En la Fiesta
Luego del encuentro entre la madre y el hijo, algo se encendió...
Ella sabía que no era del todo correcto lo que hacía pero allí estaba con sus dedos metidos en el coño masturbándose con mucha fuerza. ¿El objeto de su deseo? Su hijo Alejandro ¿Desde cuando pasaba esto? Desde el momento en que se encontraron aquella noche, el sexo tan increíble que había tenido con su pequeño, aunque sabía que estaba prohibido no podía ir en contra de su cuerpo y su deseo por su amado bebo. Sus pezones estaban muy erizados y su coño estaba tan húmedo que destilaba su esencia por sus piernas, estaba en 4 como una puta con 3 dedos estimulando su interior, gemía con gusto y sobre todo pensaba en ese chico que había crecido tanto hasta volverse guapo y sensual. Pensaba en sus lindos ojos negros y esos 1.84 de estatura que había alcanzado a sus 19 años, se sentía muy mal pero no podía para ahora, sus gemidos invadían el lugar sintiéndose la mujer más puta por estar haciendo semejante acto en nombre de su hijo. Sus manos apretaron con fuerza la almohada y en un sonoro grito se dejó envolver por un fuerte orgasmo, miró a la ventana sintiéndose cansada y muy molesta consigo misma pero no podía, no sabía cómo parar este sentimiento y deseo abrasador, lo amaba con su ser porque era su hijo pero ansiaba conocer el Alejandro hombre, que la tratara como una puta, como una descarada, que la nalgueara y que la hiciera arder como volcán.
Se levantó y se duchó para bajar y encontrarse con que Alejandro estaba preparando la cena ¿La habrá escuchado? Lo miró sorprendida pero trató de disimular su sorpresa, le sonrió y el también, por suerte parecía que no se había dado cuenta de lo que pasaba arriba. Luego de aquel encuentro, ambos hablaron, se abrazaron y decidieron continuar con sus vidas como si nada hubiese pasado; habían pasado ya semanas de aquello y parecía que todo marchaba bien…
-Mamá ¿Vamos a ir a la casa de mi tía?-
-Si amor, ya estoy lista, comemos y nos vamos ¿Cuándo llegaste?-
-Hace como 30 minutos. Escuché que estabas arriba y no quise molestarte por lo que me puse a cocinar-
-Oh entiendo, gracias por eso-
Se miraron como si supieran lo que pasó pero haría caso omiso, comieron rápidamente y se dispusieron a ir a la casa de su hermana, uno de sus sobrinos cumplía año y le harían una fiesta a todo lujo, Alejandro iba bien animado pero ella no, a su edad ya no estaba para esas cosas. Se estacionaron y se bajaron del auto, ella acomodó ese lindo vestido de seda en su cuerpo para luego tomar las llaves y caminar hasta la casa de su hermana. Alejandro se fue con su primo y comenzó la fiesta, ella por su parte estaba con sus hermanas y hermanos tomando un poco y compartiendo comida. Los jóvenes estaban en la piscina disfrutando con las bebidas, las chicas y amigos, los observaba sonriendo, Alejandro estaba sin camisa y bailando con una chica, aquello la encendió en sobre manera, se imaginaba ella siendo esa chica y sintiendo en su culo su erección, por Dios, miró a otro lado para olvidar semejante indecencia. Las horas pasaban y estaba más encendida por efecto del alcohol.
-Carola, ve a buscar con Alejandro las botellas que están en la terraza-
-Claro mami, ya regreso- Se dirigió a la piscina para buscar a su vástago –Alejandro acércate bebe, ayúdame a bajar unas bebidas-
-Claro mami, vamos-
Subieron en silencio y ella con cuidado le dio varias botellas para luego mirar que la terraza tenía una vista hermosa por lo que se vendría a beber aquí. Cuando bajaron Alejandro se dirigió a su lugar y ella bebía más vino con sus hermanos. A las 2 am sus hermanas se fueron a dormir y ella subió para la terraza dónde se recostó en un mueble, sus mejillas ardían y dejó la copa a un lado, los jóvenes seguían animados pero Ya casi se irían a dormir, ella no tenía sueño, el recuerdo de lo que había pasado la tenía totalmente desenfrenada, ansiaba sentirse la puta de su hijo pero no hallaba como soltar semejante desenfreno. Se retiró la tanga que llevaba y abrió sus piernas en el mueble, de nuevo esa sensación de sumo placer al introducir su dedo en el coño –Alejandro…- Susurraba y se masturbaba con fuerza, su coño destilaba muchos jugos, bajó y sus hermosas tetas quedaron desnudas, a pesar de su edad era una mujer hermosa y bien voluptuosa, gemía bajo para no ser descubierta por los chicos. Por un momento cerró sus ojos y se dejó llevar por el sofocante placer de estar en ese momento de peligro, podrían descubrirla, ansiaba que fuera así pero que fuera Alejando y la complaciera como nunca ningún hombre lo había hecho.
