En la ciudad: 1º Mariela, la novia de mi amigo

Un muchacho recién llegado a la ciudad va a parar a la casa de su mejor amigo que vive con la novia. Despué de una presentación sorpresiva termina pasando de todo...

Hola a todos, me llamo Fernando, soy nuevo en esto de los relatos eróticos, generalmente no les prestaba atención pero luego de leer un par, entiendo que es mucho más lo que queda librado a la imaginación de cada persona con la literatura que con la pornografía XXX. No desprestigio a la pornografía bajo ningún aspecto eh, ojo no me malentiendan. Pero la literatura también tiene su lugar importante...

Acá les va mi primer tiro, espero que les guste y si les gusta, vendrán más:

EN LA CIUDAD:

1º parte: Mariela, la novia de mi amigo.

Yo nací y crecí en un pueblo pequeño, acostumbrado a conocer a todo el mundo y a que todos me conozcan, a la gente con el pensamiento limitado a las situaciones de la vida cotidiana, típico de la sociedad de un lugar pequeño.

La hiperactividad sexual que me caracteriza se manifestó desde pequeño y si bien tuve mis experiencias sexuales con algunas de mis vecinas, nunca llegaron a satisfacerme como yo quisiera o como en mi imaginación hubiera querido, sin ir más lejos ninguna de ellas se animó a chupármela o a dejar que se la chupe, a pesar de mis ruegos, insistencias y miles de promesas respecto de que valía la pena intentarlo. Vale aclarar en este punto que desde que tengo memoria pienso en sexo, siempre fui y seré un pervertido a gran escala, desde muy pequeño cuando la mayoría de mis pares pensaban en los juegos de moda o en auge, si bien yo me unía, nunca dejaron de pasar por mi cabeza algunos pensamientos sexuales que nada tenían que ver con el juego en cuestión, y mucho peor, con mi edad. Es por eso que mi poca experiencia sexual antes de salir de mi pueblo, terminó siendo algo muy frustrante, de acuerdo con mi gran inclinación a la perversión y a experimentar cosas nuevas.

Ya casi terminando mi adolescencia aún siendo un muchacho joven, y teniendo buen dinero ahorrado, emprendí mi viaje a una ciudad más grande a fines de encontrarle a mi vida un rumbo productivo, que solventara mis necesidades y poder lograr una vida digna y por supuesto: sexo del mejor...

Apenas llegué, fui a parar a la casa de mi mejor amigo, con el que habíamos acordado que me daba lugar unos días hasta que tuviera el propio. Flor de sorpresa me llevé cuando llegamos a su casa, la novia –que vivía con él- recién se levantaba cuando llegamos, y como mi llegada era de sorpresa él no le había dicho nada. Imagínense: la mina se había levantado con toda la confianza de quien está solo en su casa. Abrimos la puerta y me quede duro (sobre todo allá abajo) ante la imagen de esa flor de hembra. Estaba de espaldas a la puerta: pelo castaño claro y ondulado hasta por debajo de los hombros, espalda muy delicada y una tanguita que se le perdía en el culo más hermoso, tieso, parado y redondito que vi en mi vida, el tipo de culo que yo sólo había visto en revistas, acompañado de una cinturita de avispa y unas piernas súper torneadas y bien quemadita de cama solar, al sorprenderse por el ruido de la puerta se dio vuelta para dejarme ver unas tetitas chiquitas pero hermosas, redonditas con pezones oscuritos y erectos. Inmediatamente se tapó con las manos y corrió a la habitación para vestirse, llevándose mis ojos pegados en el culo.

Todavía parado en la puerta con la boca abierta y la cabeza funcionando a mil, pensando en todas las cosas que le quería hacer a esa mina, Jorge me dice poniendo cara de ganador:

Esa es Mariela, mi novia.

Ah, mucho gusto...- Atiné a decir en tono sarcástico y con la voz entrecortada. – Bastante bien la flaca, eh.

See, está buena- dijo él – pero es una más de tantas que fueron y van ser. No me pienso casar.

Bueno hermano, o me conseguís una como esa, o te aguantás la guampeada- Noté que no le gustó mucho el comentario, pero cortamos el momento con una estrepitosa carcajada.

