En el trastero siempre llaman dos veces

No había follado todavía en un trastero y ha sido de lo más morboso... ufff... que caliente me pongo de recordarlo.

¿Y antes de que termine el año no vamos a follar?

Se me pasa ese pensamiento por la cabeza y no puede ser. Hace ya unos cuantos días que no veo a Ángel pero hay que hacer todo lo posible por verse.

Tengo que hacer unas gestiones cerca de su casa pero él tiene a sus hijos en casa, así que, no puedo ir allí pero, él si que se puede escapar aunque ¿y el sitio? bueno, ya sabéis que para mi eso no es problema. En cualquier rinconcito hago que se saque la polla y hagamos cosas ricas, ricas. Se lo voy a dejar caer a ver por donde me sale….

  • Tengo que ir mañana cerca de tu zona, si quieres cuando termine lo que tengo que hacer, te aviso
  • Vale, genial, si, avisame y me organizo para que nos veamos, que tengo ganas de darte un achuchón
  • Bien, pues te voy diciendo

Al día siguiente tardé en terminar las cosas que tenía pendientes y hacia la hora de comer le dije que ya había terminado pero que iba a tomar algo con Mario y Lorena, que hacía mucho que no les veía… Mmmmm, ¡que conversaciones más buenas tuvimos! pero, solo conversaciones… ehhh!! Me contaron, les conté y nos seguiremos contando.

Estoy deseando que Mario escriba algunas de las vivencias que han tenido últimamente…. Parece que no, pero él lo tenía todo pensado. Cuando le volví a llamar para decirle que ya estaba libre me dijo que a unos 7 km de donde me encontraba tiene un trastero donde nos podíamos ver. Eyyy, ¡¡un trastero!! jajajaja, nunca, nunca he follado en uno!! ¡¡Que divertido!!

  • Bueno, quedamos allí mismo aunque si quieres, antes de entrar podemos tomar un café
  • Hombre, pues, estaría bien, si
  • Si, si, que si no, ¡¡va a parecer que quedamos solamente para follar!! jajajaja
  • Es que… estamos quedando solo para follar, cariño
  • Tú me entiendes
  • Jajajaja, venga, vale, nos tomamos un café

Me costó aparcar y ya me estaba esperando. Me dijo lo guapa que estaba y me dió un gran abrazo, me estrujó todo lo que pudo y nos besamos con mascarilla en medio de la calle. Muy cerca había una cafetería y nos dirigimos hacia allí. Pedimos un café y yo no dejaba de hablar, que si esto, que si lo otro. Él tampoco para normalmente pero le contaba y le contaba cosas, le enseñaba cosas en mi móvil, hasta que me dijo: “Ya me lo contarás luego, vámonos” se levantó, pagó los cafés.

Joder, ¡¡vaya calentón tiene hoy!!. No había tiempo que perder. Me coloqué mi gorro, mi bufanda, el abrigo, pensando que iba a durar muy poco más puesto, pero, me lo puse.

Llegamos a la planta de los trasteros. Para entrar había una verja con llave y la puerta del suyo era la primera de la derecha. Cuando la abrió apareció un cuarto muy bien ordenado, con estanterías y la parte centrar llena de colchones y somieres puestos en vertical.

  • Pero, ¡¡esto es una maravilla!! aquí podemos hacer un nidito de lo más acogedor, le dije mirando hacia todos los lados. Lo que tienes que hacer es sacar todos los colchones que haga falta hasta que quepa uno en el suelo para que nos podamos tumbar
  • Tienes razón, no lo había pensado. Me veía follándote aquí de pie.
  • Pues, creo que no hay necesidad, pero bueno, que, como quieras
  • No, no, que, lo organizo en un momento.

Se puso a sacar colchones hasta que probó con uno y se pudo tumbar completamente en el suelo. Buscó una colcha y la echó por encima y para taparnos deshizo unos sacos de dormir que estaban en una estantería. La verdad es que no hacía mucho frío allí para la temperatura que hacía en la calle o el calor lo llevaba yo dentro.

Estaba todo preparado. Yo me había ido quitando prendas para estar más ligera. Me lo quité todo y le esperé desnuda en el colchón mientras él hacía lo propio. Mi sonrisa era pícara y me iba calentando por momentos.

Mientras él se tumbaba a mi lado, le dije que teníamos que follar muy silenciosos que allí se escuchaba todo. “No, si aquí no viene nunca nadie. No te preocupes, puedes hacer todo el ruido que quieras”, me dijo echándose sobre mi y besándome en los labios.

