En la boda de mi hermana Astrid.
Por alguna razón las bodas me ponen muy hot y siempre que voy a una hago algo en la fiesta y luego cojo, siempre, en todas. Hace unos años fui a la boda de mi hermana y me acompañó un compañero de trabajo de unos de mis hermanos; se llamaba Luis y de vuelta a casa me dio una cogida deliciosa!
Por alguna razón las bodas me ponen muy hot y siempre que voy a una hago algo en la fiesta y luego cojo, siempre, en todas. Me ponen súper cachonda. Coqueteo obvio con mi acompañante y tal vez con alguien más, me dejo toquetear cuando bailamos, a veces me pierdo por ahí con alguien y hacemos alguna travesura rica. Una ocasión, me retaron y se la mamé a un mesero en una pequeña bodega.
Hace unos años fui a la boda de mi hermana y me acompañó un compañero de trabajo de unos de mis hermanos; se llamaba Luis. Era un hombre moreno, alto, fornido, muy varonil y guapetón; se aún más sexy con el smoking que llevaba. Yo fui con un vestido rosa oscuro muy escotado y la parte de abajo lo suficientemente pegada para que se notaran mis nalgas, pero con ligero vuelo. Sin bra, era suficiente la copa del vestido, y un calzón pequeñito blanco. Durante toda la boda, de hecho desde qué pasó por mi, me estuvo coqueteando y ya en la boda, sobre todo al bailar, me estuvo cachondeando, toqueteando y dándome arrimones. Yo estaba súper hot. Cuando estábamos bailando unas canciones lentas, me agarraba fuerte apretándome hacia él, de tal forma que alcanzaba a sentir poco a poco su erección; él se la pasaba viendo mis tetas.
Luis – No está bien que vengas así, Ingrid.
Yo – A qué te refieres?
Luis – Pues es que te ves espectacular…llamas demasiado la atención, pobre de tu hermana; todos te ven a ti.
Yo – Jajaja ay, cómo crees?
Luis – No has visto cómo te voltean a ver?
Yo – Claro que no.
Luis – Cómo no? Todos te ven…y con qué ojos!
Yo – Por qué?
Luis – Pues te comen con la mirada, se ve que te quitan la ropa.
Yo – Cómo crees? Claro que no!
Luis – Claro que sí…y nos los culpo…yo te veo igual, Ingrid –me susurró-.
Yo – Ah, sí? –lo vi con ojos provocadores-.
Luis – Desde que te vi en la puerta de tu casa he estado fantaseando contigo, con lo que me antoja hacerte.
Yo – Y qué me harías?
Luis – Si te digo no se cumple…mejor no me arriesgo; a ver qué pasa –entonces me tomó un poco más debajo de la cintura, tocando apenas mis nalgas; me calentó su atrevimiento, su seguridad.
Yo – A ver qué pasa.
Luis – En la oficina mueren por ti, lo sabías, verdad?
Yo – Por mi? Ay, cómo crees?
Luis – Y cómo no? Eres muy hermosa, sexy…y pues tu atributos saltan a la vista.
Yo – Eres tremendo, Luis.
Luis – Todo eso salta a la vista…y uno lo agradece.
Yo – Gracias, se hace lo que se puede.
En un momento dado, cuando Luis fue al baño, me sacó a bailar un amigo de uno de mis hermanos -Jorge- y desde que íbamos a la pista me iba chuleando. Bailamos un ratito y luego nos fuimos a tomar algo y caminar por el jardín de la Hacienda.
Jorge – Oye, te late si nos vamos a dar una vuelta por el jardín?
Yo – Sí, vamos un ratito a tomar aire.
Me decía que él quiso invitarme a la boda ya que se había peleado con su novia, pero se enteró de que ya tenía acompañante. Así estuvimos platicando sin dejar oportunidad de chulearme e insinuarse. Nos recargamos en un árbol y empezó a acariciarme los brazos y los hombros, me decía que me veía hermosa, muy sexy y me dijo que por qué no después de la boda nos íbamos para seguirla, le dije que no podía porque venía acompañada entonces me dijo que por qué no nos divertíamos un poquito ahí; me gustó la idea y me puso hot, sentí como me cosquilleaba mi conchita. Nos besamos y me acarició las nalgas delicioso, me dijo que moría por cogerme, por metérmela ahí mismo. Le agarré la verga sobre el pantalón, estaba durísima, le dije que se sentía rica y que se me antojaba. Nos pusimos detrás del árbol, me hinqué, le abrí el pantalón, le saqué la verga de sus bóxers y se la mamé. Él me decía que me veía muy putita mamándosela así. Lo veía y estaba súper caliente. Me dijo que se iba a venir, yo seguía mamándosela para qué acaba en mi boquita, no quería que me embarrara el vestido. Poco después me llenó la boca con su semen; fue mucha lechita, pero no dejé que ensuciara mi vestido.
