En el Taxi...
Es lo único que recordé cuando desperté en la cama de un motel, traté de levantarme lo más rápido y silencioso que pude, sacando mi ropa por todas partes y me fui sin decir nada
El mes había resultado muy productivo, las ganancias de este mes habían sido espectaculares y fue demostrado en las liquidaciones de pago Nos pusimos de acuerdo en salir a tomar unos tragos para festejar los nuevos clientes que nos habían dejado aquellas gratificaciones, además nos merecíamos un relajo no era una ocasión cualquiera, ya que nos reunimos casi todos en el mejor bar de la ciudad.
Rodeando una gran mesa los tragos aparecían y aparecían, todo era genial menos el jefe de personal que de tanto jotearme, parecía un buitre esperando que este cuerpito cayera en sus garras por el alcohol. Ya aburrida de tanta saliva que me saltaba me fui a la barra y así fumar un cigarrillo tranquilita.
Me senté tranquilamente encendiendo un puchito y pidiéndole un tequilita al barman; no me había dado cuenta que a mi lado se encontraba un tipo, recibí mi traguito y de un sorbo, lo acabé.
-¡Mujer, que valiente eres! Te mandas un tequila grandote sin sal ni limón me dice sonriendo aquél hombre, mientras empezaba a encender un cigarrillo.
-Ok, ok chuparé el limoncito y la sal, preferiría sacarla de otra parte le dije chupando el limón de una forma casi desnudándolo con la mirada y observando su cuello ya los traguitos me tenían bien calentona.
Por cada palabra que salía de mi boca iba una mirada hacia él casi lasciva, como si quisiera que mis letras hicieran eco en sus poros, que sintiera el calor que tenía mi cuerpo por el tequila y por la misma sangre mixta que corría por mis venas
En ese momento no importaba de donde yo venía o para donde iba, que cual sería mi destino en la vida...realmente sólo me dejaba llevar por la bestia que me aflora a veces en ciertas partes de mi cuerpo hasta la inteligencia tramaba en contra de mi pudor
-Claudio, mi nombre es Claudio_ me dijo mientras le daba un fuerte apretón al cigarrillo con los labios.
-Ok, tu nombre es Claudio mucho gusto Claudio_ le dije con una sonrisa que casi gritaba lo caliente que me tenía aquella situación en donde las miradas eran la clave para detonar cualquier guerra que se pudiese transformar la noche
-No me entendiste mi nombre es Claudio y el mío es?...- me dijo con una sonrisa bien pícara que hizo eco en mi calzón
-Monserrat mi nombre es Monserrat_ le dije mientras pasaba mi dedo medio por el vaso y luego me lo llevaba a la boca sin dejar de mirarlo
Nuestros cuerpos daban señales que hasta la misma mafia rusa desde Europa hubiese podido detectar parecíamos dos animales moviendo nuestras alas, mostrando nuestros mejores colores para seducir
Seguimos platicando, riendo y bebiendo, no se como de pronto estábamos en su auto besándonos descontroladamente. Sus besos me tenían a mil y sólo quería comerlo de todas las formas posibles, su mirada me quemaba y sus manos juntos a las mías ayudaron para que nos uniéramos Sin demorar más me levanté la falda, le saqué la dura verga del pantalón, me monté, él abrió mi culito corriendo mi tanguita y me embutió todo su pedazo de carne dura en mi zorrita jugosa soltando un gemido enorme exquisito.
Es lo único que recordé cuando desperté en la cama de un motel, traté de levantarme lo más rápido y silencioso que pude, sacando mi ropa por todas partes y me fui sin decir nada.
De él no supe nada más, sólo a veces recordaba aquella exquisita sensación cuando su pene atravesaba mi conchita que ardía, me mojaba con sólo recordar aquél momento, me daba cuenta que estaba trabajando y que era harto lo que me restaba por hacer, daba un suspiro profundo y continuaba con mi labor dejando atrás cualquier indicio de calentura o sed por aquél desconocido.
Ya habían pasado varios meses de aquella salida de celebración y antes que terminara la jornada, las chicas se asoman a la puerta de mi oficina, invitándome a unos tranquilizantes en el bar a la salida sonreí y acepté.
Llegamos al barcito de siempre, nuestro punto de encuentro para descargar los malos ratos del trabajo con unos exquisitos tragos y además reírnos de las malas pasadas que ocurren en un lugar donde trabajan muchas personas. Nos reímos de todo y de nada a la vez; todo estaba bien, pero sentía que alguien me miraba desde hace rato, no quería mirar, me sentía cohibida e incómoda y me excusé para ir al baño.
Casi al llegar se me cruzó un hombre y ya casi chocando con él lo vi.
-Mujer, mujer tanto tiempo y te encuentro aquí ¿Cómo estás, qué ha sido de ti?...me dice con una sonrisa encantadora y sus ojos penetrantes.
