En la capital

Un chico joven va de visita donde sus tios y descubre un nuevo amigo.

Ya se acaba el verano y con el las vacaciones. El lunes que viene hay que empezar otra vez la rutina de las clases y del nuevo curso de instituto. Para este fin de semana, no tengo ningún plan ya que mis padres han empezado a trabajar y eso significa que nos quedamos en casa.

Cuando ya daba todo por perdido ha llamado mi primo Marcos. Me invita a pasar el fin de semana con él y sus amigos. Tienen intención de celebrar el final de las vacaciones. El plan no es que me seduzca en exceso, ya que aunque me llevo muy bien con mi primo, nunca he estado con sus amigos, vamos no los conozco.

Marcos vive en la capital, y yo en un pueblo a veinte minutos en tren, por lo que mis padres no tienen ningún problema en dejarme ir solo, lo que les viene muy bien ya que así no tienen que preocuparse de mí.

Mi primo es de mi misma edad, y aunque vivimos cerca, nuestra amistad y relación se ha fundamentado en las vacaciones familiares que hemos compartido durante muchos años ambas familias, pero no así en el día a día. Vamos a distintos institutos, él a uno privado y de prestigio de la capital, y yo al publico de mi zona, en el pueblo vecino.

Ya es viernes. Cojo mi mochila, con mi pijama y dos mudas y me despido de mis padres hasta el domingo. Voy al tren y me dispongo a pasar unos días distintos en la capital.

Al llegar al portal de mis tíos, en pleno centro, me invade esa sensación rara que siempre me ataca cuando entro en esa casa. No es que mi familia sea pobre, pero a mis tíos les va muy bien y su situación es de las consideradas acomodadas, más bien muy acomodada, lo que a mi, no se por que me hace sentir raro.

Mi primo me abre la puerta e impaciente me recrimina:

Jope Iker, ya era hora, que has venido ¿andando?

Desde la estación hasta aquí solamente- le respondo.

Pues podías haber cogido el metro, vamos a llegar muy tarde.

No sabía que hubiese prisa.

Hemos quedado todos los chicos en el parque a las siete y media y son y cuarto. Todavía tienes que vestirte.

No tengo que cambiarme, para ir al parque puedo ir así, ¿no?

No puedes ir en chándal, aquí la gente sale muy preparada los fines de semana, los chicos se reirán de ti y no querrás entrar con mal pie.

Pues no he traído más ropa, así que tendré que ir así.

Ven, te dejo algo mío.

La verdad que me fastidia bastante el tener que cambiarme de ropa para aparentar delante de sus amigos, pero el que me ofrezca ropa suya, me hace callarme y seguirle a su habitación. La verdad que siento algo raro tras esa proposición.

Cuando entro en su cuarto, Marcos esta metido en el armario, que es más grande que toda mi habitación, revolviendo entre sus cosas. Sale con unos pantalones cortos, de estos surferos que me ofrece diciendo:

Estos te valdrán para hoy, son del año pasado y no creo que los chicos se den cuenta que son míos, hace tiempo que no los uso.

No se porque me tengo que cambiar – le digo yo a regañadientes, mientras me quito mi chándal y me calzo los pantalones.-La verdad es que me quedan bien – le digo – parece que me los hubiese comprado yo.

Esa camiseta valdrá, venga vamos que no llegamos.

Salimos de la casa en dirección al parque, yo voy entre excitado y complacido de llevar sus pantalones, no me imaginaba que el llevar ropa de otro, haga que mi sexo reaccione y este juguetón todo el rato. Es una sensación agradable y como digo excitante.

Al llegar al parque, efectivamente allí están los chicos, enfrascados en una conversación medio acalorada. Tras las presentaciones de rigor por parte de mi primo, siguen con su discusión. El problema es a ver que se va ha hacer mañana sabado. Unos son partidarios de comprar unas bebidas y tomarlas allí mismo. Otro grupo quiere ir al cine y después ir a una discoteca donde se va ha celebrar un baile de esos sin alcohol, pero en el que seguro habrá chicas.

Yo, como no tengo ni voz ni voto, ni ganas de opinar, me dedico a disfrutar de mis nuevas sensaciones y observar a los chicos. La verdad que todos son de nuestra edad y más bien tirando a altos. Lo que es cierto es que son bastante pijos en la forma de vestir y todos muy preparaditos. Efectivamente mi primo tenía razón y en aquel ambiente, con mi chándal hubiese desentonado.