Después seguí coqueteando con mi acompañante, Luis; disfruté mucho calentándolo. Me agachaba cuando me hablaba o le susurraba algo mostrándole mi escote; moría por verme las tetas. En el camino le dije que le agradecía mucho me hubiera acompañado y que se portara tan bien conmigo, me dijo que había sido un placer pero que le había molestado que lo dejara solo un buen rato, me dijo que tenía que compensarlo, por supuesto que sé cómo hacerlo, así que le acaricié el paquete y luego me agaché para mamársela mientras manejaba camino a mi casa.
Al llegar, entramos a mi casa, enseguida me jaló hacia él, me besó, me dijo le sexy que estaba y cómo tenía toda la boda queriendo estar a solas conmigo. Estuvimos fajando en el comedor y luego en el sillón de la sala.
Luis – Estás deliciosa, Ingrid…moría por estar a solas contigo.
Yo – Ah, sí? Por?
Luis – Para besarte…acariciarte…explorar tu cuerpo…-me besaba el cuello, bajaba los tirantes de mi vestido y me acariciaba las tetas y las piernas-.
Yo – No te bastó con lo del coche?
Luis – Para nada!
Yo – Mmmm…qué rico…
Luis – Tienes los pezones duritos, mamita…qué rico…
Yo – Cómeme las tetas, Luis…ay, así…mmm…eso me calienta mucho.
Luis – Estás buenísima, Ingrid…mmmmmmmmm…-metió su mano debajo de mis vestido y subió por mis piernas hasta mis nalgas-.
Yo – Ay, papi, qué rico me manoseas…me encantan tus manos –puso mi pierna izquierda sobre sus piernas para poder manosearme mejor, lo que se facilitaba por la abierta de mi vestido-.
Luis – Me encantan tus tetas…mmmmmm…tus nalgas…-me las agarró fuerte-…mmmmmmm…me tienes bien caliente, Ingrid.
Yo – Qué rico! Yo estoy igual, Luis –me manoseaba las nalgas y entonces su mano comenzó a buscar mi panochita caliente y ya húmeda; sus dedos rozaban mi panochita sobre mi calzoncito-.
Luis – Estás mojadita aquí abajito, Ingrid…qué rico.
Yo – Así me tienes…síguele, Luis, sigue comiéndome las tetas y manoseándome.
Luis – Estás empapada, Ingrid…mmmmmmm…
Yo – Dime que sea tu novia, Luis.
Luis – Estás bien caliente, mamita –me metió la mano debajo de mi calzoncito y después de agarrarme las nalgas empezó a dedearme la panochita-.
Yo – Me tienes ardiendo, Luis…cógeme, sí? Métemela, necesito que me cojas –lo vi con cara de golosa insaciable, según me dijo él- dime que sea tu novia.
Luis – Quieres que te coja, putita? Tienes empapada la panochita…mira nada más, Ingrid –sus dedos jugaban con mi mojada conchita-.
Yo – No me vas a decir que sea tu novia?
Luis – Quieres que te coja, putita? Quieres que te la meta? –me preguntó mientras seguía comiéndome las tetas, manoseándome las nalgas y dedeándome la conchita, que por cierto ya estaba chorreando, yo agarré su paquete, estaba duro y parecía tenerla grande-.
Yo – Sí, cógeme, Luis…métemela…-se la acariciaba y metí la mano a su pantalón, se me antojó muchísimo su verga- pero dime que sea tu novia, sí?
Luis –Ya viste lo que te vas a comer, putita? –me dijo viéndome a los ojos-.
Yo – Eso soy para ti, Luis? Una vieja para coger? Una putita? –le acariciaba la verga sobre sus bóxers-.
Luis – Eso eres, Ingrid…-metía sus dedos en mi conchita- eres una puta y te encanta serlo…te encanta andar enseñando, provocando…te encanta que se calienten por ti y te cojan…te encanta que te den verga, Ingrid.
Yo –Cógeme, Luis.
Luis – Vamos a tu cuarto, quiero cogerte en tu cama.
Lo llevé a mi cuarto y sentí su mirada clavada en mis nalgas mientras subíamos. Ahí me desvistió, me dijo que me dejara las zapatillas, el collar y mis calzoncitos. Yo también lo fui desvistiendo. Al quitarle los boxers quedé sentada en mi cama y tenía frente a mi cara su verga. La agarré, la acaricié, se la jalé suavemente.
