En la central de abastos
Estaba acostumbrada a los piropos groseros de los estibadores, pero estos fueron más allá... Este es otro relato con algunas correcciones de estilo, espero les guste
En la central de Abastos
Quiero contarles algo que ocurrió hace unos meses cuando salía de mi empleo en la Central de Abastos.
Soy Esperanza y tengo 36 años. Soy de piel muy blanca, cabello negro y lacio hasta los hombros, ojos color miel y tengo pecas. Soy delgada, tengo nariz respingona y labios carnosos. Mi novio me dice con frecuencia que le encantan mis piernas torneadas y que mis senos son del tamaño perfecto aunque a veces pienso que son demasiado grandes.
Hace alrededor de un año entré a trabajar en una empresa en la Central de Abastos de Guadalajara, también conocido como el Mercado de Abastos. Ahí es de donde se surten de frutas, verduras y abarrotes prácticamente todas las verdulerías y mercados de la ciudad.
Es un lugar inmenso compuesto en su mayoría por bodegas que diariamente reciben multitud de camiones de carga con infinidad de frutas, verduras, legumbres, cereales, etc.
Mi horario laboral es de 7:30 a 16:30 porque es la hora que llegan más camiones, aunque a veces es necesario quedarme más tarde por el trabajo acumulado o porque llega algún camión atrasado y hay que supervisar que entreguen en buen estado la mercancía en la bodega.
Me considero coqueta y me gusta que los hombres me admiren y porque no? Que las mujeres me envidien. En el mercado de abastos, abundan los estibadores, cargadores y conductores de tráiler que cuando ven a una mujer le lanzan piropos más o menos subidos de tono e incluso algunos descarados piden un beso en la mejilla… o en otro sitio.
Ya estoy acostumbrada a que me hostiguen con silbidos y piropos fuertes. Incluso ya conozco de vista a varios de ellos porque diario nos encontramos cuando estaciono mi auto y debo caminar alrededor de 2 cuadras o más para llegar a mi trabajo. Esto porque los estacionamientos son muy grandes y reservados para los camiones.
No puedo negar que me gusta provocarlos y que incluso ya saludo a algunos de ellos con un “Buenos Días!!”
Un día estaba yo de un ánimo juguetón y decidí calentarlos… Traía puesta una blusa negra con escote en V y una minifalda de mezclilla un poco amplia. Unas botas negras completaban mi atuendo.
A pasar por donde había más hombres se “desabrochó” la hebilla de una de mis botas así que lentamente subí mi pierna hasta apoyarla en una de las cajas de madera vacías. Al hacer esto les dejé ver toda mi pierna hasta mi coñito ya que ese día traía puesto un tanga negro. La vista era muy buena porque se apreciaban con todo detalle mis nalgas y mi vagina.
Quienes me vieron mejor fueron los que se encontraban en la parte de debajo de uno de los trailers.
—Mamacita!! —Me grita uno
—Quieeeero—grita otro
—En esa cola yo sí me formo!!—Grita un tercero
Sólo sonreí y continué mi camino.
La verdad estoy tan acostumbrada que sigo caminando como si no me diera cuenta de nada, aunque por dentro, mi corazón palpita muy fuerte por cierta excitación y gusto.
Hace unos meses tuve que salir más tarde porque había muchos pedidos atrasados y me topé con varios estibadores de aspecto torvo. Como no se mostraron ofensivos y sólo me saludaban, yo respondía de igual manera.
El último día que me quedé a terminar los pendientes salí como a las 19:30. No es muy tarde, pero en el mercado de abastos ya no hay ni un alma.
No puedo decir que iba muy atenta a mi alrededor porque la verdad venía un poco distraída pensando en lo que haría llegando a casa.
De pronto, sentí que me jalaban del brazo izquierdo y mientras trataba de ver quién era, sentí un brazo muy grueso que me levantaban en vilo como si fuera una muñeca y una mano áspera en la boca impidiendo que hiciera el más mínimo ruido.
—Ven acá mamacita!! Ahora sí ye vamos a dar lo que te gusta!!—escuché una voz a mi espalda.
—MMMgh!!—intenté gritar o incluso morder la mano que me amordazaba, pero era muy fuerte
—No hagas ruido pendeja, porque si no, aquí mismo te carga la chingada!! Cabrona!!—me dijo la misma voz
Olía a sudor, a sal, a mandarina, manzana y a verduras rancias. Yo me resistía mientras intentaba forcejear contra ese brazo que me aprisionaba.
Entonces me soltó y de inmediato recibí una bofetada que me hizo perder el equilibrio y me mandó al piso desorientada.
—Cállate cabrona!! Primero andas de calienta pollas y después te haces la sorprendida!!
