada de gracia que me dejaran al margen, y mucho menos que me enviaran con mi tío y primos porque no los había visto desde que tenía 7 años, por lo que como aquel que dice no los conocía. Pero de poco me valió, porque a los dos días ya iba de camino para allá con vistas a pasar todo el verano con esos "desconocidos".

Mi tío vive en un pueblo de la sierra, mejor dicho en una finca-granja de la sierra apartada del pueblo como unos 10 km. Llegué al pueblo y allí estaba mi tío esperándome con el coche. Nos abrazamos y nos dimos un beso. Subimos al coche y me llevó a casa. Era la hora de cenar cuando conocí a mis primos. El mayor tenía 18 años, se llamaba Kike, medía 1,80, de ojos negros y pelo rubio, delgado y de músculos marcados (que me llamaron mucho la atención). Los otros 2 eran gemelos, idénticos, tanto que no supe quien era quien hasta una semana más tarde. Se llamaban Hugo y Javi. Tenían 15 años, pero iban a cumplir los 16 en Agosto. Eran morenos con los ojos azules, medían 1,70, estaban delgados y fuertes como su hermano mayor, y tenían una mirada y una sonrisa de picardía que me extrañó quizás al principio, pero que más tarde entendería perfectamente.

Cenamos, charlamos y finalmente nos fuimos a la cama. Yo iba a dormir con Kike porque mi habitación aún no estaba arreglada. Fuimos a su cuarto y se empezó a desnudar, quedándose en unos boxer blancos ajustados que le marcaban perfectamente todo lo que había debajo. Tengo que decir que nunca se me había ocurrido mirarle el paquete a un tío ya que a mí me iban las tías, pero ver aquel paquete tan grande debo reconocer que me llamó la atención. No sé si mi primo se dio cuenta de que lo miraba o no, pero no dijo nada y se metió en la cama. Yo me desnudé igualmente y me metí en slip en su cama. La cama no era grande, así que casi nos tocábamos. Hacía calor y estabamos tumbados boca arriba en calzoncillos y sin mantas. Empezamos a hablar de nuestras vidas hasta que tocamos el tema del sexo. Yo le dije que era virgen y él me dijo que follaba casi todas las semanas. No le creí, pero me preguntó si me había besado con alguien y le dije que no, por lo que me dijo que si quería me enseñaba. Ni que decir tiene que ya teníamos los dos una erección que saltaba a la vista, y lo digo porque no podía evitar mirarle el paquete y ver aquel pedazo de rabo que se marcaba tan obviamente en su ajustado calzoncillo.

  • ¿Cómo? – pregunté yo, hipnotizado aun por su paquete.

  • Tú cierra los ojos y déjate llevar – y me estampó un beso en la boca que me cogió por sorpresa. Cerré los ojos y le dejé hacer. Su lengua entraba en mi boca y buscaba la mía en un abrazo infinito. Mientras nuestras lenguas jugaban, su mano bajó a mi culo y empezó a acariciarlo, por lo que yo lo imité y llevé mi mano a ese culo duro y estrecho que tanto llamaba mi atención. Al estar así abrazados, nuestros paquetes se juntaron y pugnaban por estar más dentro uno del otro. Mi paquete se enterraba en el suyo y notaba su duro rabo tocando el mío. A todo esto, seguíamos besándonos, su lengua entraba en mi boca y allí jugaba con la mía durante un rato para pasar seguidamente mi lengua a su boca y jugar allí con la suya. Este beso constante junto con el magréo de culo y el ininterrumpido roce de nuestros paquetes, hizo que estuviera muy excitado, tanto que cuando al cabo de diez minutos de morreo paramos le dije a Kike:

  • Creo que me voy a correr enseguida, primo.

  • Yo también. ¿Te ha gustado?.

  • Mucho. Me lo estoy pasando como nunca.

  • Pues sólo acaba de empezar, si quieres – y diciéndome esto al oído me cogió la mano y la llevó de su culo a su paquete, donde empezé a acariciar e imaginar lo que allí había.

