En la Expo de Cancun

Lo que les voy a relatar sucedió cuando tenía 2 años de casada, me casé realmente muy joven a los 20 años, aunque debo decir que no me arrepiento, soy feliz con mi marido, y él trata siempre de complacerme en todo, realmente lo amo.

En la Expo de Cancun

Lo que les voy a relatar sucedió cuando tenía 2 años de casada, me casé realmente muy joven a los 20 años, aunque debo decir que no me arrepiento, soy feliz con mi marido, y él trata siempre de complacerme en todo, realmente lo amo.

Voy a hacer una pequeña descripción física de mí, por lo general no me gusta hacerlo porque se podría decir que exagero, pero en esta ocasión es necesario para tener una ubicación más real de los hechos. Al no tener aun hijos, me ha permitido mantener mi cuerpo en muy buenas condiciones, mi piel es blanca mido 1.68 de alto sin zapatillas, delgada con buenas nalgas y un busto del cual me siento orgullosa. Todo esto unido a mi capacidad de coordinación, planeación y socialización permitieron que en la empresa donde trabajaba fuera escogida para estar en una exposición que duraría una semana en otra ciudad, donde yo supervisaría el trabajo de 4 edecanes a mi cargo. Varias empresas estarían en la misma expo, así que deberíamos de estar muy elegantes para representar bien a la empresa.

Mi marido al inicio estaba algo molesto ya que la carga de trabajo había iniciado dos semanas antes de la expo, cosa que hizo que interrumpiéramos nuestra vida de casados. Además aun no estaba conforme con la idea de que yo estuviera toda una semana fuera de casa y en otra ciudad. Pero poco a poco fue aceptando el hecho, ya que para mi esto seria toda una experiencia laboral y finalmente termino apoyándome.

El día que todo el personal tuvo que partir a la ciudad de Cancún, apenas tuve tiempo de darle un beso a mi marido y de despedirnos con un abrazo. El me dijo que me llamaría todos los días en la noche para saber que estuviera bien. A pesar de que la expo se realizaría en la ciudad de Cancún, yo y mis compañeras sabíamos perfectamente que no habría tiempo para salir de turistas ya que había mucho trabajo que hacer, tan solo nos conformábamos con saber que estábamos en ese paradisíaco lugar.

Sábado por la noche.

Llegamos al hotel donde tenia ya la reservación solo firme mi entrada en recepción, así como me fueron entregadas las llaves de un auto que la compañía rento para mi. Casi de noche, así que me fui a mi habitación para dormir y descansar, el día de mañana tendríamos bastante trabajo.

Domingo.

La alarma me levanto a las 5.30 a.m., me di una ducha caliente, y me vestí para bajar a desayunar algo ligero. La empresa nos había mandado hacer uniformes para la ocasión, uno para cada día de la semana, todos consistían en un coordinado de falda, blusa y saco, así como también zapatillas al tono del uniforme.

Llegue al centro de convenciones y ubique el lugar del stand de mi empresa, llegue y a trabajar, de rato llegaron las edecanes y a atender al publico, mientras yo atiendo a clientes mas importantes y me dedico a otros detalles. El trabajo es bastante pesado y de todo el día andar con zapatos altos. El primer día fue todo un éxito, como a las 10.30 p.m. la gente comienza a retirarse poco a poco, a las 11.00 las edecanes se despiden de mí y se van a su hotel, mientras yo termino el reporte de trabajo.

Termino mi reporte y lo envió a la empresa por correo electrónico, por fin a descansar, cuando veo que tengo que llevarme una caja con documentos, mi portafolio y varios carpetas....., Tome todo con calma y cargue con todo, estaba algo pesado. Camine hacia la salida, a pesar de que personal del lugar pasaba junto a mi, nadie me ayudaba. Hasta que una voz detrás de mi me detuvo. - Señorita, puedo ayudarle. Me dijo un guardia de seguridad. Sin fijarme mucho en su aspecto acepte su ayuda.

  • Si por favor se lo agradezco. Y al tomar la caja de papeles por accidente su mano roza por un instante mi busto, al sentir inmediatamente reaccione hacia atrás.
  • Dígame donde esta su auto. Dijo cortésmente el guardia.
  • Por aquí. Y lo fui guiando al estacionamiento.

  • Vaya esta caja esta muy pasada para Ud.

  • Si, pero como tengo que llevarla, pues ni modo. Le dije.
  • Y lo que me falta aun cuando llegue al hotel. Agregue.
  • A que caray, pues si Ud me permite, le puedo ayudar, al fin que ya termino mi turno, y el rumbo que lleva me ayuda mucho, así hasta un favor me hace Ud.