Luis – Quiero sentir tu boquita en mi verga, Ingrid…mámamela –se acercó a la cama para que pudiera mamársela mejor; yo empecé a lamerla, besarla, chuparla y restregarla en mi carita, también le chupé los güevos- Qué rico, Ingrid! Se ve que te encanta la verga –empecé a mamársela-.
Yo – Mmmmmmmmm…mmmmmmmmm…la tienes deliciosa, Luis…mmmmmmm.
Luis – Aahh…qué rico la mamas, Ingrid –me agarró la cabeza para cogerme la boquita- mejor que la mamada que diste en el coche, mami.
Yo – Mmmmmmmmm…mmmmmmmmmmm…mmmmmmmmmmm.
Luis – Trágatela toda, putita…así, perrita, así…
Yo – Mmmmmmmmmm…mmmmmmmmmmmm…
Luis – Qué rico la babeas, pinche Ingrid…se ve que te encanta mamar vergas, verdad?
Yo – M-hm…mmmmmmmm…-volteé a verlo- me gusta saborearlas…jalarlas…y sentirlas adentro…mmmmmmmm…mmmmmmmmm…
Luis – Sabía que eras bien puta y que esa boquita mamaba de poca madre –así estuvimos unos minutos- Ahora acuéstate y abre las piernas invitándome a que te le meta, putita –lo obedecí-.
Yo – Qué rico! –me masturbé un poquito y me agarré las tetas- Así te gusta, papi? Se te antoja
Luis – Te ves riquísima con las piernas abiertas, Ingrid, esperando que te meta la verga en esa panochita rica y rasuradita que tienes.
Yo – Te gusta?
Luis – Me encanta cómo se te ve así…y mojadita.
Yo – Te gusta cómo me veo así? Con las piernas abiertas?
Luis – Te ves deliciosa…no sabes cómo se me antoja esa panochita –entonces se hincó al pie de la cama, me jaló hacia él y me olió la conchita- me encanta el aroma de tu panochita, Ingrid…mmmmmm..-luengo empezó a lamer alrededor de mis labios vaginales, restregando su cara en mi conchita-.
Yo – Ay, qué rico, papi…cómeme mi conchita, es tuya, Luis –entonces empezó a darme chupaditas y lengüetearme, fue delicioso-.
Luis – Mmmmmmmmm…mmmmmmmm…qué rico sabe tu conchita, putita…mmmmmmmm…mmmmmmm…está deliciosa…suave…calientita…mmmmm..
Yo – Así, papito, así…necesitaba esto, papi…qué rico!
Luis – Te gusta cómo te como la panochita, Ingrid? Te gusta, perrita? Mmmmm…
Yo – Sí, Luis, me encanta…síguele, síguele…mmm…-me magreaba las tetas mientras me comía la conchita, me pellizcaba los pezones, eso hizo que me calentara muchísimo pocos minutos después tuve mi primer orgasmo- ay, me voy a venir, papi, me voy a venir, Luis…síguele…así…así, papi…mmmmmmm…aaaaahhhhh –después de venirme me dio unas chupaditas en mi conchita, luego de hincó en la cama y veía cómo yo respiraba agitadamente gozando mi orgasmo aún con las piernas abiertas; se acercó preparando y apuntando su vergota hacia mi conchita-.
Luis – Te ves deliciosa, como toda una puta esperando que le den verga –me golpeteó la conchita con su verga- verdad, zorrita?
Yo – Sí, Luis…métemela…quiero que me cojas bien rico, papi.
Luis – Me encanta que seas tan caliente, mami…ahí te va, Ingrid, ahí te cabrona –entonces la puso en la entrada de mi conchita y me la metió hasta el fondo de una embestida-.
Yo – Ay, no mames, qué rico…puta, qué ganas de coger tenía! –empezó a bombearme lentamente, sacándomela toda y luego metiéndomela todita-.
Luis – Te gusta, putita?
Yo – Ay, sí, Luis –lo vi a los ojos con mi cara de putita- la tienes deliciosa.
Luis – Te gusta mi verga, Ingrid?
Yo – Me encanta! La tienes grandota! –me pellizcaba los pezones y me pegaba en las tetas- ay, qué rico! Cógeme fuerte, Luis, dame duro, papi.
Luis – Te gusta que te cojan como puta, verdad, Ingrid?
