En la abstinencia

El fruto de la abstinencia, podría ser a veces más placentero e inesperado de lo pensado. Como el desahogo que mi mente encuentra en un sueño, definitivamente una fantasía que nunca imagine tener.

EN LA ABSTINENCIA

Un show secreto, realizado en una playa solitaria donde solo los miembros de una comunidad virtual tienen la posibilidad de asistir, estas personas no deben revelar el lugar de dichos encuentros, por esto se cambia de escenario mensualmente y solo se sabe en el momento que todos se reúnen para llegar a dicho espectáculo que tan ansiosamente esperaban. Esta vez, el juego lo ideó una mujer llamada Alejandra, de 26 años quien se dedicaba a los negocios en su vida diaria, pero en su tiempo libre busca descargar la energía y adrenalina acumuladas, danzando en un Sex Show que ella misma había creado y cada día perfeccionaba aun más, lo presentaba por gusto a personas por las que se sintiera interesada y en este día debutará con un público numeroso.

El animador del evento la presenta:

"Damas y caballeros ahora admiremos a Alejandra"

Se enciende una luz frente a ella, que se encuentra sentada en el escenario girando su asiento de manera juguetona, vestida solamente con una tela blanca delicadamente sujetada a su cuerpo por un nudo a la altura del hombro, una abertura descubre sus piernas semidobladas de color trigueño, examina a sus posibles victimas dirigiendo con sus ojos grandes y oscuros una mirada muy segura de si y con el vaivén del asiento se puede observar como su cabello húmedo y ondulado se mece en su espalda descubierta hasta la cintura.

"…esta exótica y candente mujer nos presentará su belleza en toda majestuosidad, no sin antes proponer un reto al valiente que decida enfrentarla, este hombre deberá controlar las emociones que Alejandra seguramente le ha de causar, ¿Cuál caballero entre este exigente público cree poseer tan alto nivel de autocontrol?".

Analizando a los candidatos el animador observa que solo uno se levanta y con una mucha seguridad se dirige al escenario, el hombre alto, de piel trigueña y ojos oscuros, lleva una camisa blanca y un pantalón habano en telas muy frescas.

  • "Yo acepto el reto"

El público aplaude ansiosamente para que empiece la función. Zauber, el retador de Alejandra es atado de pies y manos al muro trasero del escenario, mientras que ella se dispone a vaciar sobre si un balde de agua, con lo cual la tela que lleva puesta se ciñe a su cuerpo revelando todo lo que escondía. La música empieza, tambores, cánticos y claves del grupo del lugar contratado para ambientar, ofrecen un aire de sensualidad salvaje a los asistentes. Que atónitos observan como una luz se adueña del lugar para iluminar solo el cuerpo de la mujer que inicia su baile lentamente de espaldas, cada una de sus curvas se mueve cadenciosamente con los brazos estirados, mientras giraba desenvolvía la tela pasándola hacia la parte de adelante que con el reflejo de la luz insinuaba sus senos redondos de talle mediana y sus rosados pezones erectos por el frío de la tela húmeda saltaban de arriba abajo con un movimiento rápido y repetido de las caderas al sonar de un timbal estridente, de pronto mueve su cabeza bruscamente y sacude su cabello que destila agua, salta al otro extremo del escenario mirando insinuantemente al hombre se le acerca y él abre sus ojos intentando mostrar fortaleza ante el aparente ataque de su adversaria, siente la respiración en sus labios y como desliza la mano derecha por su brazo atado por la mano hasta llegar al pecho donde comienza desabrochar los botones de la camisa mientras con la otra mano, sostiene la tela que pende de un nudito para caer, sin embargo ella con agilidad después de descubrir el dorso de Zauber da la espalda, dejando caer la tela por la parte de adelante, y continua envolviéndola en forma de espiral alrededor de su cuerpo, de manera que solo cubre sus senos y pubis y la detiene entre sus piernas mientras retrocede hasta unir su espalda al abdomen de aquel hombre que siente como los rizos negros de ella humedecen su pecho y un corrientazo se intensifica de su estómago para abajo.

Es conciente de lo que esta por ocurrir, baja la cabeza y cierra los ojos, para concentrarse en evitar una erección muy notoria, sin embargo ella que sube y baja siente como algo duro raya entre su espalda y sus glúteos, lo mira y sonríe con cierta maldad, confiada en que este hombre cederá. Se aleja para preparar su siguiente embestida, como una gata en celo camina al ritmo de la música, pasando sus manos por su cuerpo, tocándose sin pudor donde muchos de los presentes quisieran tocar. Se sienta de nuevo a tres metros de él, abre y cierra sus piernas lentamente excitándose notoriamente con sus pensamientos, viéndole así tan desesperado por ganar pero esforzándose tanto en no sentir, que ella observa como crece el bulto bajo su pantalón e imagina como se vería aquella escena el estuviera desnudo igual a ella y sonríe pasando su lengua por sus labios gruesos de color rojo. Aceleran la música, ella mueve sus hombros y con saltos agraciados se dirige hacia él, concentrándose en mirar sus ojos, obviamente el no sostiene su mirada para no pensar en lo que pueda seguir, al estar cerca nota como él tiembla y ve la oportunidad perfecta para ir más allá, pasa su nariz por su cuello debajo de la oreja y baja rozando sus labios por su pecho hasta parar con su cara frente al abultado pantalón que por la tela delgada deja ver el tamaño de su excitación como si fuera su medidor, desde esa altura mira hacia arriba roza la punta que sobresale con sus labios y se pone en pie, levanta la pierna rodeando la cadera de su víctima, y descubre su parte de adelante dejando la tela blanca solo de la cadera hacia abajo por la parte de atrás, semidesnuda se menea de un lado a otro, sube y baja aferrándose aquel cuerpo masculino y sosteniéndose de el como si fuera una columna del lugar, él siente en su pecho los pezones duros que se deslizan atrevidamente. Su estado no podría ser peor, la embestida de esta vez iba a lograr su cometido, su pene esta por reventar y el sabe que no puede eyacular porque perdería aquel reto delante de todo ese público, pero como no perderse en esa la mirada de pantera que lo derrite sin compasión, que a cada minuto le enseña más de la belleza femenina.

Hasta que llega lo inevitable, ella sin pensarlo dejándose llevar por la sensación siente como el miembro endurecido roza su clítoris y lo mueve de arriba abajo, encorva su espalda hacia atrás sin separar su cadera del cuerpo de él, y comienza a gemir despacio, después va acelerando el ritmo, se endereza y su cabello cae en el rostro de Zauber, lo mira con ansias de besarlo, pero se resiste y sigue moviéndose con más fuerza, él muy quieto, siente como ella se masturba contra su pantalón y como su cuerpo humedece su ropa, pero en aquella calidez el solo piensa en poder tocarla a su antojo, en tan solo un beso de sus labios libidinosos.

Los espectadores totalmente concentrados esperan ver cuál de los dos se viene primero, ella abre sus ojos, lo mira, sonríe mientras reduce el ritmo de su baile, le da un beso en el cuello, y se aleja. Claramente se observa la humedad en el pantalón habano y el hombre suda, suspira y con la mirada acepta la derrota, sin embargo está seguro que nunca estuvo mas satisfecho de perder, que contra aquella mujer, que pase lo que pase volverá a ver: Alejandra, la mujer que por su sensualidad aseguró el triunfo.