Casi de inmediato respondí, esa caja realmente pesaba y lo que quería era llegar a descansar, además pues él era un guardia de la expo así que no creo que pueda pasar algo malo.

  • Ok, gracias, entonces vamonos. Respondí

Se subió al auto e inmediatamente tome rumbo al hotel, en el trayecto conversamos, el estuvo en el ejercito, después entro a trabajar como policía. Cargo que según el duró mucho y tuvo importantes ascensos. Ya con el tiempo se retiro a una actividad menos riesgosa y se volvió guardia de seguridad, en donde tiene el cargo de jefe de turno. Yo le calcule que tenia pasados de los 50 años, 55 talvez. Su pelo ya todo blanco, pero unos brazos fuertes, se notaba que en su juventud había hecho mucho ejercicio. Durante el viaje pensaba si  él se había dado cuenta del accidente de la caja y mi busto, de alguna forma eso me provoco un poco de ansiedad.

  • Vaya todo esto y sin presentarnos. Le dije
  • Mi nombre es Alfonso, aunque todos me dicen Don Alfonso. Me dijo ofreciéndome una sonrisa.
  • El mió es Graciela. No soy de aquí, solo vine por la expo.
  • Muy bien señorita. Me dijo
  • Ja ja, gracias, pero sabe don Alfonso, soy casada
  • Vaya pues no se le nota es ud muy joven.
  • y Ud es casado?. Le pregunte.
  • Viudo, desde hace casi 5 años. Vivo solo en un departamento cerca de la zona hotelera.

Note que en cuanto yo me distraía para dar una vuelta, Don Alfonso observaba como mi falda se subía al momento de conducir. Cosa que no me preocupo mucho. Finalmente ya estaba algo acostumbrada a que los hombres me vieran las piernas.

Lo que me impresiono de don Alfonso fueron sus ojos azules, de una manera eso lo hacia atractivo, Él se quejaba porque la falta de ejercicio y la edad hizo que subiera de peso. Se le notaba un vientre algo crecido.

Llegamos al Hotel y Don Alfonso tomo la caja y me acompaño hasta mi cuarto. Entramos a la habitación, deje mis carpetas y mi portafolios en la silla y me senté rendida en la orilla de la cama. Don Alfonso entro de tras de mi y coloco la caja junto al closet.

  • Estoy rendida. Le dije
  • Pues si, con esos tacones ya lo creo. Respondió
  • En el ejercito tenia mucha fama entre mis compañeros, porque sabia darles un buen masaje en los pies después de varias horas de caminata.
  • Mire, permítame...

Casi estaba por decirle que no era necesario, pero él se anticipo y en un instante estaba de rodillas quitándome una zapatilla de tal forma que ya no podía hacer nada para detenerlo. Tomo mi pie entre sus manos y comenzó a darme un masaje que hacia estremecerme de placer al sentir como mis músculos tensos del pie comenzaban a relajarse. Después de terminar con un pie, tomo el otro, primero quitándome la zapatilla para después tomar mi pie entre sus manos.

La sensación fue muy relajante, tanto que me acosté en la cama mientras don Alfonso trabajaba con mis pies. En un momento moví mi cabeza hacia un espejo de cuerpo completo que había en la habitación y vi como don Alfonso miraba mis pies y después por entre mis piernas, no pensé que estando en esa situación la falda se había subido un poco mas, ni mucho menos que mis piernas estuvieran un poco abiertas. Comencé a ponerme caliente de la cara, me estaba excitando. Pero no..., pensé, don Alfonso casi podría ser mi padre. Como una reacción independiente a mí, en uno de los momentos en que don Alfonso miro mis pies, mis piernas ligeramente se abrieron. Me quede atónita, al ver como mi cuerpo reaccionaba ante tal situación. Aunque sabia que no era suficiente como para que viera mi ropa interior, aun así le ofrecía un espectáculo.

Tenia que pensar en algo si realmente quería aprovechar esa oportunidad..., cuando suena el teléfono de la habitación, Don Alfonso deja que me levante a contestar...

  • Hola.
  • Hola amor... como estas?, como te fue cuéntame?. Era mi marido
  • Muy bien amor, pero ya ves es mucho trabajo y estoy rendida.
  • Si, me lo supuse. Te extraño amor, los días se me hacen eternos...

Don Alfonso, inmediatamente se da cuenta que estoy hablando con mi marido, solo me hace una seña para despedirse e indicarme que a las 6 viene a ayudarme con mis cosas, yo digo adiós igualmente con mi mano.

  • Bueno te dejo descansar. te quiero mucho
  • Yo también amor....
  • Adiós.
  • Adiós. Y cuelgo el teléfono.

