En la Casa de Campo...

Un joven desea con todas sus fuerzas ser follado por un desconocido, y sólo se le ocurre buscarlo en la Casa de Campo...

Tengo 20 años. Siempre me ha gustado el sexo con gente mayor que yo. Me hace sentir dominado, controlado, algo que me encanta. Soy muy pasivo, y creo que empecé a serlo en el momento que os voy a contar ahora.

Esta historia pasó hace un par de años. Acababa de cumplir los 18, y estaba deseoso de sexo. Me masturbaba pensando que un tio me penetraba sin miramientos, mientras yo gemía y gemía. De hecho, siempre "ensayaba" con cualquier cosa que encontraba por mi casa. Alimentos, velas … cualquier cosa era buena para provocarme placer anal. Por eso, cuando me pasó lo que os voy a contar, ya estaba bastante dilatado. Una suerte para mí

Me dirigí a la Casa de Campo. Había leído en varios foros que había hombres por los caminos buscando sexo anónimo y rápido, justo lo que yo buscaba. Además, muchos tios con los que me había pajeado por Internet habían propuesto citarnos allí para proseguir con la historia.

Yo sabía que había prostitutas allí, pero no sabía que yo me iba a comportar como una de ellas

Cogí el camino que, según las indicaciones, era la zona de cruising (esta palabra la aprendí después), con bastante miedo. En el fondo, me estaba metiendo en una historia complicada, que no sabía cómo iba a acabar. Le iba a ofrecer mi culo a un completo desconocido, y estaba excitándome pensando que me iba a dominar.

Iba temblando, y, con el ruido de mis pasos, tardé un tiempo en oír más ruidos. Me quedé parado, y pude oir unas pisadas. Afinando el oído para adivinar de dónde venían, pude intuír que se trataba de varias personas. Estaba en el lugar adecuado.

Me introduje por un camino más estrecho que se adentraba en una zona de árboles y matorrales, porque divisaba un camino al fondo, por el que pensaba continuar si no encontraba nada. Pero… nada más pasar los primeros árboles, vi al primer hombre de la tarde. No os engañaré: lo primero que pensé es que perfectamente podría ser mi padre. Un hombre cincuentón, con algo de tripa cervecera, poco pelo, y una camisa de rayas. Seguro que su mujer pensaba que estaba descansando en el bar después de una dura jornada de trabajo

Se empezó a tocar el paquete mientras me miraba. Yo luego descubrí que el juego de miradas indica si quieres tema o no, pero en ese momento le quité la mirada y seguí andando. Cuando me giré para ver si me seguía, ya había desaparecido. Obviamente había fracasado, pero no pude lamentarme mucho tiempo Más adelante ya divisaba varias siluetas de más hombres andando.

Pero lo mejor estaba a mi derecha. Un grupo de árboles estratégicamente colocados (¿Cómo es posible que la naturaleza cree un hueco tan perfecto para ser follado entre las ramas?) escondía a una pareja haciendo justamente lo que yo había venido a hacer. Me acerqué para ver, y enseguida me di cuenta que no era el único que había tenido esa idea. Unas cuatro personas más se tocaban la polla en erección por encima del paquete. Lo mismo que yo estaba empezando a hacer. Un tio de la misma edad que el anterior, unos cincuenta años, estaba follando a uno más jovencito. Estaba vestido, sólo con los pantalones bajados, mientras el joven (más mayor que yo) estaba prácticamente desnudo. Le acariciaba los pezones mientras le follaba de pie. Probablemente le estaría diciendo cosas al oído. Cosas que yo deseaba oir… "vamos puta, abre tu culo" "¿te gusta que te metan el rabo de golpe, verdad?" El chico se masturbaba con los ojos entrecerrados, sacudido por las embestidas del otro. Seguro que sabía que había gente mirando, nuestra presencia empezaba a ser obvia, demasiados ruidos de pisadas. Pero no parecía importarles

Me fui cuando me di cuenta que muchos de los que miraban también me estaban mirando a mi. No soy especialmente guapo, pero tengo una cara resultona, y estoy bastante delgadito. No quería ser el protagonista próximo de esa escena, estaba demasiado nervioso.

Seguí andando, esta vez hacia arriba, ya buscando el hueco entre los árboles. Y sí, había más gente en ellos. Gente chupando pollas a gente, probablemente recien conocidos. Probablemente no supieran el nombre de quien le estaba provocando un orgasmo, quizás no volverían a verlos.

También vi algo que no me esperaba. Habia gente semi-desnuda (supongo que para salir corriendo en caso de necesidad), escondida entre las ramas, masturbándose mientras miraban a la gente pasar. Yo, como novato, miraba todas las pollas, sin casi fijarme en la cara, pensando en cuantas pollas podrían estar follándome en ese momento si no estuviera cortado por el miedo.

Seguí andando, disimulando mi erección. Creo que a estas alturas sobra decir que por el camino que recorría me iba cruzando a varios hombres que me miraban. Todos tenían la misma edad, a partir de treinta y muchos, cuarenta años, la edad que yo estaba buscando. Esa tarde parecía totalmente elaborada para mí.

Hasta que le vi. Supe nada más girar la cabeza que ese chico tendría que penetrarme. Vaqueros ajustaditos, superando los treinta y cinco, camiseta negra. Se acariciaba el paquete con indiferencia, mientras miraba el camino.

Me acerqué mientras el me miraba. Estaba nerviosísimo, pero sabía que todos íbamos a lo mismo. Y que si me estaba mirando, era que quería tener sexo conmigo. Ahora me quedaba saber en qué postura.

