En la celda del placer
El morbo por las leyendas del sexo de los presos en la cárcel, me llevó a cometer una locura y convertir en realidad mis sueños.
En la celda del placer.
Desde hace mucho tiempo vengo pensando en esto. La idea no se me quita de la mente, me asalta a cada momento y esto puede llevarme a cometer una locura. Cada día me siento más apasionado con las historias que he escuchado de las cárceles. Un lugar lleno de machos, que no tienen mujeres para sus desahogos sexuales, las sodomizaciones, la dominación al jefe de la galera, el sexo duro, todas estas cosas me ponen los pelos de punta y cada día siento más morbo por estar metido en uno de estos lugares y experimentar en carne propia estas cosas.
Por otra parte soy un hombre respetuoso de la leyes y no hay ninguna razón para que un juez me mande a uno de estos lugares. Pero hoy por la noche la idea me entró por las noticias del telediario. Pude ver unas imágenes borrosas, tomadas por las cámaras de seguridad donde se ve a un individuo ejecutando un atraco a mano armada y luego su retrato hablado metió el diablo en mi cuerpo. Coño, me dije, como se parece ese tío a mi. Si me recorto un poco el pelo y me quito el bigote, no hay duda que el parecido se acentúa. De momento pensé que si me confundieran con él podía dar satisfacción a mi morbo. Pero eso era poco probable. Tenía que pensar algo más original y fuerte. Algo que no dependiera de la confusión de un policía. Esa noche no pude dormir y al amanecer ya tenía una idea clara de que hacer. En internet busqué todo lo posible del caso que había visto en la tele, leí con mucha atención todos los detalles publicados y por la mañana ya todo estaba listo.
Iría a la policía y me entregaría, haciéndome pasar por el asaltante en cuestión. Al final, se que se darán cuenta de que soy un impostor, pero mientras me tienen que encerrar en una celda, tendrán que investigar y esto puede permitirme disfrutar del sexo por unos días con los presos. Y eso hice, me dirigí a la dependencia policial y tuvieron que escuchar mi historia. Expliqué que era yo el que había cometido el delito, que estaba arrepentido y cansado de vivir escondiéndome, que no podía devolver el dinero porque me lo habían robado y el arma tampoco porque después de los hechos me había deshecho de ella lanzándola al mar. Además dije que sabía que tenía que pagar por mis actos y que me ponía a su disposición.
El inspector de policía que escuchaba los hechos me miraba muy seriamente, parecía que no me estaba creyendo ni una sola palabra de lo que yo decía, pero me dejó detenido en el lugar y como a las dos horas me llamaron para someterme a un interrogatorio más severo. Me hicieron una infinidad de preguntas sobre el lugar del crimen, sobre los detalles del atraco, sobre la cantidad de dinero sustraído y yo hablaba como una cotorra, no estaban muy convencidos de que estuviera diciendo la verdad y me presionaron con fuerza para que revelara el lugar donde había metido el dinero. Yo le explicaba que me lo habían robado una y otra vez. Al final levantaron un acta, me la hicieron firmar y me dejaron detenido en esa dependencia.
Un policía joven se acercó y mi ordenó que lo siguiera, bajamos por unas escaleras y me metieron en una celda en la que estaba solo. Buena mierda había logrado, me pasaría el día metido en un calabozo solo y eso no me permitiría lograr, ni siquiera hacerle una paja a mis guardianes. Por lo tanto tenía que hacer algo que provocara una medida más drástica antes de que se dieran cuenta que era un mentiroso y me pusieran de paticas en la calle. Y el momento oportuno llegó cuando me llevaron al comedor a cenar. Cuando tenía en mis manos la bandeja con aquella inmunda comida e iba caminando hacia la mesa donde tenía que comer, vi a un tío que también estaba detenido que me dejó pasmado, era un macho musculoso, de brazos velludos de color castaño y de unos 35 años y entre que me quedé anonadado y que venía en mi plan, le derramé al tío el pozuelo con sopa y la reyerta que se formó fue de ostia, el tío me exigía que le limpiara ante los demás detenidos, yo le pedí disculpas pero me negué a ser humillado y pronto nos caímos a trompadas y como es lógico no llevé la mejor parte, pero pronto los custodios nos separaron y eso provocó que me metieran en una celda de castigo y a la mañana siguiente me trasladaron a una penitenciaría donde esperaría ser llevado ante un juez y para colmo de mis desgracias el tío del problema viajaba conmigo en el mismo autobús y me miraba con una cara que me estaba cagando del pánico.
Al final llegamos al lugar, nos metieron en un patio donde había otros reos y allí enseguida dos negros empezaron a asediarme, me llamaron carne fresca, me preguntaban que había hecho para estar allí. Yo estaba muy nervioso y ya se me estaban quitando las ganas de seguir en esta aventura. Pensé ese mismo día llamar a un custodio y confesar mis mentiras. Pero entonces intervino el tío del problema. Cuando se acercó, los negros se quedaron como que temerosos por su presencia. El tío fue tajante y les dijo: dejen a este tranquilo que tiene que ajustar cuentas conmigo. Yo me quedé blanco como una hoja, me estaba dando cuenta que me había metido en un lío con un tipo peligroso. Y que además me percaté que era poderoso, después un custodio me llevó a la que sería mi celda y para mi asombro y terror, la compartiría con él.