Caí en la cama, pensando en lo que pudo ser. Me quite mi ropa de trabajo y me metí a la cama donde dormí pensando en la situación que acababa de vivir. Tenía ya mas de 15 días sin relaciones intimas y mi cuerpo pedía agritos quien lo satisficiera.

Lunes.

Al día siguiente, a las 6 a.m. en punto tocan a mi puerta, yo estaba ya lista para salir, abrí la puerta y era don Alfonso, nos saludamos con un "buenos días", y entonces le permití entrar, ya esta lista?, me pregunto.

  • Si don Alfonso. Le conteste.

Tome mi portafolios y don Alfonso cargo la caja de documentos, casi no tuvimos conversación en el trayecto. Llegamos a la expo.

  • Si quiere en la noche vengo nuevamente para ayudarla.
  • Realmente se lo agradezco, no se que haría sin su ayuda. Le dije.
  • Entonces hasta en la noche. Me dijo don Alfonso
  • Hasta en la noche, le dije. Y entonces comenzó otro día de trabajo duro.

Dieron las 11pm, yo estaba terminando, y no veía por ningún lado a Don Alfonso, pensé que talvez no vendría, que hubiera tenido algún otro compromiso, eso me desilusiono un poco. Casi estaba por llevar mi pesada carga al auto, cuando apareció casi corriendo...

  • Perdón, es que se hubo algunos problemas en otra sección pero ya quedo todo resuelto. Dijo un poco agitado.
  • Pensé que ya se había olvidado de mí...
  • No como cree, aquí estoy a sus órdenes. Me dijo en todo ceremonioso. Tomo la caja y nos encaminamos a la salida.

En todo el día no había dejado de pensar en lo que ocurrió y en lo que podría haber ocurrido. El imaginarme en la calle de la mano de don Alfonso como si fuera mi novio, fue una idea que me excitaba. Sobretodo si estaba en una ciudad desconocida, donde podría hacer cualquier cosa sin ser reconocida.

Llegamos al Hotel casi en silencio, entramos a mi cuarto y don Alfonso dejo la caja nuevamente junto al closet. Yo deje mis cosas sobre la silla y esta vez me quite mi saco, ese día había elegido mi ropa interior, un brassier de media copa de encaje, así como unas bragas que hacen juego, con encaje al frente. La blusa era un lisa de color blanco, así que casi se transparentaba mi busto, donde la mitad de el estaba desnudo.

  • Quiere Ud. que le de un masaje en sus pies. Me dijo muy cortésmente don Alfonso.
  • Graciela, dígame Graciela, no me hable de Ud. y si me gustaría mucho ese masaje, anoche hizo que mi cansancio desapareciera como por arte de magia. Le dije, cerrándole un ojo.

Tome mi lugar sentándome en la cama, y el inmediatamente se arrodillo a mis pies, quitándome ambas zapatillas y comenzando su masaje. El sentir sus manos en mi piel hacia que mi estremeciera. El masaje duro unos 10 min., cuando dijo, que era suficiente como para que descansara. En ese momento se levanto casi dispuesto a retirarse, cuando le dije.

  • Don Alfonso, no cree que sus manos podrían ayudar también a mis hombros. Mi tono fue casi de suplica mezclada con tono de niña.
  • Claro, porque no. Dijo.

Me senté en la cama, dándole la espalda, él parado comenzó a darme masaje en mis hombros por encima de mi blusa.

  • Si es necesario, puedo bajarme un poco la blusa. Le dije y casi en ese mismo instante baje la blusa por mis hombros dejándolos desnudos. No pude ver la reacción que don Alfonso tuvo ya que estaba de espaldas, pero me imagino que fue de asombro, ya que le tomo unos instantes reiniciar su masaje. Sentía como esas manos fuertes recorrían mis hombros presionando firmemente y luego casi como una caricia, mientras yo lentamente desabrochaba un botón de mi blusa, casi sin que lo notara hasta terminar con todos.

Desde la posición de don Alfonso ya que estaba parado, seguro podría deleitarse al poder mirar la parte superior de mi pecho ahora casi desnudo de mi blusa.

Cuando sin palabra que decir deje de sostener mi blusa que cayo descubriéndome totalmente. Mi mente y mi cuerpo reaccionaban ante la situación de la forma mas candente, ahora en masaje de don Alfonso se transformo en caricias que comenzaban desde mi cuello hombros y brazos, yo tenia los ojos cerrados disfrutando esas manos extrañas en mi piel, al ver que no oponía ninguna resistencia fue un poco mas atrevido al ir bajando poco a poco sus manos por los hombros hacia mis pechos, sus manos se deslizaban dentro de mi brassier hasta que sus manos sostenían cada uno de mis pechos, para después presionarlos hacia él, fue cuando sentí en mi espalda como su miembro estaba ya duro y erecto.

