En el restaurante japonés

Me follo a una cocinera de un restaurante japonés de mi ciudad, y después el jefe me folla a mí.

Hola a todos, soy Marcos.

Llevo un par de meses sin escribir relatos, a pesar de la pandemia y la situación en la que nos encontramos he estado disfrutando al máximo de las vacaciones. No he follado mucho este verano, pero me he pegado bastantes fiestas, he ido a la playa una semana y también a una casa rural. Por cierto, para los que leais frecuentemente mis relatos y sepáis más o menos como iban mis historias, deciros que mi romance-sexual con mi vecina Irene se terminó justo cuando vino su marido de Madrid. Yo tenía la esperanza de que, con lo puta que ella era (y es), pudieramos follar alguna vez más aunque fuera a escondidas, pero imagino que se siente demasiado culpable con su marido cerca y noté como cortó mucho el contacto conmigo. De hecho, en Whatsapp ya no me sale ni su foto de perfil, dado que además de haber borrado mi conversación me habrá borrado/bloqueado como contacto para que no se me ocurriera mandarle nada nunca. Cosas de la vida, supongo.

Bueno, vamos al lío, voy a contaros algo que merece la pena después de varios meses. Hasta ahora todo lo que he tenido ha sido sexo con mi novia algún fin de semana, y no me gusta contar esos relatos porque considero que los polvos de pareja no tiene mucho sentido contarlos en una página de relatos. Todo el mundo folla, es lo normal. Resulta que el otro día, sábado 8 de agosto de 2020, mi amigo de toda la vida cortó con su novia y el chaval estaba muy jodido. Llevaban 7 años juntos, y la cosa ha terminado muy mal entre ellos, así que para que me contara como se sentía y hablar un poco, reservé mesa en un japonés que tiene un sushi muy bueno aquí en Murcia (no voy a decir el nombre en público, ya que este relato afecta directamente a trabajadores del local). Llevaba muchos, pero muchos meses, sin recibir polla por el culo, concretamente desde los tres moros en aquella nave industrial, lo que provoca que la noche en este restaurante fuera deliciosa y me anime incluso a escribir el relato.

Como siempre digo, y para los que no me conozcáis, absolutamente todos los relatos de mi perfil son reales, y este también lo es. No le veo sentido a inventar historias y perder el tiempo, entiendo que haya gente que lo hace pero en mi caso no es así. No hay trampa ni cartón, y algunos lectores (y una lectora) de esta página ya lo han descubierto porque hemos tenido algún encuentro.

SITUACIÓN

Bueno, como os acabo de decir reservé mesa para las 22:30 y fui a cenar con mi colega. Al ser verano no importa cenar tan tarde, y los demás turnos estaban ocupados, sobre todo al ser sábado y yo haber sido de los últimos en reservar. El sushi estaba de puta madre, y estuvimos hablando durante toda la cena de la zorra de su novia, no quiero dar más detalles sobre el tema porque no viene al caso. Al acabar de cenar y pedir la cuenta, el padre de mi amigo lo llamó por teléfono y resulta que necesitaba ayuda en su casa, debía ir urgente. El subnormal de mi amigo llevaba las llaves del coche encima, y su padre tenía que sacar su coche del garaje, pero no podía porque el coche de mi amigo estaba delante. Para mayor estupidez, no tenía otras llaves del coche en su casa.

Mi amigo dejó su parte del dinero de la cuenta en la mesa y como después no íbamos a hacer nada, nos despedimos y se fue. Yo miré un rato el móvil mientras venían a recoger el dinero, y me dispuse a ir a mear antes de salir del restaurante.

Pasamos a la siguiente sección, donde os cuento el principio una de las noches más raras pero placenteras de estos últimos años. Mi polla y mi culo se quedaron bastante agusto.

LA COCINERA

Mientras miraba el teléfono me di cuenta de que el restaurante estaba, literalmente, vacío. Eran las 00:30 más o menos, y ya no aceptaban que nadie entrara al restaurante. De hecho, la cocina estaba en silencio y ya la habían cerrado. Había solo un limpiador joven dejando una fregona detrás de la barra y se fue, porque oí la puerta del restaurante. Entré al baño y mientras meaba, pensaba medio en broma medio en serio, que qué pasaría si iba a abrir la puerta del restaurante y estaba cerrada por fuera y me dejaran toda la noche aquí solo. Total, que cuando me lavé las manos salí del baño y me acerqué a la puerta del restaurante.

