En El Spa Con Mamá

Carlos y su madre Natalia, viven un apasionado romance un fin de semana de escapada a un hotel rural con spa.

Era Nochebuena, mi madre Natalia y yo habíamos ido a cenar a casa de mi hermana Marta, ya que vivimos solos, hace quince años mis padres se divorciaron y hace diez, mi hermana se caso con Raúl. Por cierto mi nombre es Carlos, en casa de Marta también estaban mis "sobris" que son mi debilidad, y Luis y Rosa, los padres de mi cuñado, que también celebraban la Nochebuena con nosotros.

Habíamos cenado, yo me encontraba montando unos juguetes con mi sobrino Sergio de 7 añitos, que les había dejado Papá Noel, mientras la pequeña Miriam de 3, ya se había dormido. Los demás hablaban de la loteria de Navidad. Rosa, la suegra de mi hermana se quejaba de lo mucho que juega Luis y que luego no les toca nada.

-Pues yo Rosa, casi no juego, y me ha tocado el reintegro de un décimo, y además, una papeleta que llevaba de una rifa del viaje de fin de curso de la nieta de una vecina, y la numeración ha coincidido con el "Gordo". Y el premio es un  fin de semana en un hotel rural con spa para dos persona

. (Dijo mi madre).

-Anda mamá que chulada, ¿y con qué amiga vas a ir? (Preguntó mi hermana)

-¿Amigas? Si me llevo a alguna, las demás se enfadarán. Marta hija, había pensado que os fuerais Raúl y tú, me podeis dejar a los niños, o si no a tus suegros.

-No mamá, te ha tocado a ti, y quiero que lo disfrures tú, que nunca te das ningún capricho, ¿por qué no vas con Carlos?

-Anda pues es verdad, Carlos hijo, ¿quieres que vayamos los dos?

-Vale mamá, pero el finde de San Valentin no, que estará lleno de parejas y me da vergüenza. (Cuando contesté esto, todos se empezaron a reir)

-Anda pues podíamos pasar por pareja perfectamente. (Mi madre dijo esto riendo y todos nos reimos con ella).

Planeamos el viaje para el primer fin de semana de abril, y aquí estábamos. El hotel era un palacete del siglo XVI, en un pequeño pueblo de la sierra de Guadarrama, y para mi sorpresa era bastante grande, y además las vistas eran preciosas, rodeado de jardines, arroyos y las cimas nevadas de la sierra al fondo.

Llegamos a última hora de la tarde del viernes, dejamos el equipaje en la habitación, y vimos que esta tenía una cama enorme de matrimonio.

-Carlos hijo, ¿no te importará que durmamos juntos?

-No mamá, a mi no me importa lo mas mínimo.

-¿De verdad?, si quieres bajamos a recepción y pedimos una habitación con dos camas.

-Que no mamá de verdad que no me importa, me da casi mas vergüenza pedir el cambio de habitación, que dormir contigo.

-Está bien, entonces no se hable más. Vamos a cenar.

Terminamos de cenar, y para mi sorpresa el hotel también contaba con algo de animación, a pesar de ser un hotel rural y con spa, mas destinado al relax. Tomamos un café en un salón y jugamos un ratito al bingo. Cuando nos cansamos de que no nos tocara nada, nos subimos a dormir. Mi madre se puso un camisón azul celeste, no era muy erótico la verdad, y yo me acosté con mis calzoncillos boxer como hacía siempre.

El sábado nos levantamos temprano.

-Carlos hijo, ¿has dormido bién?

-Si mamá, la cama es muy amplia y el colchón muy cómodo la verdad.

-Muy bien hijo, hoy tenemos masaje relajante y tiempo libre por la mañana y circuito de spa por la tarde. Asi que si quieres vamos a desayunar, para que nos pongan las pilas cuanto antes.

-Si mamá.

Después de desayunar bajamos a la zona de spa, era enorme, con piscinas de hidromasaje, jacuzzis, chorros a presión para los pies, duchas de agua fria y caliente, sauna finlandesa, baño turco, etc. Al lado habia un gimnasio muy grande también, sobre todo equipado con máquinas de cardio, bicicletas estáticas y cintas de correr. Nosotros entramos a la zona de masajes, en la salita de espera una chica rubia muy guapa, nos dio unos tanguitas desechables y nos dijo que nos cambiaramos en unas cabinitas y entráramos a la habitación contigua donde estaban las camillas de masaje. Cuando me puse el tanga, me avergoncé, pues vi que me estaba muy pequeño y además dejaba a la vista mis vellos de los muslos y las ingles, también pensé en que ojalá, me hiciera el masaje la rubita de antes. Pasamos a la habitación de las camillas y no, no estaba la rubita de antes, había dos chicas, una muy jovencita de poco mas de veinte años y muy gordita, esta le dio el masaje a mi madre, la otra estaba mejor, rubia y unos cinco o seis años mayor que yo, mas o menos de la edad de mi hermana, por cierto no he mencionado que tengo 28 años, además el pijamita de masajista le sentaba muy bién, marcando un precioso culo y el escote dejaba intuir dos preciosas tetas.