Mantenía mis ojos cerrados, mi vagina ya había comenzado a lubricarse cuando sentí unos labios en mi mejilla besándome inmediatamente busque con mi boca esos labios que se unieron en un beso profundo y apasionado. Mi razonamiento me decía que el era un hombre mayor y que no debía continuar, pero mi cuerpo reaccionaba de otra forma. Después de aquel beso, don Alfonso siguió acariciando ya todo mi cuerpo que había quedado desnudo. Casi de inmediato busque el broche de mi brassier para liberarme de mi última prenda de mi parte superior de mi cuerpo. Me incorpore y enfrente a don Alfonso de pie y de frente, Él aun con toda su ropa comenzó a quitarme la falda que con solo quitar un botón y bajar el cierre cayo al suelo, dejándome en bragas. Su mano comenzó a tocar por encima de esta, recorriendo el encaje que me cubría, para después introducirla entre mis piernas, acariciando mis partes intimas de atrás hacia adelante humedeciendo su mano con mis fluidos. Entonces mientras yo me deshacía de esta ultima prenda, don Alfonso comenzó rápidamente a desvestirse vi como su cuerpo era algo obeso y comenzaban ya a notarse los estragos del tiempo.

Sin embargo su pene ya erecto era casi del mismo tamaño de mi marido, solo que más grueso en la punta. Parado aun don Alfonso, yo me senté en la orilla de la cama él se acerco hacia mi tome su pene y comencé a masturbarlo, lo jale hacia mi para pasarlo por mi cara estaba caliente. Sin reparos comencé a lamer aquel miembro hasta ahora desconocido, desde la base del pene hasta la punta, de la cual ya habían salido algunas gotas de fluido transparente. En la base de su pene, dos enormes bolas le colgaban, estas si eran mucho más grandes que las de mi marido, Con una mano sostenían aquellas joyas, mientras chupaba el miembro.

No cabía todo en mi boca, Don Alfonso solo gemía y cerraba los ojos ante el placer que recibía de mis labios. Sus manos jugaban con mis pechos, pellizcando los pezones enrojecidos ya por la excitación. Don Alfonso retiro de mi boca su pene, para alzarme en sus brazos y acostarme en la cama, fue entonces que sin preámbulo abrió mis piernas y enfilo su pene a mi vagina, tenia que abrir al máximo mis piernas pues la gordura de don Alfonso me obligaba a esa situación. Sentí como esa punta comenzaba a hacer presión en mis labios genitales que poco a poco cedían ante en empuje que me daban. Tener a don Alfonso encima de si significo un poco de incomodidad, ya que su peso era demasiado, y estaba totalmente encima de mi.

Su pene ya dentro de mi comenzó un vaivén en donde en cada embestida me penetraba mas y mas, más la idea de don Alfonso no era terminar dentro de mi. Se notaba que no había tenido sexo en mucho tiempo y que quería experimentar en otras posiciones.

Don Alfonso se arrodilla y saca su miembro de mi y me pide que me voltee, yo me levanto y me arrodillo para después poner mi cabeza en la almohada casi cercas de la repisa de la cama dejando mis caderas a lo alto ofreciendo mi vagina y mi ano en todo su esplendor.

Sentí un dedo masajeando mi ano, preparándolo para ser penetrado yo solo me limitaba a dejarme hacer por lo que mi amante quisiera. Cuando sentí ese capullo enorme haciendo presión ahora sobre mi ano, don Alfonso empujaba mientras con sus manos en mis nalgas las abría para ayudar a su pene. Fue algo difícil pero poco a poco su pene iba penetrándome, sentí un poco de dolor, gemía, pero la presión de aquel miembro no disminuía, calcule que el pene de don Alfonso estaba a la mitad de ser introducido totalmente, cuando el teléfono de la habitación comenzó a sonar insistentemente.

Lo deje sonar una y otra vez hasta que por fin se silencio. No podría ser otra persona más que mi marido, después el celular que estaba en la misma repisa comenzó a sonar, serian como las 12pm. Sin dejar mi posición, mi mano busco el celular en la mesita de noche, hasta que di con el y conteste. Don Alfonso se quedo quieto, con su pene a medio entrar. Mi ano abierto y mis nalgas en manos de un extraño.

  • Bueno. Dije en el celular
  • Amor, buenas noches. ¿Ya estabas dormida?
  • Hola amor, no aun no. Le conteste. El dolor de mi ano ya había desaparecido.
  • Es que sabes, hubo junta de directivos y salí tarde de la oficina, pero quería saber como estabas?
  • Bien, estoy bien amor, no te preocupes.

Don Alfonso al ver que tenía la situación controlada, comenzó nuevamente su presión y lentamente iba entrando más en mí.

