En la cocina

Eran las 3 en punto de la tarde, un viernes caluroso de Agosto, después de un duro día de trabajo recogí las cosas de la oficina, me despedí de mis compañeros y comencé el camino hacia el coche, nada mas montarme en aquella sauna me desabroche el cinturón y el botón del pantalón para aliviarme un poco, encendí la radio tras arrancar el coche y me dirigí hacia mi casa donde me esperaba como todos los días mi mujer con el almuerzo preparado y con ganas de demostrarme su cariño...

RELATOS ERÓTICOS: En la cocina

Eran las 3 en punto de la tarde, un viernes caluroso de Agosto, después de un duro día de trabajo recogí las cosas de la oficina, me despedí de mis compañeros y comencé el camino hacia el coche, nada mas montarme en aquella sauna me desabroche el cinturón y el botón del pantalón para aliviarme un poco, encendí la radio tras arrancar el coche y me dirigí hacia mi casa donde me esperaba como todos los días mi mujer con el almuerzo preparado y con ganas de demostrarme su cariño.

Como era costumbre en mi ciudad, me encontré con el atasco del viernes tarde, el sol flameaba el coche obligándome a encender el aire acondicionado, las ganas de ver a mi esposa me ansiaba en aquella cola de coches parados y pitándose unos a otros. Al fin la cosa parecía mejorar y proseguí mi camino, mi esposa me llamo para preguntarme por mi retraso y para decirme lo mucho que me quería y las ganas que tenia de abrazarme, pero yo tenia el doble de ganas que ella y no paso un segundo desde que salí del trabajo hasta que me fui acercando a mi destino que no pensara cuantos besos cabrían en su cuerpo, cuantos kilómetros recorrerían mis manos por el..... en fin al final tuve que centrarme en la carretera para llegar vivo a casa para cumplir mis sueños.

Al fin llegue a mi barrio, aparque debajo de mi bloque y suspire tranquilo después de pasar aquel atasco a la salida del trabajo, las ansias por encontrarme con aquella mujer tan hermosa con la que me case me hizo olvidarme la carpeta en el coche y tuve que volver a por ella, con la camisa y el pantalón desabrochados me dirigí a toda prisa hacia el ascensor, se me hizo eterna la espera hasta que al fin llego.

Pulse el botón del tercero y comenzó la subida, solo ese olor podía ser comida hecha por unas manos de ángel, aunque lo que menos me importara en ese momento era la comida...

Saque las llaves y con los nervios la encaje a la tercera, nada mas abrir busque su voz llamándola como a ella mas le gustaba, cariño, como era costumbre me respondió cálidamente desde algún cuarto, fui en su busca y para mi asombro, se mezclo lo que vi con lo mas ardiente del momento que había en mi, ella estaba allí de rodillas en la cocina con el trasero inclinado buscando algo que se le cayo debajo del frigorífico, de repente el cuerpo se me lleno de calor, nunca me habían entrado tantas ganas de hacerle el amor.

Sin pensarlo dos veces y sin perder tiempo en quitarme la ropa me baje la cremallera del pantalón, me acerque a ella mientras me miraba con una sonrisa complaciente y un cariñoso saludo que me puso mas aun, me coloque justo detrás de su trasero le levante la falda colocándosela encima de la cintura, llevaba unas braguitas muy ajustadas celestes que marcaba todas sus curvas, lo marcaba todo... y eso me ponía mas. Después de encenderme mas viendo sus hermosas piernas morenas perfectamente lisas y bien formadas le aparte las braguitas hacia un lado con un par de dedos dejando al descubierto el mas ansiado manjar que podía llevarme a la boca en ese momento, acerque mis labios carnosos y lo bese a la vez que acariciaba su trasero, lamí sus muslos y los chupetee como si fuese caramelo, se le erizaba la piel mientras que suaves gemidos lo acompañaban. Separe los labios de su vagina con las 2 manos y con la punta de mi lengua dura le repase la rajita de principio a fin durante unos minutos, mi saliba y sus fluidos que ya habían empezado a mojarlo hace rato hacían que deslizase rápidamente, me lleve su clítoris hacia el interior de mi boca de un sorbo y jugué con el, mientras mis labios lo aprisionaban la punta de mi lengua entraba en el, moviéndose muy lentamente al compás de sus gemidos, sus fluidos empezaban a incrementarse dándome de beber, mojando mis labios... bajando por la barbilla y goteando el suelo bajando hacia el en forma de hilo interminable y elástico.

