En la feria del libro
Buen día, en realidad no sé si esto sea una confesión, una infidelidad o el relato de mi primera vez, jejejeje.
Comienzo por describirme, mi nombre es Alejandra, soy de Jalisco, México, mido 1.65 de estatura, de tez blanca, cabello lacio en color negro, no muy pechugona, pero lindas piernas que moldean unas bonitas caderas y pompas redonditas, demasiado aseada y detallista en mi cara, pies y manos. A finales del mes de noviembre y en algunos años el primero de diciembre, inicia la Feria Internacional del Libro (FIL) en Guadalajara, capital del Estado de Jalisco. En noviembre del año 2005 cumplí diecinueve años y para ese entonces trabajaba en la Universidad de Guadalajara, misma que organiza la feria del libro, me desempeñaba como secretaria en un bachillerato semiescolarizado, lugar donde conocí a mi novio y actual esposo, el es dos años mayor que yo y estudiaba en esa modalidad para reponer el tiempo que había dejado de estudiar. La organización del evento es estresante, todos se vuelven locos debido a que viene gente de todo el mundo y en esa ocasión mi jefe nos encargó una noche anterior, a un chofer y a mi, la atención y trato de un escritor que venía de Madrid, España, lo que implicaba pasar por el al aeropuerto, llevarlo a comer, darle a conocer diversos atractivos turísticos para que el eligiera a dónde visitar, cenar y dejarlo en el hotel, ya que al día siguiente tendría su exposición en la feria del libro y aunque parece sencillo y divertido, es una labor muy desgastante, por lo que me esperaban dos días difíciles.
Al día siguiente a las nueve en punto pasó por mi Don Chava, el chofer y nos dirigimos al aeropuerto, ya que el escritor llegaba a las diez , me llevé una cartulina y marcadores para identificarnos con el escritor y llegamos puntuales al área internacional aeroportuaria. Don Chava me dejó en la puerta de ingreso y se retiró a estacionar la camioneta. No pasó mucho tiempo cuando llegó el escritor, un señor de aproximadamente sesenta años de edad, con cabello cano, un poco más alto que yo, sonriente y siempre le distinguía portar una boina negra, lo cual ya había visto en fotos para reconocerlo, traía una gabardina bonita, una bufanda y unos guantes, ya que hacía frío por la temporada, lo abordé, me saludó con un caluroso abrazo y un beso en la mejilla, pedí tomar su equipaje para llevarlo al vehículo y se negó diciéndome que aún existían los caballeros y por lo tanto no permitiría que una dama cargara algo de el, me tomó de la mano y jaló con la otra su maleta para salir juntos, lo cual no me pareció mal, ya que el señor emite paz y alegría. Mientras caminábamos me comuniqué con el chofer para que llevara la camioneta a la salida del aeropuerto, donde Don Chava acomodó la maleta en la parte trasera, nos abrió la puerta tanto al escritor como a mi y nos retiramos. En el camino el escritor se mostró muy amable en todo, nos ofrecía dulces que traía, nos contaba anécdotas y una que otra broma, todo con una sonrisa. Lo llevamos a un restaurante bonito de cortes finos de carne y nos exigió pedir antes que el, yo le hice algunas recomendaciones y decidió pedir un Rib Eye Steak en término medio con una copa de vino tinto. Durante el desayuno todo el tiempo fue ameno, ya que el señor es un tipazo, nos seguía comentando de sus viajes por el mundo y no fue nada enfadoso, ya que nos había tocado tratar con otros personajes un tanto arrogantes. Yo por estar en horas laborales pedí solamente un jugo de uva y Don Chava un café y ya habíamos terminado de comer cuando el escritor pidió otras tres copas de vino tinto, pidiéndonos saludar con él. Nos llevaron Cabernet y para ser sincera, no me gusta tanto el sabor, lo cual notó de inmediato este señor, por lo tanto se acercó a mi, me pidió mover la copa, olerlo y tomarlo, prácticamente me enseñó a degustarlo. Pagamos la cuenta y salimos del lugar.
Lo llevamos a conocer el centro de la ciudad, algunos otros lugares, estuvimos comiendo nieve artesanal, bebidas regionales, algunos dulces de tamarindo y paramos para que comprara algunos recuerdos, lo que no nos permitió comer en el transcurso del día, por lo que nos dirigimos al hotel, donde terminamos cenando. De verdad que fue un día muy divertido gracias a el, no paraba de contar sus aventuras con muchos miembros del gobierno español y grandes personalidades, sin embargo, fue un día pesado por todo lo recorrido, cenamos ligero y Don Chava me pidió acompañar al escritor a su habitación, en lo que el iba por la camioneta para retirarnos del lugar.
