En el tenis con mi padre

El tenis une a un padre y un hijo

Todo cambio después de la separación de mis padres. Eramos una familia de lo mas común, pero cuando tenia 15 años decidieron separarse. Para mi no supuso ningún trauma ya que fue una separación amistosa y como los dos iban a vivir en la misma ciudad me propusieron que viviera mas me apeteciera y acordamos que lo haría indistintamente en ambas casas, según mis conveniencias.

Una mañana de sábado del mes de junio mi padre me llamó para invitarme al tenis que que el solía jugar con algunos de sus amigos y me propuso de jugar un rato antes para entrenar y yo practicar un poco.

A la hora acordada nos encontramos en el club de tenis y me dijo que su compañero de partido le había fallado por un contratiempo de ultima hora, así que si me apetecía podíamos jugar los dos ya que la pista estaba reservada.

Entramos en las instalaciones y fuimos hacia los vestuarios. En ese momento caí en la cuenta que nunca antes había visto a mi padre desnudo, alguna vez en calzoncillos pero nunca desnudo. Eso me produjo un poco de incertidumbre ya que me cortaba estar desnudo frente a mi padre.

Llegamos a las taquillas y empezamos a sacar la ropa de deporte de las bolsas. Mi padre empezó a desnudarse y yo hice lo mismo hasta que los dos nos quedamos en calzoncillos. El tenia un cuerpo atlético y con una cantidad justa de vello en el pecho que le bajaba en fila hasta el ombligo y se perdía dentro de sus slips, a sus 42 años continuaba manteniéndose en forma. Mis nervios aumentaban por momentos y no me atrevía a desnudarme del todo hasta que mi padre se los bajo y dejo al aire su pene, que en esos tiempos me pareció enorme comparado con el mio. Tenia una abundante mata de pelo que le rodeaba la polla y dos grandes huevos colgando. Yo me baje los calzoncillos avergonzado por lo pequeños que parecían mis atributos al lado de los suyos. Fue solo un momento, hasta que nos vestimos y fuimos a la pista a jugar nuestra partida.

No podía borrar de mi cabeza la visión de mi padre desnudo y me ponía cada vez mas nervios pensando en el momento de ir a las duchas.

Acabo el partido, mi padre me había ganado como era de esperar y nos dirigimos hacia los vestuarios. Sacamos las toallas y el champú de la taquilla y nos desnudamos, yo me puse la toalla alrededor de la cintura pensado que mi padre haría lo mismo, pero no, se la colgó al hombro y se fue tan tranquilo hacia la zona de duchas. Yo le seguía con la visión de su culo redondo y velludo, cuando llegamos era una sala con varias cabinas individuales cerradas con una puerta cada una. Estaban todas llenas y tuvimos que esperar a que alguien acabara. Mientas esperábamos pude observar otros tíos que estaban por allí, algunos compartían la misma ducha mientras charlaban de sus cosas, yo estaba súper nervioso, aun que ya había pasado el primer momento y mi padre no parecía preocuparle que le viera desnudo, yo aun no me había quitado la toalla y me daba un poco de vergüenza. Al momento se abrió una de las duchas y salio un chico desnudo y secándose la cabeza con la toalla, era uno de los compañeros de tenis de mi padre, ya que se saludaron y señalándome le dijo.

  • Mira, te presento a mi hijo.-El extendió su mano a lo que yo le respondí con la mía.
  • Ya es un todo un hombre-. Dijo mientras sonreía amablemente.

Los dos soltaron una carcajada y se despidieron.

En ese momento mi padre se dirigió a la ducha que su amigo había dejado vacía y me dijo.

-Pasa, nos ducharemos los dos así vamos mas rápidos.

Yo no podía creer lo que me estaba diciendo, tendríamos que estar los dos desnudos dentro de ese cubículo.

Entre y mi padre ajusto la puerta, dejo su toalla en la percha y se metió debajo del agua, yo me quede allí de pie, con la toalla anudada a la cintura esperando a que terminara, cuando de repente me dijo:

  • A que esperas, no tenemos todo el día, cuelga tu toalla y dúchate, aquí hay sitio de sobras para los dos.

Deje mi toalla al lado de la suya y me metí debajo del agua. Esa situación me estaba superando y de los mismos nervios empece a tener una erección. Intentaba disimularla como podía pero al final mi padre se dio cuenta, se me quedo mirando y me dijo:

  • Tiene razón mi amigo, ya eres todo un hombre- señalando mi polla que miraba hacia el cielo.
  • Lo siento papa, no se que me ha pasado- Le dije tapándome con la mano.
  • No te preocupes, hijo, es algo natural que nos pasa a todos- me respondió mientras se enjabonaba sus partes y bajaba la piel de su prepucio dejando a la vista su glande.

En ese momento pude observar como a el también se le agradaba poco a poco mientras decía.

  • Ves, parece que esto es contagioso, a mi también se me esta poniendo dura- Sonriéndome con complicidad – dúchate que tenemos que tenemos cosas que hacer.

Empece a enjabonarme a su lado, al poco rato vi que miraba como me estaba aseando y comento.

  • No sabes que para que tus partes no huelan mal hay que lavarlas bien?
  • A que te refieres? - Pregunte yo desconcertado.
  • Tienes que retirar la piel para lavar bien la parte de dentro, mira como lo hago.

En ese momento cogió un poco de champú en su mano mientras con la otra retiraba la piel de de polla y empezó a frotarse el capullo. Al momento empece a imitar sus movimientos y sentí una agradable sensación, un cosquilleo que hizo que mi polla se pusiera otra vez en guardia. Mire hacia la de mi padre que también había tomado un tamaño considerable.

  • Ademas de higiénico es placentero, no? - Me pregunto mientras continuaba frotándose – Como sigamos así acabaremos haciéndonos una paja – Y volviendo a sonreír me pregunto – Te apetece?

No podía creer lo que me estaba proponiendo. Mi padre me estaba invitando a masturbarme con el en la ducha del gimnasio!

Sin contestarle empece a subir y bajar mi prepucio, eso le hizo entender que no me importaba en absoluto.

Los dos ya estábamos en plena paja bajo el agua cuando mi padre hizo una observación sobre mi manera de hacerlo.

  • Por que te la haces con dos dedos? Si lo haces con toda la mano te dará mas placer, ya veras, déjame que te enseñe.- Y apartando mi mano me agarro la polla con la suya y la empezó a magrear suavemente mientras con la otra se tocaba la suya.

El movimiento empezó a acelerar y en menos de un minuto ya estaba corriéndome, entonces mi padre soltó mi polla y se dedico a terminar su paja, cosa que le ocupo poco rato también, disparó dos chorros de semen mientras intentaba que no se oyeran sus gemido, me miro y me dijo:

  • Vamos, acabemos de ducharnos que hay muchas cosas que hacer.

Los dos terminamos en silencio, nos secamos y fuimos hacia las taquillas a vestirnos. Al salir mi padre me pregunto si no me había gustado lo que habíamos hecho a lo que le respondí que si pero me parecía raro. El me dijo que era algo normal en la relación entre padre e hijo y que así se unían los lazos familiares.

Desde ese día todo cambio en casa de mi padre.