Cuando la conversación ya parece llegar a un punto sin remedio, aparecen otros tres muchachos. Se ponen rápidamente al día de mi presencia allí y del problema que tenemos. Dos de ellos dan su opinión, que no sirve de mucho, ya que cada uno se pone de un lado. Entonces uno de ellos se dirige directamente al tercer chico que ha llegado tarde y que permanece callado como si no fuese con él o no le importase mucho y le pregunta:

-¿Tú Rubén que opinas?

Rubén es un chico de estatura media, aparentemente delgado, no más que yo, y va vestido de lo más normal, con un pantalón vaquero y una sudadera, esta si de marca, de esas con capucha.

-Pues que si os parece bien, lo que se puede hacer es un poco de las dos opciones, lo del parque y después ir a la discoteca.

Todos quedan satisfechos con esta idea y se acabo la discusión.

El resto de la tarde pasa sin pena ni gloria. Yo no me integro para nada en el ambiente, y a eso de las nueve y media nos vamos para casa a cenar y ver la tele.

A la mañana siguiente, mi primo tiene entrenamiento. Resulta que el año pasado se apunto al equipo de baloncesto de su colegio, y pronto empiezan la competición. Así que me dispongo a pasar una "agradable" sesión de deporte viéndoles jugar a él y sus amigos, que están todos allí, ahora entiendo lo de las alturas. La verdad que al principio me parece un coñazo, pero poco a poco le voy encontrando la gracia. Sobre todo cuando comienzan un partidillo.

Allí están todos los chicos del día anterior, con sus pantalones cortos y sus camisetas de tirantes, rozándose unos con otros, lo que despierta mi alma y me hace pasar cierta envidia.

Me he dado cuenta de que Rubén, es el que lleva la batuta en el juego de su equipo, además de ser uno de los mejores jugadores, junto con mi primo y otros dos que destacan sobre el resto.

Al terminar el entreno, Marcos se acerca y me pregunta:

-Que, ¿te has aburrido mucho?

  • No, que va, la verdad que el partido ha sido divertido.-Le contesto.- Oye, juegas muy bien. Rubén y tú sois los mejores.

-Eso dice el entrenador, bueno la verdad que Rubén juega mucho. Aunque

-Que pasa, no te gusta como juega.

  • No, no es eso, es que...

-Venga dilo, que me vas a matar de la intriga.

-No es nada, solo que es un poco raro.

-Raro, como que raro.

-Es el más listo de su clase, es muy callado y casi no habla, como ayer que hay que sacarle las palabras. Además

-Además ¿que?

-Nada cosas mías, en el vestuario, siempre se ducha el primero, para cuando va el siguiente el ya sale de la ducha y se viste.

-Será pudoroso.

-El otro día me castigo el entrenador a recoger y llegue el ultimo al vestuario, el ya se había duchado y estaba sentado en el banco con la toalla en la cintura. Yo me desnude y me metí a la ducha, pero tuve que volver a por el champú, cuando entre, estaba poniéndose los calzoncillos y la tenia tiesa. Ya te digo que es raro.

  • Eso es una chorrada, que pasa, ¿que a ti no se te pone dura? Yo cada vez que me desnudo estoy empalmado.

  • Ja, ja, ja, seguro que si, tienes razón. Soy un idiota.

Ahí queda la conversación, Marcos se va al vestuario a ducharse, y después nos vamos a comer a casa.

Cerca de la hora a la que hemos quedado con los chicos en el parque, Marcos me despierta de la siesta y me dice que hay que prepararse. Yo cojo los pantalones que me dejo ayer y cuando me los estoy poniendo, me dice que no, que no puedo ir otra vez con ellos. Se vuelve a meter en el armario, y me invita a que entre yo también y vea si me gusta algo. Entro y la verdad que mi primo tiene un montón de ropa. Empiezo a rebuscar entre los pantalones, y le pregunto si unos vaqueros le parecen bien. Si claro, me contesta y me señala una balda donde hay varios. Me dice que esos de ahí hace tiempo que no se los pone. Saco tres pares de la balda, y entre ellos sale un par con peto. Mi primo cuando los ve, me dice que esos no se los ha puesto nunca más que en vacaciones, así que son perfectos para que yo los lleve con sus amigos. La verdad que yo me quedo un poco indeciso, siempre he pensado que era una prenda de chica, pero como le veo a mi primo muy seguro, me los pruebo. Mi primo me da también una camiseta blanca de manga larga, que hace juego perfectamente. La verdad que como me quedan algo holgados, la sensación con ellos puestos es muy buena y agradable. Además, no se porque se me ha puesto el miembro a mil y mi primo ni se ha dado cuenta, es fantástica la sensación.

