En la cama con mi jefe
De forma inesperada, un chico termina en la cama con su jefe.
Fue a los 21 años cuando marché a trabajar a Madrid. Acababa de finalizar la carrera de óptica y me padre me consiguió un trabajo en la óptica de un amigo suyo. Yo recordaba haberlo visto antes y lo recordaba porque años atrás ya me había hecho alguna que otra paja fantaseando con él alguna de las veces que habían estado visitándonos en casa junto a su mujer.
Desde el principio cogí mucha confianza con Luis, un tipo cincuentón, de pelo canoso, no demasiado alto, de rasgos muy marcados y tez morena. Pero lo que más se marcaba en su figura era el relieve de sus pantalones a la altura de su miembro. Recuerdo que el primer día que llegué a la óptica estuve evitando mirar su entrepierna durante todo el día para evitar ser descubierto. Nadie sabía de mi atracción por los hombres quería que esto siguiera siendo así. Creo que todo hubiera sido más difícil de no ser por aquella bata que usamos, era la única que podía evitar que pasara todo el día con mi vista sobre el paquete de mi jefe.
A los pocos meses de estar el trabajo noté que Luis andaba algo despistado y triste así que un día, cuando cerramos le dije que nos íbamos a ir a tomar algo los dos para que me contara qué le estaba pasando. El aceptó y así hicimos. Fuimos a un bar cerca de casa y me contó que llevaba mucho tiempo de broncas con su esposa, parecía que la situación no podía seguir así y habían decidido separarse, al menos por un tiempo. Y así fue como comenzó todo, desde aquel día y supongo que por todas las confesiones que me hizo nuestra amistad se afianzó más . Casi todos los días saliamos a tomar algo, solíamos comer juntos,etc. Para mí cada vez era más difícil porque sentía que me estaba enamorando de él.
Una noche estabamos cenando en mi casa y Luis se echó una copa de vino encima, se fue al baño a intentar quitarse la mancha y cuando regresó creí que moría. Lo vi aparecer en camisa y con los pantalones en la mano. Me dijo que había mojado completamente los pantalones intentando quitar la mancha, así que debía tenderlos para que se secaran un poco antes irse a casa. Yo no daba crédito a lo que veían mis ojos, tenía frente al hombre que tanto me excitaba en boxer, aun recuerdo que eran de rayas azules y blancas. Esa prenda marcaba perfectamente el gran bulto que había tras ella. Supongo que Luis debío darse cuenta porque yo sentí que toda la sangre de mi cuerpo se repartía entre mi cabeza y mi polla. Aquella noche fue bastante difícil para mi, recuerdo que me pasé toda la cena con mi vista clavada en su entrepierna cada vez que se levantaba de la mesa.Fue todo muy confuso porque a mi me daba la impresión de que la situación lo había excitado a el también. Pero al final llegó la hora de marcharse y allí quedé yo, masturbándome durante toda la noche.
Al fin de semana siguiente Luis me devolvió la invitación de cena con la intención de enseñarme el estudio al que se había trasladado. Yo acepté encantado. Fue una velada bastante amena, estuvimos charlando toda la noche y entre risas y batallitas nos bebimos dos botellas de vino. Cuando dije de irme para casa Luis me dijo que no me dejaría conducir en el estado en el que iba, me dijo que me quedara a dormir allí. Yo no acepté porque para empezar no sabía como lo iba a hacer, el estudio sólo tenía una cama y un sofa biplaza. Luis me dijo que dormiría en su cama, que que problema había. Le dije que no tenia pijama y me contestó que él siempre dormia en boxer. Después de objeciones, de que sí, de que no acepté.
De solo pensar que iba a dormir con él me puse cachondísimo. Entré al baño y cuando llegué al dormitorio Luis se estaba quitando la ropa. Volver a verlo en boxer me produjo una erección que tuve que ocultar sentándome en la cama para desnudarme. Me metí enseguida en la cama y me cubrí con las sabanas. Luis estaba un pelín pasado de vino y no paraba de sacar conversación.
Comenzamos una conversación a cerca de gimnasios poco más. Yo me quejé de que últimamente estaba echando barriga y así comenzó todo. Luis se acercó a mí para tocarme la barriga, supongo que las copas fueron las que hiceron que no controlara bien las distancias y cuando me quise dar cuentar sentí los pelos del pecho de Luis en mi espalda, esto me excitó de sobremanera, pero al momento también sentí su bulto en mi culo. La sensación fue la misma que se siente cuando un calambre recorre tu cuerpo. Luis se acercó mas y yo no puede evitar echarme hacia atrás, al pegarme más sentí como su polla creció cosiderablemente. Noté que Luis se movía tras de mí y que su respiración era cada vez más agitada. Ahí fue cuando me di la vuelta y me lancé a su boca. El puso sus grandes manos sobre mi paquete y seguía besándome. Yo comencé a hacer un recorrido por su pecho con mi lengua hasta que me topé con sus boxer, pasé mi lengua por esa tela y la mojé chupando aquella polla que sabía tan bien.
Luis me tenía cogida la cabeza con sus manos y entre pequeños gemidos me pedía más. Saqué su polla erecta por la portañuela del boxer y comencé a succionar con fuerta, mojando cada trozo de su carne. Luis me condujo con sus manos hacia arriba,seguimos besándonos mientras nuestras pollas se rozaban. En un movimiento rápido me puso bocabajo en la cama y se echó sobre mí. Comenzó a mordisquearme el cuello mientras que su polla humeda recorría la línea que une mis cachetes. Lo sentía moverse sobre mí y eso me excitaba de sobremanera.
De repente sentí que la marcha era aún más rápida, metió sus brazos entre la cama y mi pecho y sus grandes manos me cogieron los pezones, de repente el ritmo aumentó, la cama parecía que iba a traspasar la pared, Luis estaba desconocido, me mordisqueó la nuca y se aferró a mi cuerpo con movimiento secos hasta que sentí un chorro de líquido sobre mi piel.