En la biblioteca.
La verdad que me apetecía mucho follarme a aquel pedazo de tío. Tenía un culito acorde con su cuerpo atlético... agarré su polla con mi mano y busqué la entrada de mi culo para colocarla. Una vez así solo tuve que ir sentándome sobre sus muslos para que fuera entrando poco a poco...
Esto me paso en una biblioteca en las afueras de Barcelona. Yo estaba tranquilamente trabajando en mis cosas cuando de repente entró un tío que no conocía, aunque ya le había echado el ojo antes. Cada vez que lo veía se me ponía dura la polla de lo bueno que estaba. Ese día iba vestido con pantalones de chándal apretaditos y una camiseta manga corta, como si acabara de venir del gym. Llevé mi mano a la entrepierna para colocármela porque el tío estaba para follárselo ahí mismo se sentó dos mesas más lejos frente a mí. Yo me quedé paralizado observándole mientras me imaginaba que le acariciaba esos bíceps por encima de esa camiseta tan ajustada que llevaba. Me desconcentré totalmente de mi trabajo, no podía quitarme los músculos de aquel pedazo de tío. Decidí que lo mejor sería ir al baño a hacerme una paja para descargar tensiones. Me levanté y al pasar por su lado me miró y luego llevó la mirada a mi bulto (originado totalmente por su culpa). Estuve a punto de abalanzarme y comerle la polla ahí mismo, aunque por razones obvias no lo hice. Una vez en el baño me metí en el cuarto del wáter para masturbarme tranquilo. Lo hice bien a gusto imaginándome que me comía la polla del tiarron de la biblio. No tardé mucho en descargar toda la leche en honor a aquel macho. Una vez saciado decidí volverme a intentar trabajar. Al salir me encontré al tío por el que me acababa de pajear en el meadero. Me quedé paralizado de nuevo, lo tenía más cerca que nunca y con la polla fuera. Disimulé e hice como si nada y fui a lavarme las manos en el lavabo que quedaba justo al lado del meadero. Intenté aprovechar mirarle la polla a través del espejo pero el punto de vista no me lo permitía. Así que giré totalmente la mirada y pude observar un pollón increíble. En ese mismo momento me percaté de que me estaba mirando y que a la vez me sonreía. Yo se la devolví. Acababa de lavarme las manos cuando de repente me soltó
-¿te apetece probarla?- preguntó señalando con la mirada hacia abajo.
-no estaría mal- respondí feliz.
-pues vamos dentro que todavía no he acabado de mear-
Y nos dirigimos al cuarto del wáter.
-siéntate- me ordenó.
Así lo hice quedándome frente a su polla que todavía seguía por fuera de sus pantalones. Cerró con pestillo y me quitó la camiseta.
-abre la puta boca- me dijo para poder terminar lo que acababa de empezar.
Apuntó su polla hacia mi boca desde unos centímetros y comenzó a echar el resto de meada que le quedaba. Era tan morbosa la situación y el tío estaba tan bueno que me hubiese dejado hacer cualquier cosa por él. Aunque no sea de las cosas que más me gustan dejé que echara todo su pis sobre mi cara y mi boca y que cayera por mi cuerpo. El tío agarraba su polla y la meneaba como si de una manguera se trataba, con la otra mano me agarraba de la cabeza.
-te gusta eh, te gusta ser una putita ehh- me iba diciendo con cara de vicio.
-me gusta tu polla, todo lo que sale de ella, la quiero para mi, te la quiero comer, quiero que me folles la boca cabrón- a mi ya me había puesto muy cachondo por lo que me salían este tipo de cosas, y a él le encantaba.
Al fin acabó con la meada y se quitó la camiseta. Aunque acababa de hacerme una paja pensando en él, ya volvía a tener dura la polla. Y cuando le vi sin camiseta me entraron unas ganas tremendas de que me pegara la follada de su vida aunque tuviera que partirme el culo llevaba un tatuaje en su brazo derecho situado en el interior del bíceps que me ponía a mil. Tenía un torso perfecto. El cabronazo estaba buenísimo, tenía todo lo que me gusta. Músculos perfectos, piel morena y fina, depilado. Tenía cara de vicioso y de follador empedernido. Mi culo ya se abría por si solo.
Todavía tenía la polla medio flácida (aun así había un buen trozaco de carne que colgaba) así que aproveché para metérmela en la boca. Se acabó de bajar los pantalones y comenzó a mover la polla dentro de mi boca mientras esta no dejaba de crecer y crecer. Hasta que llegó un momento en el que solo me podía meter la mitad. Hasta que el tío tomó el control y agarrándome de la cabeza con las dos manos inició una folladita de las duras con mi boca.
-¿no querías polla mamón?
