En Ibiza con Clara
Pensaba que me iba a aburrir, pero un regalo de los dioses me hizo pasar una semana de ensueño.
Tengo 35 años moreno, ojos verdes y un cuerpo trabajado en el gimnasio, y dicen que muy simpático y cariñoso, este soy yo.
Llegaba la hora de mis vacaciones y aun no tenia ningún destino en mente, pero lo que si tenia claro es que quería Sol, y fiesta.
Así que elegí Ibiza, además me gusta lucir mi cuerpo desnudo sobre la arena, es una isla perfecta para hacer nudismo.
Las buenas vibraciones llegaron cuando vi entrar en el avión a una chica guapísima, debería tener unos 22 añitos y su cuerpo era perfecto, con unas piernas largas y un pecho delicioso que dejaba entre ver un top verde a conjunto con sus ojos. Supongo que se percató de mi repaso y me sonrió, le correspondí.
Al llegar a destino alquilé un coche y me dirigí a mi hotel, un 4 estrellas muy cómodo y elegante.
A la mañana siguiente me dispuse a desayunar estaba llenando el plato de las cosas deliciosas que ponen en los buffets, cuando noté, percibí una mirada, ahí estaba ella, la pillé dándome un repaso, se sonrojó y nuevamente nos sonreímos.
Dios existe, pensé.
Ella llevaba un vestido corto blanco de Lino, que dejaba ver su ropa de baño, un conjunto blanco compuesto de sujetador y tanga, menudo espectáculo, era una ricura, no me importaría desayunármela, pensé, mi polla empezó a despertar, así que, miré al mar, pues en el restaurante no era el lugar.
Estaba yo tumbado en la playa nudista del hotel, tan solo habían dos chicas a unos 20 metros y una pareja más a lo lejos, cuando una sombra me tapó y dijo:
¿Hola puedo estirarme junto a ti?
¡Diablos! Era ella.
Claro, le contesté, como no, seré la envidia de la playa.
Ella sonrió
En ese momento me di la vuelta, ahí estaba ella de pie, tan solo llevaba el tanga, que cuerpo, era de Diosa, su pecho redondo, sus pezoncitos erectos por la brisa del Mar, desprendía un aroma casi virginal, su tanguita no conseguía tapar el carnoso coñito que tenia prisionero y yo... empecé a sudar.
Se estiró y se deshizo del diminuto tanga, que ya disfruté durante el desayuno.
Por cierto, como te llamas me preguntó, Jaime le respondí.
Yo Clara.
Encantado, eres muy hermosa.
Gracias me dijo sonriendo.
¿Jaime me echas un poco de crema por la espalda?
Claro debes protegerte y yo estoy para ayudarte en todo.
Eres un Sol.
Dios mío que culo, que espectáculo, le estaba poniendo crema masajeándole toda la espalda, cuando mi polla empezó a crecer y endurecerse, pero no podía dejar de mirarle ese duro y fantástico trasero.
Giró su cabeza me cogió la mano y me la puso sobre su culo.
El culo también debe protegerse y no te olvides de las piernas, me dijo
Empecé por las piernas de abajo a arriba.
Me recree en sus muslos, mis manos rozaban sus labios vaginales totalmente depilados, suaves, ella abrió un poco sus piernas entregándome así muy sutilmente su chochito que ya empezaba a estar húmedo, me estaba invitando a comerle el coño.
Mi dedo índice se hundía en su coñito cada vez que le untaba la parte superior del muslo.
Mi polla se estaba engangrenando pero no podía permitir que esa criatura sufriera quemaduras solares.
Cuando acabé las piernas empecé con el culo.
Lo amasaba, lo magreaba, lo acariciaba, ella empezaba a suspirar a respirar agitadamente, mis dedos pasaban una y otra vez sobre su ano.
En una de las pasadas presioné sobre el agujerito y este me succionó el dedo, ella restregaba su coñito sobre la toalla, empecé a acariciar su chochito, ella gemía y gozaba. Mi mano se empapó de sus jugos y mis dedos jugaban con su clítoris, el olor era delicioso, pero ella solo repetía no pares Jaime no pares, te recompensaré, te juro que lo haré.
Su culo subía y bajaba su cintura se movia sin descans, estaba volviéndose loca. Con un dedo en su raja con otro en la entrada de su culo y con la otra mano le tocaba los pezones duros. No me detuve hasta que se corrió en mi mano, dando un suspiro que de bien seguro escuchó toda la playa.
Se dio la vuelta resoplado, eres fantástico, se pasó la mano por el coño untándosela bien de sus líquidos, se mojó los labios y me besó. Nuestras lenguas enloquecieron. Ella me cogió la polla y me la acariciaba.
Me has vuelto loca, cabrón dijo sin dejar de mirar mi polla, la cual engulló de un golpe metiéndosela hasta la garganta y regalándome la mamada más impresionante que me han dado, chupaba y chupaba, le advertí de mi corrida inminente, pero solo dejó de comérmela para decir, córrete en mi boca. Me corrí tal y como dijo, no dejó caer ni una gota, la muy zorra.
Nos estiramos los dos extenuados con una sonrisa de mejilla a mejilla.
Jaime después de comer me encantaría que me untaras after-sun sobre mí, en mi habitación.
Naturalmente Clara, será un placer.
Pero eso es otra historia de las muchas que hubo. De hecho en esa semana perdí 7 Kg, Clara fue la culpable.
Espero os haya gustado, si hay alguna otra princesa que quiera disfrutar como Clara o hacer alguna crítica este es mi mail un_amigo@ya.com