En el subterraneo

Me gusta ver como tocan a mi esposa en el metro.

Tengo 3 años de casado con una mujer muy sensual, el sexo siempre ha sido nuestra obsesión y hemos hecho ya algunos intercambios y algunas orgías. Recuerdo que un día mientras leíamos una historia en una revista swinger, encontramos un relato de un hombre que platicaba que a su mujer le gustaba subirse al metro para que la tocaran, la historia nos excitó mucho. Mi esposa recordó que cuando era estudiante abordaba el metro en una estación que a esa hora siempre estaba a tope, no le quedaba otra que abordarlo, en ese tiempo a ella le disgustaba pero no tenía otro remedio que aceptarlo, a veces se atrevían a meter la mano por debajo de la falda justo antes de que ella se bajara. Pero esta historía la había calentado mucho y me comentó que le gustaría que la tocaran de nuevo pero ahora lo disfrutaría.

La siguiente semana cuando yo me iba al trabajo ella se dio a la tarea de averiguar cuales estaciones estaban más llenas y a que hora. En México separan a los hombres y a las mujeres en vagones diferentes para evitar el manoseo; los hombres no pueden subir en los vagones de mujeres pero ellas si pueden abordar los vagones de hombre. Ella se metía en los vagones de hombres más llenos con ropa provocativa y casi siempre alguien se colocaba detrás de ella para tocarla o para pegar su pene contra sus nalgas, por la noche ella me contaba lo que había hecho y yo me calentaba al máximo. Me platicó una vez que un joven le había metido la mano por debajo de la falda y se había atrevido a meterle un dedo, me enseño su pantaleta manchada con sus jugos ya secos, pero se alcanzaba a apreciar que ella de verdad lo había disfrutado. Me dijo que quería que yo viera las cosas que le hacían.

Yo solo podía acompañarla los fines de semana, pero los sábados y domingos el metro no se llena tanto. Entonces decidí tomar un día de mis vacaciones y salimos temprano para abordar el vagón de hombres desde la terminal ya que más adelante era prácticamente imposible subirse, Me coloqué junto a ella para observar lo que hacía el que se pusiera detrás de ella, como era el vagón de hombres estaba rodeada por todos lados. Atrás estaba un hombre de unos 40 años que le acomodo la verga entre las nalgas de inmediato, ponía cara de que nada pasaba, mi esposa le frotaba el pene con las nalgas pero el nunca se atrevió a meterle mano, lo más seguro es que se cohibió al ver que yo estaba atento de lo que pasaba, el se tuvo que bajar a empujones y otro de inmediato tomó su lugar. Yo opté por mirar hacía otro lado para dejarlo actuar, después de dos estaciones volteé para ver lo que ocurría y su mano estaba sobando el culo de mi esposa por encima de la falda, pero al darse cuenta de que lo estaba viendo de inmediato quitó la mano. Lo intentamos de nuevo regresando a la terminal pero siempre pasaba algo similar. En casa me contó que algunos se atrevieron a acariciarle las piernas y a subir la mano poco a poco, pero cuando yo los miraba ellos se apartaban. Sobra decir que yo estaba muy excitado y terminamos cogiendo como locos.

Como yo seguía obsesionado con ver como la tocaban decidimos ir a lo seguro y pusimos un anuncio en una revista swinger, el anuncio tenía una foto del culo de mi esposa vestida con una mini pegad de cuadros blancos con negro, ella se esta subiendo la falda y muestra su rico culo y sus medias con liguero negros , mencionamos la estación del metro donde estaríamos, la hora y las fechas. Comenté que a mi esposa le gustaría ser tocada por un hombre mientras yo miraba. Ella iría vestida con la misma minifalda de la foto y una chamarra de piel negra. De nuevo pedí unos días de vacaciones y el lunes llegamos a las 7:00 am a la estación, esperamos a que dieran las 7:30 para abordar, cerca de nosotros habían tres hombres que se notaba habían leído el anuncio, porque miraban a todos lados como buscando, permanecían a la expectativa. A las 7:30 nos fuimos acercando a la puerta, y estos hombres (bastante feos por cierto) de inmediato se colocaron cerca de nosotros. Mientras llegaba el siguiente tren uno de ellos me preguntó que si yo había puesto un anuncio en una revista y yo asentí con la cabeza, luego me preguntó si el podía participar y le dije que si, los otros dos escucharon, y me dijeron que ellos también habían leído el anuncio y también querían participar, les dije que estaba bien.

Se colocaron justo detrás de mi esposa y uno de ellos le pego el pene en las nalgas, yo le hice una señal de que esperara un poco y el se calmo. Intentamos entrar en el siguiente tren pero no lo logramos por la cantidad de personas, los tres se colocaron lo más cerca que pudieron de mi esposa para entrar detrás de ella, cuando llegó el siguiente tren ya estábamos frente a la puerta entonces mi esposa se colocó al fondo del vagón, yo me puse a un lado de ella y los tres hombres la rodearon de tal forma que estaba en medio de nosotros, mi pene no podía estar mas duro y mi esposa lo sentía pegado a su costado, casi de inmediato le pusieron las manos en las nalgas, la tocaban descaradamente podía ver como le acariciaban el culo, ella paso su mano para atrás para sobarle el pene a uno de ellos, fue exquisito, su mano se movía por encima de su pantalón, con la otra mano le sobaba la verga al de enfrente, uno de ellos se animó a meter la mano por debajo de la falda, era tan evidente que su falda se le subió, desde donde yo estaba se podía ver donde terminaba su media y empezaba su piel, además ellos se apartaban de ella, para dejarme ver mejor el show, sabían que si les daba permiso de tocar ellos debían dejarme ver lo que hacían.

