En la casa familiar
Mi hermana y mi prima me follaron
Me alegre mucho de volver a ver a mi prima y más aún cuando supe que pasaría unos días en casa. Siempre hemos mantenido una relación de complicidad excelente y ella, no duda en comentarme sus aventuras con otros chicos, lo que me pone muy burro.
Cuando nos sentamos a la mesa para cenar, mi prima se las ingenió para sentarse a mi lado. Durante la cena, ella dirigió la mano a mi bragueta y, sin que los demás se percatasen de lo que estaba sucediendo, comenzó a meterme mano allí mismo, delante de toda mi familia. Yo estaba nervioso por si nos pillaban pero el morbo de la situación me ayudo a vencer el miedo y a disimular todo lo bien que supe.
Al terminar de cenar, nos levantamos todos para quitar la mesa y cuando coincidí con ella en la cocina, aprovechó que no había nadie y me susurró al oído:
-"Primo, esta noche podíamos jugar un rato, hace tiempo que no lo pasamos bien y estoy deseando hacerlo".
Yo contesté: "Estás muy loca".
Lo que me acaba de decir era muy fuerte, quería acostarse conmigo en mi casa con toda la familia presente. Ya podéis imaginar el morbo de la situación, después de la escenita de la cena, ahora una proposición del todo indecente. No aguantaba más, tenía la polla a punto de estallar y no se me ocurría nada para evadirme y disimular mejor la calentura. Para colmo, llevaba puesto unos pantalones vaqueros ajustados que, lógicamente, marcaban muy bien el paquete. En esto que suena el timbre, eran unos amigos de mis padres que venían a hacernos una visita, con lo que la sobremesa se extendería hasta altas horas de la madrugada y el plan de mi prima no podría llevarse a cabo, al menos aquella noche. Por un lado, me quitaba un peso de encima, por otro, me fastidiaba enormemente, pues en realidad, deseaba tanto como mi prima acostarnos juntos con el aliciente de que al final del pasillo dormían mis padres y al lado mi hermana.
Terminé por acostarme absolutamente excitado y finalmente caí vencido por el sueño. Sin embargo, de madrugada noté como alguien me zarandeaba, abrí los ojos y era mi prima.
-"Hola primito, vengo a jugar un ratito contigo. He aprovechado que tu hermana se había dormido para escaparme y ser una niña mala. Hazme sitio, por favor"
-"No esto es un error, no van a pillar y verás la que se organiza. Vete a dormir y mañana hablamos"
-"No estoy muy caliente, quiero dormir aquí, tu hermana no tiene ganas de jugar y yo no tengo ni pizca de sueño".
Finalmente consiguió meterse en la cama conmigo, aún me pregunto cómo pude dejarla, pero el caso es que me olvidé de todo y accedí a su pasional juego, introduciendo lentamente mi mano debajo de su pijama y quedando sorprendido ante la ausencia de braguitas o tanga que tapase en algo su sexo. Estaba muy húmeda y me pidió que la masturbase, de tal forma que se abrió un poquito de piernas y le metí un dedito hasta el fondo, después de llevar un rato masturbándola le metí otro. Ella no paraba de gemir y a la vez, había encontrado la forma de tocarme la polla y masturbarme debajo del pantalón del pijama. Cuando estamos llegando al climax, mi hermana abrió la puerta y nos pilló. Aquello fue espantoso, pensé que se chivaría a mis padres, pero en realidad se moría de celos y se reprimía de hacer lo mismo por ser yo su hermano. Nos dijo en voz baja que éramos unos descarados y unos sinvergüenzas y que no respetábamos a nada ni a nadie y cerrando la puerta con fuerza se fue. Le dije a mi prima que se fuese a su habitación, puesto que al día siguiente tendríamos ocasión de continuar lo que habíamos empezado.
Eran las cuatro y media de la madrugada y con ese calentón no podía dormir lo más mínimo, no dejaba de pensar en mi prima y en la posibilidad de que mi hermana lo contase todo. Al día siguiente coincidimos toda la familia en la mesa, mis padres salían de viaje y nosotros nos quedaríamos todo el día solos. Me fije en mi prima, que esta vez se había sentado enfrente, y noté que sus pezones estaban erguidos como dos reflectores. Cuando se marcharon mis padres, mi hermana volvió a sacar el tema de que nos había pillado con las manos en la masa y yo no pude evitar decirle que si tanto le molestaba que no mirase e hiciese la vista gorda y si no, que se uniera al juego. Además, tenía una baza a mi favor, pues yo también la había pillado en más de una ocasión masturbándose, y no por ello le dije nada, ni le reproche lo más mínimo. Mientras mi prima permanecía callada, hasta que de pronto dijo:
-"Prima, vamos a ducharnos juntas. No quiero que te enfades con nosotros. Si te molesta, no lo volveremos a hacer, salvo cuando tu no estés presente, claro"
-"Eres una guarra y me estáis poniendo cachonda. Vamos a ducharnos, a ver si así nos baja la calentura y nos ponemos a estudiar, que falta nos hace".
Cuando se metieron en la ducha juntas, me acerque hasta la puerta del baño para espiarlas y aunque no se veía nada, se escuchaban sus risas y comentarios guarros. En esto que suena el pestillo y rápidamente me aparto de la puerta, ocultando detrás de una esquina. La imagen era espectacular, las dos salieron de la ducha mojadas como Dios las trajo al mundo y mi polla no tardo en reaccionar ante tal panorámica.
Después de esperar unos minutos me dirigí a su habitación y abrí la puerta sin llamar, pillándolas a las dos denudas. Comenzamos a jugar lanzándonos cojines hasta que las dos se abalanzaron sobre mí, quitándome el pijama y los calzoncillos y dejando mi miembro totalmente erecto al aire. Mi hermana dijo:
-"Ahora ya estamos en igualdad de condiciones para seguir el juego". A lo que mi prima añadió:
-"Fíjate bien, ya te dije que tu hermano gastaba un buen pollón".
Mi prima me cogió la polla y empezó a mamármela, mientras yo me morreaba con mi hermana y le metía dos deditos en su fabuloso coño. Después cambiaron de posición y mi hermana se fue introduciendo lentamente mi miembro en su coñito, que por entonces ya debía estar estrenado. Comenzó a cabalgarme como una verdadera profesional, mientras mi prima puso su coño en mi cara para que se lo comiese, al mismo tiempo que las dos se morreaban. Mi hermana no dejaba de jadear hasta que se corrió como una perra y mi prima se corrió igualmente, llenándome la cara de sus flujos, pero quedaba que yo me corriese como Dios manda; así que tumbe a mi prima, le abrí sus piernas y la penetré sin contemplación, el ritmo era frenético y no podría aguantar mucho, ella estaba en un estado de perpetuo éxtasis cuando de repente sentí la necesidad de correrme, saqué rápidamente mi polla de aquel dilatado coño y apunté hacia sus caras, de donde chorreaba abundante esperma.
Han pasado varios años desde que me las follase, o más bien me follaran ellas a mí y aunque no ha vuelto a repetirse el juego, no lo he podido olvidar. Fue sin duda unos de los mejores polvos de mi vida.