Mariela se vistió, volvió al comedor sonriendo picaronamente y se presentó formalmente. Se había puesto toda ropa holgada que ocultaba totalmente la hermosura de su cuerpo, pero de todos modos yo seguía viéndola desnuda y me martillaba en la cabeza la dulce vocecita de putita reprimida que tenía. Era una chica muy linda, de facciones normales ojos marrón claro boca grande, pero tenía un ángel en la mirada, era de esas minas que te compran sólo mirándote. Nunca se me ocurrió cagar a un amigo y mucho menos a Jorge, pero esta mina estaba para el crimen en todo sentido. Tomamos unos mates los tres mientras hablábamos de lo que había que hacer. Jorge me dijo que lamentablemente no me iba a poder ayudar a buscar un lugar, por que el forro del jefe le había cambiado la fecha de vacaciones, pasándoselas para más adelante, pero que Mariela se iba a encargar bien de mí. "Y cómo se iba a encargar..." pensé maliciosamente.

Salimos esa tarde a dar una vuelta los tres, para que yo conociera la ciudad. Volvimos tarde, después de comer algo al paso. Nos bañamos por turnos quedándome yo para el final. Me bañé tranquilo, me relajé bastante, pero inevitablemente volvió a mi cabeza la imagen de Mariela casi desnuda de cuando llegué y no pude evitar honrarla con un buena paja. Para terminar, como de costumbre afeité mi cara y por supuesto también las bolas.

Cuando salí de bañarme, miré hacia la habitación de Jorge y Mariela que tenía la puerta entreabierta, otra vez me quedé duro: Jorge estaba sentado desnudo en el borde de la cama y Mariela también desnuda, arrodillada en el piso, le chupaba apasionadamente la pija me planté ante esa imagen hasta que de pronto me crucé con los ojos de Jorge que me estaba mirando fijo. Se sonrió ganador. Le devolví la sonrisa y me fui, aunque en realidad tenía ganas de quedarme y probar ese cuerpito hermoso de Mariela.

Me acosté con una calentura terrible, el corazón latiendo a mil por hora y con la nueva imagen de Mariela chupando la pija de Jorge. Obviamente no me podía dormir. A los pocos minutos escuché que empezaban a coger. La imagen de Mariela desnuda se me vino a la cabeza, la imaginé en cuatro patas, la imaginé encima mío, me imaginé encima de ella, me imaginé las miles de cosas que estarían haciendo, y sus gemidos de gatita mimosa que se escuchaban a través de la pared alimentaban y daban rienda suelta a mi imaginación. De pronto todo se me cortó cuando escuché acabar a Jorge en el medio de los gemidos de Mariela. Me dejó helado. No lo esperaba en lo más mínimo, ni siquiera habían pasado 5 minutos que había empezado y ya terminó. Pensé que en un momento más volverían a empezar. Pero eso no pasó, en cambio de eso escuché que discutían, por supuesto Mariela se quejaba de que Jorge no la satisfacía, y Jorge se defendía con boludeces sin sentido.

Yo seguía caliente cuando terminaron de discutir. Esperé un momento y me levanté para ir al baño. Jorge roncaba estrepitosamente, pero de todos modos pensé que sería prudente no hacer ruido. Ni siquiera encendí la luz del baño. Dejé que mis ojos se acostumbren a la poca luz que entraba por la ventanilla y ubiqué el inodoro, intenté orinar para calmarme pero estaba muy caliente todavía, tenía la pija muy dura y lo más factible era que meara el techo más que en el inodoro. Intenté pensar en otra cosa, intenté distraerme pero no pude, la única solución era mear sentado como una mujer o masturbarme. "No soy mujer para estarme sentando a mear" pensé. Empecé a masturbarme, con la imagen de Mariela pintada en la oscuridad. En eso la puerta del baño se abre y la luz se prende, fue todo sumamente rápido y no pude evitar ser escrachado por Mariela en medio de una terrible paja. Nos quedamos los dos helados, ella con la vista clavada en mi pija y yo con la pija clavada en la mano. Dio un suspiro rápido, y tragó en seco. Me miró, me sonrió, pidió disculpas y salió.

Al otro día Jorge se levantó temprano para ir a laburar, yo me levanté con él para hacerle compañía, Mariela dormía. Tomamos unos mates mientras charlamos. Me dijo que volvería a eso de las 6 de la tarde, pero que Mariela me iba a acompañar a buscar un Dpto., que ella tenía gente conocida y que conseguiría algo rápido.

Luego de que Jorge se fue, me quedé sentado al pedo, mirando la nada y pensando con qué cara miraría a Mariela después de la escrachada de anoche. Tomé coraje me levanté de la silla y preparé más mate. Cuando estuvo listo la fui a despertar, no sabía que cara poner así que dejé que todo fluyera.