Así las cosas, salimos de casa dirección al parque. Cuando llegamos allí estan parte de los chicos que ya han empezado la fiesta sin esperar a los demás. Mezclando las bebidas y probándolas. Cada uno se sirve lo que más le gusta. Yo, que no le encuentro la gracia al alcohol me sirvo un refresco y me siento en una esquina, un poco apartado. Según va avanzando la tarde, va llegando gente. Aparece Rubén, se sirve un refresco y se sienta con los demás. La charla con mi primo a la mañana hace que me fije en el. La verdad que es cierto, no habla más que cuando le preguntan y es parco en las contestaciones.

Según avanza la tarde y desaparece el alcohol, las conversaciones se convierten en totalmente absurdas y aburridas para mí, así que disimuladamente, me voy apartando del grupo, hasta que acabo solo en un banco a unos metros de ellos.

Ensimismado en mis pensamientos, no me he dado cuenta que alguien se me ha acercado:

-Que, ¿aburrido? la verdad que a mi tampoco me va este rollo.

-Ah, Rubén, no te he oído llegar. La verdad que esas bromas de borrachos no me hacen gracia.

-¿Y a ti que te gusta?

-No se, pero desde luego beber por beber no.

Se ha acercado a mi e iniciado una conversación, así que decido atacar, total no tengo nada que perder, seguramente no volveré a ver a este chico nunca más.

-Rubén, me han dicho que eres gay.-le suelto y espero su reacción.

El se queda callado mirando al frente y después de varios momentos, me responde:

-¿Si fuese verdad te importaría?

-No especialmente, si lo eres, pues lo eres.

-¿Y quien te ha dicho eso?

-Bueno, no me han dicho directamente eso, pero ayer y hoy he oído comentarios, que me han llevado a pensarlo, los chicos no creo que sospechen nada, solo les preocupa emborracharse.

-Pero si que te interesa, ya que me lo has preguntado.

Este chico es listo, me quedo pensando y respondo:

-La verdad que no me importaría que me la chupases- siguiendo con mi plan de ataque directo.

Rubén se levanta del banco y vuelve al grupo. Creo que la he cagado. Ahora se lo contara a todos y se mofaran, seguro. Sigo observando a Rubén, que se sirve otro refresco y se sienta en el grupo, esto llama la atención de mi primo que se da cuanta donde estoy y viene a mi lado.

-Iker, te aburres, ¿no?

-Digamos que no es mi ambiente preferido.

-No te preocupes, dentro de un rato iremos a la disco y allí seguro que encontramos unas tías para bailar.

-Marcos, estoy pensando, que todavía tengo tiempo de coger el último tren y volver a mi casa, no quiero fastidiarte la noche con tus amigos.

-Tú veras, pero a mi no me estas fastidiando nada.- y se vuelve al grupo.

Rubén se levanta, habla con sus amigos y viene de nuevo:

-Les he dicho que me voy para casa. Vivo en esta misma calle en el portal 19, 6º B. Mis padres se han ido de fin de semana y me han dejado con mi hermano mayor, pero cuando se van mis padres mi hermano sale de juerga el viernes y no vuelve hasta el domingo a comer, así que estoy solo.

Y se va dirección a casa. Yo me quedo de piedra. Sin querer me he buscado la cuartada perfecta con mi primo, pero la verdad que no estoy muy seguro. Aunque lo he deseado creo que desde siempre, nunca he estado con un chico. Pero la oportunidad es única y puede más mi pene duro como una piedra que cualquier razonamiento lógico. Le hago un gesto de despedida con la mano a mi primo que él me devuelve, y salgo del parque dirección a la estación. En la primera esquina cambio de destino y busco el portal 19. Llamo al timbre y sin que nadie conteste se abre la puerta. El viaje en ascensor se me hace eterno. ¿Qué estoy haciendo? ¿Estoy loco? Pero mi pene sigue erecto y duro como una piedra dentro de mis pantalones. Al llegar al piso convenido, la puerta esta abierta. Paso dentro y cierro. Rubén sale de la cocina.

