En el trabajo

Acabo por liarme con dos trabajadores de la empresa

Empecé trabajando en el ensacado y estaba siempre caliente al ver a los compañeros en su ropa de trabajo. Los típicos pantalones azules que cada uno llevaba a su manera y que me llevaban a pensar como serían por dentro.

Siempre me ha dado, y me sigue dando, mucho morbo el pensar en los calzoncillos que lleva cada uno puesto y asociarlo a como se comporta en el sexo. Yo soy muy pasivo y  me gustan los hombres muy heteros así que cuanto más masculinos me parezcan más me ponen. Como los gustos cambian con el tiempo, en aquella época lo que me ponía era imaginarme a los tíos con slips blancos con dibujitos o con listas de colores y cerrados. Como trabajaba en una contrata normalmente iban ya vestidos con la ropa de trabajo pero siempre había alguno que se cambiaba en cualquier esquina del almacén. Para poder   disfrutar empecé yo también a cambiarme alli en cualquier parte y así poder ver como eran los calzoncillos que les compraban las mujeres. Así estuve un tiempo hasta que empecé a tener más confianza con algunos de ellos, en especial un ensacador y un carretillero.

Paco, el ensacador era el que más me gustaba, tendría unos treinta años y estaba muy bien de cuerpo, alto con los ojos azules, solía llevar perilla. Tenía el pelo claro pero por el cuerpo era todo pelusilla. Se había casado de penalty y tenía dos hijos reconocidos. Durante la mili había dejado preñada a una tía así que tenía otro chiquillo del que no sabía nada. Me ponía mucho que fuera un picha brava. le gustaba ir a los bares de alterne y acabar follando aunque se gastara medio sueldo.

El carretillero, Pedro, tendría unos 45 años también estaba casado y tenía tres hijos. Este era un buen marido fiel. Tenía el pelo completamente negro y bigote. Era peludo por todas partes.

Como los dos jugaban al fútbol en un equipo decidí apuntarme yo también. Me caían bien y así en los vestuarios podría aprovechar y echar ojo a lo que en el trabajo no les veía. Cada vez cogía más confianza con ellos.

Un día, estando solo con Paco salió el tema de las mamadas, y empecé a preguntarle que si alguna vez le habían comido el nabo echándole primero nata. No se lo habían hecho nunca pero  me dijo que probarlo no estaría mal. con el calentón que llevaba sentí como me subía la adrenalina y sin pensar en consecuencias ninguna le dije que si quería que yo algún día se lo hiciera. Podía haber sido terrible si se lo hubiera tomado mal pero sin inmutarse me contestó que bueno que ya veríamos si algún día. Me relaje un poco y le dije que compraría el bote de nata para cuando él estuviera dispuesto, pero la cosa no pasó de ahí. No paso nada pero él ya sabía que estaba interesado en su nabo y en la relación de amigos que teníamos entre los tres nada cambió

De vez en cuando le preguntaba que cuando se iba a dejar y él siempre me daba largas pero nunca me dijo no.

El tiempo pasó , tanto que hasta pusieron un vestuario para las contratas, y pude empezar a disfrutar a ver a todos los compañeros en calzoncillos que ya empezaban a ser boxer ajustados. Mientras que con Paco la cosa estaba ahí estancada, con Pedro , en el que yo no tenía interés sexual, la cosa se ponia 'extraña'. Cuando hablabamos de cualquier tema y estábamos a solas siempre me decía que él estaba allí para lo que yo necesitara, para cualquier cosa. Al principio creía que era una fuerte amistad,pero con el tiempo iba sospechando que me estaba ofreciendo algo en lo que él creía que yo estaba interesado. En verdad no me gusta mucho con tanto pelo y además en mi imaginación (siempre suelo asociar a los hombres con un tipo de pijote determinado) su polla se me hacía pequeña cosa que en los vestuarios del fútbol parecía confirmarse.

Un día en el vestuario, estaba Pedro cambiándose, recuerdo perfectamente que llevaba unos slips rojos ajustados que incluso diría que le quedaban un poco pequeños y me propuso salir a tomar una copa. Eran las diez de la noche ya que salíamos del turno de tarde. Normalmente no solíamos quedar a esa hora pero acepté y cada uno en su coche nos fuimos a un bar cerca de su casa.

Nos tomamos un par de cubatas. Yo no acostumbro a beber e iba un poco subido de ralentí. Cuando ya nos íbamos a despedir hasta el día siguiente me dijo:

  • Un día me voy a tomar un par de cubatas más para preguntarte algo muy personal

  • ¿y eso ? ¿qué quieres preguntar?, le pregunté imaginando a que se refería

  • Nada . Ya otro día te pregunto. - y se dispuso a irse para su coche

La bebida hizo su efecto y me atreví a decirle

-¿tú me quieres preguntar si me he acostado con otro hombre?

  • Si eso era, pero no hace falta que me respondas si no quieres- me dijo

Con los efluvios alcohólicos me atrevía a responder

  • Si. He estado

Pedro me sonrió me dió la mano y me dijo :

  • Gracias por responderme. Aquí tienes un amigo para lo que quieras-

  • Pedro, ¿quieres que te haga una mamada? le disparé despues de que entendiera lo que me había dicho como una insinuación

  • Déjalo, hoy es tarde, ya otro día. Me contestó sentándome como una ducha de agua fría

  • Si no es hoy, otro día no me atreveré. dije yo.

El  me miró, se sonrió con unos dientes muy blancos y dijo- Venga , vamos.

Nos montamos en mi coche y él fue el que me indicó un descampado donde estar tranquilo.

El viaje hasta el sitio fue un poco tenso pero cuando llegamos al terraplén me dijo - Para el coche por aquí - mientras se iba desabrochando el cinturón del pantalón.

