En el sofá con Sara.
Poco a poco, mis manos fueron bajando hacía sus piernas, dándole suaves caricias hasta que se posaron sobre sus piernas. Mis dedos se pasearon por su rajita,tanteando la humedad por encima del culot.
Era domingo por la mañana y Sara había salido de fiesta la noche pasada. Cuando me desperté ella ya había llegado y se había metido a mi lado en la cama. Me levanté, le di un besito en la frente y me salí de la habitación para que descansara.
Desayuné y fui al sofá a ver un ratito la tele. Al poco de estar allí tumbada, apareció Sara.
-¿Qué haces ya despierta, preciosa? ¿Llegaste muy tarde?
-No, pero desde que te has ido de la habitación, no he podido dormir.
Se sentó en el sofá, me dio un beso y se tumbó conmigo.
Estaba más mimosa de lo normal.
-¿Me abrazas?
-Siempre, Sara.
Es preciosa. Su cara, sus ojos, su sonrisa, su cuerpo. Todo en ella es perfecto.
Cada vez que me habla, me mira, la tengo cerca, hace que mi corazón se dispare.
La abrace. Nuestros cuerpos eran uno. Estaban completamente pegados. Le aparté el pelo hacía un lado, y empecé a besar lentamente su cuello, a darle pequeños mordiscos en la oreja y la espalda.
Se estremece cada vez que mi boca roza su cuerpo.
Fui acariciando su cuerpo y poco a poco subiéndole la camiseta hasta que se la quité entera.
¡Estaba tan sexy con ese culot blanco que me vuelve loca!
Acaricie sus pechos y su barriguita, mientras seguía besándole el cuello.
Poco a poco, mis manos fueron bajando hacía sus piernas, dándole suaves caricias hasta que se posaron sobre sus piernas. Mis dedos se pasearon por su rajita,tanteando la humedad por encima del culot. Subí lentamente y empecé a hacer pequeños círculos en su clítoris.
Cuando empezó a mover la cintura, pidiéndome más, pare. Saqué mi mano de entre sus piernas, lamí dos de mis dedos, introduje mi mano por dentro de su culot y muy, muy poco a poco le metí cada milímetro de mis dedos, dentro de ella. Sentía su respiración agitada, estallar contra mi pecho.
Me acerqué a su oreja dándole un lameton en el cuello, y le dije:
-Te quiero.
Empecé a meter y a sacar mis dedos de dentro de ella. Mi cadera, empujaba su cuerpo contra mis dedos. Ella estaba ardiendo, y yo moría de ganas por comérmela.
Pare en seco y me puse sobre ella, besánsola lentamente y con ganas. Fui bajando por su cuerpo hasta llegar a la entrada del culot, donde con algún mordisco conseguí arrancárselo.
La abrí de piernas y me puse entre ellas. Besé sus muslos dejandole algún chupetón muy cerca de su sexo.
Pasee mi lengua por su rajita se arriba a abajo. La introduje dentro se ella notando ese calor y esa humedad que tanto me gusta. Me centré en su clítoris mientras le introducía un dedo.
Su cuerpo no tardo en estremecerse sobre mi boca. Sus piernas temblaban. Sus manos empujaban mi cara contra ella. Se cogía el pelo, lo apartaba. Se tapaba la cara para no gritar. Me pedía más.
Le metí otro dedo y cambié de ritmo, primero rápido, luego muy despacio, otra vez rápido, paraba en seco, así hasta que su cuerpo no aguanto más y estalló sobre mi. Lentamente saqué los dedos, y pasé mi lengua por todo su sexo.
Me acerqué a ella, la besé y volví a tumbarme a su lado. Me miró, y aún casi sin respiración me dijo:
- Te quiero.