En la galería
Una tarde lluviosa fue el escenario perfecto para desatar el deseo en plena vía pública
Todas las tardes al salir del instituto me esperabas para irnos juntos. Y todas las tardes había un pretexto para buscar un lugar escondido para besarnos sin tregua y tocarnos cuanto nos permitiera el momento, éramos dos cuerpos dispuestos a explorarnos sin perder tiempo ni espacio para lograr nuestro objetivo: follarnos sin piedad. Siempre buscábamos un pretexto para quedarnos solos. Buscábamos el lugar y el momento exacto para darnos placer, pero por alguna razón que desconocíamos en las últimas dos semanas habían fracasado todos nuestros intentos por lograr un espacio para nuestra intimidad.
Una tarde andábamos sin rumbo esperando a que se hiciera la hora para poder entrar a tu casa justo cuando tus padres salieran y comenzó a llover. Huyendo del aguacero decidimos entrar a una galería, donde pensamos que podíamos estar un rato mientras se daba la hora y dejaba de llover. En la galería se exhibía una muestra de fotografía erótica de un artista sueco. Las fotos eran sublimes, sugerentes, todas en blanco y negro. Había fotos de parejas lamiéndose los torsos, desnudos integrales, fotos de una carga sexual increíble y nosotros llevando nuestra pequeña cruz de abstinencia a cuestas, nos sentimos súper estimulados con aquellas obras de arte. Recuerdo una en especial donde salía una chica con el trasero hermoso metiéndose un dedo en el medio de sus nalgas y mirando sobre su hombro. Te gustó mucho y me dijiste al oído "¿Sabes que me encanta tu culo?" y yo asentí sonriendo mientras mi clítoris aplaudía de emoción. Continuamos el recorrido y yo cada vez que podía te acercaba mi culo a tu cadera rozándolo sugerentemente o bien muy "al descuido" dejaba escapar más de lo debido de mi escote. cada vez que estas cosas pasaban me decías "loca" o "quédate quieta" y yo casi soltaba una carcajada disfrutando de mi travesura. Finalizamos la exposición y al salir las calles continuaban desiertas pues el aguacero parecía no tener fin. Deambulamos entonces por los pasillos del edificio donde se encontraba la galería esperando el momento de que aquella lluvia amainara.
Eran pasillos largos, poco iluminados, con grandes columnas que sostenían el peso de los 4 pisos que conformaban el complejo cultural, decorados con grandes maceteros de servían de hogar a arbustos finamente tratados para engalanar el ambiente. Mientras caminábamos me abrazaste y me dijiste "Lo que hiciste allá adentro me tiene loco, ¿cómo se te ocurre hacer tantas cosas? alguien pudo vernos y llamarnos la atención, definitivamente eres una loca"
"Okey, si tanto te angustia mi locura, ¡entonces empezaré a portarme bien!"
"Si te empiezas a portar bien, entonces de veras creeré que te volviste loca, mejor quédate así" ambos reímos y nos besamos deliciosamente mientras la lluvia se intensificaba tanto como mis ganas de que me cogieras producto del contacto de nuestras lenguas inquietas. Cada beso que me dabas provocaba una reacción en cadena en mí que comenzaba en mi boca y terminaba en mi vagina que empezaba a latir y a ponerse muy húmeda esperando la presencia de tu falo en ella.
Mientras nos besábamos, rodeé tu cintura con mis brazos atrayéndote más y más a mí y no aguanté la tentación de apretar tus nalgas con mis manos, lo que hizo que dieras un respingo de emoción al sentir esa caricia especial casi que en plena vía publica. Retrocedí un poco para colocarme justo detrás de una de las columnas del edificio que permitía ocultarnos de algunos transeúntes que corrían por la acera huyendo del aguacero y de los pocos vehículos que circulaban.
