En la academia (3)

Plassssss! otro bofetón resonó en la calle: - Si Señor, tendrás que responder a partir de ahora, de acuerdo perra? - Si Señor - acertó a decir

En la academia (3)

El sonido de un sms me despertó, con los ojos aún cerrados me dispuse a verlo y en cuanto vi de quien era, se me abrieron como platos, decía: -Bdías perrita! hoy t quiero bien caliente para mí, así que empieza a masturbarte, pero no tienes permiso para correrte...... Obviamente, ese sms me puso bastante cachonda y acto seguido, mi mano izquierda se adentró en mi coñito y comencé a masturbarme, mi imaginación voló a la última vez que estuve con mi Amo, solo pensar en estar de nuevo con él hacía que me mojara cada vez más, los circulitos que mi dedo hacia en mi clítoris empezaron despacito de vez en cuando bajaba el dedo a la entrada de mi vagina para mojarlo con mi flujo y llevarlo de nuevo hacia el clítoris, para seguir aumentando el ritmo, hasta empezar a notar como el orgasmo se iba acercando, mi cabeza empezaba a desvanecerse para abandonarse a tan ansiado momento, elevé las piernas, bien abiertas, como a mi Amo le gusta, no quería parar, pero tenía que hacerlo y luché con todas mis fuerzas por abrir los ojos y dejar de concentrarme en ese delicioso orgasmo que estaba a punto de sobrevenirme, conté hasta 10 reteniéndolo, casi no lo consigo, cuando terminé de contar quité mi dedo bruscamente y mi cuerpo se estremeció, no llegué al orgasmo, pero igualmente fue una sensación de lo más intensa lo que recorrió mi cuerpo. Pasó la mañana sin ningún contratiempo, sobre la una de la tarde, recibí otro sms, cuando lo escuché tuve la sensación de que era de él, de mi Amo y no me equivoqué, decía: -Btardes putita! Estas caliente? Quiero que te pongas las bolas y vuelvas a masturbarte, sigues sin poder correrte…. Tenía el coño aún mojado y notarlo así durante toda la mañana, teniendo a mi Amo en todo momento en el pensamiento, hizo que siguiera caliente y este sms me puso aún mas, acto seguido me desnudé, me puse las bolas, me eché en la cama y volví a masturbarme, jugando con mi clítoris, intentaba pellizcarlo, pero se me resbalaba de lo mojado que estaba, así que opté por acariciármelo imaginando que Él me iba diciendo que lo hiciera cada vez mas rápido y más fuerte y cuando estuve a punto de llegar, me lo corté, no me atreví a jugar a retenerlo, porque no creo que hubiera podido parar. A media tarde oí sonar el móvil, era mi Amo, me puse nerviosa al escuchar su voz: -Perrita? -Si Señor? -Cumpliste mis órdenes? -Por supuesto Señor, de hecho aún llevo las bolas puestas porque no me dio ninguna orden al respecto -Lo sé perrita y por eso te llamé, para saber que tan obediente eres, ahora quiero que en cuanto cuelgue, te vuelvas a masturbar, sin llegar a correrte y cuando estés a punto, te lo cortas y te quitas las bolas de un tirón, ya no hace falta que te las vuelvas a poner. Sales esta noche? -No Señor, luego iré a tomar cervecitas con mi prima y unas amigas -Estupendo, yo iré a recojerte e igual me tomo una cervecita con vosotras. Hasta luego perrita, sé buena -Hasta luego Señor Tal y como colgó, me volví a desnudar, me eché en la cama, obedeciendo una vez más sus ordenes y una vez casi llegado el orgasmo, sin dejar de temblar bajo las caricias de mi experto dedo, saqué las bolas de un tirón. A las 9 estaba como un reloj en la peluquería de mi prima, que estaba cerrando y nos dirigimos al bar de enfrente, mi prima, Eli, Raquel y yo, allí entre cerveza y cerveza, se nos empezaba a soltar la lengua y la conversación se iba poniendo más picante, Raquel estaba haciendo comentarios tipo: -yo no follo, yo hago el amor, a lo cual yo andaba discutiéndole, porque si se acuesta con un tío al que conoce de un par de semanas, es imposible que haga el amor. Las tres conocen mis gustos en cuanto al sexo, saben que soy sumisa y por supuesto, con Raquel es con quien más choco en ese aspecto, siempre anda diciéndome que ella lo respeta, pero que no lo comprende y mucho menos lo comparte y yo he intentado explicarle mi punto de vista, pero nunca me ha dejado, por lo que me crispa los nervios y más de una vez he deseado que alguien le diera su merecido. Sobre las 10 me llamó mi Amo, para preguntarme donde estaba, le indiqué la dirección y no tardó mucho en llegar, cuando llegó estábamos casi a punto de irnos, aunque nos pedimos la ultima y seguimos charlando. Mi prima al rato dijo que se iba para su casa, Eli dijo lo mismo, pero