Acompañé al señor a su habitación ayudándolo a cargar algunas cosas, ya que llevaba muchos recuerdos, entramos a la habitación, acomodamos las cosas y me despedí de el, momento que aprovechó para darme otro fuerte abrazo y un beso tierno marcado en mi mejilla, agradeciendo el trato del día, pero al dirigirme a la puerta de la habitación sentí su brazo rodeando mi cuello, me acompañó al elevador y ahí me dio una suave nalgada, lo que me paralizó por completo, me sentí fría y me subí al ascensor mientras el decía adiós. Don Chava me esperaba afuera del hotel y me llevó a casa, ambos cansados por lo que no hubo conversación. Al llegar a casa por ahí de las once de la noche , me recibió mamá, me preguntó si quería algo de cenar y contesté que no, había comido muchas frituras en el día y acababa de cenar, fui directo a mi recamara, cerré y me di una ducha, notando mis pechos erectos por el frío y reconfortándolos con el agua tibia que recorría mi cuerpo, no dejaba de pensar en el momento de la nalgada y los besos marcados, quizá sólo era mi imaginación, pero no dejaba de pensar en el escritor, el cual ni siquiera era de mi agrado, pero tampoco me sentí incomoda con esa despedida. Al respecto, en otras ocasiones me habían nalgueado chicos de la calle o toqueteos en el transporte público, pero esto fue directo, lo sentí más personal. Terminé de bañarme, me puse mi pijama y me recosté para dormir, pero ni siquiera el cansancio me quitaba el momento de la mente, no dejaba de pensar en eso hasta que no pude más y cerre mis ojos.
Al día siguiente sonó la alarma a las seis , me levanté y noté mojado mi calzón, en realidad nunca me había pasado eso, me desvestí y me metí a bañar, me di un chapuzón rápido, salí y fui más delicada en mi secado, me unté mis mejores cremas y lociones corporales, me puse un coordinado de brasier negro con calzón cachetero del mismo color, una blusa de vestir blanca con una franja azul por debajo de los botones, que combinaba con un francés de uñas en las manos, una falda entallada color azul marino que llegaba hasta mis rodillas y unas zapatillas negras con tacón 12, un saco que era traje sastre con la falda, un alaciado como nunca lo había hecho, con un maquillaje sutil y atractivo. Se hicieron las nueve en punto y pasó por mi Don Chava, pasamos por el escritor quien ya nos esperaba en el restaurante del hotel y desayunamos, en esta ocasión sólo comí cereal, ellos desayunaron tipo bufet y de ahí partimos directo a la feria del libro, donde el señor tuvo su presentación a las once , una presentación exitosa la cual duró una hora exactamente, despedido entre aplausos y reconocimientos, todos pedían tomarse la foto con el, pero a final de cuentas nos regresamos al hotel para recoger sus cosas. El camino siguió normal, parecía que los tres éramos amigos de toda la vida, había mucha confianza hasta para bromear con el escritor, llegamos al hotel y al revisar sus pertenencias se dio cuenta de que no traía unas obras literarias que le regaló un maestro de Guadalajara, por lo que me comuniqué con todas las personas que pude, hasta que salió una persona que recogió los textos, sin embargo, era regresar hasta la feria, la cual no era muy lejos, pero si con mucho tráfico vehicular. El escritor apenado pidió regresar, sin embargo, Don Chava nos comentó que el podía ir solo, pero pedía estar listos para salir lo antes posible para el arribo de regreso al aeropuerto, lo cual agradeció muy gentilmente el escritor.
Mientras Don Chava arrancaba la camioneta, el escritor y yo entrábamos al hotel, yo estaba nerviosa, el nuevamente tomó mi mano y nos dirigimos al bar, donde pidió dos copas de vino tinto, ambos las tomamos y pidió otras dos, en realidad no me gustaba el vino tinto, pero el momento me parecía excitante, tomé rápido la otra copa, mientras el me miraba y con sus dedos me acariciaba el cabello y mejilla, no podía fingir mucho el desagrado del vino y aún así pidió una tercera copa sólo para mi, entendiendo inmediatamente sus intenciones, por lo que degusté y tranquilamente la tomé, pero ya sentía algo de mareo, un mareo que podía soportar, sin embargo, la adrenalina del momento me cegó y poco a poco nos fuimos acercando más y más hasta llegar a un beso largo y tierno, no podía creer que era yo la que quería algo más y aunque no sea creíble, pensaba en todo, en mis papás, en mi novio, en mi misma, en mi trabajo, en el señor y me tomó de la mano para pasar a la habitación, en verdad lo recuerdo y se me eriza la piel, como si estuviera pasando en este mismo instante.
