En el taxi número 10 me fue de 10

Se me acercó y metió su mano grande y gorda por debajo de mi faldita palpando la terminación de mi pierna y la comisura de mi nalga, luego me dio unas palmaditas en mi nalga y me dijo estas bien rica morena ¿cómo te llamas chiquilla? Lupita le dije con mi voz tierna y de putita golosita. Lupita mira que se ve que andas bien caliente ¿verdad chiquilla? Me dijo y pregunto.

Hola aquí estoy una vez más para relatarles una vivencia que estuvo de diez pero antes quiero agradecer a todos los que me han escrito a mi correo fjgsousa60@gmail.com con sus lindos comentarios y acertadas críticas y pedidos, les mando a todos un millón de besos para que los pongan en todo su cuerpo en especial sus huevos y rica verga.

En esta ocasión les quiero relatar una noche en la que viví una experiencia maravillosa.

Todo se inició en la tarde que bajé al mercado a comprar unas medias nuevas la textura de estas en mis manos me prenden y me hacen sentir muy caliente escogí unas medias con liga de color negro, pero tenían esa raya en medio que recorre todo lo largo de las piernas.

En verdad estaban muy bonitas y me pusieron al cien tan solo de verlas y no lo dude más y me las compre, ahora tenía que pensar cuándo y en qué momento las podía estrenar.

Anduve haciendo algunas otras compras, pero en mi mente estaba el detalle de estrenar mis medias nuevas, en verdad quería sentir esa rica sensación que me hace sentir un par de medias bonitas cubriendo mis piernas.

Me subí a un taxi colectivo y me toco irme enfrente junto al chofer, atrás iban tres hombres trabajadores de empresas de Pemex, pero me di cuenta que el chofer venía distraído viendo de reojo mis piernas, pues andaba en short cortito y sandalias descubiertas.

Disimuladamente acerque mi pierna a la palanca de velocidades cosa que el chofer no desaprovecho y me iba acariciando la pierna en cada cambio de velocidad que hacía este simple detalle me empezó a poner más caliente de lo que ya andaba y mis deseos de estrenar las medias se hizo más fuerte.

Llegué a la casa y me puse a maquinar que hacer para calmar esa calentura que me había prendido la compra de las medias y ponía a mi anito deseoso de un trato especial pues empezaba ya a palpitarme.

Busque un vestido de color amarillo acanalado de falda corta mi sostén blanco una tanga de hilo negra mis medias nuevas y mis zapatillas de plataforma de color negro, me metí a bañar de manera minuciosa, esto sí que lo hago siempre que voy a buscar un encuentro lavarme bien para estar lista a lo que mi macho en turno quiera hacer conmigo.

Termine me pase a mi cuarto y me puse crema corporal en todo el cuerpo para oler rico, me empecé a vestir y busque mis enceres de maquillaje para arreglar mi carita lo más coqueta y putita posible.

Por fin termine tome mi boso donde metí mis enceres de maquillaje, las llaves y nada más.

Para esto ya eran las once de la noche cuando termine de arreglarme lista para salir a la conquista de algún macho morboso, lujurioso y dispuesto a disfrutar de mi cuerpo a su entero gusto.

Salí de mi departamentito en las Gaviotas aquí en la ciudad de Poza Rica y enfilé mis pasos hacia el boulevard principal, por aquel entonces no estaba tan iluminado como hoy en día.

Caminando llegue a una zona conocida como Garibaldi aquí hay muchas cantinas y bares, también llega todo tipo de hombres de las diferentes colonias y rancherías cercanas hay mariachis y tríos, pero también existen muchos talleres mecánicos.

Mientras caminaba por la zona varios hombres me dijeron de cosas unas lindas otras sucias pero lo importante es que no pase desapercibida para ellos lo único que lograron fue que me calentará aún más.

Seguí caminando por la zona y decidí cambiar de ruta metiéndome por una calle que está pasando un puente, cuando pasaba por un taller vi a un hombre el cual supuse era el velador miré para todos lados a ver si alguien me veía y me acerqué a la cerca que servía como puerta.

No hubo necesidad de hablarle el sonido de mis zapatillas hicieron que él volteara y se encaminara hacia el portón.

Cuando llegó me dijo, qué andas haciendo por aquí tan solita morenita.

Ando dando la vuelta y buscando un lugarcito donde paras un rato rico y agradable le respondí.

Abrió la reja y me hizo seña de que entrara al patio principal donde estaban muchos carros y camionetas esperando su servicio por los mecánicos que ahí trabajan, pero ya para esa hora no estaban o por lo menos eso creía yo.

Yo me imagino que eran como las doce y media de la noche cuando entre al taller, me dijo que me veía muy bonita con el vestido que llevaba y que me lucían muy lindas las piernas con las medias nuevas que estaba estrenando.

Se me acercó y metió su mano grande y gorda por debajo de mi faldita palpando la terminación de mi pierna y la comisura de mi nalga, luego me dio unas palmaditas en mi nalga y me dijo estas bien rica morena ¿cómo te llamas chiquilla?

Lupita le dije con mi voz tierna y de putita golosita.

