En la academia (2)

Hacia tiempo de aquella primera vez en la academia y tras mucho desesperar deseando que la llamara, al fin se encuentran en un bar...

Desde aquel día de ese facial tan excitante, no había vuelto a saber nada de él y no podía ponerme en contacto porque no sabia su numero de teléfono, si no seguro que ya le habría enviado algún sms, lo único que podía hacer era esperar a que él se pusiera en contacto conmigo, pero no lo hizo en todos esos meses y no hacia mas que recordarlo y desesperar.

Al fin llegó mi ultimo día de academia, fue el día que mas tarde salí, ya no iba a volver, con lo que no me importaba salir un poco mas tarde, de hecho estaba allí disfrutando de mis últimos minutos como alumna, estaba esperando que una de mis compis terminara de hacer unas uñas, me iba de cervecitas con mis dos amigas, aunque me faltaba una tercera que no había podido venir.

Cuando terminó nos fuimos al bar al que siempre íbamos y allí entre cervecitas y cigarritos nos hartamos de reír, la verdad es que fueron unas cuatro horas de lo más divertido, iba a echar de menos a mis compis. Estando en el bar sonó el móvil, era un sms que decía: Buenas noches pequeña, ve al servicio de mujeres y no cierres la puerta- me puse nerviosa porque no sabía quien era, aunque algo me decía que era él pero no estaba muy segura. Me dirigí al servicio excusándome, entré y no cerré la puerta, pasaron unos segundos que se me hicieron eternos y de repente la puerta se abrió y lo vi aparecer, clavó sus ojos en mí, me sonrió y yo me derretí, se me encogió el estomago y solté un suspiro. Se acercó a mí sin decirme nada y tomándome de la cintura con autoridad me acorraló contra la pared, pegó su boca a la mía y me besó como nadie lo había hecho jamás, fue un beso posesivo, lujurioso y yo no podía hacer otra cosa que dejarme hacer, estaba presa de un hechizo, al igual que la otra vez que vino a la academia, dejó de besarme, acercando su boca a mi oído susurrándome: -perrita, no he dejado de pensar en ti, pero no he podido llamarte y hoy que te he visto no podía dejar escapar esta oportunidad. Y volvió a besarme intensamente, y empecé a mover mi cadera, pegándola a él, notando su poya dura mientras yo me iba mojando cada vez mas, se separó de mí y cogiéndome por los hombros me dijo que tenía que volver con sus amigos, que cuando se fueran a ir, se despediría y vendría a buscarme. Volví donde estaban mis amigas y se lo conté, ellas ya sabían lo que pasó aquel día en la academia, por lo que no se escandalizaron y las dos me animaron a que me fuera con él, porque yo no estaba muy segura, no lo conocía y me daba un poquito de miedo, pero ellas me tranquilizaron diciéndome que iban a estar todo el tiempo atenta al móvil por si yo las llamaba, que no me preocupara y disfrutara si eso era lo que quería, y tanto que era eso lo que quería. Andaba ya por la sexta cerveza y ya empezaba a notar la influencia del alcohol en mi, cuando vi movimiento en el grupo de sus amigos, se despidieron todos y él se acercó a buscarme, se sentó con nosotras y en cuanto yo acabé mi cerveza nos despedimos y nos fuimos en busca de su coche, nada mas montarnos en él se abalanzó sobre mí, volviendo a besarme posesivamente, una de sus manos me atraía con fuerza hacia él y la otra se deslizó hasta mi entrepierna y yo en un acto reflejo las abrí para dejar paso a su mano.