Solo el tacto de mis labios carnosos y mi lengua juguetona podía conseguir aquel efecto en su entrepierna tan suave, tan bien depilada que parecía la piel de un bebe , tan hinchado por la excitación del momento, carnoso y delicioso a la vista y al paladar. Cuando ya le di el primer orgasmo con mi boca me incorpore un poco, me pase la mano por la boca que la tenia empapada y con ella me moje mi sexo, mas de lo que ya estaba, ademas de eso estaba muy hinchado y de tantas ganas que tenia de usarlo con ella me picaba.

Me lo agarre y jugué con su clítoris refregando su punta con el mientras ella me miraba con ansias, ella quería lo mismo que yo, quería sentir mi calor dentro de ella, decidí no hacerla esperar mucho y apretando sus cachetes uno en cada mano coloque la punta en su orificio ardiente y en un suave movimiento acompañado por un largo y profundo gemido por su parte y por la mía fusionados al mismo tiempo empece a penetrarla lentamente, sus labios se ensanchaban mientras

me abría paso en ella, podía sentir su calor igual que ella sentía el mío, cuando ya la tenia hasta el fondo y pude mojar mis testículos con los fluidos de su vagina empujándome hacia ella con fuerzas pude dejarla en lo mas profundo de ella sintiendo mucho placer.

Solo los sonidos de sus gemidos, los míos, el dulce sonido de mi pene deslizando dentro de ella por el roce de sus fluidos y los míos y el golpe de mi cintura contra su trasero rompía el silencio de la cocina, cada vez ardíamos mas y ella sentía ganas de que sus piernas se abriesen mas, así que tal como estaba, de rodillas con los codos apoyados en el suelo se abrió de piernas hasta que su vientre quedo en el suelo y sus pechos quedaron aplastados por el, como si de una rana se tratase. Me coloque encima de ella , mis manos agarraban las suyas y mi boca besaba su espalda y su cuello, sin separar mi cintura de su trasero me roce con ella apretándome hacia su cuerpo sin que saliese de ella ni un solo centímetro.

Necesite descansar un poco y deje que ella llevara las riendas, me tumbe en el suelo y ella se coloco encima mía de cuclillas, con una mano se apoyo en mi pecho y con la otra coloco la punta de mi pene en su vagina, con una mirada de complicidad y una sonrisa después de colocársela se apoyo con las 2 manos en mi y se dejo caer hasta aplastar mis testículos con su cuerpo y ver que mi pene desapareció dentro de ella acabando en un sonido de placer intenso.

Mientras ella gozaba a su ritmo yo pude dedicarme a acariciar y estrujar con dulzura sus pechos, eran grandes, estaban duros eso le permitía tenerlos en alza y sus pezones estaban endureciéndose entre mis dedos. Se inclino sobre mi sin sacársela para besarme y aproveche para aprisionarla en mi con un abrazo, notando sus pechos pegados a los míos y mi boca jugando en su cuello, movíamos nuestras cinturas sincronizando el movimiento a la vez que le daba cachetes en el trasero, cosa que le encantaba.

En esta posición solíamos tener nuestro ultimo orgasmo, yo tumbado, ella abrazada a mi, chupeteando su cuello, gimiéndome fuertemente en el oído, yo dándole cachetadas y estrujando su trasero a mi cintura, moviéndonos cada vez mas rápido, golpeándonos con la cintura cada vez mas rápido buscando el orgasmo final, corríamos hacia el hasta que al fin llego, un orgasmo compartido acabado en un largo gemido que se apagaba a la vez que bajábamos el ritmo y quedábamos abrazados, besándonos, diciéndonos te quiero.

Escrito por il Duce, 2007