-¿Quieres tomar algo?

-Creo que no hemos venido a eso, ¿no?

-Si, que tonto, es que estoy nervioso.

-Para mi también es la primera vez.

Le sigo hasta su cuarto, donde tiene el pc y una cama grandísimo. Este esta encendido. El se quita la sudadera y se acerca a mí. Me suelta uno de los tirantes del pantalón. Yo estoy que reviento, pero le dejo hacer. Me desabrocha los botones de la cintura y al soltar el otro tirante, deja que el pantalón se deslice hasta el suelo.

-Nunca llevas calzoncillos -me dice.

Yo me los había quitado en casa de mi primo, ya que así la sensación con aquellos pantalones es casi como ir desnudo por la calle.

Me saco de un tirón las playeras y el pantalón y el me agarra del miembro, mientras me calza un beso en los morros. Su lengua me llega hasta la garganta. Yo recorro sus perfectos dientes con la mía y cuando tropezamos se produce un pulso entre ambas por ver cual es capaz de doblegar a la otra. A través de de la tela de sus pantalones noto palpitar su miembro que se pega contra el mío ahora libre de su mano. Le quito la camiseta dejando al aire su formado pecho por el deporte y empiezo a soltarle el cinturón y los botones de la bragueta del pantalón. Mi premio esta escondido bajo un suave calzoncillo pegado a su cuerpo, que hace que se dibuje perfectamente.

Rubén se separa de mi boca y se arrodilla delante de mi pene.

-Nunca he hecho esto, ni pensaba que lo haría jamás.

Con delicadeza, me da un beso en la punta. Está indeciso y duda. Me da otro beso en una de mis bolas y se la mete en la boca. Luego la otra. Poco a poco va lamiendo el tallo de mi erección hasta la punta y sorbe el capullo como si de un helado de bola se tratase. Parece que le gusta lo que hace y se decide a metérsela dentro, poco a poco, centímetro a centímetro. Cuando ya la tiene casi toda, le viene una arcada y la saca, se ha atragantado con un pelo, pero me sonríe y vuelve a intentarlo, esta vez con más éxito y sobre todo decisión. Es increíble.

Cuando ya lleva un ratito chupando se separa de mi glande y se incorpora, volviendo a besarme en la boca. Ahora el sabor de su lengua es amargo, pero agradable. Así debe saber mi polla, pienso y me decido a explorar el sabor de la suya, pero me detiene.

-Espera, túmbate en la cama.

Yo le obedezco y el se tumba a mi lado pero en sentido contrario, poniendo su polla a la altura de mi cara, yo me agarro a su falo y comienzo a saborearlo como le he visto hacer a él. Cuando ya llevo un rato disfrutando como un enano de esa joya, empiezo a notar como el vuelve a la carga con el mío y nos fundimos en un 69 espectacular. Ya no puedo más y exploto sin tiempo de avisarle, debido sobre todo a que tengo la boca ocupada, pero no solo no le importa, si no que edemas el se viene en mi boca.

Una vez todo limpio, nos quedamos tumbados en la cama según estamos.

-Ha estado bien -me dice- he disfrutado mucho.

-Creo que todavía podemos disfrutar más –le digo yo.

-¿De verdad? ¿Cómo?

-Mira.

Me levanto de un salto de la cama y me dirijo al ordenador. Entro en una página que frecuento habitualmente y donde hay una serie de videos de chicos haciendo de todo. El los mira interesado. Le pongo uno en el que un chico esta tumbado en la cama con las piernas levantadas hacia atrás sobre su cabeza, mientras otro chico le va untando crema en el ano con un dedo y juega con el metiéndolo y sacándolo, luego con dos, tres, así hasta que le introduce la polla.

-Mira que cara pone, parece que disfruta mucho –me dice- ¿quieres que probemos?

Se fue corriendo de la habitación y volvió con un bote de crema de manos y unos condones, que me dijo eran de su hermano.