Luego pude ver su pantaleta blanca, de hecho otros hombre se dieron cuenta y también intentaban ver lo que pasaba, no eran nada discretos pero mi esposa nunca puso ninguna objeción, se notaba que lo que le hacían la tenía bien caliente, por el movimiento de su mano se apreciaba que uno de ellos le metía y sacaba los dedos de la vagina, ella solo se mordía los labios y seguía masturbando el pene de los extraños, nunca había visto que algo así pasara en el metro, como no alcanzaba a ver todo lo que le hacían a mi esposa, metí la mano para tocarle la vagina pero no pude llegar, el de atrás tenia sus manos en las nalgas de mi esposa acariciando sus pantaletas, entonces el de atrás quitó sus manos y pude tocar la vagina de mi esposa, estaba muy mojada y dilatada le pude meter tres dedos, ella se movía como si mi mano la estuviera cogiendo, también me di cuenta de que el de adelante le estaba tocando el clítoris y de vez en cuando metía un dedo en la vagina de mi esposa, es decir que de vez en vez le entraban cuatro dedos al mismo tiempo y con mucha facilidad, retiré mis manos para darle oportunidad al tipo de atrás, el del otro lado solo se limitaba a manosearle el muslo y a frotarle el pene en la pierna.

Apenas habíamos recorrido dos estaciones, el tren viajaba muy lento y se detenía varios minutos en cada estación, el de enfrente intentó tocarle los senos y ella no se dejo, yo creo que le daba pena de que otros se dieran cuenta, lo que ella no sabía es que era evidente la manoseada que le estábamos dando.

Cuando volví a mirar abajo noté que mi esposa ya no traía puestas sus pantaletas, sus nalgas estaban expuestas y su falda entorno a su cintura De repente mi esposa puso cara de asustada y se me acerco y me dijo al oído que le de atrás le estaba intentando meter el pene, me dijo que si se dejaba pero que me asegurara de que se pusiera codón. Yo nunca me di cuenta en que momento se había sacado la verga, de inmediato le dije al tipo que si quería se la metiera pero con condón, saque uno de la bolsa del pantalón y se lo di, con dificultad se lo puso y luego se la dejo ir a mi esposa, mi esposa cerro los ojos y su cara reflejaba el placer que estaba sintiendo, ya varios hombres a nuestro alrededor se habían percatado de lo que este hombre le hacía a mi mujer y fue entonces cuando comenzaron a empujar para tratar de tocarla, tenía manos en todo el cuerpo, entonces nos asustamos y tratamos de llegar a la puerta, era difícil, porque el de atrás la seguía sujetando por las caderas y seguía cogiéndosela, como pude lo separé y los tres hombres poco a poco nos ayudaron a movernos hacía la salida, pudé ver como todo el que estuvo cerca de ella le metió la mano por donde pudo, en la siguiente estación logramos salir yo le puse mi chamarra encima para cubrirla ya que su falda estaba rota, la blusa estaba rota también y su brassier estaba expuesto, la gente se nos quedaba viendo, ya que aún estando afuera varios hombres nos seguían como moscas, de nuevo los tres hombres nos ayudaron a salir y uno de ellos nos dijo que si no queríamos ir a un hotel con el, les inventamos que ese día no podíamos y les dimos un teléfono falso para quitarnos los de encima.

Tomamos un taxi directo a la casa, nos fuimos directo a la cama, ella estaba muy caliente, a pesar del susto que pasamos al final a ella le había calentado mucho la experiencia, y comenzamos a recordar lo ocurrido, ella me platicó lo que yo no había podido ver, me dijo que incluso antes de entrar al vagón ya le estaban tocando las nalgas, cuando el metro se lleno los cuatro la rodeamos y ella por su parte le comenzó a tocar el pene al señor de enfrente, de inmediato sintió como el de atrás le manoseaba las nalgas ella se prendió de inmediato, primero la toco por encima de la falda luego bajó sus manos para tocar sus medias y las fue subiendo poco a poco, de repente llego a la altura donde sus medias terminaban y ahí la toco por un rato sintiendo el cambio de texturas. Luego metió su mano para tocar su pantaleta. La estimuló por rato por fuera de la pantaleta y luego le metió un dedo y luego otro, ella le pudo bajar el cierre al señor de enfrente y le metió la mano dentro del pantalón y lo masturbo por un rato , el señor de enfrente también intentó meterle los dedos pero ya estaba ocupado el lugar así que se limitó a tocarle el clítoris y de vez en cuando le metía un dedo junto a los dedos del de atrás. El señor de adelante no tardó mucho en venirse en su mano. Ella me dijo que nunca se dio cuenta cuando yo le metí los dedos ella pensaba que todo el tiempo lo había hecho el señor de atrás, y también me dijo que la excitó mucho que se la cogieran en esas circunstancias, todo el tiempo sintió algo de miedo pero eso lo hacía más excitante. No pudo tener ningún orgasmo pero se excitó como nunca.

Traté de convencerla de regresar al siguiente día pero a ella le dio miedo, espero que esta experiencia se repita, ya les contaré como resulta.