  • Vamos a tener varias reuniones, así que en dos o tres días no voy a llamarte para no despertarte. Pero te voy a extrañar mucho. Me dijo mi marido.
  • Si yo también, en el transcurso del día te enviaré mensajes al celular para que no te preocupes, ¿de acuerdo?

Fue el momento en que sentí que los huevos de don Alfonso chocaron con mis nalgas, lo había logrado. Me tenía bien penetrada con todo su miembro.

  • Si, esta bien. Te amo, buenas noches amor. Me dijo
  • Yo también, buenas noches amor. Y colgué el celular.

Entonces comenzó los movimientos de don Alfonso, a sacar y meter su pene, la fricción me daba un placer intenso, hasta que sentí como aquel miembro se hincho para descargar su semen dentro de mi. Don Alfonso sudaba copiosamente al igual que yo, término por derrumbarse en la cama su pene salio de mí dejando un río de fluidos en mi ano y piernas.

Agotada quede en la cama, don Alfonso gentilmente me cubrió con cobijas y el se acostó aun lado de mi, ambos desnudos dormitamos un rato.

El ruido de la ducha me despertó aun era de noche, intente volver a dormir. Don Alfonso al terminar su ducha y secarse volvió a la cama, yo estaba acostada de lado y sentí el cuerpo de don Alfonso acercarse a mi, se acomodo de tal forma que su pene estaba pegado a mis nalgas y sus manos en mis pechos me abrazaba. Yo estaba tan cansada que seguí inmóvil, el miembro ya estaba listo para entrar en acción nuevamente, así que don Alfonso con su mano en su pene busca mi vagina yo muevo mis caderas para que pueda entrar con mas facilidad, en un movimiento que me hace mecerme me coge mientras sus manos recorren mi cuerpo de arriba a abajo, siento varios chorros de semen descargando dentro de mi vagina. Fue el momento que el sueño me venció.

Volví a despertar mas tarde, pues don Alfonso se daba vida cogiendome nuevamente, en la misma posición de lado, llegaron a mí recuerdos de mi noche de miel cuando mi ahora marido me hacia el amor toda la noche. De alguna manera hasta pensé que el hombre en mi cama era mi marido que hasta le dije sin pensar - Así amor así. Para volver a quedarme dormida.

Martes.

A las 5.30 la alarma me despertó a mi y a don Alfonso, "Buenos días", me dijo don Alfonso dándome un beso en los labios, le sonreí devolviéndole el saludo. Al levantarme una gran cantidad de fluido salió de mi vagina manchando la sabana y escurriendo por mi pierna. Corrí al baño donde en la regadera salió el resto. El agua caliente de la ducha me reanimo. Termine, salí del baño para que don Alfonso entrara y se duchara también. Arreglados cada quien con su uniforme nos dirigimos a la expo.

Ya en el auto...

  • Lo disfrute mucho, gracias. Me dijo
  • Yo también lo disfrute. Le dije cerrándole un ojo

En el trayecto hablamos sobre cosas superficiales como el clima y la comida. Llegamos al centro de exposiciones y nos despedimos. La noche había dejado en mi sensaciones que durante el día me recordaban lo sucedido. Al caminar sentía aun dilatado mi ano, así como aun sentía mis labios genitales abiertos.

Fue un día con menos trabajo, mas tranquilo, que me permitió descansar de la gente y entablar de relaciones de amistad con las edecanes. Envié un par de mensajes al celular de mi marido para que no estuviera preocupado.

Llego la noche. A las 10 p.m. llego don Alfonso, venia con una mochila al hombro.

  • Hola, buenas noches.... lista?. Me dijo
  • Buenas noches, si, ya estoy lista.

Don Alfonso tomo la caja de documentos y yo mi portafolio, nos encaminamos al estacionamiento. En camino al hotel...

  • Y que tal hubo mucho trabajo?.
  • Fíjese que no don Alfonso, hoy fue un día muy tranquilo. Si tuve oportunidad de sentarme y descansar, a comparación de los otros días. Le conteste.

Fue cuando don Alfonso puso su mano en mi pierna, yo solo le sonreí. Llegamos al hotel, al entrar al cuarto, dejo don Alfonso su carga como siempre y yo mi portafolios, fue cuando entonces nos abrazamos y nos besamos apasionadamente.

Mientras nos besábamos, don Alfonso comienza a quitarme la ropa y yo hacia lo mismo con él, mientras nuestras bocas seguían beso tras beso. La noche fue muy similar a la anterior con la única diferencia es que don Alfonso se lo tomo mas tranquilamente, besando cada rincón de mi cuerpo sin prisas pero con la misma pasión. Beso mi vagina, mis pechos. Mientras yo no soltaba ese pene grueso.