Raquel no tenía ganas, de repente ocurrió algo que yo no me esperaba, Él le dijo que si se quería venir con nosotros a tomarse algo por ahí y ella aceptó, la verdad es que me quedé bastante extrañada, pero no podía decir nada, solo callar y ver como iba transcurriendo la cosa. Nos fuimos a un pub, me acerqué con mi Amo a la barra a pedir y allí fuera de la vista de Raquel, me cogió de la cintura y me atrajo hacia él, dándome un beso posesivo que hizo que me derritiera y cayese una vez más a sus pies, me preguntó por mi amiga y le conté por encima de que la conocía, le conté que a veces hacía comentarios que no me gustaban y que me hacían sentir incomoda, en ese momento una sonrisa maléfica le cruzó por la cara y me dijo que no me preocupase, lo cual me extrañó, pero sorprendentemente me reconfortó. Pasó media noche entre copas, risas y charlas, lo estábamos pasando bien y Raquel y yo estábamos ya un poco borrachas y empezábamos a estar calientes, puesto que el tema se volvía calentito, mi Amo nos propuso un juego, más bien un reto, nos dijo que fuéramos al cuarto de baño, nos quitásemos las braguitas y nos las cambiásemos y las oliéramos para luego contarle detalladamente como huelen, a mi me pareció divertido y a ella le chocó, puesto que no estaba acostumbrada a ese tipo de juegos, la tuve que convencer para que accediera y las copas de más me ayudaron, así que nos fuimos al servicio e hicimos lo que nos mandó, volvimos a la mesa con las braguitas de la otra en el bolsillo y le contamos detalladamente que habíamos hecho en el servicio. Nos habíamos metido las dos en el mismo servicio, quitado el pantalón y las braguitas, intercambiándolas, me llevé las suyas a la nariz, mientras me las acercaba las miré, estaban mojadas, la muy guarra estaba cachonda y eso era una señal inequívoca de que por mucho que ella dijera era toda una zorra. Mirándome un poco cortada por la situación, pero a la vez excitada por el juego, olió las mías, en sus ojos se reflejaba la lujuria, en ese momento me sentí dueña de la situación y supe que la perra hipócrita iba a recibir un escarmiento. Después seguimos charlando, bebiendo y riendo como si no hubiera pasado nada, pero en nuestro interior un resorte había saltado, la noche prometía, a eso de las 3 de la madrugada decidimos irnos, Raquel iba andando delante nuestra en dirección al coche, mi Amo puso su mano en mi culo por dentro del pantalón y acercándoseme al oído dijo: - Perrita, quiero que me ayudes con tu amiga, ahora cuando lleguemos al coche quiero que te acerques a ella y le sobes las tetas, primero por encima de la ropa, luego por debajo. Tranquila, no te cambiaría por nadie.... Una vez llegamos al coche, me fui acercando a ella hasta acorralarla, le di un abrazo para no asustarla demasiado y en plan broma empecé a pasear mis manos por su espalda hacia sus hombros y desde allí a sus tetas, sus manos estaban también inquietas y me sobó las tetas, en ese momento me arriesgué y desabroché unos de los botones de su blusa, para mi sorpresa ni se inmutó, a lo que desabroché dos más, aparté el sujetador, dejando sus pezones al descubierto, estaban duros de la excitación que tenía, los pellizqué fuertemente, mientras su quejido al dolor iba siendo más alto, pero no se quitaba, ahí seguía. Mi Amo se acercó a nosotras, nos separó diciendo: - Ummmm.....veo que tengo a mi disposición esta noche dos putitas bien guarras, montaos en el coche, atrás, quiero que mientras yo conduzco os masturbéis la una a la otra, sin que lleguéis a correros..... Al escuchar esas palabras, Raquel salió del trance en el que parecía estar, puesto que no conocía esa faceta suya, se encaró hacia Él y le dijo: -A mi no me vuelves a llamar putita ni guarra y no me das ordenes... Plasssss, plassssss! sonó en toda la calle, se había ganado dos buenos bofetones y cogiéndola del pelo le dijo: - Te llamaré lo que yo quiera, cuando yo quiera y harás todo lo que yo te diga o te castigaré duramente y créeme, seré muy duro contigo, así que procura no enfadarme, entendido? - Vale, vale..... Plassssss! otro bofetón resonó en la calle: - Si Señor, tendrás que responder a partir de ahora, de acuerdo perra? - Si Señor - acertó a decir Sin rechistar entró en el coche, yo entré detrás de ella con una medio sonrisilla triunfal, miré a mi Amo y me guiñó un ojo mientras él también entraba en el coche. Arrancó mientras nos quitábamos los pantalones y las braguitas y empezábamos a masturbarnos.