El masaje era relajante, olía a incienso y de fondo sonaba música chill out muy suave, en la camilla de al lado mi madre soltaba algún gemido de vez en cuando. Las manos de la chica eran una bendición, se entretuvo en alguna que otra contractura que tengo, fruto de mi trabajo cargando y descargando cajas de cerveza, pues trabajo en una distribuidora de bebidas para la hosteleria. Pero de vez en cuando tocaba alguna zona erógena y esto sumado a que me la imaginaba a ella con ese culete y esas tetas, y a la rubita de antes, total que no pude evitar tener una enorme erección.

La vergüenza se apoderó de mi, cuando me ordeno que me diera la vuelta, a pesar de que se tapó con la toalla, cuando la puso encima de mi vientre, esta quedó igual que una tienda de campaña, supongo que la chica deberia estar acostumbrada a ese tipo de situaciones, pues siguió con su trabajo de forma totalmente natural.

Después de darnos el masaje relajante de mas de una hora de duración, paseamos por las instalaciones y jardines del hotel, se respiraba paz y tranquilidad, decidimos tomar el aperitivo antes de comer en una terracita. Mi madre pidió un vermut y yo una cervecita y estuvimos charlando un rato.

-Bueno Carlos, ¿qué te ha parecido el masaje?

-Fabuloso mamá,  además la chica me ha dicho que tenía alguna contractura, y me ha recomendado darme al menos uno, una vez al año, y masaje descontracturante en lugar de relajante.

-Si, la he oido de decirtelo, y además era relajante, ¿eh?, que yo creo que he roncado y todo, pero me ha dejado como nueva.

-Yo creo que si que te he oido de roncar mamá. (Ambos nos reimos)

-¿Nos vamos a comer, o nos tomamos otra?

-Es pronto mamá, si quieres nos tomamos otra antes de comer, voy a pedir a la barra.

Comimos y subimos a la habitación, mi madre se puso un bikini marrón con lunares blancos, se le había quedado un poco justo, mi madre no estaba gorda, pero era una mujer voluptuosa de caderas anchas y culo y pecho prominentes, una mujer jamona, la verdad es que estaba bastante bien para contar ya con 55 años. Yo me puse un bañador rojo mas bien corto, muy por encima de las rodillas.

Llegamos a la zona del spa y vimos a un grupo de pensionistas, con los gorros puestos, ambos comenzamos a reirnos pensando en lo ridículos que íbamos a estar, aunque pensándolo bien, no mucho mas que con los tangas desechables de la mañana. Una chica nos dijo que no era obligatorio el uso de gorros y decidimos no ponernoslos.

Nos metimos a una gran piscina de agua salada, imitaba al Mar Muerto y flotabas, pero esa piscina a mi me aburrió rapidamente. Entonces cambiamos a la de chorros de hidromasaje, entre la paliza de la masajista y la que me estaban dando los chorros de agua a presión acabé con dolor en la nuca. Fue en ese momento cuando decidimos irnos al jacuzzi.

Al principio en el jacuzzi había gente, pero poco después nos quedamos solos, estabamos juntitos cuando con el rabillo del ojo, empecé a ver las enormes tetas de mi madre moviéndose al compás de las burbujas. Tuve una erección brutal.

-Carlos mi vida, aqui estoy como un garbanzo en una olla, ¿vamos a los chorros de los pies?

-No mamá, ve tú, yo estoy aquí muy agustito. (A ver quién era el valiente que se levantaba).

Mi madre se levantó y al intentar salir del jacuzzi, se escurrió y cayó justo encima de mí. Pudo notar mi erección, yo la agarré por detrás, acaricié sus pechos, nos quedamos un rato tocándonos, no se si fue ella o si fui yo, pero comenzamos a besarnos.

-Perdona, perdona mamá, ¿no se que me ha pasado?.