Yo – Sí, Luis, me encanta que me cojan como puta…ay, qué rico –empecé a gemir- mmm…métemela, papi, métemela...mmm…
Luis – Así le abrías las piernas a otros cabrones mientras estabas casada, verdad, putita? Andabas de golfa, verdad, Ingrid? –seguía pellizcándome los pezones y me dándome manazos en las tetas; yo sonreí-.
Yo – Sí…mi esposo no me pelaba, entonces andaba de golfa…así andaba abriendo las piernas para que me cogieran y me cogieron un chingo y bien rico…-me di cuenta de que le calentó lo que le dije- quieres saber quiénes me cogieron? Eh?
Luis – A ver, dime con quiénes andabas de puta, Ingrid?
Yo – Se las di a varios amigos suyos, compañeros suyos del trabajo…qué rico me la metes, Luis…cógeme…me encanta cómo entra y sale…sientes mi conchita? sientes cómo te la aprieto?
Luis – Te entra bien rico toda mi verga, perrita…claro que siento cómo me la ordeñas, putita…a quién más se las diste, eh, Ingrid?
Yo – A su jefe…amigos míos y suyos de la uni…compañeros míos del trabajo…
Luis – Qué cabrona! Qué puta eres, Ingrid!
Yo – Para qué no me pela? Tuve que buscar quién me atendiera.
Luis – Qué envidia! No mames!
Yo - Te hubiera gustado cogerme cuando estuve casada? Ponerle los cuernos a mi ex?
Luis – A güevo que sí, mamita, estás re buena –otro manazo en mis tetas-.
Yo – Hubieras andado de corneador de mi esposo?
Luis – Por estas nalgas, estas tetas, esta panochita rica…y esta boquita de mamadora, sin pedos.
Yo – Ay, qué rico…cómete todo esto. Cógeme, Luis…métemela más, papi, me encanta tu verga…uy, cómo te la saboree en el coche…mmmmmmmm –se puso sobre mi sin acostarse, yo lo abaracé son mis piernas-.
Luis . Qué rico me la mamaste, Ingrid…te gusta mamar vergas, verdad, putita?
Yo – Mucho.
Luis – Mucho? –asentí-.
Yo – De hecho se la mamé a un amigo de mi hermano en la boda.
Luis – Ah, sí, puta? A quién, eh? Cuándo? Dime.
Yo – El que me sacó a bailar…me llevó al jardín a caminar…y se la mamé bien rico…
Luis – Eres putísima, Ingrid.
Yo – Se vino en mi boquita…igual que tú hace rato –su verga respingó mientras me seguía bombeando-.
Luis – Me calienta que seas tan caliente, Ingrid, tan cogelona…qué bueno que ya me tocó disfrutar de este manjar.
Yo – Sí, papi, cógeme bien rico…métemela, Luis, métemela.
Luis - Así, chiquita? Así quieres que te la meta?
Yo – Sí, papito, así; ay, qué rico me coges…necesitaba una cogida así después de la boda.
Luis – Te calientan las bodas?
Yo – Me pongo súper hot…no se nota? –en ese momento me la metió hasta el fondo-Mm…ay, qué rico me coges!
Luis – Para mi que siempre andas caliente, Ingrid…lo golfa se te nota, mami –me seguía bombeando delicioso, suave y hasta adentro-.
Yo – Se me nota?
Luis – M –hm…con tus escotes para que veamos tus ricas tetas, faldas cortitas para que se te vean las piernas y los calzones, te agachas parando el culo para que te veamos todos los de la oficina de tu hermano…además tienes una carita de puta, deliciosa y esa sonrisa de traviesa cachonda que ruega por una buena manoseada, una buena cogida...cómo te antojas, Ingrid! Todos en la oficina quieren darte verga.
Yo – En serio, papi?
Luis – Quién no va a querer comerse este culo? –sus embestidas se aceleraban-.
Yo - Ay, no mames, Luis qué rico me la estás metiendo –se hincó otra vez y me puso de lado para metérmela de tornillo (perpendiculares)- la tienes riquísima, Luis…y grandota, no manches, qué rico!
Luis – Todita para ti, putita –en esa posición podía agarrarme las tetas y darme nalgadas-.
Yo – Pero qué rica verga me estoy comiendo!
Luis – Con ese vestido que resalta tus tetas y el culo, te ganaste una buena cogida, Ingrid.
Yo – Sí, papito, métemela, métemela…mmmmmmmmmm…-sentía delicioso cómo entraba y salía su verga de mi conchita- así, así…
Luis – Sabes? Aposté a que hoy me ibas a dar las nalgas o que por lo menos me la mamabas en el coche…y las dos, mami…sabía que eras bien puta, pinche Ingrid.