Yo por toda respuesta le besé y seguí acariciando ese enorme paquete. Él sonrió, se incorporó y me quitó el slip dejando mis 16 cm a la vista. Se quitó su calzoncillo y me dejó ver un rabo de 19 cm rodeado de una rizada mata de pelo rubio de la que colgaban 2 bonitos cojones. "¿Te gusta?" me preguntó. "Sí". Se acercó a mi boca ofreciéndome ese generoso manjar que yo no pude rechazar finalmente. Al principio me dio un poco de asco ver semejante pollón a escasos centímetros de mi cara, y me recordé a mi mismo que me gustaban los coños y las tetas, pero mi mano se deslizó hacia aquel rabo y lo atrajo hasta mis labios, los cuales se abrieron un poco, momento que aprovechó Kike para alojarla en mi boca. Sólo me metió el capullo pero eso bastó para que tuviera la sensación de estar lleno. Su piel era suave y firme, tenía un olor fuerte a sudor y orines, un aroma a macho que me embriagó y un sabor un tanto salino que no olvidaré nunca.

Quería más de ese rabo, así que abrí más la boca y Kike me la fue metiendo poco a poco hasta que me rozó la campanilla, lo cual me hizo dar una arcada que pasó rápidamente, y su polla siguió entrando hasta que pude enterrar la nariz en su espeso vello púvico. Después, mi primo empezó un suave mete-saca que me hizo disfrutar mucho al sentir el roce de su polla en mi lengua y dientes. Mientras tanto no paraba de manosearle el culo y los cojones, y en un momento que su polla escapó de mi boca aproveché para meterme un huevo en la boca, luego el otro, y luego los dos a la vez. Me gustaron mucho. A él se le veía cada vez más excitado, y a mí, mi polla me estaba pidiendo un magreo yá, pero tenía las manos ocupadas. Me volvió a meter la polla en la boca y al poco comienza a moverse más rápidamente. Yo estaba pensando que no iba a tardar en correrse cuando siento un potente disparo en mi interior. Saco un poco la polla porque no quería que se corriese dentro de mí, pero él me retiene con sus manos en mi cabeza y el segundo disparo me da en la lengua, seguido de oros cuatro o cinco trallazos de abundante y espeso semen.

Al principio me dio bastante asco, porque ni siquiera había probado el mío, pero con aquel rabo empujando en mi boca y sus manos sujetando mi cabeza, no pude hacer otra cosa que tener su semen en mi boca, saborearlo, tragarlo y, para mi sorpresa, ordeñar aquel inmenso rabo para intentar coger toda la leche que le quedara. Tenía un sabor exquisito que no sé describir pero que se convirtió en mi postre favorito. Su polla se desinfló un poco y salió de mi boca. Me dio un profundo beso y se dirigió hacia mi rabo que estaba a punto de explotar por la intensa excitación recibida. Se lo metió en la boca, y al sentir esa humedad caliente que rodeaba mi polla, esa lengua inquieta que no paraba un momento adaptándose a mi rabo, me corrí como nunca lo había hecho en todos mis años de pajas. Fue increíble. No menos de cinco trallazos de semen fueron a parar a su boca. Después de que mi primo me dejó bien limpia la polla, se acercó y nos dimos un morreo, quedándonos abrazados, polla sobre polla.

Nos quedamos adormilados en un fuerte abrazo, y al cabo de media hora comenzamos a besarnos, suavemente al principio mientras nos despertábamos, pero con pasión a medida que nos calentábamos. Nuestras pollas se fundían en un combate intenso a medida que se iban poniendo duras. Ese combate me excitaba sobremanera, por lo que hacía fuerza para enterrar mi polla en sus abundantes pelos mientras sentía los huevos y la polla de mi primo, dura como el acero, aplastarse contra los míos.

  • Jesús, ¿quieres que te la meta?