Estábamos las dos sentadas una al lado de la otra, con las piernas abiertas y una mano dentro del coño de la otra, ella aún tímida por esa nueva situación, solo acertaba a acariciarme levemente el clítoris, mientras yo me afanaba mas a conciencia en el suyo y de vez en cuando le introducía un par de dedos, a consecuencia de eso empezó a excitarse, su respiración se agitaba, su mano casi se quedó quieta en mi coño, señal de que conseguía por fin relajarse poco a poco y disfrutarlo.

En ese momento el coche se paró, habíamos salido de la ciudad y llegado a un descampado, mi Amo se bajó y nos ordenó bajar, yo bajé rauda y tal cual estaba, Raquel iba a empezar a vestirse y rápidamente Él abrió la puerta, la agarró del brazo y la sacó bruscamente, tirándola al suelo, empezó a llorar desconsolada allí tirada y a gritar:

  • Por qué me haces esto?

En el fondo me dio algo de pena, pero ninguna a Él que le dio un par de azotes en el culo bien fuerte ordenándola callar, a lo cual ella obedeció al instante, iba aprendiendo la lección y sabía que no tenía que rechistar.

Mi Amo me pidió que la ayudara a levantarla y así lo hice. Una vez las dos de pie una al lado de la otra, me preguntó si había obedecido en el coche y le contesté que a medias, que había metido su mano en mi coño y había empezado a masturbarme, pero que se excitó tanto que dejó de moverla y la dejó ahí quieta. Se acercó a ella y comprobó cuan mojada estaba

  • Ummmm…veo que a pesar de todo estas bastante mojada, toma, chupa mis dedos zorra, déjalos bien limpios

Y no le quedó de otra, ya que se los metió a la fuerza en la boca.

  • Esta rico? es el sabor de tu coño húmedo y caliente. No tienes cara de asco, parece ser que te gusta, no?

  • Si Señor, me gusta.

Yo observaba la escena medio celosa, a pesar de estar disfrutando de la dulce venganza, aunque no fuera yo quien la llevara a cabo, pero sabía que Él lo estaba haciendo por mí y eso me halagaba.

-Muy bien zorra, ya que te gusta el sabor a coño, vas a probar uno de verdad, ven perrita, ponte de rodillas y abre bien las piernas, tú, túmbate en el suelo con tu cabeza entre las piernas de mi perrita y aplícate bien porque quiero que tenga un orgasmo brutal – dijo mirándome y yo obediente me acerqué con la mirada gacha en señal de respeto hacia Él, abrí mis piernas a la vez que Raquel se tumbaba y empezaba a hacer delicias en mi clítoris.

Me dio un beso, jugando con su lengua en mi boca mientras se desabrochaba el pantalón y se sacaba la poya, una vez la tenía fuera, me puse de rodillas y empecé a comérsela, me sentía poderosa en ese momento, dándole placer a mi Amo con mi boca, como sabe que tanto me gusta y con Raquel entre mis piernas dándome placer a mí.

Él me tenía sujeta del pelo mientras miraba como su poya iba desapareciendo una y otra vez dentro de mi boca, mi cabeza y mis caderas iban de menos a más, y poco a poco me iba acercado, comencé a temblar, señal de que me quedaba nada para llegar al orgasmo, con lo que froté más rápido y fuerte mi coño contra la cara y la lengua de Raquel, hasta que con su poya en mi boca mis gemidos se hicieron mas y mas fuertes, hasta casi convertirse en chillidos, allí en medio del campo nadie me podía oír, así que le di rienda suelta a mis gritos porque sabía que le iban a gustar.