-Qué sorpresa encontrarte pero necesito ir al tocador le dije casi escapando, ya que si seguía sintiendo el fuego de su presencia, hubiese ocupado el baño para lo que le dije "un tocador"
No quería salir del baño, me sentía nerviosa y más, ya que al verlo recordaba cada vez más fuerte cuando lo sentía dentro de mi, cuando nuestros sexos se unían con desesperación por el deseo que sentíamos. Mojé mi cabello y mi cara, respiré profundo para salir de ahí no podía quedarme toda la noche en el baño y además llegaba la hora de irnos.
Al salir, ahí estaba sentado en la barra esperando por mí y al verlo con mi cartera me di cuenta que las chicas ya me habían abandonado el barcito no era tan grande y se podía distinguir a simple vista, quienes estaban y quienes no.
-¿Qué haces con mi bolsa? Le dije un poco extrañada, pero a la vez confusa.
-Bueno, una de tus amigas empezó a buscarte ya que era tarde y se tenían que ir, les dije que estabas en el baño, me contó que ya se iban y les dije que yo te llevaba a casa; no creo que te enojes preciosa me dijo enojarme con esa miradita que me dio nunca!!! me invitó a sentarme a su lado donde me esperaba un tequilita.
-Eres travieso, pero gracias por cuidar de mis cosas le dije sentándome a su lado nerviosa y él muy amable quitó de mis ojos el cabello mojado.
Empezamos a platicar y a beber muy entretenidos, todo era genial, él era encantador y tenía un fuego exquisito que le brotaba de sus ojos.
-Sabes mujer? No he podido dejar de pensar en ti; fue algo tan de prisa que me ha llevado a pensar muchas veces que fue una visión, que por obsequio me dejó sentir él hablaba y yo miraba el movimiento de sus labios escuchándolo.
-Claro! Eso se lo debes decir a todas sonreí. Pero sabes que yo tampoco te he olvidado, recuerdo las sensaciones que nos llevaron a ese instante le dije cerrando mis ojos. Él me dijo que también eso se lo decía a todos y reímos.
Con su mano me agarró el mentón y sus labios se posaron el los míos suavemente, abrí los ojos y él hundiendo su mano en mi cabello mojado acercó nuevamente su boca y comenzamos a besarnos sin preocuparnos de nadie, los besos fueron cada vez más apasionados no podíamos parar.
-Vayámonos de aquí, este lugar está muy concurrido y quiero sentir algo más que tu boca fueron las únicas palabras que salieron de mi boca.
-¡Hay perrita! Si no lo decías tú ahora, te iba a raptar. Quiero probar tu cuerpo lentamente, deseo lamer cada poro de tu cuerpo esas palabras en mi oído, fueron un detonante en mi sexo y le tomé de la mano casi arrastrándolo.
Salimos del bar y en la calle los besos siguieron, sus manos apretaban mi cuerpo hacia él; levantó su manos llamando un taxi, le dijo el lugar y dentro del auto seguimos acariciándonos desesperadamente.
Era un fuego que nos tenía embriagados. Quería volver a sentirlo en mi cuerpo, disfrutar de su fuerza y mis manos ya no tuvieron pudor de acariciar su verga encima del pantalón, recibiendo sus pequeños y quejiditos gemidos que callaba con mi boca al besarlo. Le acariciaba el pene y se lo apretaba mientras le succionaba su lengua como si fuera su pico; él acariciaba mi pierna que estaba encima se la suya, cada vez sus caricias eran más arriba y de pronto sentí que corrió mi tanguita penetrando mi zorrita con sus dedos, apreté sus dedos con mi hoguera y mi gemido fue callado con su beso exquisito.
Ya no pudimos esperar más y le dijo al taxista que estacionara en algún lugar más privado, saliera del auto y que sería bien recompensado. Este hombre se dio cuenta de lo que queríamos y en una cancha solitaria estacionó, salió del auto sin decir nada.
Aún con sus dedos en mi conchita, empezó a masturbarme mientras sus besos en mi cuello y labios me tenían casi en el éxtasis; sacó sus dedos, los lamió y me besó para que ambos lamiéramos mis jugos.
-Rico mujer!...que sabor tan exquisito tienes, eres deliciosa me decía mientras se quitaba la chaqueta.
-Quiero sentirte papacito, he recordado todo este tiempo cuando te comía con mi conchita, no he podido sacarte de mí le dije mientras me desabrochaba la blusa y él me agarraba de las caderas dejándome recostada en el asiento del taxi.