Entré en la habitación, dormía de costado mirando hacia la pared, tenía la espalda destapada y llegué a verle el nacimiento del culo, estaba completamente desnuda. La tapé hasta la mitad de la espalda y la llamé suave para despertarla. Abrió los ojos con cara desconcertada, se dio vuelta y sonrió al ver la pava y el mate. Yo me sonreí con ella a modo cómplice. Empezamos a tomar mate y charlar como si nada hubiera pasado, pero siempre mediando sonrisas picaronas entre comentarios, me dijo que Jorge no tenía esos detalles y otras cosas malas de Jorge, evidentemente seguía enojada por la actitud de Jorge de la noche anterior y quería ser compensada.

Mientras tomábamos mate y charlábamos mi genio fue más fuerte que yo y volvieron los pensamientos sexuales. Recordé sus gemidos, recordé su imagen semidesnuda, su cuerpo perfecto. La costura del vaquero me apretaba por debajo de los huevos y nació una erección que empezó a dolerme y a excitarme al mismo tiempo. Imaginé a Mariela desnuda debajo de la ropa de cama, su pezones erectos por el roce con la sábana, sus piernas perfectas su colita redonda y su cinturita de avispa, tenía ganas de destaparla y hacerle de todo. Empecé a perderme de la conversación, respondía boludeces y estaba con mi mejor cara de boludo viajando y teniendo sexo con Mariela en mi mente. De repente ella me trajo de vuelta.

  • Che! ¿Qué te pasa?- me preguntó.

Sin siquiera hacer el intento de disimular, le hice mi confesión como un baldazo de agua fría.

  • Estoy re caliente con vos- le respondí mirándola fijo.

Ella se quedó con la bombilla del mate en la boca y sin chupar. Pasó un instante eterno. Dio la última chupada al mate y atacó ella:

-¿Ah si? ¿Y por qué?- dijo mientras se sonreía con malicia.-

No supe qué responder, me quedé sin decir nada.

-¿te gusto? -prosiguió.-

  • Muchísimo -le contesté.

La muy hija de puta quería guerra o me quería volver loco, de cualquier forma decidí seguirle el juego.

  • ¿Qué te gusta de mí? ¿Qué harías conmigo?- me preguntó.

  • No sé qué haría precisamente con vos. Pero la pasaríamos bomba, eso dalo por seguro.

  • Eso es muy superficial – me dijo- quiero detalles.- Mientras miraba el bulto en mi entrepierna y se sonreía.

La cara de puta en celo que tenía reveló que la cosa ya se ponía potencialmente caliente de ambos lados. La miré fijo, dejé el mate y la pava en la mesita de luz y me arrodillé en al costado de la cama. Puse mi mejor cara de calentón pervertido y empecé a describir las cosas, que si bien nunca había hecho, las quería hacer desde la noche anterior y las había hecho en mi mente. Le dije que la besaría entera, que acariciaría suavemente su cuerpo y otras cosas que se me venían a la mente. Mariela se masturbaba por debajo de las colchas y ponía cara de placer, lo que me desconcentraba y no me dejaba hablar con soltura.

De pronto me cortó en seco. Casi de un salto se arrodilló en la cama con las piernas separadas dejando a la vista su hermosísimo cuerpo desnudo, sus tetas chicas paraditas y redondas, los pezones duros y oscuros. Me quedé un segundo sin aire ante la hermosura que tenía en frente, no podía dejar de mirarla, me deleitaba esa imagen perfecta y no quería arruinarla, me sentía atontado de pura calentura. Mariela se chupó el dedo índice y lentamente fue bajando hasta su concha, pude ver que no tenía un solo pelo, estaba totalmente depilada. Empezó a masturbarse mientras me miraba. Mordía sus labios y entrecerraba los ojos sin dejar de mirarme fijamente a los ojos y yo con mis ojos recorría su cuerpo entero. Me acerqué un poco para tocarla y fui directamente a esa hermosa conchita suavecita como un algodón, estaba totalmente mojada, acaricié su clítoris con el dedo mayor mientras acariciaba la suavidad de su piel depilada con los otros dedos. Con una mano me agarró del antebrazo para guiar mis movimientos y la otra la puso sobre la mía para empujar mis dedos adentro suyo. Tenía que probarla, nunca había chupado una concha, y sabía que Mariela no se iba a negar. "Quiero chupártela" le dije. "no te proecupes, no ibas a zafar" me dijo. Me saqué la remera, me agarró de los pelos y me acostó boca arriba en la cama, sin soltarme se sentó en mi cara y me ordenó que se la chupara. En realidad yo quería hacerlo más suave y con delicadeza, pero ella estaba totalmente excitada y exaltada. Yo no opuse mucha resistencia de todos modos, y me zambullí en su pileta de flujo vaginal. Me creí morir, ese gusto suave a conchita limpia estaba riquísima. Me hastié de chupársela, succionaba su clítoris con fuerza y luego lo acariciaba con la lengua, besé todo alrededor de su concha y volvía al clítoris con la lengua. Sus gemidos de gata me daban más ganas de chuparla y me sacaban de mis cabales. Ella se puso una mano adelante y se abrió la concha para exponer el clítoris y los labios internos y la otra se la paso por atrás y empezó a masturbarse, se movía frenéticamente como si me estuviera cogiendo la cara, gozaba increíblemente y yo estaba alucinado, no podía creer lo que hacía. Con mi lengua recorrí toda su concha y acariciaba sus dedos que metía y sacaba empapados en sus deliciosos jugos que me chorreaban por la cara bajando por mis mejillas hasta el cuello.