  • Sí, por favor primo hazlo.

  • ¿O prefieres metérmela tú primero? …Es mejor que me la metas tú primero – me dice ante mi encogimiento de hombros - ¿Sabes dar un beso negro?

"No" respondo. Entonces me dice que me lo va a dar él primero para que aprenda y que luego se lo dé yo a él. Me vuelve a dar un beso y comienza a bajar por mi cuello sin despegar sus labios de mí. Su lengua pasa por mi nuez, sigue por mis hombros y se centra sobre mis tetillas, las cuales reaccionan ante sus húmedos besos poniéndose duras como mi polla y aumentando mi grado de placer. Al cabo de un rato baja por mi pecho sin pelos hasta mi ombligo, y de ahí a la polla y los huevos, donde se entretiene otro rato. Sin más se dirige a mi culo y me hace ponerme de rodillas y luego inclinarme sobre la cama, dejando mi culo en pompa ante él.

"Primito, tienes un culo precioso, pequeño, redondito y sin pelos como a mí me gusta", y separándome los glúteos hasta dejar a la vista mi agujero más íntimo, dio un soplido que me produjo un escalofrío por todo el cuerpo, y me metió la lengua con la que recorrió las paredes de mi ano. Estuvo con la lengua allí dentro como 5 minutos chupando y lamiendo sin parar con lo que consiguió provocarme una excitación increíble, excitación que aumentó cuando me metió un dedo y empezó a penetrarme con él, acariciándome el interior del ano con unos movimientos circulares que me volvían loco. Sacó el dedo y volvió a meter la lengua, y al cabo de un rato me metió dos dedos, y finalmente tres. Yo ya estaba tan excitado que culeaba hacia él. En eso saca los dedos y me dice "lo siento primo pero no puedo aguantar más".

Noto que se acerca a mí y su capullo toca la entrada de mi cueva. "Esto te va a doler un poco al principio, pero pasará rápido. Relájate e intenta no chillar. Confía en mí". Su polla empezó a presionar con fuerza en mi ano venciendo la resistencia que este ofrecía y finalmente su capullo se alojó en mi interior. Un dolor intenso partió de mi culo recorriendo todo mi cuerpo transformándose en un agudo grito que fue sofocado de inmediato por Kike, el cual me metió su calzoncillo en la boca acallándome por completo a la par que me susurraba "Jesús, relájate y disfruta". Su voz sonaba entrecortada por la excitación, y permaneció echado sobre mi espalda dándome besos para que me relajara, esperando a que mi culo se acostumbrara al dolor que lo desvirgaba. Dio un golpe de pelvis introduciéndome otro trozo de rabo y después de esperar un rato a que mi culo se acomodara a ese nuevo trozo, dio un último golpe de pelvis introduciéndome sus 19 cm de polla y aplastando sus pelos en mi agujero. El dolor era intenso pero sus calzoncillos no me dejaban emitir ningún ruido, y finalmente pasó. "Aprieta el hierro que te atraviesa", me dijo y al hacerlo pude oír un gemido de placer. "¡Oh, sí! ¡Qué bien se está aquí dentro! ¡Uff!", y comenzó un suave mete-saca que fue acelerando poco a poco y que a mí me llevó a la gloria. Su duro rabo se deslizaba fácilmente por mi ano y sus pelotas golpeaban las mías. Me metía suavemente su dura polla hasta dentro, estaba allí unos segundos y volvía a sacarla.