Lupita mira que se ve que andas bien caliente ¿verdad chiquilla? Me dijo y pregunto.

Si, conteste con un pequeño gemidito que me salió por la calentura que me cargaba en ese momento, lo que yo quería es que me llevara y me cogiera como una bestia este hombre de unos cincuenta y ocho años gordo y con una playera grasienta y unos pantalones de mezclilla sucios.

Me estuvo manoseando un buen rato el trasero y calentándome hasta más no poder, pero no pasaba de ello, hasta pensé en retirarme del taller y buscar e otro lugar.

De pronto salió de un costado del taller un hombre de unos cuarenta y ocho años grande, pero con barriga amplia de tez morena y una camisa a cuadros de manga corta por el calor y pantalones de vestir y zapatos igualmente de vestir.

Se acercó a nosotros y el velador le dijo, mira carnal lo que me encontré caminando aquí en la banqueta, pero mientras le decía esto mantenía su mano tanteando mi trasero por debajo del vestido.

Me tomo de la mano y levantando la falda del vestido me hizo girar sobre mi propio eje despacito para que el otro pudiera ver la mercancía que se le estaba ofreciendo.

No está nada mal la morena dijo el recién llegado, gracias le dije con una sonrisa.

Se acercó y metiendo la mano por debajo de la falda palpo y apretó una de mis nalgas, pero mira nada más si ya viene servido el plato le dijo al velador, hasta se me antoja comérmela ahí en el carro que esta atrás de la camioneta para que no vayan avernos.

Pues tú dices si te la llevas carnal le dijo el velador con una sonrisa amplia como si hubiera logrado la venta de su vida.

Me tomo de la mano y me dijo al oído ven morenita te voy a quitar esa calentura que se ve que traes y dándome un beso en la mejilla me llevo hacía la parte de atrás del taller perdiéndonos entre los carros.

Vi de lejos como el velador cerro la cerca con candado y se fue a meter a una cabina que le servía como resguardo por las noches.

Me llevo mi hombre junto a un carro blanco y sin dejar de palpar mis nalgas me empezó a besar el cuello, los hombros, las mejillas y por fin la boca donde se encontraron de forma inmediata nuestras lenguas sedientas del néctar de nuestras salivas.

No dejaba de acariciarme levantando la falda de mi vestido con uno de sus dedos recorrió la línea que divide mi par de nalgas morenas.

Estas hecha una ricura morenita linda, me dijo entre jadeos por la excitación que tenía yo gemía al sentir sus manos recorrer mi espalda, mis caderas y mis nalgas.

Ven aquí chiquita me dijo tomándome de la mano y se metió al un taxi que estaba en reparación tenía el número 10 puesto en sus laterales, este lo entregamos mañana pero ahorita será nuestro nido de amor mamacita rica me dijo.

Se metió por el lado del copiloto y se acomodo casi sobre el asiento del chofer me costo trabajo también entrar, pero me acomode de tal manera que me quedaba su bulto a la altura de mi cara.

Aproveche el momento y sin esperar mas baje el cierre de su pantalón y busque con ansias liberar de adentro de la trusa esa verga que se marcaba prominentemente en su pantalón.

Cuando la pude sostener con mi mano la sentí dura, caliente, palpitante y algo gruesa.

La pude liberar y vi como salto como resorte frente a mi carita de putita asombrada por sus dimensiones, en verdad era una verga grande de unos 25 centímetros, tenía como cabeza un verdadero champiñón cabezón y sus venas bien marcadas era de un color moreno obscuro sus huevos rasurados y limpios eran enormes me imaginé que estarían bien cargados de rico semen caliente y espeso.

Me acomodé y le di una profunda y larga lamida a esa cabezota que ya tenía su liquido preseminal en abundancia y listo para ser degustado por mí.

Esa vergota la recorrí con sumo cuidado y placer quería que se me quedará grabado ese momento en mi mente recorriendo y oliendo esa verga desde los huevos hasta la punta donde se encontraba tremendo champiñón.

Trate de metérmela a la boca y fue con algo de esfuerzo que lo logre la chupaba con intensidad en verdad la quería devorar toda con mi boquita, él resoplaba del placer que le producía mi boca mamadora.

Me quito mi chupón para acabar de quitarse el pantalón y la trusa pude entonces ver su panza regordeta y medio peluda, pero me éxito más, lo bese en la boca y le dije esta noche me entregare a ti de manera plena mi amor.

Nos volvimos a besar en la boca confundiéndose nuestras lenguas juguetonas, sus manos lograron subir mi vestido a tal grado que tuve que terminar por quitármelo y quedar solo en sostén tanga y medias con zapatillas.

Pronto el sostén salió volando igual que la tanga y entonces me quede en medias y zapatillas, no paraba de manosearme por todas partes era riquísimo sentir sus manos grandes repasar mi cuerpo y apretujar mis nalgas cuando podía.

Me acomodé y tomando en mis manitas su preciosa vergota me la metí a la boca, se la empecé a chupar dedicando a cada chupada toda la pasión que mi calentura de todo el día me había guardado, se la lamí como yo creo nadie lo había hecho pues gemía y bufaba en cada repasada que daba yo a su vergota.