Yo – Eres un cabrón, Luis! Sabías a lo que venías, verdad? –me pegó en las tetas-.
Luis – Tú también sabías que acabaríamos cogiendo hoy, putita…y eso querías, no te hagas –me escupió en las tetas y un poco en la cara- Eso te calienta, verdad? Que te cojan como puta zorra, Ingrid.
Yo – Sí, me encanta que me cojan duro, como la puta que soy, Luis…ay, sí, papi…dame más, dame más verga…-me volvió a escupir y me dio una nalgada un poco más fuerte- (sonreí) ay, qué rico…escúpeme otra vez, Luis –lo hizo-.
Luis – En serio que eres putísima, Ingrid…me súper calientas, perrita –después de unos minutos tuve mi segundo orgasmo y luego me puso de perrito al borde de la cama, yo puse mi culo en pompa e incliné mi tronco-.
Yo – Así te gusta, papi?
Luis – Mira nada más qué culote, putita! No mames, Ingrid, te ves de poca madre…qué rico culo me voy a comer, mira nada más!
Yo – En serio te gusta, papi?
Luis – Pero cómo no, perrita? –deslizó su verga por el canal de mis nalgas, las golpeteó con su dura reata y me tallaba la entrada de mi conchita con su cabezota hinchada-.
Yo – Ya métemela, papi…la quiero adentro, por favor.
Luis - Eres una golosa insaciable, Ingrid –me la metió duro- toma, perra.
Yo – Ay, cabrón! –me agarró fuerte de la cadera y me jalaba hacia él para que me entrara más su verga, se oía cómo chocaban mis nalgas en su pelvis- así, papi!
Luis – Te gusta, cabrona? Te gusta cómo te doy verga, pinche puta?
Yo – Sí, Luis, sí…dame…métemela…
Luis – Esto querías, verdad puta? Que te diera verga hasta hartarte, verdad perrita? Eh, pinche Ingrid puta? Contéstame, puta! –me jaló fuerte el cabello levantando mi tronco dándome nalgadas y agarrándome las tetas alternadamente-.
Yo – Sí, Luis, eso quería…ay, papi, qué rico!
Luis – Novios, ni madres, eres una zorra, Ingrid, una puta insaciable a la que le voy a dar verga cada que quiera, escuchaste, perrita? Esta panochita y estas tetas son mías, putita…cuando quiera me las vas a dar, Ingrid.
Yo – Sí, papito, lo que tú digas….sí, Luis…soy tu puta –me soltó el cabello, volvía estar en cuatro con el culo parado, entonces empezó a dedearme el culito-.
Luis – Pero mira nada más qué culito tan apretadito, putita…éste también es mío –metía y sacaba su pulgar de mi culito, mientras seguía metiéndome su vergota en mi conchita- te gusta que te meta el dedo en el culo, verdad, Ingrid? Te pone más cachonda, verdad perrita?
Yo – Ay, sí, me encanta, Luis…me pone mega hot…sigue, papi, sigue…me voy a venir otra vez, no mames! Síguele, Luis, síguele…me vengo, me vengo…aaaaaahhhhhh….
Luis – Vente, perrita…vente, ándale…qué rico, Ingrid, vente…ándale, chiquita…así te quería dar, cabrona…voltéate, me quiero venir en tus tetas, Ingrid –me senté en la cama, el de pie se la jaló- aahh…qué rico me voy a venir.
Yo – Dame tu lechita, Luis…échame tu semen…embárrame las tetas, papi.
Luis – Ahí te van, putita…aaaaaaaahhhhhhhh…-se vino delicioso, me echó todo su semen en mis tetas, salpicando un poco mi carita, después me los embarró con su verga que seguía sacando algunas gotas de lechita caliente-.
Yo – Mmmmmm…qué delicia! Me encanta sentir el semen resbalando en mis tetas…mmm, me cogiste delicioso, papi…-se la agarré y empecé a mamársela para dejarla bien limpia- mmmmmmmm…mmmmmmmmmm…
Luis – Aahh, sí, déjala bien limpia, putita…pinche, Ingrid, en serio eres putísima, qué rico, no chingues.
Nos acostamos a dormir de cucharita y por suerte, un par de horas después me dio otra rica cogida. Nos vimos algunas veces más Luis y yo, desafortunadamente se fue a vivir a otra estado bastante lejos, pero por suerte, recién me avisó que por razones de trabajo se dará sus vueltas por aquí otra vez. Espero verlo.