Perdí la noción del tiempo de cuánto habremos estado así, yo no tenía la más mínima intención de parar, y ella no tenía intención de dejar de sentir tanto placer, pero sentía la pija explotar dentro del pantalón. La agarré de la cintura y la corrí un poco, tenía los ojos extraviados la cara colorada y los labios marcados de tanto que se había mordido de placer.

  • ¿me toca a mí? - pregunté con cara de inocente y ojos suplicantes.

Se sonrió bajo un poco, me besó con fuerza y me limpió todos sus jugos de la cara con la lengua.

  • ¿Cómo querés que te la chupe? – me preguntó al oído.

  • Como vos quieras – respondí.

Me miró fijo, se moría de ganas de chupármela y de hacerme gozar como yo a ella

Inmediatamente empezó a besarme en el cuello y a bajar al cuerpo, mientras yo me sacaba las zapatillas y las medias con los pies. La pija, que la tenía súper dura me estaba doliendo muchísimo y sentía que iba a reventar, el corazón me hacía temblar el pecho a cada latido, respiraba entrecortado como si hubiera entrado en shock por la excitación de la primera vez que me la iban a chupar. Cuando me desabrochó el pantalón tuve que respirar hondo para no asfixiarme de la propia excitación. Me sacó el pantalón y el calzoncillo, y se le hizo agua a la boca –ah bueno!!!- exclamó al ver el tamaño de mi pija. Debo reconocer que yo también me sorprendí, estaba enorme, tenía tal calentura que nunca se me había puesto tan grande y de paso sumado a esto el hecho de que me afeito daba un mejor efecto de tamaño. Empezó suavemente, como hubiera querido hacerlo yo, me beso a los costados de los huevos sin tocarme quería tomarse su tiempo, pero así como ella me hizo a mí yo no pude aguantar la agarré del pelo y le ordené que me la chupe. Igual que yo, tampoco puso resistencia de ningún tipo. Abrió la boca y empezó a chuparme la cabeza, acariciándola toda con sus labios. Se metió sólo un poco más de la cabeza adentro de la boca porque más no le entraba mientras con una mano me masturbaba y con la otra me acariciaba los huevos. Jugaba con su lengua en mi glande, me mordía suavecito, y me acariciaba con sus dientes la punta de la pija. Parecía que se había enamorado por como me la estaba chupando, pero yo estaba muy excitado y no pude controlarlo, la volví a agarrar de los pelos (con suavidad) y empecé a marcarle y a acelerarle el ritmo, estaba en el cielo el placer que sentía era inmenso. De a poco empezó a meterse mi pija más y más adentro de la boca hasta que llegó casi a la mitad. En ese momento me pidió que me quedara quieto, yo obedecí. Levanté la cabeza para ver: con toda tranquilidad me lubrico bien toda la pija con la boca y después se la metió adentro, comenzó a bajar y meterla más adentro de a poco, cuando empezó a pasar la mitad, yo sentí en la cabeza que cambiaba la textura de su boca y que estaba llegando a su garganta, vi con asombro y muchísima calentura como terminó por tragársela entera. No aguanté más. la calentura era demasiada y tenía que acabar, no tuve tiempo de avisarle y acabé en su garganta, fue una explosión de semen que ella tragó sin quejarse. Eso no me tranquilizó nada, creo que sentí que estaba más caliente que antes.