A lo lejos se escuchaba el sonido de algunos instrumentos musicales que afinaban sus propietarios para algún concierto en ese centro cultural que se confundían con el sonido de los truenos que confirmaban la fuerza de la tormenta. Entretanto yo, recostada de aquella columna me dejaba masturbar por tu mano que había encontrado su camino hacia mi clítoris justo debajo de mi falda de jean azul claro. Subí una pierna para que pudieras acceder mejor a mi vagina y tu como buen entendedor procediste a enterrar tus dedos en mi coño con todo el deseo posible. Los relámpagos iluminaban de vez en cuando nuestras siluetas y el sólo hecho de pensar ser descubiertos por algún transeúnte o peor, por el vigilante del complejo hacían que aumentara nuestro morbo. A un lado del pasillo podia ver un pequeño rio formado por el torrencial aguacero y una brisa fuerte y fria erizaba mi piel, ¿ o quizas serian tus lujuriosos dedos rascando mi punto G lo que desencadenaba esa sensación en mi ? cerraba los ojos y me dejaba llevar por todas tus caricias,por tu lengua que lamia suavemente mis orejas y mi cuello,y por aquel bulto espectacular que tenías en tu pantalón.Sentía que mi orgasmo se acercaba rápidamente como aquel rio que iba descendiendo a un mar de placer infinito.Tome tu brazo apoyado en la columna convirtiendolo en mi asidero para no desmayarme ante el placer que me proporcionabas. Me sostenia con una pierna pues con la otra te tenia atrapado como una boa que tiene atrapada a su presa, mi espalda se arqueaba como la de un gato a punto de atacar,mis pezones duros y hormigueantes solo podian predecir un orgasmo delicioso mientras yo solo queria sentirte mas y mas...estallé,por unos segundos fui una bestia salvaje entregada a su sexo,no respiraba,no escuchaba, nada importaba.Me mordi los labios ahogando un grito que quizas permitiría evidenciar nuestra presencia alli, podia sentir mis contracciones vaginales sobre tus dedos que ahora mostraban un ritmo sensual y que escapaban de vez en cuando para tocar mi clítoris totalmente expuesto y extremadamente sensible,mis jugos manaban sin cesar sobre tu mano que seguia acariciandome con menos intensidad pero con la misma sensualidad .
D
ejaste tu dedo allí en mi cuca chorreante, mientras yo mirandote a los ojos, lasciva y erotizada, procedía a sacar tu pene de su encierro y así devolverte el favor recibido. Comencé a acariciar la cabeza de tu falo en forma circular con una mano mientras que con la otra subía y bajaba rítmicamente por tu tallo.
Te abandonaste a mis caricias y apoyaste los dos brazos en la columna mientras empezaban mis labores dirigidas a tu placer. De vez en cuando levantabas tu cabeza para asegurarte de que no podíamos ser descubiertos y volvías a bajarla para ver cómo te pajeaba sin piedad. Escupí mi mano para poder hacerla resbalar más fácilmente por tu hermoso pene erecto y que sintieras el calor de mi saliva que rememorara mis propios jugos en tu tronco. Esto te enloqueció y empezaste a respirar como un león ronroneando al sol.Bajaste una de tus manos y tiraste de mi cabello con fuerza para obligarme a levantar mi rostro para besarme ,metiendo tu lengua en mi boca que justo en ese momento añoraba el sabor de tu pene en ella.
Sabía que tu orgasmo venia y dijiste deteniendo mi mano "Para, que no puedo llegar aquí, sería un desastre". "¿Quieres acabar sí o no?" te dije "Claro que quiero " susurraste "Pero sabes que no se puede" Lo decías porque tus eyaculaciones eran muy productivas, tus chorros de leche eran realmente fuertes y abundantes, cosa que a mí me encantaba. Me volvía loca sentir como llenabas de tu leche caliente y viscosa mi cuca y en ocasiones mi culo, o cuando te hacia una paja con mis tetas y acababas llenándome todo el pecho de tu fluido delicioso. Te vi a los ojos y dije" Asegúrate de que no venga nadie" y con cuidado baje mi cabeza a la altura de tu cadera y empecé a chuparte todo con frenesí, quería que acabaras y sintieras esa emoción que solo la adrenalina mezclada con el sexo puede dar. Te lo mamé completo, me detuve varias veces en la punta de tu huevo para lamerlo y pasar mi lengua por tu agujero esperando no desperdiciar ni una gota de tu lubricante. Empezaste a temblar y a murmurar palabras sin sentido con la intencion de recobrar la compostura,pero mi boca golosa no hacia caso. Tu orgasmo era inminente y decidí metérmelo hasta el fondo para que tu leche cayera directamente en mi garganta justo cuando un relámpago iluminaba el pasillo. Respiraste profundo y acariciaste mi cabeza mientras me ayudabas a levantar después de haber engullido tan increíble ambrosia. "¿Ves que si estás loca?" me dijiste riendo. Yo te miré y respondí "desde mañana empiezo a portarme como una persona cuerda"
Me diste un beso en la frente y respondiste "Quédate loca mejor".