¿Activo o pasivo? – Pregunté mientras acercaba mi mano a su paquete

Muy activo

Mmmm entonces genial, porque yo soy muy pasivo – Ya le estaba agarrando el paquete con fuerza, notando su polla durísima. No me lo podía creer, me iban a follar

Le saqué la polla del paquete y le empecé a masturbar. Tenía miedo de comérsela, y el tampoco insistió mucho. Él comenzó a jugar con mis pezones, cosa que me excita muchisimo, y a acariciarme el culo por encima del pantalón. Yo, como había ido a lo que había ido, empecé a cambiar la postura para que me pudiera acariciar mejor el culo, mientras me desabrochaba los pantalones un poco.

Él se percató, y me los bajó justo para poder acariciarme mejor el culo. Yo subí la cabeza y le dije "Fóllame", probablemente con mi mejor cara de puta, porque se le iluminó la cara, me dio la vuelta, y me bajó los calzoncillos. Empezó a estrujarme el culo, mientras me decía "buen culo, buen culo". Yo me agaché un poco para que pudiera verme mejor, mientras me acariciaba la polla, a punto de explotar.

Comenzó a meterme un dedo. Supongo que querría prepararme, de cara a la penetración. Pero como os he dicho, ya me habia metido muchas cosas, y él debió notarlo, porque me comentó lo dilatado que estaba, y me metió otro dedo. Yo gemí bastante, pero no de dolor. Debió de excitarle bastante, porque volvió hacia delante, enfrente de mi cara, y me dijo lo que probablemente más me haya excitado en toda mi vida:

Hasta donde?

Hasta donde tu ordenes – Respondí yo, totalmente cegado por mi excitación

Acto seguido, me escupió en la cara y me pegó. No me lo esperaba para nada. Pensé que quizás me había estado precipitando… pero también pensé que eso me había excitado horrores. ¡¡¡me ponía cachondo que me pegaran!!! Volví a poner mi culo en pompa, ya totalmente entregado a él, y el volvió a meterme dos dedos.

En ese momento de lucidez miré a mi alrededor. Había un hombre mirándonos. Un hombre que probablemente jamás hubiera permitido que me follara. Se estaba sobando el paquete mientras nos miraba, sin esconderse. Tengo que reconocer que estábamos prácticamente en un camino, sin ramas que nos taparan.

Mi dilatación debió de gustarle (luego he comprobado que muchos se sorprenden de ella) y comenzó a meterme tres dedos. Me comentó que estaba muy dilatado, y de nuevo me volvió a preguntar:

Hasta donde?

Ya sabía qué tenía que responder. Respondí lo mismo, esta vez con una sonrisa en la cara, y me volvió a escupir y a pegar. Esta vez pude disfrutarlo sin reparos. Me abrí el culo, pidiendo implícitamente que siguiera con su trabajo. Ya había dos hombres más, y uno se estaba acercando a mi cabeza, agachada para que mi culo sobresaliera más. Me acarició el pelo mientras se tocaba el paquete. Yo me apoyé en el para sujetarme, y para comenzar a pellizcarle los pezones. Tenía unos pezones grandes, duros, que a mi me estaba encantando pellizcar. Con la otra mano, agarré su paquete. Probablemente ya habría más personas mirándonos. Un casi adolescente, con un tio metiendo cuatro dedos en su culo, y con otro restregándole el paquete. Eso no lo había visto en mi tour previo

El tio de los dedos me dijo que dejara al de los pezones. Yo levanté la cabeza, y dije lo que probablemente estaba deseando oir el que me penetraba: "Lo siento, mi amo ordena". Y me separé. Debe de ser que la gente del público (menuda expresión) no entendió por qué se iba, ya que enseguida vino otro a reemplazar su puesto. Exactamente hizo lo mismo: Restregarme su paquete, mientras hacía que me agarrara a él.

Yo estaba cegado por el placer de mi culo, "mi amo" estaba aburrido de meterme cuatro dedos, y se había colocado un condón en el puño, y me lo estaba intentando meter. Eso lo había visto en películas porno, y sabía cómo iba a acabar, pero, sobre-excitado como estaba por mi placer anal ¿Cómo iba a parar?

En ese momento noté cuatro manos sobre mi culo. Me giré y vi a otro cuarentón un segundo antes de empezar a azotarme. Empezó a darme cachetes en el culo. No se estaba cortando. Primero con una mano en un lado, y luego con las dos manos. De arriba a abajo, con fuerza. Los golpes me lanzaban contra el paquete del hombre de delante, que ya estaba bastante gordo. Animado por mi pasividad, comenzó a tocarme los pezones (Cuanto más quieres que te lo toquen, más te los tocan…). No debía de estar muy puesto en "Delicadeza con tu pareja", porque más que tocarlos, lo que hacía era retorcerlos, estirarlos y apretarlos con rudeza. Me dolía, pero algo me decía que no debía parar. Ese algo quizás debía ser mi polla, totalmente descontrolada a esas alturas. No lo pude evitar, lo sé. Debí haberlo hecho. Me empecé a masturbar, con una mano hurgando en mi culo, un tio azotándome las nalgas, otro rompiéndome los pezones, unos cuantos tios mirándome excitados… debía estar en el cielo.

Los hombres se dieron cuenta, y comenzaron a darme placer. Creo que todo el mudno estaba esperando a que yo me corriera, porque todos controlaban mi paja, y se esforzaban en que me corriera antes. Y lo hice. Vaya si lo hice

El hombre del paquete se fue. Y creo que el de los azotes también. Obviamente, ellos no tenían nada más que hacer. Creo que mi cara expresaba una culpabilidad horrible. Pero "mi amo" no se fijó, o no le importó. Siguió sobándome los glúteos, mientras me decia: "Menuda puta eres, ¿has visto todos los tios que tenías a tu alrededor?" Me citó para volver a vernos allí.

Yo, desde luego, sabía que iba a volver.