Mientras chupaba mis pezones introdujo un dedo dentro de mi vagina, después dos. Entraban y salían humedecidos de mis fluidos, Yo ya no quería sus dedos y le pedí que me hundiera su pene, cosa que hizo de inmediato con mis piernas a lo alto mi vagina esta dispuesta para él que con pene en mano hundió de un solo movimiento hasta dentro, arranco de mi un gemido al sentir como mi vagina se llenaba con ese trozo de carme caliente. Mientras mi cuerpo era literalmente aplastado por el vientre prominente de don Alfonso.

Después de 10 min. de entrar y salir en mi cuerpo, tuve un gran orgasmo, mientras siento la descarga de semen de don Alfonso dejándome satisfecha.

Nos besamos y nos acostamos totalmente desnudos dormimos como si fuéramos esposos.

Miércoles.

Comienza un nuevo día, y aun faltan tres días para que termine el evento. Don Alfonso al cambiarse saca su ropa de la mochila, cuando lo veo le digo que seria mejor que acomode su ropa en el closet así no se le arrugaría, entonces le ayudo a acomodar su ropa y después de arreglarnos nos vamos al centro de exposiciones. Nos despedimos con un beso en los labios.

  • Hasta en la noche amor. Le digo a don Alfonso
  • Hasta en la noche mi vida. Me dice.

Al tomar mi camino, me excita la forma en que me despedí de él, como si fuera algo ya muy familiar e intimo. El día inicia sin incidentes. Las edecanes me comentan que conocieron unos hombres que las invitaron a salir en la noche, me invitan a ir con ellas, pero yo les digo que termino muy cansada y lo que quiero es ir al hotel. Algunos clientes intentaban coquetear conmigo, mas mi frialdad al tratarlos los mantuvo a raya. Se hizo tarde y como siempre a las 10 p.m. don Alfonso pasó por mí y nos fuimos al hotel.

Ya don Alfonso mas familiarizado conmigo se tomaba mas libertades, en los pasillos del hotel me agarraba las nalgas, o pasaba su mano por mi cintura, al subir por el elevador nos besamos en la privacidad de ese pequeño espacio.

No se que tenia don Alfonso que me atraía, era un hombre obeso y mas del doble de edad que la mía pero algo tenia que me excitaba, al grado de llamarle "amor" o "mi vida" palabras que solo reservaba para mi marido.

Al entrar a la habitación como dos novios en luna de miel nos despojábamos de nuestra ropa y directo a la cama.

Don Alfonso se acuesta en la cama ya con su miembro erecto y me pide que suba en él, me acerco y me arrodillo en la cama para besar primero y después lamer ese pene. Así como también esas dos bolas que cuelgan de la base del pene, hasta dejarlas mojaditas, entonces voy subiendo por el cuerpo de don Alfonso abriendo mis piernas con una de mis manos tomo su pene y lo guió hacia mis labios vaginales, que poco a poco va entrando ya con mayor facilidad que días anteriores.

El vientre de don Alfonso obliga a que mis piernas estén tan abiertas que duele un poco, aun así, termino por sentarme en aquel miembro que ocupa su lugar dentro de mi. Sentada así don Alfonso acaricia mis pechos, y recorre mi estrecha cintura hasta donde sus manos alcanzan por mis piernas. Toda mi juventud a la vista de don Alfonso que goza de la vista así como su pene que me penetra. En una plática anterior con don Alfonso en los trayecto, me dijo que tiene 3 hijos, una de ellas tiene casi mi edad.

Entre caricia y caricia me agacho para besar los labios de don Alfonso para volver a sentarme en su pene. De repente suena el teléfono de la habitación, de inmediato don Alfonso lo descuelga y me lo pasa para que conteste.

  • Hola. Dije
  • Hola, amor buenas noches, como estas?
  • Hola, buenas noches, bien, estoy bien, gracias.
  • Ayer no pude llamarte salí tarde de la reunión, pero tus mensajes al celular me tranquilizaron, pero te extraño mucho.
  • Yo también, ya falta poco, se paciente.

Las manos de don Alfonso estaban en mis pechos, que presionaba y acariciaba, mientras hablaba con mi marido.

  • Si, ya solo 3 días y te tengo de regreso.
  • Así es. Le confirme
  • Entonces ya te dejo dormir. Te quiero, buenas noches.
  • Buenas noches. Y colgué el teléfono.

Después de dejar el teléfono, note algo extraño en la conversación. No llame a mi marido "mi amor", "amor" o "mi vida" ni mucho menos le dije que lo quería al despedirme.