Su boca se dirigió hacia uno de mis pezones rápidamente. Estaba deseando deleitarse comiéndose uno. Y yo deseando que lo hiciera. Siento un placer muy especial cuando lo hace. Mi cuerpo se eriza, y mi coño empieza a funcionar. Late, se pone jugoso, le apetece abrirse como una flor y mi primer gemido hizo acto de presencia. Fue cuando me di cuenta que allí resonaba todo mucho y que no podía hacerle caso y dar rienda suelta a mis “ruiditos”. Ya sabéis que soy muy escandalosa.

En sus juegos sobre mí, noté su gran polla rozando mi cuerpo, dura, preparada, llena de placer para dar. Me puso mucho más cachonda sentirla y él seguía entretenido en mis tetas. Me escurrí hacia ese miembro erecto. Abrí mis piernas y la coloqué entre ellas para rozarme contra él. Ese contacto le volvió loco. Movió sus caderas hacia mi. Empujó para penetrarme, sin saber si lo lograría al primer intento pero yo puse de mi parte para que así fuera y su capullo se colocó justo en la entrada de mi coñito listo para ser follado. Ahora, si, empuja, métela, yo te ayudo.

Siiiiiii, ya está dentro, fóllame, fóllame cabronazo. Entra tan bien que no puede dejar solamente la puntita dentro. Fuerzo su entrada y noto como entra hasta el fondo. Mis piernas se abren totalmente con mis pies apoyados en el colchón para hacer fuerza y golpear con mis caderas en las suyas y meter y meter toda la pola, toda hasta que no hay más que meter. Mi respiración se agita. Siento que jadeo más alto de lo que debería. Él también se acelera, también jadea, me dice lo cachondo que está y todo lo que me va a dar. Me corro, no lo puedo remediar. Su boca en mi pezón, caliente, juguetona, y su polla en mi coño, también caliente y también juguetona hacen que me corra aguantando casi la respiración para que no se oiga nada.

Cuando Ángel nota que me corro comienza una transformación en él. Su punto de pérdida de noción comienza. Sus manos toquetean locamente mi cuerpo sin saber dónde dirigirse exactamente. Su lengua sale y pasea por todos los lugares que tiene más cerca. Jadea, muerde, pellizca, abofetea… todo sin orden ni concierto. Pero a mi me encanta. Cuando ya me he corrido la primera vez mi cuerpo pide marcha. Ahora si que no puedo dejar de follar. Quiero toda esa polla sin parar de entrar y salir. Sigue y sigue con ansia en la búsqueda del nuevo clímax. Y así lo hace. Ahora llevo mi mano al clítoris mientras me está follando. Me apetece volverme loca y tocarme va a ayudar a ello. Joder, ¡¡ como me gusta !! Masajeo a la vez que su capullo me tiene embriagada por dentro y me vuelvo a correr. Esta vez subo mis piernas abiertas con los pies hacia arriba. He perdido el control de las penetraciones. Ahora es él el que empuja fuerte hacia el fondo, haciendo que mi culo choque contra el suelo a través del colchón. Son tales, que noto la dureza al final del todo pero no quiero que pare, quiero que siga follándome, dándome placer. Esos lametones en las tetas ayudan mucho a que me esté volviendo loca y me corra una y otra vez.

De repente se oye un ruido de llaves. Lo oigo muy cerca pero yo no controlo allí los ruidos y no me pareció que hubiera nadie allí pero después de oir las llaves se oyeron unos pasos muy muy cerca. Como me había dicho que nadie iba por allí, casi no le di importancia pero estaba muy cercano y le susurré: “Viene alguien”

  • No, no, no es en esta planta
  • Que si, que suena ahí al lado

Nada más decirlo, con mi respiración agitada, los pasos se acercaron a nuestra puerta. La luz se vería por la rejilla de ventilación y se sabía perfectamente que estábamos allí. Además de por los gemidos y jadeos que se oían hace unos segundos. Ángel se paró en seco, su cara palideció. La polla se salió de su sitio. Nos quedamos inmóviles. Alguien estaba entrando en el trastero que estaba justo enfrente de donde estábamos nosotros. Me hizo un gesto con el dedo sobre sus labios para que me callara. Un poco tarde, pensé.

Permanecimos los dos en silencio mientras se oía trastear (nunca mejor dicho) en la habitación de enfrente, esperando a que se fuera rápido. Las casualidades de las cosas hicieron que en ese mismo instante el móvil de Ángel sonara, causando gran estruendo.