Tranquilo me senté en la cama que me asignaron sin decir una palabra y al poco rato fue él quien rompió el hielo. Se había dado cuenta de que yo estaba extremadamente acojonado. Se acercó y se presentó: mi nombre es Rolando y me dicen Roly. Yo le contesté casi temblando: mucho gusto en conocerte Roly, mi nombre el Juan. Y enseguida me contestó: no se si va a ser un gusto o una desgracia y se fue hacia su cama que era la que estaba arriba de la mía. Se sentó en ella y yo podía ver sus pies casi al lado de mi cabeza. Cuando apagaron las luces el tío se bajó de su cama. Se quitó la ropa como para dormir desnudo, la puso dentro de su taquilla y se acercó a mi cama. Yo pensé que se iba a acostar, pero cuando estaba cerca de mí me dijo. Todavía no me has limpiado la sopa que me cayó ayer y mientras acercaba su polla a mi cabeza. Y me dijo: tengo la polla embarrada con tu sopa. Y me ordenó: límpiamela.
Lo que Roly me estaba enseñando me dejó perplejo. Su polla era un aparato que sin erección medía más de 15 cm y gorda. No quería imaginarme cual sería su tamaño cuando aquella tranca se empalmara, pues tenía unas venas gordas que daban miedo.
Yo traté de limpiarle ese aparato con una pequeña toalla, pero él fue más conciso y dijo: con eso no, con tu lengua. Y yo que estaba loco por probar aquel pedazo de carne metí esa polla muerta en mi boca y empecé a chupársela como él me exigía. Cuando se la chupé dos o tres veces aquello empezó a crecer y pronto no cabía en mi boca, pero con sus manos el aguantaba mi cabeza y empezó a follarme por la boca. Me embestía como si me estuviera cogiendo el culo y su tranca me llegaba hasta lo más profundo de mi garganta, me salían lágrimas, me faltaba el aire, pero el seguía embistiéndome hasta que sentí como sus huevos se ponían duros y sentía vibrar aquel rabo en mi boca que descargó una cantidad de leche que pensé que me ahogaba. Tenía un sabor delicioso, me la tragué toda y luego con la lengua se la fui dejando totalmente limpia. Lo había dejado satisfecho, pero yo quería demostrarle más y cuando su polla dejó libre mi boca, yo me acerqué a sus huevos y se los besé.
Roly me dijo entonces: Te has portado muy bien Juanito y si te sigues portando bien conmigo, no vas a tener problema en este lugar, pero como no esté satisfecho contigo vas a conocer todas las pollas del penal. Soltó una sonora carcajada y se acostó en mi cama. Y yo de inmediato comencé a acariciar aquel delicioso pecho veludo, mientras él recuperaba fuerzas. No habían pasado 10 minutos cuando Roly tenía su tranca dura como un palo, me puso boca abajo lanzó un escupitajo en mi culo y lo frotó con la cabeza de su tremenda polla, repitió un par de veces esa operación y a la tercera sentí que su mano tapaba mi boca para ahogar mi grito de dolor mientras me embestía aquella verga hasta los mismos cojones de un solo golpe y empezó a darme unas embestidas salvajes. De más está decir que yo no tenía nada de virgen, pero una tranca como esa nunca la había tenido en mi culo y follarme tan violentamente y sin clemencia, nadie lo había hecho. Era tanto el dolor que sentía que estaba al borde de desmayarme. Cuando descargó toda su leche en mi culo, sacó su tranca y se quedó dormido a mi lado. Aquello me había dado tanto morbo que yo me tuve que hacer una paja. Pero luego tenía un dolor en el culo que no se me quitaba y solo pensar que tenían que pasar todas las noches a su lado, pues era el compañero de mi celda, no me dejaba conciliar el sueño.
A la mañana siguiente salimos al patio del penal, como decían a coger sol y en ese momento sentí una sensación extraña pues los demás reclusos no se metían conmigo y en definitiva me empecé a sentir tranquilo, pues aunque todavía no conocía el verdadero poder de Roly, sabía que era respetado y que mientras estuviera satisfecho con mis servicios, yo estaría bajo su protección. Pero el día pasa rápido y llegó el momento de regresar a la celda y sabía lo que me esperaba y ciertamente mi culo no estaba en condiciones de sufrir otra sesión como la de ayer. Tenía que hacer algo que conmoviera la conciencia de Roly o me destrozaría el culo de nuevo.
