En el shopping

A veces el jugar tiene ventajas

En el shopping.

Las dos jóvenes pasean mirando las tiendas de la moderna galería comercial. Catalina, rubia, pelo largo, ojos azules, naricilla respingona con una mini de jean que deja al descubierto sus largas piernas, una camisa blanca en la que se le marcan los pezones de sus pechos pequeños. Ornella, morena, pequeña melena de negros cabellos, ojos verde pardos de gacela, boca de labios glotones, con una falda escocesa que ha subido en la cintura, bajo la camisa blanca, para que deje parte de sus muslos a la vista. Las dos llevan mocasines bajos y calcetines blancos y carteras grandes colgadas al cuello. Se nota que son dos colegialas que aprovechan para ir de vidrieras antes de volver a casa.

El hombre de unos cincuenta años que está pagando en Prune las descubre a través del vidrio. Cuando sale las sigue con la mirada, ellas como si tuvieran ojos en la espalda acentúan el contoneo de su andar haciéndolo más sensual. Cuando se giran, Ornella se pasa el tirante de la cartera entre los senos para destacar la rotundidad de sus tetas. Le sonríen la cruzarse, él les devuelve la sonrisa, lobuna, valorativa, lasciva. Siguen paseando devoradas por los ojos del hombre que se sienta en la confitería de la galería. Ellas no se dicen nada, pero se acercan al local y eligen una mesa cerca de él y se sientan. Al hacerlo y cruzar las piernas dejan sus tersos muslos a la vista. Cuchichean entre ellas halagadas por el deseo que despiertan.

- ¿ Nos invita a un refresco?-

pregunta Kati mirandole-

¿ Si quiere puede sentarse con nosotras o nos sentamos nosotras con usted?

- Sentaros conmigo. Me perece que son dos chicas muy atrevidas.

- Si , somos atrevidas y divertidas.

El hombre se relame como un lobo ante dos corderitas indefensas cuando las muchachas se levantan y van a sentarse con él. Los pezones de Kati parecen querer romper la blusa de los duros que están.

- Yo me llamo Juan y ¿vosotras?-

- Yo Isa y mi amiga Raquel.-

miente Catalina dando los nombres de las madres de ambas.

Se acerca el camarero solícito. Juan pide un whisky JB. Ellas: Coca light, Kati y un licuado de fresa, Ornella, que le pregunta para quien había comprado la cartera. El hombre responde que para su hija. Llegan las bebidas y la conversación insustancial sobre qué hacen, qué estudian, lleva unos minutos.

A Ornella le molesta la atención desmedida que nota en Juan por los pezones de su amiga. Sabe que ella tiene mejores tetas, lo que pasa es que lleva corpiño. Como sin querer se suelta un par de botones de la camisa y queda a la vista el canalillo de sus pechos turgentes. Causa sensación en el galán maduro alucinado cuando la chica se inclina para sorber la pajita del licuado.

Ornella se fija en la bragueta del hombre, parece una tienda de campaña, se la han puesto dura. La excitación del macho la excita a ella, nota como se moja su vagina. Le apetece jugar, hacer picardías, cosas prohibidas.

- ¿ Te parecemos unas nenas…sexys?-

se asusta ella misma de la pregunta, más cuando el hombre parece querer devorarlas.

- Sí, son dos nenas preciosas.

-¿

Te gustaría que jugáramos los tres un poquito?-

- ¿ A qué?-

- Ya sabes….a niñas malas con señor bueno.

- ¿Cómo?

- Podemos ir al cine del complejo y …en los oscuro…

- Te hacemos feliz y vos a nosotras. Te costará 1000 pesos como la cartera, pero….le pasaremos muy bien

. – Ha sido Catalina la que ha intervenido cortando a Ornella.

El hombre se queda de piedra. Mira y remira a las dos jóvenes. Le parece un sueño. No se cree lo que le está pasando.

- Voy un momento al baño-

dice con una sonrisa malvada Ornella-

llevo demasiada ropa.