Casi se me para el pecho cuando, efectivamente, veo que no se abre. Acerqué la cara al cristal pero no veía nada por fuera, solo unas farolas y gente pasar al fondo. Me di la vuelta y me puse a mirar a la cocina, por las mesas, a ver si veía a alguien. Todavía había luces en el restaurante, en algunos sitios, así que me parecía muy raro que pudiera estar totalmente vacío (o al menos eso esperaba).

Cuando estaba mirando por la barra, me fijé que había todavía desorden detrás, en la cocina. Incluso pude ver un teléfono por ahí. Por tanto, había alguien en el restaurante. Dije "hola" un par de veces pero nadie me contestaba. Mientras me acercaba a la cocina poco a poco, (me daba mal rollo pasar por detrás de la barra), vi que salía luz por debajo del aseo de mujeres, así que en ese momento vi la situación muy clara. Alguna cocinera o camarera estaría ahí, por lo que esperaría y le diría que me abriera la puerta para poder irme.

Mientras miraba el móvil apoyado en la pared, escuché con un poco de atención el sonido que salía de dentro del baño y me di cuenta de que no era normal. No voy a mentir diciendo que eran gemidos, porque no lo eran, pero sí que oía soplidos y como sonido de agua, y fantaseé con la idea de que fuera una masturbación. De hecho, en mi mente dibujé a una mujer masturbándose y la verdad que el sonido me encajaba perfectamente.

Empezaba a estar cachondo. No ayudaban en nada el tipo de pensamientos que estaba teniendo, y ya sabéis lo que me pasa cuando este tipo de ideas (y mi poca vergüenza) empiezan a rondarme la cabeza. Total, que ahí estaba yo, en un restaurante vacío al 95%... muy tarde... con una chica, mujer, o señora (no lo sabía aún) que casi seguro se estaría masturbando. Podría fingir que estaba buscando a alguien que me abriera la puerta y entrar sin querer, pillarla a medio... Y eso hice.

Abrí la puerta y para mi sorpresa no tenía pestillo, el váter estaba a la derecha así que no vi nada al mismo abrir. Pero entré rápidamente y a mi derecha se encontraba una mujer de unos 40 años, sentada en el váter y con las piernas cerradas. Estaba sudando y roja, se tapó la entrepierna con una mano y me dijo "está ocupado, por favor cierra". Hice el amago de irme hacia atrás, pero como realmente quería ver si había alguna opción de sacar partido de aquello... me quedé quieto y la miré fijamente, de arriba a abajo. Aunque ella estaba en una posición incómoda me miró a los ojos y, para forzarla a iniciar conversación, empecé a decirle:

  • Ay perdona, mira, es que llevo un rato largo solo ahí fuera y no puedo salir del restaurante, creo que han cerrado, y tengo mucha prisa por salir que tengo que ir a un sitio...

  • Vale, vale, pero cierra, ahora te abro yo, se ve que el último camarero ha cerrado.

  • Si, sin problema, te espero fuera.

Aunque le dije que la esperaba fuera, realmente no hice ni el más mínimo movimiento de irme hacia atrás. Seguía mirandola de vez en cuando. Por su sudor y la respiración tan agitada que tenía, no cabe duda que esa mujer se estaba tocando el coño hacía menos de 20 o 30 segundos. Era rubia con mechas, no estaba gorda, la verdad que tenía un físico decente. No era demasiado guapa pero tampoco es algo importante en estos casos. Lo que sí tenía eran unas tetas inmensas, a pesar de la camiseta de cocinera, podía intuir dos buenos melones, incluso los pezones estaban algo marcados fruto de la excitación. Mi mente ya era imparable y lo tenía decidido, quería follarme a esa señora. Ya sabéis que me gusta mucho el sexo, tanto con hombres como con mujeres, pero he de reconocer que las maduritas tienen un sitio especial en mi corazón, ya que suelen ser (lo tengo muy comprobado) muy guarras.

Hay veces que me he llevado más de una decepción, insulto, o incluso dos hostias una vez, intentando este tipo de cosas. Es la vida. Pero siempre digo que si no intentas este tipo de cosas, nunca sucederán. La gente es más normal de lo que vosotros creéis, muchas personas tienen las mismas ganas de sexo que vosotros a veces, por ejemplo esta señora, que estaba tocándose el coño en el baño de su lugar de trabajo. Incluso se había olvidado de echar el pestillo (o creía que estaba sola en el restaurante).

