En la autovía
El muy cabrón al final solo se le ha ocurrido decir que lleva mi estimado coche y a mi persona a donde yo quiero si me folla.
En la autovía
El muy cabrón al final solo se le ha ocurrido decir que lleva mi estimado coche y a mi persona a donde yo quiero si me folla
Voy tan mona, después de un duro día de trabajo y en medio de uno de esos meganudos de carreteras, se me ha jodido el coche, puff, se ha muerto. Logro llegar hasta el arcén, aprovechando la pendiente del tramo. Salgo del coche con mi chalequito amarillo fosforescente, que tampoco es cuestión de que a una se la lleven de mascaron de proa.
Debo ser una estampa curiosa, mujer joven con falda negra, bastante corta por cierto, camisa blanca, chaqueta negra, y zapatos impolutos, con práctico aderezo homologado resplandeciente, resaltando un generoso busto, jugando a montar unos triángulos que señalan la posición de mi agotado vehículo. Una vez balizada mi presencia compruebo como mi maravilloso teléfono móvil de última generación, al menos hasta esta mañana, no tiene cobertura.
La cosa se esta empezando a poner estupenda, un viento gris aderezado con las rachas de los otros coches que pasan contribuye en escasa medida a mejorar mi estado de ánimo. Estoy a varios niveles, por debajo de mi al menos pasan otras dos calzadas, la ciudad me rodea pero no hay forma de llegar hasta ella, y además me están entrando ganas de mear.
Pasan diez minutos, solo estelas fugaces y algún burlón claxon, esto no mejora. Me acuclillo entre el coche y el quitamiedos de la carretera, y mientras vacío mi vejiga, casi de forma automática se para detrás de mi vehículo una grúa. Me levanto presurosa y me aderezo la ropa como puedo. El tío de la grúa, es un personaje casi de chiste, gordo, feo, con un bigote repulsivo y bastante sucio. Un autentico pirata de la carretera, todo los años cotizando a una compañía de asistencia en carretera para que luego tenga que pagar a un individuo de estos, pero en fin habrá que joderse.
El intrépido operario me balbucea no se el que, tampoco es que se esfuerce mucho pues logra gruñir sin que se le caiga un resto de puro que lleva en su bonita boca. Levanto el capo, mira por dentro, solo veo su gordo culo sostenido por unas cortas piernas y todo ello envuelto en un pantalón de franela lleno de manchurrones. Sale del pozo de mi coche y me dice que hay que llevarlo a un taller. Pues bueno, total de perdidos al río, y rapidito a ver si en un par de horas logro estar en un baño de espuma del cual solo sobresalga mi cabeza, y los dedos de los pies, mientras mis manos se entretienen en recorrerme con lujuria.
El hombre ha debido intuir mi cara de angustia y se hace el remolón, que si le va mal el taller que yo le digo, que si el vive en otro lado, que yo que se. Le ofrezco pagarle algo más, y el muy cabrón al final solo se le ha ocurrido decir que lleva mi estimado coche y a mi persona a donde yo quiero si me folla.
He creído oír mal, pero la baba que cae de sus labios me confirma que mi audición ha sido perfecta. Varias ideas cruzan mi mente: patada en los huevos, patada en la boca, esperar a otro gruista, esperar a la guardia civil, helarme de frío, llegar tarde a casa, no se, hay días que casi todo sale mal.
Me apoyo en su grúa, con el culo en pompa, el cerdo este me baja las medias, seguro que me las ha roto con sus uñas resquebrajadas, y las bragas, me arremango la falda, y ya siento su bajo vientre sobre mi cuerpo y su aliento podrido sobre mi oreja. La polla del cabrón busca mi coño, el muy guarro me hace inclinarme aún más, una de sus manos me soba, me debe estar dejando llena de grasa, al final su pene ha logrado engarzar mi vagina, la mete con golpes bruscos, la noto en mi interior, noto una polla gorda y chata, llenas de venas, hacía tiempo que no me follaba nadie sin condón, y casi puedo notar los detalles del pellejo de su sucio miembro.
El dale que dale, al menos ha tirado el puro, pero su aliento sigue apestando, y hasta noto los perdigones de su saliva en mi nuca, mientras me llama puta y otras lindezas del mismo tenor. El cabrón me esta haciendo daño, seguro que me ha hecho algo de sangre, tengo el coño seco y este ha entrado a todo trapo. Mientras los coches pasan, los turismos seguro que no verán mas que una grúa y un coche averiado pero algún camionero desde su cabina habrá podido intuir la situación.
Al final se ha corrido, he notado que se iba a correr y he movido mi trasero lo justo para que se saliera de mi coño, se ha derramado en mi pierna, el muy puto me ha dado un palmetazo en el culo, seguro que a su mujer no se los da, su mujer tendrá un culo blanco, fofo y celulítico, joder, que asco la naturaleza humana.
Entre risotadas el gilipollas este se ha metido la chorra aun goteante en su mugriento pantalón, y se ha ido hacia mi coche. Yo me he refugiado del frio en la cabina de la grúa, un habitáculo lleno de papeles de chicle, recibos, colillas, bolígrafos y suciedad pringosa, a saber cuantas pajas se habrá cascado este tío aquí esperando a que se le estropee a alguien el coche.
Veo por el retrovisor como trastea de nuevo en el capo de mi coche, se sienta al volante y con una facilidad pasmosa logra que el coche, mi coche empiece a ronronear y sus 16 válvulas emitan un bonito ruido de fondo. El cabrón sale del coche descojonándose de mi, y se pone a mear. No se si llorar, asesinarle o coger el coche e irme con el rabo entre las piernas, bueno más bien con la sensación de su rabo entre mis piernas.
He cogido mi coche, el cabrón me ha explicado entre carcajadas no se que de un borne, que se había soltado y que eso no hacía falta mas que apretar no se cual clavija y ya estaba. Me he ido apretando el acelerador, dejando la huella de los neumáticos, la rabia me llena, solo me consuela una cosa, bueno tres cosas. Una, dentro de nada estaré en mi casa en mi baño de espuma, la segunda, este capullo grasiento aun estará buscando las llaves de su grúa, llaves que he tirado con mucho cuidado a un terraplén fangoso, y la tercera es que tal vez mientras las busca por su pocilga encuentre un papelito donde apresuradamente he garabateado mi agradecimiento por follarme sin preservativo, pues hacia años, desde que soy portadora de cierto virus, que no sentía una polla desnuda e indefensa en mi interior.