No sé porqué tenia ese efecto tan turbador en mí, era como si dejara de ser yo misma para convertirme en otra persona, sólo deseaba sentir el tacto de su mano en mi piel, no podía pensar, sólo podía sentir, sentir como mi cuerpo pedía a gritos su cercanía. Arrancó el coche y nos dirigimos a un lugar solitario, yo sugerí uno cerca de mi casa por donde no pasaba nadie, ya que estaba entre un ambulatorio y la facultad de bellas artes, una vez paró, fui yo quien se abalanzó a besarlo mientras le desabrochaba el pantalón y él sabiendo lo que buscaba me agarró del pelo y dejó que fuera yo quien tomara la iniciativa y me metiera su poya en mi boca, lamiéndola ávidamente. Me molestaba el freno de manos y la palanca de marcha, con lo que nos pasamos a la parte de atrás, echando los asientos hacia delante para hacer mas espacio detrás. Una vez allí, seguí comiéndosela, pero esta vez tomó las riendas de la situación, me agarraba del pelo y me movía la cabeza rápidamente, yo casi ni podía seguir el ritmo y cuando se le antojaba, me elevaba un poco la cara para abofetearme, recordándome lo puta que era, mientras yo no hacía otra cosa que asentir y reconocer que era toda una zorra y que aquella poya me volvía loca y sólo deseaba tragármela una y otra vez, con lo que volvía a hacer que me la tragara hasta el fondo de mi garganta, sin importarle las arcadas que me venían. Con su otra mano llegaba perfectamente a mi culo y haciéndome chupar sus dedos, empezó a introducirlos en mi culo, yo empecé a quejarme porque me dolía, su respuesta a mi quejido era un azote y luego metía su mano en mi coño, comprobando lo mojada que estaba, me tenía a 4 patas en el asiento del coche, mientras él estaba cómodamente sentado, yo no hacía otra cosa que seguir comiéndosela mientras él se dedicaba a mi coño y a mi culito, intercalando uno y otro. Me tenía loca de deseo por sentir esa poya, que me estaba comiendo, dentro de mi coño, por eso le dije: -Señor, necesito sentir su poya dentro de mí, me muero de ganas, por favor fólleme- él se reclinó hacia un lado, tumbándose diagonalmente, dejándome sitio para acomodar una pierna en el asiento y la otra en el suelo, con lo que me fue muy fácil montarme mientras me decía: -Anda zorra, móntate y cabálgame un rato, que lo estas deseando porque eres una puta y las putas solo quieren rabo- y así lo hice, entró sin ningún problema, puesto que yo estaba ya lo bastante lubricada, aunque me dolía un poco mientras mi coñito se amoldaba al grosor de su poya, pero ese dolor era muy placentero, fui bajando poco a poco hasta tenerla totalmente dentro de mí y empecé a mover mi cadera en círculos y poco a poco me fui echando hacia atrás, hasta estar totalmente incorporada, como un jinete en su montura, empecé a subir y bajar sin sacar su poya de mi coño, subía lentamente y bajaba bruscamente, sus manos buscaron mis tetas que se movían al ritmo que yo iba marcando. Me apremió azotándome las tetas y pellizcándolas, me dolía bastante, pero sentir su poya era mas placentero, con lo que conseguía olvidar ese dolor, me agarró de las caderas, manteniéndome totalmente quieta y tirando de mi mano hizo que me inclinara hacia él para besarme y morderme los labios, se incorporó casi sentándose en el asiento, lo miré a los ojos y vi un brillo que se me tornó malicioso y zafándose de mí me dijo: -perrita, ponte la ropa, no la ropa interior y sal del coche, yo obedecí instantáneamente saliendo del coche abrochándome el botón del pantalón. Se dirigió a la parte de delante del coche, haciéndome un gesto con el dedo de que lo siguiera, una vez llegué a su lado, me dió la vuelta, sacó una cuerda que tenía y me amarró las dos manos a la espalda, me reclinó sobre el capó y bajó mis pantalones, notaba el frío de la noche en mis piernas y mi culo y la cuerda casi cortándome la circulación, una de sus manos empezó a bajar por mi espalda, mientras con la otra se agarraba la poya y la colocaba en mi culo, empezó a azotarme a la vez que empujaba abriendo mi culo, el cual comenzaba a dolerme al paso de su poya, el dolor se tornó casi insoportable cuando de un solo empujón me la metió entera y se quedó quieto, se me saltaron las lagrimas y empezó a moverse lentamente, agarró mis manos y tiró de mi para incorporarme, puesto que estaba totalmente reclinada sobre el coche

Después de llevarse un rato destrozándome el culo sin importarle que me estuviera doliendo, me sacó la poya y sin desatarme me incorporó y me puso de rodillas en el suelo, me hizo abrir la boca y agarrándome la cabeza me la folló con furia y cuando estuvo a punto de correrse me dijo que sacara la lengua, a lo que yo obedecí y acto seguido se corrió en ella, apuntando también hacia mi cara y llenándomela de su leche, la cual yo recibí gustosa, jugué con la que había caído en mi boca, hasta que me ordenó tragarla y así lo hice.

Me desató las manos y entramos en el coche, no dejó que me limpiara la cara de su corrida y así toda manchada lo miré suplicante de un orgasmo, pues yo aún no había tenido el mío. Sin apenas conocerme, solo al mirarme supo lo que quería e introdujo su mano por dentro de mi pantalón y sólo rozarme el clítoris ya temblé y le dije: -Mi Señor, no voy a aguantar mucho, estoy a punto de correrme, ¿me da su permiso por favor?- a lo que contestó: -has sido muy obediente y buena, así que córrete para mi, perrita-

No había terminado de decir perrita cuando me sobrevino el orgasmo, me tensioné en el asiento del coche, manteniendo mis piernas abiertas y cerrando los ojos, estirándome hacia atrás y agarrándome al sillón con todas mis fuerzas, mi cuerpo se estremeció, se convulsionó durante unos segundos, con un delicioso orgasmo para luego venirse abajo y relajarse, mi respiración estaba muy agitada y poco a poco fui recuperando la normalidad.

Mientras yo me recuperaba él limpió mi cara de su corrida que aún tenía y una vez limpia se acercó y me besó, un beso de los que a mí me gustan, posesivos para después rodearme con sus brazos mientras yo terminaba de recuperarme, apoyé mis manos y mi cabeza en su pecho, cerré los ojos y respiré hondo, había encontrado lo que siempre había anhelado y me dejé llevar por el momento…….