—Pero no…. Saz!!—Me callaron la boca con otra bofetada y pude sentir manar la sangre de mi labio reventado. Intenté incorporarme, pero una patada en el estómago me dobló en dos con un dolor agudo y náuseas.
Mientras estaba aturdida y luchando para no vomitar, me sostuvieron por la espalda con el brazo alrededor de mi cuello asfixiándome y obligándome a levantar el rostro para que otro me pusiera un costal de arpillera en la cabeza.
—Noooo!!!—jadeé y recibí otra brutal bofetada que me hizo voltear la cara hacia mi derecha.
Después sentí como ataban el costal a mi cuello y lo apretaban peligrosamente cortándome la respiración…
—Por favor—Susurré—No me maten…
—Así me gusta pendeja —escuché— mientras no hagas ruido o intentes quitarte el costal no te va a ir tan mal.
Unas manos rudas y ásperas me magrearon los senos a placer, me despojaron de la blusa y literalmente me arrancaron el sostén. Me apretaban los pezones produciéndome mucho dolor
—Ay! No! Me lastimas! Por favor.. Me duele mucho… déjenme en paz!!—musité
Recibí otro golpe, esta vez en mi nuca y sentí que me iba a desmayar. Ojalá me hubiera desmayado.
Me callé al momento mientras corrían lágrimas empapando el costal que tenía en la cabeza. El hombre me apretaba, me pellizcaba y en un momento dado comenzó a morderme los senos con mucha fuerza haciendo que yo respingara de dolor y humillación.
Me levantaron, y una vez de pie, sentí una mano que me acariciaba desde el culo hasta mi coño. No era una caricia destinada a hacerme sentir placer, era ruda, tosca y me lastimaba.
Me despojaron de mis botas y después me quitaron las mallas de licra que tenía puestas y se percataron de que no llevaba ropa interior.
—Ay pendeja!! Sí vienes de entrega inmediata!! Se nota que te gusta que te den verga!!—escuché otra voz.
—Por favor!! No me hagan daño!!—supliqué
Sin recibir respuesta, sentí como esos dedos me exploraban y se introducían en mi coño provocándome mucho dolor porque estaba completamente seca.
—Me duele!! Noooo por favor!!—Decía yo en voz baja para no recibir más golpes
A la primera mano se sumó otra que sin contemplaciones introdujo dos dedos en mi ano haciéndome llorar más aún…
—Por favor!! —Suplicaba—Me duele mucho!! No lo hagan!!
—Estás bien seca pendeja, pero ahorita mismo lo arreglo—contestó otro
Me levantaron en vilo y me acostaron en algo que identifiqué como costales como el que me cubría la cabeza. Yo sentía que me asfixiaba, olía a verdura de muchos tipos y su textura me raspaba la piel.
Me abrieron de piernas y sentí la lengua de uno de ellos lamerme el coño mientras el otro seguía magreando mis adoloridos senos.
—Mmm estás bien rica puta!! Relájate y acabarás gozando—escuché
Me introducía la lengua en la vagina y me apretaba el clítoris sin cesar… yo intentaba resistirme pero mi cuerpo empezaba a reaccionar a sus sucias caricias.
—Te estás mojando pendeja—Me dijo y me hizo avergonzar más—eres una caliente!
Cuando estaba a punto de venirme, se separó de mí y le dijo a otro:
—Quiero que esta pendeja me la mame, quítale el costal y tápale los ojos
—Cierra los ojos puta!! Si los abres te carga la chingada!!—Me dijo el segundo
Cerré los ojos con fuerza mientras me quitaban el costal de la cabeza. Sentía mis lágrimas resbalar por mis mejillas y traté de aguantar el llanto.
Me sentía humillada sobre todo porque uno de ellos había logrado excitarme y casi hacerme acabar. Impotencia de no poder defenderme y ni siquiera saber quiénes eran mis atacantes.
Me cubrieron los ojos con un pedazo de tela que olía a diesel y a aceite de motor. Lo apretaron fuertemente para evitar que se me cayera, pero descubrí que si movía los párpados lograba entrever a través de la tela. Sólo percibía siluetas pero ya no era la oscuridad total.
Me levantaron y literalmente me sentaron de espaldas en una verga dura y caliente… no se anduvieron con contemplaciones… me empalaron sin ningún miramiento. Sentí como ese garrote me abría por completo, debía ser muy grueso porque sentí como si me estuviera desvirgando de nuevo.
—Aahg!! Me duele!!—grité y lo único que logré fue que me dieran otra bofetada y que me doliera la cabeza más aún.
El que estaba debajo de mí me subía y me bajaba a un ritmo frenético, yo sentía que me quemaba y me rozaba con cada estocada. Era un dolor quemante e intenso. Creí que estaba siendo desollada.