Se levantó y echó para adelante el asiento del copiloto, con sus manos me dejó caer en el y atrajo hacia él mis piernas, fue levantando mi falda hasta la cintura dándome besos en mi abdomen los cuales hacían que me embriagara de sensaciones más exquisitas que las cosquillas, pero eran algo delicioso Fue bajando y con su lengua empezó a recorrer mi tanga que ya estaba mojada de tanta pleitesía que me otorgaba
Mis piernas las puso a un lado para ir lamiendo la parte de adentro con una suavidad que me llenaba de escalofríos, con unos besitos cortitos acompañados de su lengua trémula sentía que me iba a desfallecer. Con sus dedos corrió la tanga para llegar con su carnuda lengua hasta mi botón que estaba erecto de desesperación y lo succionó suavemente; con sus manos fue quitándome el calzón sin dejar de mirarme con una furia caliente que hasta me daba miedo, pero su dulce boca con sabor a mi concha me calmaba al tocar mis labios sellándolos con dulzura
Ahí estaba mi hoguera dispuesta para él y no demoró en hacer presencia lamiendo desde mi culo hasta la zorrita que estaba casi tiritando de lo sabroso que sentía, mis gemidos suaves y silenciosos eran casi ahogantes, su boca se movía de una manera casi indescriptible, pero a la vez era tal cual me gustaba, me besaba de una manera ya conocida por mis sueños, me lamía demostrando que lo que comía era de él y así parecía, ya que mi concha no dejaba de darle las gracias con cada gemido de mi boca
Sus dedos empezaron a buscar mi hoyito y con su boca lubricaba para poder entrar en mi, cosa que no hacía falta ya que estaba casi estilando para él era un espectáculo delicioso y casi delirante, era un besador impresionante y yo estaba entregada a él
Me tomó las piernas y las levantó para dejarme de lado en el respaldo del asiento donde mordía mi culo suavemente sacó de su pantalón su verga dura y la puso en mi boca para que la chupara
-Chupa mujer_ me dijo casi suplicando
Abrí mi boca y mojé mis labios con la lengua, me acerqué para que me metiera ese pedazo de carne dura en mi garganta y así fue sentí como chocaba con mis amígdalas, empujó un poco y lo sacó para metérmelo en la zorrita era delicioso como veía que se hacía camino en mi concha jugosa y apretadita, nuestros gemidos se encontraron cuando chocaron sus huevos en mi culo entraba y salía, adentro y afuera eran los movimientos más estallantes que adoraba en ese momento ahhh era delicioso como se mordía los labios al ver mi cara demostrando mi calentura, mi hambre por él y no lo podía ocultar, ya que me mordía los labios de desesperación para que me volviera a clavar su palo
-Métemelo rico, hasta más no puedas por favor clávame y entiérrame tu verga por favor no pares_ le suplicaba deseosa, quería que me diera hasta el cansancio
No nos importaba si alguien nos escuchara, cosa que sería difícil, ya que estábamos en un lugar alejado y sólo el taxista estaba cerca
Me fue dando vueltas lentamente sin sacar su pene de dentro de mi concha y poder quedar en cuatro, era algo tan delicioso poder sentir en mi chochito la verga que hace tanto tiempo quería volver a sentir me clavaba tan profundo que mis quejidos casi no salían y mi boca gemía cual animal en celo hambriento de pico y leche
Me jaló del cabello como si fueran sus riendas sin dejar de penetrarme con fuerza y profundo, mis manos se fueron hasta mi clítoris para masajearlo y así poder sentir más profundo, delicioso y así fue ya no podía contenerme ahhh mi orgasmo fue tan fuerte que casi me desmayo pero no pude, ya que su pico me sujetaba a este mundo. Acercó su boca a mi oreja y me decía que le encantaba como gemía y acababa
-Quiero acabar en tu culo perrita_ me dijo en voz de orden y súplica eran palabras que me costaba dilucidar
-Dame tu leche, no importa donde sólo la quiero en mi
No fue más y sentí como me embutía su pene lentamente y sus dedos acariciaban mi clítoris entraba y ardía cada vez más hasta que sonó algo y chocó con mis entrañas. Sus gemidos se volvieron más fuertes y su palo lo sentía duro dentro de mi; era un ardor que se volvió placer y mi cuerpo empezó a bailar al ritmo de su placer yo me agarraba de sus piernas para que me clavara más y más su verga en mi culo era una puta clavada y me sentía feliz de serlo era una puta sedienta de leche que ofrecía sus entrañas como recibidor
-Sólo dame tu pico, clávame hasta el fondo_ que delicioso sentía como me hacia m erda las entrañas con su verga pero quería más y más
Me agarró de las greñas y me acercó a su boca, empezó a besarme de una manera indescriptible y siento como algo caliente llenaba mi culo era fascinante como me besaba entrecortadamente por sus quejidos
Se echó para atrás para descansar y yo metí mis dedos en el culo para probar su leche mientras él me miraba como lamía luego mis manos
-Puta eres una deliciosa puta
-Lo soy porque quiero_ le dije lamiendo mis dedos con leche que sacaba de mi culo
-Por eso me gustas mucho más puta puta deliciosa puta caliente y mía
De pronto sentimos unos gemidos afuera y nos reímos con nosotros para todos alcanza le dije dándole un beso y sonriendo
Llamamos al taxista y le pedimos que nos dejara en un hotel había que terminar bien la noche para que se convierta en una noche inolvidable
Esta fue una historia real