-Quien se pone primero.

Y sin decir más se tumba en la cama imitando la postura del video. Yo me acerco a él y poniendo un poco de crema en su agujerito, voy imitando al otro chico. Al principio esta muy cerrado, pero mientras voy haciendo circulitos alrededor del hueco y voy hundiendo poco a poco el dedo, este se va abriendo y dejando invadir. De vez en cuando se cierra y cuando Rubén se vuelve a relajar, permite de nuevo que esa invasión progrese. Con el segundo dedo es más rápido y ya el tercero lograr su objetivo con más facilidad.

-Que, ¿Cómo lo ves?

-Creo que ya esta, estas seguro que quieres que lo intente.

Con voz temblorosa me dice:

-Si, por favor, lo necesito, ahora no pares

Agarro el condón y muy nervioso por el momento, casi no acierto a ponérmelo.

-Venga, Iker, date prisa, que no aguanto más, por favor, ¡metela!

Me desespero, tiro el condón a la mierda y le pongo la cabeza de mi pene en el hueco que han dejado listo mis dedos, con el trabajo de estos y la crema la cabeza entra fácil, pero una contracción del esfínter de Rubén la devuelve fuera.

Este su vuelve a relajar y deja el camino libre, para que mi herramienta penetre hasta el fondo sin problemas. Empiezo suavemente a meterla y sacarla y Rubén al ritmo que le marco, a gemir. Cuando ya estoy a punto de regarle entero, me pide que se la saque. No lo entiendo, pero le hago caso.

-Esta la vi el otro día en otro video.

Y levantándose de la cama me tumba a mi boca arriba, agarra mi polla con la mano y va sentándose en ella poco a poco, hasta el fondo. El parón a provocado en mi que se aleje el orgasmo, pero el comienza a cabalgar sobre mi polla y consigue después de un buen rato de sube y baja, que me corra espectacularmente.

Se tumba sobre mi pecho sin sacarla y me da un beso genial.

-Es brutal, tienes que probarlo.

Y dicho y hecho. Se levanta de encima y yo agarro mis rodillas y le dejo al aire mi ano palpitante y deseoso de probar esas maravillas de las que habla Rubén. Pero el no coge la crema. Se agacha frente a mi culo y comienza a trabajarlo con su húmeda lengua. Casi me vengo otra vez. Pronto empieza el trabajo con los dedos y la lengua. Es increíble la sensación, el cosquilleo y sobre todo la necesidad que te produce al de un rato de jugar para que te entierren bien hondo la polla. En esas estoy yo suplicante cuando el sin tregua que valga agarra su miembro y empieza a invadir mi interior. Ahora entiendo sus gemidos y disfrute. Dar es fantástico, pero que te penetre un chico al que adoras es lo máximo. Para terminar imite a mi amante, y tras cambiar de posiciones me senté sobre su polla para poder dominar las embestidas perfectamente y gozar como un enano. Creo que se ha corrido dos veces por lo menos en mi interior, pero yo no puedo parar, hasta que por fin caigo exhausto sobre su pecho.

Ambos sudorosos nos abrazamos y estamos así un rato. Hasta que de nuevo nuestra inquietud juvenil, y el saber que tenemos que aprovechar la ocasión única que se nos presenta, nos lleva de nuevo a Internet a explorar nuevas experiencias.

Amanece y después de poco dormir y mucho ejercicio dejo a mi amante en la cama dormido y me pego una ducha. Cuando salgo del agua, Rubén esta despierto y sonriente en la cama.

-Ha sido genial. Esto lo tenemos que repetir –me dice.

-Por supuesto, no me pienso separar de esta pollita ni un minuto. A ver como nos lo montamos, pero esto no puede quedar aquí. Por favor, déjame unos calzoncillos, para volver a casa.

Yo más que por la necesidad de ir con ropa interior lo hago por tener un recuerdo de ese chico, y creo que lo sabe.

Me pongo su prenda y mi ropa.

-Esos pantalones me los tienes que prestar un día- me dice.

-Cuando quieras, pero antes me tienes que comer la polla mejor que hoy.

-Trato hecho.

Y me dirijo al tren para volver a mi casa. Según voy por la calle floto como en una nube. Soy la persona más feliz del mundo.

ikeradan@hotmail.com