Sin quererlo comencé a lubricarme y lentamente el dolor fue remitiendo permitiéndome sentir placer. Intenté pensar en otra cosa porque no quería que esos cerdos se dieran cuenta. No funcionó. De mis dientes apretados comenzaron a salir gemidos reprimidos.
—Gmmm!! Aah!! Mmmm!!
—Dale más duro!! Esta puta está buenísima!!—dijo uno
Se acercó y sentí en los labios una verga dura y grande. Intenté rechazarla, pero un pellizco brutal en mi pezón izquierdo me hizo gritar entrecortadamente y abrir la boca para chupar lo mejor que podía ese pedazo de carne.
El tiempo se había detenido. Sólo existía el placer-dolor de mi coño y esa verga durísima que me estaba comiendo. Sin previo aviso, se me desencadenó un orgasmo intenso que me hizo apretar fuertemente mi vagina aprisionando la verga que me lastimaba pero me hacía gozar.
El tipo me sintió y también se vino dentro de mí. Sentía sus chorros de leche que no parecía acabar nunca.
—Ah!! Esta puta es chingona!! Ya me hizo acabar!!
—Sigo yo!! Pero no quiero usar su coño lleno de mecos… yo quiero probar otra cosa…
—Noooo!!!! Por favor no!!—Dije al adivinar sus intenciones—Cógeme por mi vagina por favor!! No me lastimes más….
Recibí un puñetazo en pleno rostro y sentí como me salía sangre de la nariz mientras un mareo me hacía caer y quedaba a gatas intentando levantarme.
En esa posición le fue muy fácil colocar la punta de su verga en la entrada de mi culo y presionar fuertemente. Yo sentí como una descarga eléctrica y que se me rompía el ano con un dolor desgarrador y quemante, como si me estuvieran empalando con una barra de metal al rojo vivo.
—Si gritas te mueres cabrona!!—me dijo al oído, y el alarido que pugnaba por salir de mis labios murió sin hacer más ruido que un chillido de ratón.
Me empalaba sin misericordia una, y otra y otra vez. Era como el romper de las olas contra un arrecife… golpes fuertes, imparables y cada vez más profundo dentro de mí. Mi culo se sentía entumecido y adolorido, pero el dolor ya era soportable.
El otro se acercó y me puso la polla en la boca y yo se la chupé sin que diera ni una orden. Como en un trance, era tan gruesa que con trabajos podía abarcarla con mi boca.
—Ves cómo te gusta pendeja?—Dijo, pero yo lo escuchaba como en un sueño… sólo sabía que tenía que seguir moviéndome para que todo terminara.
El que me estaba empalando el culo aceleró sus movimientos frenéticamente hasta que se corrió en mi culo. Su semen caliente fue como un bálsamo para mi adolorido trasero.
—Ahora yo quiero probar ese culo—dijo el que tenía su polla en mi boca. Yo estaba tan cansada que no me quejé. Simplemente gateé hasta quedar de espaldas a él y darle acceso más fácilmente a mi trasero.
Puso la punta en mi culo, pero tenía una verga enorme y no entraba bien a pesar de que su compinche ya me lo había roto. A él no le importó y simplemente empujó con más fuerza .
—AAAAAAAAAAHHHHHH!!!! ME DUELE!! NOOOO POR FAVOR!!!! AAAAAAYYYYY!!! ME DUELE!!!
Nuevamente sentí como me desgarraba con un dolor intolerante. Intenté escapar gateando hacia adelante, pero me sostuvo por las caderas y terminó de empalarme ahí mismo.
—Toma puta!! Para que grites por algo!!
Una vez que me penetró por completo, se quedó quieto me imagino para que mi culo se adaptara a ese inmenso garrote que me estaba partiendo en dos.
Una vez que dejé de gritar, me penetró a un ritmo más lento que su amigo y aunque aún me dolía. En ese momento empecé a relajarme. Al relajarme, mi cuerpo comenzó a sentir placer. Un tipo de placer que nunca había sentido, placer de sentirme utilizada; placer al saber que yo estaba haciendo que se vinieran, yo estaba logrando que alcanzaran el clímax. Descubrí que me gustaba ser sometida. Que me gustaba que me usaran a su antojo sin contemplaciones.
Lentamente empecé a participar. Primero apretando el esfínter para apretarle la verga al que me cogía, después moviendo lentamente mis caderas para sentir un poco más profunda la penetración y por último acariciando la verga del que me acaba de violar el culo.
No tardó en estar erecta esa polla que me había roto el culo antes, entonces se alejó y como yo seguía con los ojos vendados lo perdí… Pronto supe donde estaba cuando el que me estaba dando por el culo me fue empujando y me llevó gateando hacia adelante hasta que sentí nuevamente en mis rodillas los costales y una pierna. Lentamente seguí avanzando a gatas hasta que quedé sentada de frente al primero.