Comencé a subir y bajar por ese miembro bañado en mis fluidos, cada vez mas de prisa, pensar en la conversación que tuve con mi marido hizo que tuviera un orgasmo increíble que caí sobre el cuerpo de don Alfonso agotada, mas él aun no terminaba. Me hizo aun lado y se coloco detrás de mí, levanto mis caderas y me penetro en posición de perrito, una y otra vez empujaba su pene dentro de mí hasta que comenzó a soltar chorros de semen dentro de mí. Termino exhausto. Dormimos abrazados, ya casi de madrugada siento como don Alfonso me introduce su pene en mí otra vez, me lo hizo de lado, mis nalgas solo golpeaban el vientre de él. No supe cuantas veces mas me penetro en esa noche.

Jueves.

Los días pasan rápidamente y las noches muy lentas. Cumplo con mi trabajo en la expo puntualmente, mis jefes me han mandado una felicitación por correo electrónico, por el excelente trabajo hasta ahora realizado.

Hoy al bañarme, note que mi pezón derecho enrojecido, estragos de una noche de pasión, don Alfonso paso mucho tiempo prendido de el.

En la expo mientras atendía unos asuntos, don Alfonso hizo presencia. Me extraño ya que nunca venia a ver me sino hasta en la noche. Se acerco para decirme que ese día haría turno en la noche pues un compañero falto y el tenia que suplirlo así que pues no podría pasar por mí en la noche. Lo lamente, pero pues nada se podía hacer. Nos despedimos y estaríamos en contacto.

Ese día cargue la caja yo sola hasta el auto, y ahí la deje, no la subí al cuarto, tiene información importante pero creo que en el auto no puede pasarles nada. Así que ahí la deje a pesar de las recomendaciones de mis jefes.

Esa noche la pasaría sola. Me acomode en mi cama y dormí, extrañando las caricias de don Alfonso.

Viernes.

Eran como las 5am aun no sonaba la alarma. Cuando la puerta de mi recamara se abrió y entro por ella don Alfonso.

  • Hola amor. Me dijo
  • Hola mi vida, que paso?. Le dije
  • Conseguí quien se quedara en mi lugar, así que pues aquí me tienes. Me dijo don Alfonso, que iba quitándose la ropa mientras caminaba hacia la cama.

Me recorrí para dejarle un lugar, él ya desnudo entro dentro de las cobijas, nos besamos y comenzó a hacerme el amor. Me quito las bragas que tenia y apunto su pene directo hacia mi vagina.

Ya me había acostumbrado al peso de su cuerpo. Así como mi vagina, donde aceptaba el pene de don Alfonso sin más ni más. Cabalgo en mí por varios minutos hasta que derramo su semen.

Yo casi dormida solo gemía en cada embestida. A las 5.30 que sonó la alarma y me levante casi de forma automática, me fui al baño para bañarme, don Alfonso se quedo en la cama aun dormido. Por mis piernas chorreaba el semen que don Alfonso me había dejado.

No lo desperté, estaría cansado por su turno. Así que me fui sola a la expo.

En la expo, las edecanes y yo comenzamos a guardar las cosas menos importantes, para que el día de mañana ultimo día tuviéramos menos cosas que empacar. Mañana a medio día terminaba la expo y el regreso a casa iniciaba. Recibí en el transcurso del día varios mensajes de mi marido, uno de ellos para indicarme que no me llamaría pues prefería a que descansara.

Don Alfonso pasó por mí a las 10pm como de costumbre. Ahora ya no tenia que cargar la caja de documentos, pues ya la había enviado a la empresa vía paquetería.

Llegamos al cuarto del hotel, y nos abrazamos, como si fuéramos novios. Me cargo hasta la cama y suavemente me deposito y el se acostó junto a mi.

  • Oye, hoy será nuestra última noche juntos. Le dije
  • Si, lo se. Me dijo en tono un poco triste. Se quedo pensando por un momento
  • Bueno, pues hay que disfrutar mientras se pueda. Dijo en tono mas animado.

Y comenzó besándome, mientras sus manos se deslizaban por mi blusa para desabrocharla. Yo le ayude con la falda y mis bragas. Ya estando desnuda en la cama, Don Alfonso se deshizo de la suya y me pidió que me volteara.

Levante mis caderas dejando mis nalgas a su disposición, entonces él comenzó a lamerme por en medio humedeciendo cada centímetro de mi piel, mojando mi ano y mis labios vaginales. Yo cerraba los ojos, solo me dedique a disfrutar de las sensaciones que recibía. Don Alfonso tomo su pene y lo apunto a mi ano, sentía como ese pedazo de carne invadía el espacio abriéndome las nalgas. Cuando mi ano se acostumbro al tamaño del pene entonces don Alfonso comenzaba sus embestidas, una tras otra, mi ano abrazaba ese pene, ahora casi ni me acordaba que estaba casada, ni que mañana por la noche ya no vería a don Alfonso.