Yo lo deseaba pero estaba casi ahogado como para responderle. El tío gemía y gemía ya que casi había conseguido meterme la totalidad de su monstruo. El tío comenzó a llevar un ritmo de escándalo que me puso cachondísimo. Evitaba tocarme la polla porque en nada ya echaría mi leche otra vez. Inclinó los hombros un poco hacia atrás de manera que la polla apuntaba casi mirando al techo por lo que tuve que agachar un poco la cabeza. A la vez miraba hacia arriba para poder observar el espectáculo que era ver a ese maromo realizar los movimientos de cadera dirigidos hacia mi boca. Él tenía los ojos cerrados y la cabeza totalmente inclinada hacia atrás. Se mordía los labios a la vez que gemía e intentaba decirme guarradas que no entendía. Hasta que paró en seco.
-cómeme el culo- dijo dándose la vuelta.
Se inclinó apoyándose en la pared y abriéndose un poco de piernas, dándome a conocer su agujerito limpio y depilado. Por lo visto le iba que le diesen por su agujerito lo cual no me importaba. Por el momento no sabía si tendría suerte y también me follaría él a mí. Así que aproveché y dirigí mi lengua directa a su culo ensalivándolo bastante. Jugaba con mi lengua, se notaba que le volvía loco al tío. Gemía más que cuando le comía la polla.
-oh sí putita mía… que bien lo haces con tu lengua- me iba diciendo mientras hacía fuerza hacia mi cara para que le metiera la lengua.
-te gusta eh… puto cabrón vaya maricón eres. Te gusta que te follen el culo eh- me atreví a decirle.
Él seguía gimiendo por lo que me animé a meterle un dedo. Se lo lubriqué bastante así que enseguida fueron dos y tres dedos. Tenía una variedad de gemidos que me ponían a mil. Él se giraba y me miraba con esa cara de vicio como diciendo que le follara con la mirada. Solo ver cómo le estaba dando placer me bastaba para hacerme una señora paja con mi mano libre.
-fóllame- dijo bastante claro- ¡que me folles he dicho!-insistió.
La verdad que me apetecía mucho follarme a aquel pedazo de tío. Tenía un culito acorde con su cuerpo atlético. Un agujerito bien apretado y limpio que seguro me haría disfrutar. Así que no me lo pensé mucho y coloque la punta de mi nabo en la entrada de su culo. El tío lo notó así que empujó hacia atrás para hacer que mi polla entrara. Al final fui yo que de un impulso le metí el trabuco todo lo que pude. Pegó un pequeño grito de puro placer. Estar clavándosela a ese maromo haría que durase más bien poco. Suerte que hacía poco que me acababa de pajear pensando en una escena similar a la que estaba viviendo. Aun así ya notaba como iba a acabar dentro de su culito en poco tiempo. Le follaba rápido, a buen ritmo, embistiéndole hasta rozar con mis huevos los suyos. Con mis manos le tocaba los hombros, los bíceps. Le acariciaba fuerte la espalda y el culo. También llevaba mis manos a su pectoral y le rozaba los pezones.
-sí… fóllame coño, empuja fuerte mamón- me decía entre gemidos.
-voy a llenarte el puto culo de leche putón- le solté.
-sí hazlo, te obligo a que me preñes con tu puta leche, dame duro que luego te la clavaré yo-
Y esa frase confirmándome que iba a follarme con su majestuosa polla hizo que reventara en el interior de su culito. Con cada embestida iba saliendo un chorro de semen. Me salió incluso más que en la paja que me había hecho justo antes. Yo no paré el ritmo aunque ya había acabado de salirme semen. No quería parar ni el tampoco. Ahora tenía mi leche como lubricante que iba cayendo sobre nuestras piernas.
-límpiame el culo de tu semen puta- me obligó.
Así que me senté de nuevo sobre el wc y llevé mi lengua a su agujero que se encontraba totalmente abierto por mi pene y empapado de mi leche. Pasé bien la lengua por todo tragándome mi propia leche. Hice lo mismo por los trozos de sus piernas donde había ido a parar semen, por la parte de atrás de sus muslos. Me lo tragué todo. El tío se giró e hizo lo mismo conmigo. Se agachó y pasó la lengua por donde había semen: por mis muslos y por mis huevos. Y sin tragárselo llevó su boca a la mía. Nos pasamos un buen rato jugando con nuestras lenguas con mi semen de por medio.
-parece que he encontrado una buena putita- me dijo después de compartir mi lefa con nuestras bocas.
-con un cuerpo como el tuyo es imposible resistirse-
-me has follado muy bien-
-te lo merecías. Ahora creo que me toca a mi, ¿no?- insinué.
-te has portado muy bien así que a lo mejor te puedo follar-
-mi culo está preparadito para ti- se echó a reír. Y llevé mi boca a su pezón para comenzar a calentarle un poco.
-oh si… se ve que tienes ganas de que te parta en dos- y seguía gimiendo mientras yo jugaba con sus pezones y su pectoral.
-te la voy a meter hasta el puto fondo cabrón- seguía hablándome mientras le volvía a subir el calentón.