Sentí su boca sucia besarme, su lengua exploraba el interior de mi boca y me goteaba su saliva de la comisura de los labios. Yo me dejaba llevar… Después sus manos me tomaron de los pechos y me apretaba los pezones. Me hizo subir un poco más hasta que su boca hizo presa de mis tetas, las succionaba y mordisqueaba haciéndome sentir escalofríos. Todo era sin hablar, era como una coreografía bien ensayada: El de atrás bombeándome el culo y el de adelante succionándome los senos.
—Mmmm así me gusta putita. Que cooperes ¿Verdad que te gusta?
—Sí! —Susurré entre jadeos y entrecortadamente.
El de atrás se detuvo mientras el de adelante me penetraba por el coño. Como tenía una verga muy gruesa en el culo no pude evitar chillar un poco
—Ay despacio! Despacio por favor… me duele un poco… métemela despacio papi—Susurraba
—Está bien putita, te estás portando bien. Siéntate tu sola.
—Sí papi… Mmmm
Lentamente me empecé a enterrar ese garrote que parecía no terminar nunca, yo seguía bajando y no se acababa. Increíblemente llegó un momento en que terminó de entrar todo ese garrote monumental. Me sentía llena por completo y eso me dio un placer indescriptible.
Se sincronizaron y empezaron a bombearme, mientras uno salía el otro entraba, una, y otra, y otra, y otra vez… sin parar, a un ritmo acompasado pero intenso. Parecían dos pistones que no cesaban de entrar y salir, entrar y salir…
—MMMmmmm AAAAH!! Ssssssiiii….
Yo me dejaba llevar mientras un mar de sensaciones me inundaba. El dolor estaba olvidado, sólo quería seguir así por siempre.
Poco a poco el ritmo fue acelerándose y yo apretaba cada vez con más fuerza para sentirlos más intensamente en mí
—Ah! ah! ah! Mmm! Sí! Ah! más!... así!—decía yo en voz baja
—Así putita, así te vamos a llenar de leche completita—dijo el de atrás
Yo ya no contestaba, sentía como una marea que amenazaba con desbordarse, iba subiendo lentamente hasta que se volvía insoportable la necesidad de más…
Entonces, súbitamente estallé en un orgasmo tan intenso que debe haber durado por lo menos 5 minutos ya que ellos aún no terminaban y seguían con ese ritmo imparable.
Cuando creí que ya no podía soportar más, sentí que el que estaba en mi culo me llenaba de leche mientras me apretaba durísimo las tetas y en menos de un minuto el que estaba en mi coño también me inundaba con su semen.
Nos quedamos inmóviles por alrededor de 10 minutos. Ni un ruido interrumpía nuestra respiración acompasada. De repente ambos se salieron de mí y me dejaron tirada en los costales mientras sentía como me corría la leche por mis piernas.
—Eres buena puta—Dijo uno de ellos—me interesa seguir cogiendo ese culito y ese coñito apretado que tienes
—Cuenta hasta 100 antes de quitarte la venda, si no lo haces te voy a destripar aquí mismo—Dijo el otro.
Después de contar hasta 100 me quité la venda y vi que estaba en una de las bodegas sobre una pila de costales. Mi blusa estaba tirada a dos metros de mí y mis mallas estaban junto a la puerta justo al lado de mis botas.
Me levanté como pude y traté de limpiarme el semen que escurría por mis piernas con los costales que había en el piso, la tela áspera me raspaba la piel pero no me importó. Me vestí como pude y salí rumbo a mi auto.
Al llegar al auto me miré en el espejo y vi como tenía los ojos negros por el maquillaje corrido con las lágrimas; el labio inferior reventado y sangrando levemente aún; La nariz parecía bien, pero aún se percibía un hilillo de sangre; en mi pómulo izquierdo se veía la sombra de un hematoma que no tardaría en aparecer. Estaba hecha un desastre.
Cuando llegué a casa por suerte mi mamá aún no había llegado así que me metí a bañar y ahí continué con mi revisión. Tenía rasguños y mordiscos en los senos, las rodillas raspadas, golpes y contusiones en toda la espalda y las piernas… pero no me había ido tan mal. Podría haber muerto.
Mi única inquietud ahora es: ¿Quiénes de todos los hombres que me encuentro diariamente lo hizo? ¿Con qué confianza podré mirarlos a los ojos sabiendo que entre ellos hay dos que me hicieron sufrir un dolor tan terrible pero un placer indescriptible? ¿Lo volverán a hacer? Y si es así… me resistiré?
Besos