Marcha a los servicios, se mete en uno de los apartados, lo cierra y suspira, nunca pensó que que podía hacer lo que está haciendo y lo más fuerte es que le gusta, está mojada, caliente, en celo. Se abre la blusa y soltando el corpiño lo guarda en el bolso. Se da cuenta que tiene los pezones erectos, duros de excitación, que cuando vuelve a cerrar la camisa se marcan como fresas bajo la tela. Después se quita las bombachas blancas, al hacerlo se mete un dedo en la concha, lo retira totalmente empapado, lo chupa, le gusta saborear su flujo de hembra. Pone la prenda en el bolsillo de fuera de la cartera y vuelve con Kate y Juan, que casi da un salto al verla llegar. Los senos se mueven elásticos , poderosos y sus puntas quieren romper la blusa.

- Ya tenemos las entradas y ha pagado, así que....podemos subir a la sala.-

Lo hacen, hay pocas personas en el cine, han elegido una de las últimas filas, detrás nadie. Pasan dejando al hombre en el centro. Apenas se sientan, Ornella muestra su bombacha.

- Yo no tengo que quitármela, llevo una tanguita que...-

susurra Kati.

Se atenúan las luces para proyectar las colas de los próximos estrenos. Las jóvenes toman cada una una mano del hombre y las llevan a sus muslos desnudos.

Ornella siente el calor de la mano en su piel, de manera instintiva cierra las piernas, dejándola aprisionada. Está muy excitada. Mira a su amiga que está tocando la entrepierna del hombre a través del pantalón. Lo hace lentamente, ella se relaja y separa las piernas, dejando que los dedos suban hacia su sexo palpitante. Se quedan jugando con los rizos de su vello púbico. Son apenas unos minutos que los quetarda en oscurecerse más la sala para comenzar la proyección, pero se le hacen eternos. Cuando ocurre se gira, se pega a él y la besa en la boca.

El hombre la devora, su lengua se mete profunda, y dejando de tocar la entrepierna de Kati, lleva su mano libre a los pechos turgentes de Ornella, que cierra los ojos sintiéndose transportada a un cielo de lascivia. Se deja hacer, los dedos han tomado posesión de su concha y la otra mano soba lujuriosa sus tetas de un modo ansioso, alocado.

Cuando abre los ojos, se da cuenta que su amiga esta chupando la verga de Juan. Los largos cabellos rubios cubren el vientre del hombre que parece transportado a otro mundo.

El film lleva apenas diez minutos, cuando deja de besarla, sólo la toca, ha echado la cabeza hacia atrás concentrado en su placer. Le aprieta los pezones hasta hacerla daño, pero Ornella se da cuenta que se está corriendo. Kati levanta la cara triunfadora y con el dorso de la mano se limpia los restos de semen, luego se acerca para besar a su amiga. Lo hacen sobre el pecho de Juan, que se está metiendo la polla en el pantalón.

Las separa, agarra la bolsa del regalo y se levanta marchándose.

- No nos ha durado nada. Aunque nos hemos llevado una plata. Anda siéntate a mi lado. - Kati comenta con una sonrisa en sus labios.

Juntas se besan tranquilas. Se acarician los muslos, Ornella toca la concha de su amiga a través de la fina tanga, siente su humedad. Kati le mete los dedos en la vagina empapada.

- ¿ Por qué no vamos a mi casa? No hay nadie y vamos a estar más cómdas.

Salen y toman un taxi, apenas en diez minutos entran en el departamento de Kati. Van a su cuarto y ahí se abrazan ansiosas. Se desnudan la una a la otra hambrientas y se dejan caer en la cama con los muslos entrelazados, se restriegan las conchas contra la tersa piel de las piernas hasta que se vienen sin dejar de besarse.

- Estaba a cien. Ese tipo me había puesto suoercachonda.

- Ya te lo noté, parecías una perra en celo.

- ¡ Qué putas somos!

- Putas no, putitas. Que somos jovencitas- se ríe Catalina.

Estos personajes se presentan en “La prima y la amiga de la prima” de la serie Marisa y Santiago