Cuando llegué a la celda ya Roly estaba en ella y me saludó cordialmente y yo no esperé un segundo para acercarme a él y acariciarle la espalda. Le empecé a dar un masaje que le resultó placentero, luego mis manos acariciaron su pecho y vi por el paquete que se le estaba formando en el pantalón que se estaba empalmando y por eso, sin que me lo pidiera y antes que se le ocurriera otra cosa, me puse de rodillas ante él, le desabroché su bragueta y comencé a chuparle su polla con una pasión inigualable. Su polla pronto empezó a mojarse de su líquido seminal que verdaderamente estaba delicioso y me daba gusto con mi lengua saborearlo. Sus manos fueron a sujetarme la cabeza y eso me aterró pues ayer me lastimó mucho cuando me folló por la boca, se la chupé con toda la pasión que pude y luego acariciándole su pecho en un tono muy sumiso le supliqué que no me lastimara, le dije que a mi él me encantaba pero que deseaba disfrutarlo sin que me lastimara, ahí fue cuando le expliqué que me dolía mucho el culo, que casi no me podía sentar, que no fuera tan brusco y mis lágrimas salieron de mis ojos, mientras le besaba su pecho y por primera vez logré un gesto de ternura de Roly que me acarició la cabeza con sus manos y me dijo: no te preocupes hoy te voy a follar con más cuidado. Por Dios Roly, yo le supliqué me duele mucho el culo, deja que descanse un poco. Entonces me dijo: A ver te lo voy a revisar para ver si está lastimado como tu dices.
Me bajó el pantalón y empezó a mirar mis nalgas y con sus dedos me acariciaba el esfínter y el muy cabrón se ensalivó un poco el dedo y me lo metió en mi culo adolorido. Me dolía enormemente pero su diagnóstico fue tajante: Ese culo está bien y aunque dices que te duele yo creo que me lo puedo follar y comenzó a mamármelo con una lujuria que me enloquecía. Su lengua se deleitaba acariciándomelo y lamiéndomelo. Me lo llenó de saliva y comenzó a frotármelo con su polla. De verdad que estaba siendo delicado, no le podía pedir más a esta bestia y pronto sujetó mi cintura con sus fuertes manos y fue entrando su polla en mi culo adolorido. Me partía en dos del dolor pero comenzó a follármelo con embestidas lentas pero firmes, mis piernas temblaban y solo aumentó el ritmo cuando se corrió en mi culo. Tenía ganas de decirle horrores, pero entre la follada que me dio y la del día anterior había mucha diferencia y decidí que lo mejor era besarlo y agradecerle lo considerado que había sido conmigo y entonces nos acostamos abrazados y así nos dormimos esa segunda noche.
Por la madrugada me desperté en sus brazos y como quería domesticar a esta bestia, aproveché que estaba dormido y empecé a chuparle los huevos y en medio de una suculenta mamada, cuando estaba al borde de correrse se despertó y yo seguí chupándolo hasta que se corrió en mi boca, me tragué toda su leche y cuando terminó de correrse le seguí chupando la polla hasta que no le quedaba nada de leche en los huevos y vi como se estremecía de puro placer y nos volvimos a quedar dormidos. Por la mañana, antes de separarnos para las labores del día, me dio un delicioso beso en la boca y me dijo que me estaba portando muy bien con él.
Ese día me continuó doliendo el culo, pero yo no se si me estaba acostumbrando a la tranca de Roly o si me estaba mejorando. En varias ocasiones en el día me sentí empalmado, pensando en la follada que me esperaría por la noche en mi celda. Y lujuriosamente hacía planes para la próximo jornada.
Y esa noche fue extraordinaria. Cuando nos volvimos a encontrar los dos estábamos deseosos de disfrutarnos y ahora cuando nos encontramos no fui a acariciarlo para entretenerlo, sino para provocar sus deseos, quería que me follara como a él le saliera de sus cojones. Con mi lengua comencé a saborearle su piel del pecho, le lamí sus pesones, su ombligo, sus axilas y luego mi lengua acarició sus huevos y fue subiendo por su tranca hasta que al llegar a la cabeza me la introduje en la boca y comecé a succionarla constantemente. Sentía que le estaba dando placer a mi macho y luego le solté la polla y me puse en cuatro patas delante de él mostrándole el culo de forma provocadora, como una puta provoca a su macho.
No esperó un instante y fue a mamarme el culo mientras yo veía como tenía empalmada su tranca y cuando me tenía el culo lleno de saliva, colocó su polla en la entrada de mi culo y comenzó a presionar y con embestidas que fueron aumentando en profundidad sentí como me taladraba hasta lo más profundo de mis entrañas. Se mantuvo unos segundo sin moverse dándome la posibilidad de acostumbrarme a su tranca y luego comenzó sus embestidas que estremecían todo mi cuerpo, pero esta vez estaba disfrutando de la follada que me estaba dando, estaba empalmado de tal forma que cuando sentí que se estaba corriendo mi chorro de leche saltó y al correrme mi culo apretaba a su polla como para sacarle toda la leche que producían sus huevos. Ahora si se estaban cumpliendo mis sueños de ser follado por un preso en la cárcel.
Esa noche Roly volvió a follarme antes del amanecer. Yo estaba feliz. Pensaba que este romance me iba a durar mucho tiempo, pero a la mañana siguiente los investigadores de mi caso me fueron a buscar. Habían dado con el verdadero asaltante que yo había querido suplantar, me habían descubierto y lo peor fue que solo me pusieron una multa por mis mentiras y me pusieron de paticas en la calle sin poder despedirme de Roly.