Creía que lo iba a colgar pero, cogió la llamada y la atendió como si nada. Que, bien pensado, así haría pensar a la persona que teníamos a pocos metros, que alguien estaba allí colocando cosas o haciendo algo dentro.

Mi imaginación me llevó a la perversión en ese instante. No se lo dije a él, entre otras cosas porque no dije ni una palabra mientras teníamos aquel intruso pero, llegué a pensar en abrir la puerta y preguntarle si le apetecería entrar a pasar un ratito con nosotros. Y, que conste, que no tengo ni idea si era hombre, mujer, alto, baja, mayor, joven o que… pero me dio mucho morbo pensar que había allí alguien tan cerca y que no sabía que tenía una polla dentro.

A los pocos minutos, se volvieron a oir las llaves, Ángel ya no hablaba al teléfono y se alejó de la zona.

  • Joder, menos mal que nunca venía nadie por aquí jajajaja, le dije con unas risas
  • Es raro, pero claro, es cierto que no vengo mucho por aquí. Pero me conocen todos, he vivido en esta casa toda la vida y…. bueno, que, mejor que no me vean
  • Claro, claro, si verte no te han visto pero oírte, seguro que si y a mi tambien
  • Bueno, qué le vamos a hacer… ¿por dónde íbamos?

Se le olvidó rápido. Ahora era yo la que se iba a colocar encima. En cuanto le di unos besos, el aparato cogió fuerza de nuevo y pude encaramarme en sus caderas para follarle bien.

En la cabecera se habían quedado unos somieres que me sirvieron para agarrarme a ellos mientras cabalgaba esa dureza. Procuraba no hacer mucho ruido, respirar bajito y no gemir, aunque era muy difícil. Los somieres se golpeaban entre si y, por un lado, me gustaba que sonaran así. Me imaginaba atada a ellos por las muñecas, sin poder moverme. Solamente podía seguir subiendo y bajando mis caderas para follarme esa polla. Las manos de Ángel abrían mis cachetes mientras pensaba en la persona que habíamos tenido allí, tan cerca y que, podía ser un hombre bien dotado esperando ahí detrás para clavármela en el culo mientras mi coño se veía lleno de otra gran polla.

Cuando pensé en ello me corrí salvajemente. No puedo contenerme. Subo y bajo frenéticamente para golpear mis paredes y provocar una gran corrida. Mis manos sobre las tablas, imaginandolas atadas, mis tetas saltando sobre la cara de mi amor y que eran asidas por sus manos alternandolas con mi culo. Y que, no saber donde iba a colocar las manos y sentirlas en un nuevo sitio, sin control, hicieron que fuera yo la que lo perdió. Cuando el calor interno necesitaba ser expulsado para sentir el éxtasis brutal que se avecinaba, golpeaba contra el pubis de mi hombre cada vez más fuerte, una y otra vez, una y otra vez. Ahora, ahora me corro, golpeo y suelto todo mi fluir de placer sobre él. Le encharco su tripa, su polla, sus huevos, el colchón… todo se queda empapado. Mi squirt encharca todo lo que llega a alcanzar. No puedo parar….

Sigo pensando en esa polla añadida en mi culo. Alguien mirándome desde atrás que quiere follarme. Mi mano derecha vuelve a mi clítoris. Quiero sentir placer por todos lados. No me conformo con un poco, ya me he vuelto loca y deseo más y más… no puedo parar.

La combinación de mano en el clítoris, la yema de mi dedo corazón tocándolo en círculos, gran polla en el coño, entrando, saliendo, subiendo, bajando, mi charco chapoteando y pensando en una polla por detrás consiguen un orgasmo brutal que tengo que ahogar para que no me escuchen desde el ayuntamiento.. buffff, ¡¡qué placer más espectacular!!

Por un momento pienso en parar para reponerme pero él está a punto tambien y quiero que siga con su placer “in crescendo” , así que, no paro. Sigo follándole mientras mi vagina le abraza la verga mientras sigue sintiendo placer, el placer de mi corrida que dura y dura y dura…. Hasta que, me dice que ya, que me va a dar toda su leche, meneo mi cadera en círculos, arriba y abajo, mi culo ofrece un espectáculo mientras lo hace y, finalmente, su leche se derrama dentro de mi coño, caliente, chorreante….

La despedida del año no podía haber sido mejor. Hasta el 2021 no voy a volver a follar, creo

EstefaniaMor

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