En el salón

Aquella mañana el profesor demoraba en llegar, así que luego de estar conversando un rato me pidió que subiéramos a la parte superior del anfiteatro, donde un pasadizo, convenientemente ubicado sólo permitiría ver desde el.

En el salón.

Éramos enamorados en aquella época, y aunque ella era muy celosa de guardar las formas, me permitía ciertas libertades. Yo sabía que ella no me permitiría hacer nada y ella que yo no insistiría si no estaba de acuerdo.

Aquella mañana el profesor demoraba en llegar, así que luego de estar conversando un rato me pidió que subiéramos a la parte superior del anfiteatro, donde un pasadizo, convenientemente ubicado sólo permitiría ver desde el pecho hacia arriba ( y no era común que los alumnos subiéramos allí ).

Ella era una mujer de nos 26 años y yo tendría algo más de 23. Era muy atractiva, de baja estatura, pero de un cuerpo maravilloso; usaba una talla 32B que llenaba muy bien y de caderas era de más o menos de 92 cm. Aunque era virgen, ya habíamos disfrutado de algunos juegos inocentes .

La cosa es que subimos al pasadizo, y queriendo aprovechar la situación me puse convenientemente detrás de ella, y ella no me dijo nada. Así que comencé a pegarme a ella, y a frotarme contra sus nalgas lentamente. Ella me siguió el juego y comenzó a cantar una canción mientras abajo todos conversaban, reían y jugaban.

Luego de un rato quise dar un paso más adelante y comencé a subirle el vestido, para esto ella llevaba un vestido de botones adelante que le llegaba bajo las rodillas, era algo ceñido arriba y por debajo una falda muy amplia; así que no fue difícil subírsela. Al hacerlo sentía la delicia de su piel, calientita, tersa y muy suave. Como ella no me dijo nada y más bien comenzó a suspirar ( lo que trato de disimular cantando ) yo seguí subiendo las manos hasta que llegue a sentir sus nalgas duritas. Para ese momento yo la tenia durísima y no me importaba la gente. De pronto un compañero subió hasta el pasadizo y tuve que dejar caer la falda.

Ella siguió allí, así que cuando unos instantes después el amigo bajó, continúe donde me había quedado. Volví a subir la falda más arriba de sus nalgas y con la otra mano comencé a tocar su calzón. Soy medio voyerista así que vérselo o tocarle el calzón siempre me gustó. La tenía bien parada, que el pantalón dolía; y ella suspiraba cada vez más. Comencé a buscar su vagina y a tocarla suavemente para no hacerle daño, ella movía sus caderas hacia atrás rítmicamente, como si estuviéramos haciéndolo, eso me volvía loco.

Continúe un rato así, y luego jale la parte de debajo de su calzón lo suficiente para poder meter mi dedo y comenzar a acariciarle los labios de su vagina. Suspiró , y abrió un poco los muslos para que fuera más fácil. Comencé a meterlo un poquito más y sentí lo húmeda que estaba. Quería bajarle el calzón para tocarla completamente pero allí donde estábamos no era posible. En algún momento pensé quitárselo, pero ella no habría querido y abría acabado todo.

Entraba y salía muy rápido, y ella a pesar de estar cantando no podía evitar suspirar y gemir un poquito. Moví mi dedo hacia delante y comencé a frotarle el clítoris. Como este había crecido, al tocárselo se estremeció, trato de decirme " allí no " pero no le hice caso y continúe . Ella comenzó a estremecerse y de pronto apretó sus nalgas y sus muslos mientras gemía despacito y entrecortadamente , me di cuenta que estaba llegando, así que frote sus clítoris más rápido. Le vi apretar sus puños por un momento y unas gotas de sudor caer desde su frente.

Comencé a retirar mi dedo lentamente, y luego acomodé su calzón sobre sus nalgas. Las acaricié un momento más , y de pronto un compañero, abajo, desde donde el profesor haría la clase, informó que él no vendría. Dejé caer su falda y la estreche por la cintura contra mí. Me apreté a ella y metí mi mano por delante un instante más sin subirle la falda, gimió. Luego se dio la vuelta, nos besamos y bajamos del pasadizo para irnos a almorzar.