En la cocina...
Me sumí en un sueño divagante, mientras entraba un sueve rayo de sol de atardecer por la ventana de la cocina, en la parte trasera, cuando oí la puerta abrirse. -"¿que raro? pensé ..¿ya esta de vuelta?...
He de reconocer que cada vez que voy a casa de Lorenzo nos lo pasamos bien. Hemos ido al colegio desde pequeños. De niños nos lo pasabamos bomba en el parque tirando piedras al rio a ver quien lanzaba mas lejos. Tambien teniamos cada uno una bicicleta. La mia no era tan buen acomo la suya, pues mis padres no tenian tanto dinero comno los suyos. Pero no importaba, he de reconocer que eso entonces no me importaba..
Muchas veces ibamos a su casa a jugar con su peroo, y sus padres siempre me trataron como si yo fuese uno de la familia. Su padre ya no vive. Murió de un infarto hace 9 años, pero conservo un buen recuerdo de ese gran hombre que nos enseñaba las estrellas por las noches y luego nos llevaba al cien a ver peliculas de un tal Fellini que no entendíamos entonces. Pero daba igual, el cine nos fascinaba. A veces nos acompañaba la pequeña Lucia, la hermanita de Lorenzo. Ella tendría unos 9 años y nosotros 15 cuando lo del accidente. sandra la madre quedó desconsolada, pero parece que se sobrepuso rapidamente a juzgar por la variedad de modelos de coches que cada sabado por la tarde aparcaban en la acera de su casa. Eramos vecinos. Mi madre decia que la mama de Lorenzzo era una puta. Yo no entendia nada pero me hacía gracia ver como todos los condectores salian siempre de sus vehiculos con un ramo de orquideas silvestres, y algo para distraer a "lobo" el mastin que los mircovic tuvieron en su casa durante tantos años.
La medre de Lorenzo tenia ahora 45. Era morena. No muy alta pero tampoco baja. En cualquier caso era una mujer bastante atractiva para su edad. Y sus constantes devaneos lo atestiguaban. Lucía, con sus recien cumplidos 18 años, era una joven mujer , rotundamente hermosa, lo dice un descendiente de italianos que sabe lo que es una mujer hermosa. Y Lucia lo era. Sólidas y a la vez delicadas caderas. Un pecho mas voluminoso de loq ue aparentaba tras ese recatado escote.
Ese dia yo que por entonces tenia 26 años fui a ver a Lorenzo, como le habia prometido tras ese encuentro que tuvimos en la estacion de esqui, el invierno pasado. Me contó que se habia casado y que su hermana y su madre vivian en la misma casa aun. Y que el tenia que recoger algunos enseres de juventud.
Aparqué el la acera, en el mismo lugar que lo hicieron todos esos vehiculos durante tantos años...
Toqué el timbre. Y al cabo de un minuto largo me recibió lorenzo, sudoroso. Me pidio que le ayudara a mover unas cajas en el desvan y accedí.
Mientras volvia a caminar por esos pasillos, parecia que el tiempo se habia detenido. los mismos cuadro colgados de la pared. La misma clarabora enn el techo del hall. Las paredes sin embargio habian cambiado de color.
Estuvimos recordando viejos tiempos. Le dije que estaba solo, que mi novia me habia dejado hacia 7 meses, pero que ya me encontraba bien. Me contestó que un tipo como yo no debia preocuparme por algo asi y se rió abiertamente.
Entonces el me dijo que debía ir a casa de un vecino a pedirle unas herramientas que pertenecieron a su abuelo. Asentí, y lo vi partir. dijo que seria cuestion de media hora. Le dije que cuando regresara habria concluido el trabajo.
Cerró la puerta.
No pudo reprimir las ganas de pasearme por esa casa, por esos lugares que conoci de niño. La vieja trampilla que no conducia aninguna parte...la habitación de invitados. Me sumí en un sueño divagante, mientras entraba un sueve rayo de sol de atardecer por la ventana de la cocina, en la parte trasera, cuando oí la puerta abriirse. -"¿que raro? pensé ..¿ya esta de vuelta?
Fue cuando la voz de una mujer y de un hombre me sorprendieron. Eran Sandra y otro individuo.
-Samuel, te he dicho que no. Que ya no voy a permitirtelo más. Me dijiste que lo harías y no lo has hecho. Ahora ella sabe lo nuestro y no te lo dará.
- Preciosa, tu sabes...
-Y deja de llamarme preciosa. Además, salgo con alguien...
se escuchó un largo silencio.
_eso es mentira, -le oi decir, finalmente. Sabes que lo dices para hacer,me daño.
-Lo siento querido, pero es la pura verdad. Me he cansado de esperarte.
era una situación incómoda para mi. No sabía si debía intervenir, o intentar pasar desapercibido.
fue entonces cuando oí un forcejeo evidente.
-Suéltame, o llamaré a la policia.
Bajé un peldaño de la escalera, y me acerqué hasta la puerta de la cocina.
Sandra estaba apoyada , o aprisionada contra el fregadero, y aquel hombre la tenia sujeta por las muñecas.
Lo que vi a continuación me produjo una sensacion encontrada pues la escena deque se desató me dejó mudo. Antonello, que así era como se llamaba el individuo puso su mano en el escote de la madre de Lorenzo, y sin dudarlo un instante tiró de él hacia abajo, rasgando la camisa de ella. Un busto perfecto y terso, se vislumbró.
ella se retorcía para deshacerse de el. Pero eso parecia potenciar la sed de lujuria que él albergaba. mientras forcejeaban el trataba de bajarse los pantalones..algo que al fin consiguió.
Para conseguir domesticarla un tanto le propinó una bofetada que redujo las fuerzas de Sandra, algo que el aprovechó para romperle el sujetador...
Era evidente que la iba a violar.
unos pechos voluminosos y preciosos se vieron liberados de la esclavitud del corsé y saltaron como dos resortes en busca del infinito.
El vestido no ofreció mayor resistencia, y acabó encogido a la altura del ombligo de la infortunada.
La visión de aquellas braguitas blancas con aquellos preciosos encajes me turbó hasta el extremo de producirme una erección.
Aun recuerdo el sonido que produjo la tela de esa delicada prenda cuando se rasgó bajo los poderosos dedos de aquel delgado pero musculoso varón.
-De acuerdo, te librarás de mi, pero antes te dejaré preñada, me entiendes!
El lamento era realmente sentido, como si eso fuese lo ultimo que la desdichada desease entonces...
Siento ahora reconocer que en el instante en que la verga erecta de ese hombre se introdujo lenta pero inexorabñemente en la vagina de Sandra comencé a masturbarme. Seguramente habian hecho el amor otras veces pero esta no ofrecia ninguna duda. La estaba violando. Contra sus expresos deseos.
Esa mujer nunca fue santo de mi devoción, he de reconocerlo, pues los niños no eran los seres vivos sobre la tierra con los que ella se deleitaba . Recuerdo como humillaba a su hijo por su tartamudez. Siempre la odié por eso, y nunca entendí que podía haber hallado su marido en ella, claro a excepción de un cuerpo ante el que no cabía mas que reverenciarse.
Por un instante sentí ganas de unirme a la bacanal, pero cómo? Las nalgas de esta hembra madura a punto de quedar encinta se agitaban bajo las poderosas aunque no salvajes embestidas de Antonello. Sin duda era ua mujer aun fertil y como tal ofrecia todos sus encantos femeninos aun en el esplendor de sus años dorados.
Fue entonces cuando volvía a oir la puerta...