Ya en la habitación me sentía húmeda, esperaba que el se lanzara sobre mi como un salvaje, tenía miedo por el tiempo y que llegara Don Chava, sin embargo, fue sutil, muy tranquilo, me abrazo, me acariciaba y poco a poco fue desabrochando los botones de mi blusa, besando mi cuello, acariciando suavemente mis piernas, yo temblaba pero a la vez me moría de ganas por que ya me hiciera suya, me tenía contra la pared y me besaba delicioso, me quitó el saco, después la blusa, desabrochó mi brasier, bajó mi falda y fue ahí cuando se atrevió a tocar mi vagina por encima del calzón, la cual ya estaba hecha un río, me fue tocando cada vez más fuerte y no pude aguantar exclamar un gemido, me recostó en la cama, me quitó las zapatillas y después fue bajando lentamente mi calzón hasta que quedé completamente desnuda ante el. El por su parte se dispuso a chupar mi vagina, lo cual era delicioso, poco a poco se fue quitando su camisa, después otra camiseta interior, se levantó y bajó su pantalón con todo y calzón, quitándolos con los zapatos y después sus calcetas, se recostó sobre mi y metió de repente un dedo en mi vagina, lo cual me dolió, lancé un fuerte gemido y poco a poco fue introduciendo otro dedo, con los cuales jugaba moviendo mi clitoris, pero al ver un ligero sangrado, me habló en voz baja al oído y me preguntó si ya había hecho esto alguna vez, contestándole que no, que aún era virgen, entonces montó mis piernas sobre sus hombros y poco a poco fue introduciendo su miembro dentro de mi, yo sentía que gritaba en forma exagerada, porque nunca había introducido algo en mi vagina y comenzó a meter y sacar, lo cual ya no me dolía, todo era excitante, el mayor placer que había sentido en mi vida, no fue brusco, ni vulgar, era un verdadero maestro, después se recostó en mi y fue subiendo de velocidad mientras apretaba mis pezones, jugaba con ellos y me daba besos, pasaba su lengua sobre mi cuello y pecho, todo era genial, yo gritaba como loca y desesperada me ataba a su espalda, sentía su pene no muy largo, pero si algo ancho, lo cual después de un rato comenzó a molestarme, ambos sudábamos y nos enfrascábamos en tiernos y largos besos, hasta que sonó mi celular, era Don Chava, no contesté a la primera llamada, pasó un rato y me volvió a marcar y contestó el señor mientras me seguía penetrando, yo mordía una almohada, decía que ya estaba cerca, no tardaba mucho en llegar, colgó el teléfono y subió la intensidad, la cama rechinaba y la cabecera golpeaba contra la pared, el respiraba rápido y yo no paraba de gemir hasta que salió, se hincó encima de mi y lanzó su semen en mi pecho, sentía la viscosidad del líquido caliente y me excitaba ver su cara de morbo con sonrisa picara, me dio un último beso rico y corrió a la ducha sin mojarse el cabello, me invitó al baño y nos bañamos juntos, desde luego yo con mi gorro de baño. Sólo nos mojamos y nos secamos, yo le ayudaba a el y el a mi, sin dejar de darnos besitos, nos vestimos rápido, tomamos las cosas y bajamos a la entrada del hotel, en el momento exacto en que iba llegando Don Chava con la camioneta.
Don Chava subió la maleta y el señor me abrió la puerta trasera para irme maquillando en el camino, se subió a la parte delantera para ir de copiloto con Don Chava y nos dirigimos al aeropuerto, donde bajamos las cosas y nuevamente quedamos solos mientras el chofer estacionaba la camioneta. Acompañé al escritor a mostrar su documentacion y ahí nos despedimos con un último cálido, largo y tierno beso.
De esto nunca supo nada mi esposo, ahora son amigos, jijijij. Es así como perdí mi virginidad, fui infiel y tuve romántico sexo con una persona mayor que mis padres, además es casado, jejejeje, pero desde luego no perdí contacto con el, en ocasiones viene a la feria del libro, algunas veces sólo nos da tiempo para salir a cenar, pero no perdemos comunicación por redes sociales o vía telefónica y de sexo, hemos tenido otras dos fantásticas sesiones, las que detallaré con calma en próximos relatos. Muchas gracias por leerme, besitos de su amiga Alejandra R.