En la estación de Sants

Despues de mi primera experiencia en el cine X sigo descubriendo otros lugares de encuentro.

Desde aquel día que tuve mi primera experiencia con otros hombres en aquel cine X de la calle Aragón de Barcelona, no deje de pensar en que quería más, pero como yo era nuevo en estos ambientes, no tenia conocimiento de donde poder ir para relacionarme con gente que buscase lo mismo que yo.

Un día que por motivos de trabajo estaba en Barcelona cerca de la estación de Sants, tuve la necesidad de ir a los lavabos. Total que yo tan natural como cualquier hombre entre a estos servicios públicos para orinar sin percatarme en un principio, que algo raro estaba en el aire. Yo en esa época solo había tenido una experiencia, y me faltaba mucho por descubrir. Al poco rato de estar orinando me percate que al lado mío el chico que se encontraba a mi derecha solo hacia que mirarme, y no precisamente a los ojos, eso me hizo percatarme que la mayoría de personas no estaban orinando sino observando.

Yo súper nervioso apenas pude terminar lo que estaba haciendo, así que me lave las mano y salí prácticamente corriendo.

Pero sin alejarme demasiado del lugar, empecé a pensar y recapacite, porque no volver y yo también mirar, que tengo que perder que me echen una bronca, bueno pues valor.

Total que volví, y directo a los mingitorios y como aquel que nada empecé a observar a mis vecinos, algunos apenas les pude ver nada, otros de muy buen ver, jóvenes con grandes pollas y relucientes, eso me empezó a calentar, y a imaginarme que bien lo podría pasar con una de esas gran pollas en mi boca.

Total para no llamar demasiado la atención entraba y salía de los servicios cada vez que veía un chico apetecible que entraba. Estaba aprendiendo. Pero claro yo no me conformaba con solo mirar.

Hasta que en una de mis salidas a la sala de espera de la estación, se me acerca un chico y me pide fuego, yo sin ningún problema le doy fuego y me invita a un cigarrillo, seguidamente sin más me dice, quieres un café o prefieres ir a mi casa.

Sin pensarlo dos veces le digo a tu casa. Era un chaval atractivo con un buen cuerpo sin pasarse exceso de músculos, y podríamos decir que más o menos de mi edad. La verdad es que entre tantas idas y venidas de los servicios ni me había percatado en él.

Llegamos a su casa, que estaba cerca de la estación y solo entrar en el recibidor, empezamos besándonos dulce y apasionadamente, poco a poco nos fuimos despojándonos de nuestras ropas, era todo fuego y pasión, la verdad es que por mi falta de experiencia dejaba hacer a mi compañero, después de esos besos que me electrizaban el bello (Tengo que decir que siempre me a gustado besar y que me besen) fue acariciándome el cuello con esos labios carnosos y calientes, bajando hasta mis pezones donde empezó a trabajar suavemente con su lengua adiestrada como una serpiente.

Que delicia y pensar que antes no había experimentado este gran placer.

Después de mi pecho como el que esta buscando encontrar algo más delicioso llego hasta mi polla, que a estas alturas ya se encontraba en su plenitud, y con mucha lentitud introdujo en su cálida boca, no teniendo ninguna prisa en deleitar esa golosina que estaba a su disposición.

Fue lamiendo y besando desde su base hasta la cumbre, haciéndome estremecer todo mi ser, después de un buen rato jugueteando con mis pelotas, que se encontraban súper duras por la excitación, paso a lamerme el culo, abriéndolo y introduciendo su lengua hasta lo más profundo de mi ano. Que bueno era todo, que sensaciones nuevas para mi ser,

Nos tumbamos en la cama y empezamos un brutal 69, yo por mi falta de experiencia me limitaba a copiar y repetir lo mismo que mi compañero de cama me estaba haciendo, ya era tal el punto de excitación que sabia que era inminente la eyaculación, y así fue después de un gran suspiro de placer, todo mi cuerpo se tenso y allí expulse mi primer trallazo de esperma, el segundo, tercero, cuarto, y empecé a estremecerme de placer resoplando unos instantes hasta quedar tendido en la cama y así poder recuperarme.

Una vez recuperado empecé a acariciar a mi experto amante para que llegase a culminar y recibir el premio por el gran placer que me produjo, consiguiendo al poco la gran expulsión de semen y así llegar a su éxtasis.

Terminamos los dos abrazados y acariciándonos hasta recuperar las fuerzas. Después de un largo beso nos despedimos y nunca más volví a coincidir.