Yo por mi parte, estaba disfrutando como nunca y no había más que verme la polla para comprobarlo. Estaba deseando tocármela, pero estaba tan concentrado en la enculada que me estaba dando Kike que no podía. Cuando tenía toda su polla dentro de mí y mientras salía para arremeter de nuevo, apretaba con fuerza para sentir su dureza y su tamaño, no queriendo que acabara esa sensación nunca. De pronto Kike empezó a acelerar sus acometidas cada vez más, y en un instante se quedó quieto, momento en el que sentí un potente disparo de leche caliente en el interior de mi culo, seguidos de otros cuatro. Las vibraciones del orgasmo de Kike me recorrieron y acabaron en mis cojones, llevándome al orgasmo de inmediato y dejándome exhausto sobre la cama, con mi lefa mojándome la piel y la polla de mi primo aún en mi culo. Estuvimos así un rato hasta que la polla de Kike se salió de mi culo al perder su dureza, y yo sentí como su semen empezaba a resbalar por mi interior hacia la salida. Cuando asomó la primera gota de semen de mi culo, Kike se acercó allí y se dedicó a dejármelo tan limpio como cuando era virgen. Después me chupó la polla para limpiarla de mi propia corrida y yo le chupé la suya (que empezaba a endurecerse de nuevo) que estaba cubierta de una pátina de mierda, sangre y leche, que al principio me asustó, pero después de las tranquilizadoras palabras de mi primo de que era algo normal tras la primera vez, no pude parar de mamar hasta dejarla tan limpia y tan dura que parecía que se la acabara de sacar del calzoncillo. Luego nos fundimos en un largo beso y nos tumbamos abrazados en la cama.

  • ¿Te ha gustado? ¿Te ha dolido?.

  • Mucho. Me ha dolido al principio, pero creo que ese dolor me ha causado más placer aún- le respondí a escasos cm de sus labios mientras nos acariciábamos.

  • Nunca había disfrutado tanto follándome un culo. Me apretabas la polla de una forma que tenía que hacer verdaderos esfuerzos para no correrme. Si no fuera por la resistencia natural que ha puesto tu culo a la penetración y por la sangre que había en mi polla, pensaría que tenías una larga experiencia.

Yo le sonreí, le puse la mano en los huevos y le besé por toda respuesta.

  • ¿Quieres follarme Jesús? – me preguntó mientras me agarraba mi ya desinflada polla.

  • No sé si podré. Me gustaría, pero ya me he corrido dos veces y estoy cansado.

  • Es comprensible al ser la primera vez, pero eres primo mío, y los hombres de mi familia se tienen que correr tres veces como mínimo. Si son cuatro mejor. Y yo sé que tienes las pelotas marca de la familia para eso y más. ¿Te acuerdas como era el beso negro? – asentí – pues ya estás tardando, que mi culo pide polla. Tu dura polla. Y como puedes comprobar tu rabo quiere guerra.

Y era verdad. Mi rabo estaba tan duro como el de él. No sé si era por el magreo que me estaba dando Kike en la polla, o por sus palabras susurradas llenas de erotismo, o porque verdaderamente tenía ganas de darle por el culo. El caso es que nos besamos y fui lamiendo y besando su fuerte cuerpo lampiño, deteniéndome en sus tetillas y en su ombligo, saboreando cada cm de su piel, y disfrutando del olor a sudor y juventud que emanaba. Me fue imposible no detenerme en ese rabo que tan bien conocía a esas alturas, y después de darle un buen repaso a esos 19 cm y a sus pelotas, que cada vez me gustaban más, pasé a ese desconocido culo que tanto me repelía como me atraía. Era un bonito culo, precioso y delicioso como comprobaría más tarde. Era un culo redondo y algo más ancho que el mío, lo cual era lógico porque Kike era más alto y más musculoso que yo. Apenas tenía pelos y me pareció que lo tenía tan duro como su polla. Siguiendo el ejemplo de mi primo le separé los glúteos dejando al descubierto su rosado agujerito, acerqué mi cara y pasé la lengua por él.