-No te preocupes hijo, ha sido culpa mía.

-Pero mamá, dios que vergüenza joder, ¿que va a pensar la gente?

-Lo primero callaté y tranquilizaté, aquí no nos conoce nadie, no saben si somos madre e hijo, o pareja. ¿Te acuerdas qué en Nochebuena, te dije que podíamos pasar por pareja?

-Vale mamá, es que tengo un calentón encima...

-Normal, después del empalme de esta mañana con la masajista, y ahora aquí conmigo...

-¿Te has dado cuenta esta mañana? ¡Qué vergüenza por favor!

-No tranquilo cariño, además me ha gustado, me he excitado mucho viéndote. Además creo que lo que nos pasa, es que ambos estamos a falta de cariño. (Volvió a besarme y yo la correspondí)

-Ven mamá, ¡vamonós a la sauna!

La cogí de la mano y entramos a la sauna finlandesa, al principio había gente, y cuando nos quedamos solos, ya no aguantábamos el calor. Entonces decidimos irnos al baño turco, alli si que estábamos solos, nos besamos y magreamos, yo la metia mano y ella a mi también. En un momento dado, mi madre bajó mi bañador, y ante sus ojos asomó mi polla completamente tiesa. No la tengo muy grande, mas bien tamaño normal, pero eso sí, muy gorda. Y comenzó a practicarme una felación de escándalo. Con la excitación del momento, y el morbo de que nos pillaran, no iba a tardar en correrme, la avisé cuando notaba que iba a hacerlo, para mi sorpresa no sacó mi polla de su boca, y la descargué toda mi leche directamente en la garganta. Se lo tragó todo y con el calentón no solo de ahora, si no de todo el día, sé que fué una cantidad enorme de leche. Nos duchamos y nos subimos a la habitación.

Cuando llegamos a la habitación, tumbé a mi madre sobre la cama, la besé en los labios y el cuello, fui bajando hasta llegar a sus pechos, la quité la parte superior del bikini, y ante mi aparecieron dos enormes pechos blancos, algo caídos y con dos preciosos pezones rosaceos en su interior, los lamí, los comí, y los mordí, mientras ella gemía y se retorcía de placer. Continué bajando, llegué al ombligo, besé sus muslos, sobre todo por su cara interna, hacia las ingles, besé su braguita del bikini, el olor que empezaba a manar de su vagina, se hacía patente en el ambiente. La quité la parte inferior del bikini, ella levantó su culo para facilitarme la operación. Y entonces apareció ante mi un precioso coño, lleno de pelos negros, más bién descuidado y comencé a lamerlo, chupé su enorme clítoris, sus labios mayores y menores, hacia arriba y hacia abajo, hacia los lados y lo pentraba con mi lengua. Comencé a acariciar su clítioris con mi dedo corazón, también a meterselo dentro de su coñito. Notaba como se estaba mojando y entonces comprobé que se comenzó a correr, bebí todos sus jugos, y entonces me quité el bañador y ella me la comenzó a mamar, cuando la tenía bien dura...

-Joder  que gorda, casi no me cabe en la boca.

-Mamá ven aquí, ¡quiero metértela!.

-Si Carlos mi vida, ¡hazme el amor!

Empecé a penetrarla encima de ella, estuvimos así un buen rato, y cambiamos, se puso ella encima y comenzó a cabalgarme, en esta postura se volvió a correr.

-Ahhh si Carlos mi vida, me corro, me corro otra veeez, ahhh jodeeer.

-Si mami, correte, vamos correte, disfruta...

-Siii, dios, no sabes la cantidad de tiempo que llevaba sin sentir un hombre dentro de miiiii... me corroooo...

Cuando se corrió la puse a cuatro patas y la empecé a dar bién duro por detrás, la imagen de ese culazo moviéndose, y el ruido que hacía cuando mis bolas chocaban contra él, era impresionante. Se la saqué y empecé a lamerle el culito.

-Ahora mami, relajaté, te voy a dar por el culito.

-No hijo no, por ahí no que soy virgen.

-Tranquila mami, que yo tengo experiencia haciéndolo, te voy a lubricar bién con la saliva y te lo voy a dilatar primero con los deditos. Relajaté y confía en mi.

La chupé el ojete, y se lo fuí dilatando con mis deditos, primero uno, luego otro, moviéndolo, haciendo circulitos, cuando vi que ya estaba lista, se la clavé muy suávemente, dió un respingo y un fuerte gemido.

-Ayyy.

-¿Te duele mamá?