Después de eso, me ayudó a levantarme, temblaba en sus brazos, mientras me cubría de besos y caricias tranquilizadoras.

-Muy bien nena, espero que hayas disfrutado, te lo has ganado, ahora me tienes que ayudar, yo aún no me he corrido y quiero seguir usando a tu amiga, ve al maletero y coge una cuerda que hay dentro.

Raquel seguía tirada en el suelo en la misma postura, no se había atrevido a levantarse por no ganarse ningún otro azote o bofetón, yo me dirigí al maletero mientras mi Amo le ordenaba que se pusiera de rodillas, me acerqué con la cuerda en la mano y me dijo que le atara las manos bien fuertes, a la espalda y así lo hice.

La puso de rodillas y le metió la poya en la boca de un solo golpe, lo que le hizo tener arcadas, pero aún así no se la sacó y ella tuvo que aguantarla como pudo, las lágrimas se le saltaron. Le follaba la boca violentamente, cogiéndola sin ningún cuidado del pelo. Yo miraba divertida la escena.

Cuando se cansó, me ordenó que fuera otra vez al maletero y cogiera otra cuerda, una vela, un mechero y unas pinzas que había, me acerqué con todo en las manos, mientras Él la levantaba sin ningún miramiento del suelo, abrió una puerta del coche, bajó la ventanilla y la apoyó ahí, dejándola con las manos colgando, lo cual aprovechó y ató sus manos a sus pies.

Se colocó detrás de ella, la abrió de piernas, mientras sollozaba, pero no le echaba cuenta y siguió con lo que estaba haciendo, le puso un par de pinzas en cada labio, le metió un par de dedos y se los sacó repetidamente, los mojó y se dirigió a la entrada de su culo, el cual estaba bien accesible en esa posición, le escupió e introdujo un dedo despacito, pero sin parar, hasta llegar a meterlo entero, sus sollozos se hacían cada vez más fuerte y le pedía suplicante que parase, que nunca la habían follado por ahí.

Una sonrisa le cruzó la cara, al pensar que iba a destrozar el culo virgen de una zorra, con lo que en vez de uno, le metió dos dedos para abrirlo más y sin piedad ninguna le colocó la punta de la poya en la entrada y se la fue metiendo poco a poco hasta llegar a estar entera dentro, Raquel chillaba mas y mas fuerte, llorando y Él la sacaba y la metía entera, cada vez más rápido, mientras me pidió la otra cuerda, la dobló en dos veces, con lo que tenía una especie de fusta casera con cuatro cabezas, un azote, otro, otro, otro y otro más, se escuchaba perfectamente como la cuerda se estrellaba en el culo de Raquel una y otra vez.

De momento se quedó quieto, me pidió que encendiera la vela y me acercara, se la fui a dar, pero quería hacer una maldad y al dársela la pasé por encima de la espalda de ella y la doblé un poco para que cayeran algunas gotas, no se lo esperaba y pegó un grito de dolor y mi Amo se rió diciéndome:

  • Que mala eres perrita, quieres seguir?

  • Si Señor, me encantaría

  • Adelante, haz lo que quieras

Me acerqué por el otro lado de la puerta y le derramé cera en la espalda, haciendo dibujos sin forma ninguna, también dejé caer algunas gotas sobre su culo, a cada gota que caía, mi Amo se la quitaba con un azote de su mano, así que íbamos intercalando una y otra nalga, aún a pesar de ser de noche, se le veía bastante rojo e irritado.

Mientras mi Amo no había dejado de follarle el culo despiadadamente y ya estaba a punto de correrse, con lo que se la sacó, rodeó la puerta acercándose a mí y besándome cogió su cabeza, la levantó del pelo y pajeándose, se corrió en su boca y en su cara.

-Trágatela toda, no quiero que desperdicies nada, una vez te la hayas tragado, límpiame la poya con tu lengua.

Así lo hizo, mi Amo le soltó la cabeza con cuidado y esperó un momento para recuperarse mientras me pedía que la desatara y así lo hice, no tenía fuerzas para nada y la ayudé a vestirse