Al sentir Kike el roce de mi lengua por su ano, este se cerró como una flor y se abrió otra vez como dándome la bienvenida. La verdad que aquello no me gustó nada porque olía y sabía a mierda, pero esas sensaciones iban pasando a medida que yo me centraba en los suspiros de placer de Kike o cada vez que tocaba su dura polla o cada vez que sentía cómo sus glúteos se contraían respondiendo a mis movimientos. Cada vez disfrutaba más metiéndole la lengua hasta dentro, después un dedo, luego dos, sintiendo cómo su culo hacía fuerza sobre ellos, luego tres dedos y finalmente cuatro dedos. Desde luego era un culo que se lo habían trabajado a conciencia. Kike gemía cada vez más y yo la tenía muy dura. "Voy a metertela Kike"- le susurré. "¡Sí! ¡Venga! Quiero sentir tu duro rabo perforándome". Acerqué el capullo a la raja de su culo y la deslicé un par de veces de arriba a abajo, parándome delante de la entrada. Empujé y entró la cabeza. Mi primo contuvo un grito de dolor y me animó a seguir. Di un golpe de pelvis y le introduje la polla hasta los huevos. Me quedé allí un momento parado sintiendo el calor y la presión que ejercía el culito de Kike sobre mi polla. El placer era indescriptible y quería estar así para siempre. Por desgracia Kike quería algo más porque empezó a culear pidiendo guerra y no me quedó más remedio que satisfacerle. Empecé un suave mete-saca disfrutando al máximo ese culo, sacándola hasta el capullo y metiéndosela hasta las pelotas. Al cabo de unos minutos sentí que me iba a correr cuando mi primo se empieza a convulsionar fruto de su propio orgasmo y sus convulsiones hacen que su culo se cierre con fuerza sobre mi polla haciendo que me corra de una forma que no había sentido antes y soltándole cuatro o cinco trallazos de leche en su culito caliente. Estuvimos así como cinco minutos, yo abrazado a su espalda con la polla en su culo.

  • Me ha gustado mucho Kike –le dije mientras mi polla perdía dureza en su interior y mis manos se iban hacia su polla flácida.

  • A mí también. Hacía mucho que no me corría sin meneármela mientras me enculaban. Normalmente cuando el que me penetra se corre, yo todavía no me he corrido y aprovecho para darle por el culo. Voy a disfrutar mucho contigo este verano.

Nos besamos y fui a su culo donde mi semen empezaba a aparecer. Se lo abrí bien y empecé a chupar con glotonería, consiguiendo nuevos suspiros de placer de mi primo y tener de nuevo las pollas duras como estacas, pero es que ese culo estaba delicioso y no podía parar de hurgar en él con mi lengua. Así que tubo que ser Kike el que me parara para indicarme que tanto su polla como la mía estaban muy duras y pringadas de semen de la corrida anterior, especialmente la mía. Le dejé el culo y me ofreció su rabo. Mientras me lo metía en la boca se tumbó sobre mi pecho y se metió mi rabo en la suya. Era mi primer 69. Nos limpiamos a conciencia el rabo el uno al otro y seguimos mamando. Su nabo entraba y salía de mi boca cada vez más rápido y mi excitación crecía por momentos ya que mi rabo estaba recibiendo una mamada intensa y las manos de mi primo no paraban quietas; primero estaban en mi polla, luego en mi culo, luego en mis cojones… Yo le hacía lo mismo a él. Estaba a punto de correrme por cuarta vez cuando noto que mi primo se mueve más rápido y su polla en mi boca se agita con desesperación. Nuestros orgasmos fueron a la vez. Fue sentir su primer trallazo de semen en mi boca y salir el mío de mi polla a su boca. Nos agitamos abrazados mientras nuestras pollas echaban semen y luego nos quedamos así. Al cabo de un rato saqué su rabo desinflado de mi boca y se lo empece a besar, bajé hasta sus pelotas y le seguí besando esa parte de su cuerpo que tanto placer me había dado. Kike se incorporó, se tumbó junto a mí y nos besamos.

  • Te quiero mucho Kike. Ojalá nos hubiéramos conocido antes.

  • No te preocupes Jesús. Este verano vamos a recuperar el tiempo perdido.

Y así abrazados y con una sonrisa de felicidad nos quedamos dormimos, cansados de tanto esfuerzo y de tanto placer.