-¿Mamá que estás haciendo?- Abrió sus ojos de golpe al mirar que su pequeño estaba sobre ella.
-Bebe… Yo, perdón solo estoy ebria- Tapó su boca al sentir como dos entraban con fuerza en su delicioso coño –Para… Nos descubrirán….-
-No… Escuché como susurrabas mi nombre con cada estocada que te dabas, puta ¿Quieres que tu propio hijo te coja?-
-Si… Mucho- No pudo negarlo, lo necesitaba con mucho desespero.
-Entonces será así- La giró y dejó bien abierta en el sofá para apuntar su polla joven y dura a su coño ya listo para recibirlo, la penetró sin ningún pudor o precaución. Si bien era su madre, no podía negar el hecho de que era una mujer bien puesta y hermosa. Bombeaba con fuerza ese coño sintiéndolo ganoso, tibio y húmedo. Tapó la boca de su madre para no dejar escapar los gemidos que aumentaban a raíz de sus fuertes estocadas, con la mano libre apretujaba sus tetas y disfrutaba de como su cuerpo brincaba por el placer recibido. Carola se sentía en otro planeta, que morbo y adrenalina estaba sintiendo en ese momento, los podían descubrir pero eso no importaba, su fantasía estaba siendo cumplida, la giró y la dejó en 4 para ahora tomarla del culo, oh por Dios, mordió uno de los cojines, Alejandro la estaba cogiendo sin ninguna piedad, su culo estaba dilatado recibiendo esas embestidas tan fuertes, Se acercó para buscar su boca y besarse con deseo, ya los límites habrían sido cruzados y no podían ir atrás. Solo su esposo la había follado por el culo pero no se comparaba con el placer que estaba recibiendo de parte de su hijo, se atrevió a meterle los dedos en el coño mientras se apoderaba de ese bello culo dilatado para él, estaba estrecha, sabía que su madre no había cogido por detrás en un buen tiempo pero joder, que delicioso culo se estaba montando. Besaba el cuello femenino con fuerza, la jalaba y besaba en los labios, recorría su espalda con sus labios y azotaba con ganas esas nalgas que rebotaban al clavarse sobre su polla.
-Si hubiese sabido que esto era tan rico, te hubiese cogido de nuevo luego de aquel día. No creas que lo he olvidado mami, ansiaba que llegara este momento de nuevo- Susurró con descaro en su oído para luego cachetear su coño con su mano y bombearla de un manera lenta.
-Oh bebe, cógeme las veces que quieras, soy tu puta-
-Que puta mami, te amo tanto- Estimuló con ganas su clítoris para luego dar unas ultimas estocadas y dejarle el culo inundado de su semen. LA giró para colocarse sobre ella y abrir sus piernas en el mueble, esto no terminaba aquí. Se había metido un poco de marihuana y estaba al 100, era una relación prohibida y eso lo encendía aún más por lo que sin mediar palabras volvió a estamparla por el coño con fuerza, se besaban con deseo y se degustaban como nunca, esa deliciosa polla entraba y salía de su coño con mucha fuerza y energía, a su edad tendría todas la que quisiera para no parar en toda la noche. Lo abrazó y enterró sus uñas en la espalda para arañarlo, gruñó como una bestia y llevó sus manos a su cuello para sostenerla y embestirla con tanta fuerza que el mueble se movía. Que delicioso cogía Alejandro, era mejor de lo que se había imaginado en semanas; Lo abrazó fuerte y se sentó sobre el para cabalgarlo con fuerza, al ver estas ganas el menor le abrió el culo para azotárselo y meter dos dedos por este haciéndola gemir y taparse la boca, sus caderas se movían con fuerza contra las de su pequeño y le hacía pequeños círculos rápidos haciendo que la cara de Alejandro se contrajera por semejante placer. Era algo tan prohibido pero tan placentero, se movía como la puta que era, como la mujer golosa y ansiosa de follarse a su hijo. Las manos de su hijo la ayudaban a cabalgarlo hasta que sin aguantarlo se corrieron en un sonoro orgasmo. Cayó sobre el pecho de su hijo respirando acelerada ¿Enserio había pasado esto? Su culo y su coño estaban llenos del semen de su pequeño, sus cuerpos sudorosos. Se besaron con deseo.
-Vámonos mamá, quiero cogerte durante toda la noche-
-Si bebe, quiero ser tuya siempre-
-Ya lo eres, ni de coña que dejaré que otro hombre toque lo que es mio por derecho-
-No me hagas escenas de celos bebé- Se río y le jaló las mejillas.
Bajaron para despedirse de todos para luego emprender el rumbo hasta la cosa, donde sabían que lo que menos harían era dormir…