Mis nalgas, mi vagina, mi ano habían sido de otro hombre casi por una semana, viviendo como marido y mujer en luna de miel. No tardo mucho en depositar su semen en mí. Nos propusimos descansar un poco. Desnudos en la cama, don Alfonso me dijo que me extrañaría, que estos días habían sido muy felices para él. Nunca se había imaginado que una joven como yo hubiera compartido la cama con él. En ese momento callé su boca con un beso, mientras subía a su cuerpo con una mano tome su pene y lo puse a la entrada de mi vagina, con un movimiento coordinado de él y mió entro hasta el fondo arrancándome un gemido de placer.

Cabalgue sobre el por varios minutos, hasta que el no pudo mas y volvió a descargar su semen en mi vagina. Dormimos algunas horas, para después volver a repetirlo de la misma forma. Y dormimos hasta que amaneció.

Sábado.

Despertamos, y por única vez nos bañamos juntos, el enjabonaba mi cuerpo y yo el de él. Su pene no resistió tales caricias mías que se puso duro, Don Alfonso acariciaba cada parte de mi cuerpo como si quisiera aprenderlo de memoria. Cuando me arrodille, y comencé a comerme ese pene, masturbándolo con mi boca, rápido sentí varios chorros de semen caliente, que comí hasta la ultima gota. Terminamos de bañarnos, y salimos al cuarto, don Alfonso me pidió que él me vestiría. Así que desnuda en el cuarto, me deje vestir por él. Finalmente terminamos. Empaque mi ropa y mis pertenencias en mis maletas, don Alfonso guardo su ropa en la mochila que días antes había traído.

  • Graciela, amor. Me dijo don Alfonso
  • Si, dime mi vida.
  • Quiero pedirte un favor muy grande.
  • A ver dime, como te puedo ayudar. Le conteste.
  • Quiero un recuerdo tuyo, quiero tener algo que me ayude a saber que todo esto no fue un sueño.
  • Si, pero... que quieres. Le dije
  • Quiero toda tu ropa interior, claro menos la que llevas puesta. Me dijo con una gran sonrisa.
  • jajajaja, si, toma lo que gustes de mis maletas.

Acto seguido don Alfonso fue sacando todas mis prendas intimas que llevaba y las metió en su mochila, acomodándolas como para que no se le estropearan.

Cerró las maletas y nos fuimos al lobby del hotel y de ahí a la recepción, donde firme mi salida y entregue las llaves del auto, salimos y tomamos un taxi al centro de exposiciones.

Llegando cada quien se fue a realizar sus actividades. El evento se clausuro a las 2 p.m.

Don Alfonso dejo sus actividades para ir a despedirme, finalmente todo término. Nos dimos un abrazo como amigos y nos dijimos adiós. De ahí tomamos un taxi al aeropuerto que me llevo rumbo a mi casa. Fue un viaje donde dormí hasta que llegamos.

Mi marido estaba esperándome.

  • Bienvenida, me dijo
  • Gracias, como estas?.
  • Muy bien, y tu?, cansada?. Me pregunto.
  • Si, mucho.

Casi en silencio llegamos a la casa, donde solo deje las maletas y me fui a dormir. Al despertar, Comí con mi marido y le platique el éxito que tuvimos en la expo. Mi marido estaba feliz porque yo estaba ya en la casa.

Le veía ansioso, sabía que era lo que quería.

  • Amor, vamonos a dormir, quieres?. Me dijo
  • Si, pero sabes, estoy muy cansada, te puedo pedir un favor. Le dije
  • Si, dime.
  • No tengamos relaciones en unos días, quisiera descansar a pierna suelta. Casi le rogué.
  • Si esta bien mi vida. El tenerte ya en casa con eso ya es una gran felicidad.

Así que casi por una semana, no tuve relaciones con mi marido. Pero surgió otro problema inesperado. Por las prisas en irme a Cancún, no me había llevado mis pastillas anticonceptivas, y los días que viví con don Alfonso, no usamos ningún tipo de protección, así que... tenía un retraso en mi periodo menstrual.

Comencé a preocuparme, ya que podría estar embarazada, y de un hombre que no era mi marido. Traté de mantener la calma, y esperar, ni había de otra. Paso la semana, y el siguiente martes me bajo mi regla, fue un gran alivio. Pero para mi marido no, ya que tuvo que esperar aun más para estar en la intimidad conmigo. La única queja que tuve de mi marido, fue que tuvo que comprarme mas ropa intima, pues para él fue un misterio que buena parte de mi ropa hubiera desaparecido.

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