Ella siguió chupando y masturbándome, me dijo que le encantó sentir toda esa cantidad de leche en la garganta y que estaba riquísima. Obvio que no le creí pero para hacerme la cabeza estuvo muy bien. Luego se levantó y se puso encima mío. Me preguntó si tenía ganas de seguir, no le respondí y directamente la posé sobre mi pija y se la metí toda adentro sin esfuerzo, seguía totalmente empapada, estaba muy caliente y cuando la sintió entrar toda me respondió con un gemido que parecía que iba a derretirse de placer. Comenzó a moverse suave, disfrutando, sintiéndome dentro de ella, tocándose las tetas y mordiéndose los labios de placer. Me levanté para chuparle las tetas y me ayudo inclinándose un poco y agarrándome de atrás de la nuca. Me perdí en sus tetas firmes, redondas, mordí sus pezones duros que me entregaba gustosa, caliente. La penetré lo más profundo que pude, sentía chorrear su flujo por los costados de las piernas y los huevos. Acabó una y otra vez. Después se apartó hacia un costado y me pidió que me ponga detrás de ella, quería sentirme desde atrás, que se la meta con fuerza. Obviamente obedecí al instante. Me puse atrás de ella, mientras se acomodaba. Se apoyó sobre sus codos y sus rodillas, bajando la cintura y levantando bien la cola. El verla en esa posición y con el sabor de su concha que todavía daba vueltas en mi boca me sentí tentado, me zambullí nuevamente en ella y volví a chuparla con más ganas que antes, sorbí los jugos de su concha que fluían como agua, dejaba de chuparla para meterle de a tres dedos y masturbarla y alternaba con mis dedos y mi boca. Mientras la chupaba así, lentamente empecé a subir hasta llegar a su culo. Besé todo su alrededor mientras con mis manos abrí sus glúteos para exponerla bien y que quedara a mi merced, le acariciaba el culo con la lengua y de a poco se la fui metiendo adentro. Mariela gemía y se retorcía mientras yo le dilataba el culo con la lengua y la masturbaba con casi toda la mano dentro de su concha. Me alcanzó a manotear de los pelos y me arrastró hasta que estuve sobre ella y me pidió que se la meta de nuevo. Se la metí despacio mientras la agarraba de la cintura, sus gemidos fueron subiendo de tono, hasta quejarse de placer. Empecé a moverme más rápidamente y a metérsela más profundo trayéndola de la cintura contra mí para penetrarla del todo.

Vi con asombro cuando ella se chupo dos dedos y empezó a estimularse el culo. Esa visión casi me hace explotar, ver mi pija adentro de su concha y como ella se metía freneticamente los dedos en el culo mientras gritaba una y otra vez sus orgasmos. No aguanté y le saqué la mano del medio par que no me estorbe me levanté un poco, apoyé mi pija en su culo y ella la supo guiar para que entrara fácilmente, empecé a meterla de a poco. Su culo no se resistió en lo absoluto estábamos los dos muy calientes y se tragó mi pija entera de un solo empujón. Me pidió que se la meta toda adentro, que me moviera fuerte, que le rompiera el culo y que se lo llenara de leche. Mariela gritaba de placer, acababa una y otra vez mientras yo la cogía con toda mi fuerza metiéndosela lo más adentro que podía, en su culo mojado y dilatado que se abría a cada embestida mía. El orgasmo me vino de repente y no lo hubiera podido frenar aunque quisiera, fue una explosión de placer inmenso, como nunca había sentido antes. Sentí el semen que me salía hirviendo desparramarse dentro de ella, inundarla toda por dentro. Ella también lo sintió y se calentó más de lo que ya estaba, me pidió que la dejara adentro un poco más. Se masturbaba para completar su orgasmo y yo sentía con mi pija en su culo, como se metía los dedos en la concha. Sentí que me apretaba la pija con el culo en el momento en que explotó con un orgasmo que perecieron todos los anteriores juntos en uno solo. Explotó entre gritos, quejidos y suspiros, para terminar con una sonrisa de satisfacción que me dio la certeza de que mi tarea estuvo bien cumplida.

Nos quedamos un rato recostados, agitados y acalorados tratando de reponernos de tanto placer y sin querer nos dormimos. Cerca del mediodía nos levantamos y salimos a comer algo. Decidimos que no lo volveríamos a hacer, sobre todo por el aprecio a Jorge que es mi mejor amigo, estuvimos de acuerdo en que estuvo bárbaro pero sabíamos que no corresponde. Pero yo sabía y ella también, que a ninguno de los dos se nos ocurrió pensar en Jorge cuando cogimos, y si bien, la propuesta de no volver a hacerlo había quedado firme, cualquiera sabe que la carne es débil y cuando llama es difícil resistirse...

Espero les haya gustado y los haya transportado al momento en plena acción.

Chau y Gracias.

Ferchu. ( ferchudela@yahoo.com.ar )