Le dedique a ese par de huevos una maravillosa mamada preparándolos para que en su momento se pudieran vaciar de esa carga deliciosa que guardaban para mi ese néctar de semen espeso y caliente que me depositaria en mis entrañas golosas.

Después de estar mamando verga por espacio de quince o veinte minutos saboreando cada centímetro de ese rico tronco duro y palpitante me pidió que me acomodara para ensartarme yo solita su tremenda verga.

Él se sentó en el asiento del piloto haciendo hacia atrás todo lo que se pudo el asiento entonces yo me acomode dándole la espalda porque él quería ver como se me iba incrustando su verga en mi culo y disfrutar del espectáculo de ver mi ano palpitante devorar cada centímetro de su vergota cabezona.

Me la fui introduciendo lentamente por dos razones la primera la tenía enorme y me dolió que mi ano se dilatara tanto para tragarse la cabezota y segundo quería que tanto él como disfrutáramos viendo como se iba metiendo poco a poquito esa maravillosa vergota para inundar el total de mis entrañas.

Cuando por fin la tuve toda a dentro empecé a cabalgarlo primero lentamente luego él me tomó de las caderas y me marco el ritmo al que debía darme de sentones sobre su verga dura y bien parada.

El vestido lo tenía enrollado a la altura de la cintura y de la parte de arriba ya me había bajado las mangas cortas y quitado el sostén así que él tenía la libertad de acariciar mis pezones duros y sensibles a sus manos grandes.

Estuve cabalgándolo un muy buen rato la verdad resistió para no venirse con mis sentones y movimientos de cadera para poder sentirlo hasta el fondo los hacía con toda pasión.

Luego me pidió que me bajara de él, salió dándole vuelta al taxi y abriendo la puertezuela de atrás me tomo de la mano y me acomodo de manera que quede recargada sobre el asiento con los brazos y mi culo disponible para él.

Me puso la cabezota de su verga en la entrada de mi culo y de un solo empujón me la metió toda hasta pegar su pelvis a mis nalgas.

Empezó a serruchar de una manera maravillosa me la metía hasta el fondo y la sacaba casi toda, pero no era así, sino que la empujaba con fuerza haciendo que yo gimiera como toda una puta en celo.

De pronto llego el velador que salió quién sabe de dónde y mirándonos sólo dijo “hay compa, pero si la tienes bien abotonada a la sabrosa esta” se rio y se fue el muy canijo.

Él no dijo nada siguió dándome una culeada fantástica, me daba de vez en cuando alguna rica nalgada que me hacía respingar y parar más el trasero, acariciaba y apretujaba mis nalgas a su entero placer.

Acariciaba mis nalgas y bufaba como toro mientras me hacía suya.

Acabe en cuatro patas como perra dentro del coche recibiendo mi rica porción de verga gemía yo como toda una zorrita en celo y sabía que pronto mi macho me llenaría mis entrañas de su rico y caliente semen.

Me saco su verga bien dura y parada de mi culo y me pidió que me recostara en el asiento poniendo mis zapatillas sobre el techo así lo hice me jalo hacia él volvió a acomodar su verga en la entrada de mi ano ya dilatado por tanto mete saca de su enorme garrote y me la dejo ir sin ninguna dificultad metiéndose hasta sentirla llegar mi ombligo.

Puso mis piernas sobre sus hombros y me dio una cogida maravillosa a un ritmo pervertido lujurioso y profundo.

Esta riquísima piche morenita te voy a preñar y serás mi puta cada ves que yo quiera me decía eso y muchas cosas más que me hacían sentir muy putita y deseada.

Después de un buen rato acelero el ritmo con golpeteo más fuerte y se tenso bufando como si se le saliera el alma y empezó a botar los ricos borbotes de semen caliente en lo más profundo de mis entrañas.

Ambos gemimos de placer su verga palpitaba de una manera tan especial botando sus últimos chorros de leche. Cuando me la saco aun se movía como si tuviera vida propia rápido me incorporé y me la metí en la boca para limpiársela y degustar los últimos restos de mecos que aún salían de su vergota.

Sentí como de mi ano muy dilatado salía un hilito de semen, pero aprete lo más que pude mis nalgas para que no se salieran los grandes chorros de mecos que este macho había depositado con tanto placer dentro mío.

Cuando terminamos nos vestimos y me acompaño hasta la cerca de entrada dándome un beso en la boca tan dulce y tierno, su mano reposaba en mi nalga acariciándola y apretándola con lujuria.

Eres mía morenita cuídame ese culito y cunado quieras vienes a verme para darte una culeada como la de hoy mamacita.

Si mi amor le respondí y regresé a mi departamento contenta con mis piernas vestidas por mis medias nuevas y con semen escurriendo de mi ano abierto y dilatado por tan grandiosa cogida en el taxi número 10 donde estuvo de 10 nuestra cogida de una noche calurosa y sensual.

Espero les haya gustado y me escriban comentándome todo lo que quieran besos siempre suya Lupe.