Entonces él se sentó quedándole una polla tiesa apuntando hacia el techo. Yo lo vi clarísimo. Solo tenía que sentarme sobre esa estaca y comenzar a cabalgarle. Primero me senté sobre sus rodillas mirando hacia él. Estábamos muy cerca así que aproveché para meterle la lengua en la boca otra vez. El tío me lo devolvió con una buena sacudida de lenguas. Mientras le cogía por los hombros y rozaba su piel y los músculos de los brazos. En esa postura nuestras pollas quedaban una encima de la otra así que con una mano nos hice una doble paja juntando los dos trabucos. Yo movía mi cadera para provocar un roce muy placentero con nuestras pollas.
-métete mi polla de una puta vez- dijo autoritariamente. Yo no opuse resistencia.
-quiero que me cabalgues hasta que te haya llenado el puto culo de semen, ¿me has entendido?- yo asentí.
Así que me levanté un poco, agarré su polla con mi mano y busqué la entrada de mi culo para colocarla. Una vez así solo tuve que ir sentándome sobre sus muslos para que fuera entrando poco a poco. Ya solo tener la punta en mi ano me ponía cachondísimo. En aquel instante supe que volvería a correrme. Me metí el capullo que ya era lo suficientemente grande. Me dolió un poco. No parecía que me fuera a costar, por lo visto la polla de aquel maromo era más grande de lo que imaginaba. El tío hacía presión en mis hombros para que me la metiera del todo. Pero prefería hacerlo poco a poco. Inesperadamente, aquel cabrón no quiso esperar y levantó con una fuerza brutal su cadera metiendo de una sola estocada su pedazo de trabuco en mi culo. Pegué un grito que lo debieron oír por todo.
-jajaja ya irás con más cuidado la próxima vez mamón. Ahora cabalga hasta que me corra-
Me quedé un poco extasiado por la embestida de polla. Me quedé apoyado sobre sus hombros como si hubiera perdido toda fuerza. Enseguida mi culo se acostumbró a su miembro y en cuanto pude comencé a saltar sobre él poco a poco. Mientras hacía el movimiento para que su polla entrara y saliera de mi culo yo le miraba fijamente y él a mi. Los dos teníamos cara de vicio y de estar disfrutando del sexo. Tenía una mano en mi nalga derecha para guiar el movimiento, con la otra jugaba con mi pene. En un momento dado me vi preparado para ir aumentando la marcha. Al tío le gustó ya que no dejaba de mirarme con sonrisa viciosa. Eso me hacia estar más próximo al orgasmo. De repente me paró y fue él quien comenzó a llevar el ritmo levantando su cadera. Desde el principio cogió un ritmo bastante fuerte para ir aumentándolo de cada vez más. Ahora ya no nos mirábamos todo el tiempo ya que su placer aumentó y le hacía estar con los ojos en blanco o cerrándolos. Ahora me embestía de una manera brutal. Su polla entraba hasta tocar con los huevos mi culo. Los dos estábamos extasiados a punto de llegar. Ahora era yo quien me hacia la paja, él se habían concentrado en su polla y en llenarme bien el culito. Hasta que yo descargué una vez más mi lefa sobre todo su torso. El primer chorro alcanzó su mejilla, el segundo un lado de su pectoral y el resto fue a parar en sus abdominales. Yo notaba como en cada chorro mi culo se cerraba un poquito atrapando el trabuco del tío. Pero aquel bestia no dejaba de follarme así que su placer debió aumentar durante mi orgasmo. Gemía más que nunca. Mi corrida debió de acelerar la llegada de su leche. Mientras el tío no dejaba de petarme el culo le limpié la mejilla de mi semen. Con un dedo cogí la leche del pectoral y le introduje el dedo en la boca, lo cual aceptó encantado. Lo mismo hice con la del abdomen, esta vez volvimos a compartirlo con nuestras lenguas. Y mientras mi semen corría por nuestras bocas noté el calor de su leche en el interior de mi culo. Sus gemidos aumentaron en el interior de mi boca. No dejaba de embestir y embestir con una brutalidad increíble. Yo no podía tener el culo más abierto. Pero para que aquel maromo disfrutara yo me dejaría violar y todo. Notaba todo su falo recorriendo todo mi interior. Con la lefa que comenzaba a chorrear. Iba disminuyendo poco a poco sin separar nuestras lenguas con todavía restos de mi semen. Al fin sacó su polla y me senté en sus muslos. Miramos nuestras pollas, las dos con restos de semen. Con un dedo cogí el resto de su leche que había quedado en su trabuco y se lo llevé a la boca. El tío volvió a aceptar encantado esta vez de tragarse su propia leche. Le metí el dedo y con la lengua se llevó todo el semen para tragárselo.
-lo he pasado muy bien cabroncete- me dijo entre risas.
-y yo, solo verte se me pone dura-
-nunca viene mal un polvete rápido para descargar tensiones-
-pues todas las veces que necesites descargar tensiones ya sabes dónde estoy- me insinué.
-todo sea por repetir con este culito y esta lefa que me pone tanto-
Nos limpiamos por encima todo lo que pudimos y salimos intentando disimular. Ahora ya estábamos en contacto, ahora seguro que repetiríamos.