Cuando puse el freno de mano ya tenía los pantalones a media pierna. Echo el asiento para atrás, puso las manos detrás de la nuva y me dijo que era mía, que hciera lo que quisiera con ella.

Antes de tocarle siquiera ya estaba empalmado y se le notaba el paquete  oprimido en unos slips, de dibujos morados en lugar de los rojos que había llevado en el trabajo. Entonces si que confirmé que no era el mejor nabo del mundo, pero me lo ofrecía entero para mi y para que le hiciera disfrutar. Le comí un poco la cabeza que ya tenía un poco de precum en la punta. A pesar de los dos cubatas tenía el nabo completamente tieso y rodeado de una enorme mata de pelo negro muy rizado.

Me metí el nabo hasta adentro llegando a tener los labios enterrados en esa mata de palo y tocando unos huevos que eran bien grandes comparados con la polla.

Lo chupaba como si fuera un caramelo y de reojo le intentaba mirar la cara. ël miraba a ver como se la estaba comiento y sonreía. Le daba con la lengua todo lo que podía intentando hacer que disfrutara lo máximo posible para que  en el futuro siguiera teniendo ganas de que se la comiera otra vez.

Él estaba quieto y se dejaba hacer, le empecé a comer los huevos llenos de pelos pero quería disfrutar de un hetero     en su primera mamada así que no me importó. Le pase la lengua por las ingles pero la incomodidad del coche no me dejaba chuparle bien por todas partes. Empecé a subir hasta los pezones pero me paró y con una voz autoritario que no me esperaba  me dijo

  • Sigue chupando

Parecía que le gustaba tener la polla en una boca calentita, así que seguí y empecé a metermela y sacármela de la cabeza hasta adentro del todo con profundidad.

El empezó a gemir y me agarró la cabeza anunciando en un grito ¡me corro! y empezó a echar leche. No mucha, ni fuerte pero si con un sabor rico que me tragué entero.

Le limpié bien la polla y se la guardó.

Cuando volvíamos para atrás me djo:

  • No te vayas a enganchar de la polla que ya veremos cuando puede ser otra  vez

También me preguntó que cuantas veces lo había hecho ya con Paco. Me sorprendió mucho y me dijo que si yo no lo quería contar que no lo dijera pero que él estaba convencido que ya se la había comido que por eso había estado ofreciéndose. Le dije que no ,pero le garanticé que cuando lo consiguiera se lo contaría el primero.

En el trabajo empezó a existir una complicidad especial y como yo le dije que a mi me ponían los tíos en calzoncillos nada más tenía que decirle- ¿cuales? y él me decía el color. Cuando un día tenía ganas me decía que los llevaba color carne y es que ese día no se los había puesto. A la hora del descanso buscamos un despacho cerrado y volvía a repetir la mamada. Él cada vez participaba algo más y empezó a moverse y follarme la boca diciéndome a lo bestia' Te voy a atragantar'

Mientras´yo le insistía a Paco en cuando iba a dejarse hasta que un día nos mandaron a buscar folios a la oficina en la que ya no había nadie porque era tarde. Mientras él iba al almacén de material de imprenta yo me quedé en un despacho cotilleando por encima de la mesa a ver si veía algo interesante. Me senté en la silla del despacho y empecé a abrir los cajones. Paco entró en el despacho y se uso a mi lado a mirar también en la mesa. cuando me volví vi que llevaba la cremallera abierta porque había ido al servicio de la oficina que es el más limpio.

La bragueta quedaba a la altura de mis ojos y le dije ¿tienes la cremallera abierta? El soltó la caja que llevaba para cerrársela pero antes de eso le dije:

  • Hoy llevas calzoncillos negros.-

Le metí la mano en la bragueta y fui a buscar la polla. El no lo impidió por lo que entendí que podía seguir. Me puse nervioso y no atinaba a sacarle el nabo de los calzoncillos. Fué él el que me dijo que me tranquilizara por lo que saqué la mano y le desabroché el botón del pantalón azul de trabajo. Se fue al centro del despacho mientras yo cerraba la puerta con llave y cuando volví ya tenía el pantalón a media pierna. Me agaché delante de él y le saque el nabo que aún no estaba empalmado.

Se había afeitado todo el pelo y lucía radiante. Me metía la polla flácida en la boca y empece a darle con la lengua hasta que empezó a ponerse dura. Empecé a sentirla cada vez más adentro y tuve que ahuecarme bien la garganta para seguir con los labios tocándole los huevos . El nabo me atravesó la campanilla y tuve que sacarlo un poco para poder respirar.

Me empecé a esforzar en que no se olvidara de la mamada y le empecé a comer los huevos metiéndome debajo de sus piernas para comerle la parte de abajo. No me dejó llegar al culo y volví lamiendo los huevos hasta el tronco que empecé a darle lametazos. Me metí el nabo de nuevo y empecé a chuparle para adentro y fuera intentando que llegara lo más dentro posible. de          vez en cunado me paraba para abrir bien la boca y que me atravesara la garganta hasta sentirla entera dentro.

Él se dejaba hacer y me preguntó

¿dónde me corro?

yo le miré y sin responderle me volví a clavar el nabo hasta adentro. Poco a poco empezó un bombeo lento y profundo que fue acelerando hasta que sentí como apretaba el culo. En ese momento me metí el nabo hasta el fondo y sentí unos buenos trallazos de leche en la garganta que apenas pude saborear en el paladar. Le limpié con la lengua e inmediatamente se subió los calzoncillos y se subió los pantalones.

Por el camino de vuelta al almacén le pregunté si le había gustado como para repetir y me contestó que si.

En cuanto llegué al allmacén fuei a ver a Pedro y sólo le dije:

  • Con Paco , ya.