-Un poquito, pero sigue, ahora voy notando mas placer que dolor.

Empecé un mete saca muy suave, y poco a poco comencé a ir ganando velocidad, ella por su parte gemía de placer...

-Carlos cariño, me corro, me corro otra vez...

-Si mamá, yo también voy a correrme ya...

-No pares, no pares, me corro, me corro..... ahhh

-Dios y yo, yo también me corro...

Ambos nos corrimos a la vez, nuestros fluidos se mezclaron en el interior de su coñito. Nos quedamos rendidos en la cama, y nos dimos una ducha los dos juntitos, nos enjabonamos el uno al otro, y jugamos en esa enorme ducha del baño de la habitación. Nos vestimos y bajamos a cenar.

Después de la cena, actuaba una pequeña orquesta en una sala del hotel. Mi madre me dijo que la sacara a bailar, y bailamos un poco. Primero algún pasodoble y luego tocaron algo de lento. Mientras bailábamos lento, mi madre se pegó fuerte a mi.

-¿No me vas a meter mano? Carlos hijo, cuando era joven con esta música aprovechábamos para magrearnos un poco.

-Ya mamá, es que me da vergüenza, con toda esta gente por aqui.

-¿Otra vez? ¡Qué no saben ni quién, ni qué somos!

En ese momento la agarré del culo, la verdad es que nadie nos miraba, solo estábamos bailando.

-Mamá, ¡Ya estoy harto de bailar!

-Yo también, ¿nos tomamos algo o nos subimos a la habitación?

-Pues con lo cachondo que estoy casi prefiero que nos subamos. (Mi madre se rió)

-Que pillín, yo también estoy muy cachonda, vamonos a la cama y follaremos toda la noche.

Nada mas entrar en la habitación, mi madre me desnudó, y me la empezó a mamar, yo le dije que con esas tetazas quería que me hiciera una cubana. Me la hizo, cambiamos e hicimos un húmedo sesenta y nueve, y después volvimos a follar, nos corrimos repetidas veces, y nos quedamos dormidos, esta vez desnudos, mi madre ya no se puso el camisón de la noche anterior, y yo tampoco los calzoncillos.

Me desperté el domingo, y abriendo los ojos pude vislumbrar la silueta del cuerpo desnudo de mi madre acercándose a la cama, venía del baño, su chochito peludo se acercaba a la cama.

-¿Te he despertado?

-No mamá, lo he hecho yo solo, no te preocupes.

-Tienes que estar rendido. ¡Vaya nochecita!

-Tranquila mamá, que tengo aguante. (Dije riendo)

-Ya ya lo veo, eres una máquina. ¿Preparado para un mañanero?

Esa noche lo hicimos infinidad de veces, cada vez que uno de los dos se despertaba, se acercaba al otro y comenzaba la faena. Haciendo caso a mi madre, echamos un polvete mañanero y nos bajamos a desayunar.

Cuando subimos de desayunar, nos volvimos a poner los bañadores y volvimos a bajar, para aprovechar las últimas horas en el spa.

-Carlos, vamos a aprovechar lo poco que nos queda del spa, ya tendremos tiempo de seguir follando en casa.

-Si claro mamá. ¿Pensabas esto cuando te tocó la papeleta de la rifa?

-No hijo, no me ha tocado la papeleta de la rifa. ¡Me ha tocado la loteria! (Diciéndome esto me besó).

Bajamos al spa y pasamos el resto de la mañana, como es lógico, nos metimos mano en el jacuzzi, la sauna, y ese baño turco donde empezó todo. Después de comer, echamos las maletas en el coche y volvimos a casa. Estábamos llegando cuando sono el móvil de mi madre.

-Mamá, ¿venís ya de camino?

-Marta hija, ya estamos llegando.

-Muy bien mamá, ¿lo habéis pasado bién? Bueno ya me contarás.

-Si ya te contaré... lo que pueda. (Esto lo dijo cuando colgó).

Acercó sus manos a mis muslos y me besó en la cara mientras yo conducía, al mismo tiempo que yo también acerqué mi mano a su entrepierna.

-Gracias por este fin de semana mamá.

-No cielo, gracias a tí. Me has hecho sentirme mujer después de muchos años.

-Y ahora, ¿qué vamos a hacer?

-Pues a mi me ha encantado, por mi seguiremos haciéndolo siempre que quieras. (Volvió a besarme en la mejilla).

-Y a mi también. Te quiero mamá.

-Y yo a ti hijo.

FIN