Total, que moví ficha y le dije:

  • Por cierto, lo siento por entrar, es que estaba fuera esperando que saliera quien estuviera aquí para decirle que me abriera, y he oído como ruidos raros, pensaba que podía estar pasando algo grave.

La mujer se puso todavía más roja. Y me contestó:

  • Si, es que... aquí hace mucho calor porque no hay aire en el baño, y estaba resoplando hijo. - su sonrisa delataba una clara mentira.

  • Ah, pues es verdad, hace calor aquí. Es que vas a pensar que estoy loco, jajajaja, pero sonaba como si alguien se estuviera masturbando - le dije apoyado en la puerta con el brazo.

  • Ala, que dices muchacho, como voy a hacer eso aqui que estoy trabajando. - la mujer ya no estaba en posición encogida, como intentando taparse, sino que prácticamente me hablaba normal, mientras seguía sentada.

  • Bueno, que pasa, yo lo haría si me apeteciera, ¿no? - le dije, esta vez mirando sus tetas. Joder, eran tremendas.

Hubo unos cuantos segundos de silencio y una sonrisa, esta vez diferente de la mujer, me hizo ver que el asunto iba por buen camino. Su respuesta me dejó más loco todavía. Por lo visto, aún estaría cachonda de tocarse el coño, porque sus palabras fueron...

  • Jajaja, si, hombre si te apetece lo puedes hacer, mientras no te pillen... pero es verdad, no estaba tocándome... cuando me está apeteciendo es ahora.

Me quedé de piedra y ya sabía que me iba a follar a esa mujer. Cerré la puerta mientras pasaba y eché el pestillo. Mi respuesta fue clara y directa:

  • Bueno pues vamos a ponerle solución a eso si te está apeteciendo ahora, no? - me acercaba poco a poco a ella.

  • Me ayudas tú hijo? Si podría ser tu madre no? jajaja

  • Ala, que dices, tengo 25 años. Cuántos tienes tú?

  • 49

  • Hostia, 49? Pensaba que tendrías menos, te conservas muy bien...

Me arrodillé al lado de ella y me lancé a comerle la boca. No sabía mucho de aquella mujer, la verdad que solo su edad, no sabía ni como se llamaba. Tampoco me hacía falta. Empecé a jugar con su lengua mientras mi mano fue directamente a meterse por debajo de su camiseta. Tenía unas tetas enormes, como ya imaginaba, y además estaban ardiendo. La mujer rápidamente se quitó la camiseta mientras no dejábamos de besarnos, y me dijo lo siguiente:

  • Si... Es que hago mucho deporte. Ufff, estoy muy cachonda pero nerviosa, estoy casada nene

  • Bueno, no soy celoso, además nadie se va a enterar... no? - le contesté mientras mis manos ya directamente agarraban sus tetas.

  • Una a veces quiere pasarselo bien, nunca me he comido a un jovencito como tu, un yogurín como dices algunas...

  • Pues me vas a poder comer todo lo que quieras

  • Ummmm... si? Ahora veremos...

Tanto tocar las tetas de esa señora había provocado que mi polla estuviera cerca de romper el pantalón. Mientras miré hacia abajo para quitarme el cinturón me fijé en que todo este tiempo la mujer había estado desnuda de cintura para abajo (lo cual es lógico), y con el tanguita entre sus tobillos. Tras quitarme mi cinturón y el pantalón, ella hizo un amago de levantarse pero la sujeté a la taza del váter y rápidamente entendió lo que iba a ocurrir. Me coloqué en el centro de sus rodillas y abrí sus piernas bien. Apareció ante mi un precioso coñito sin pelo, de una mujer que claramente cuida sus partes intimas, y estaba un poco brillante, quizás porque había meado recientemente. Soy bastante guarro y me da igual, así que tras pasarle mi mano un par de veces y limpiar algunas gotas de orina, acerqué la cabeza y empecé a comerme aquel manjar.

Mi lengua jugaba con su clítoris que estaba ardiendo. Mi compañera de baño echó la cabeza hacia atrás, para disfrutar de la comida de coño que le estaba proporcionando, y su mano agarró mi cabeza por detrás. Acerqué una mano y empecé a meterle un dedito, mientras mi boca succionaba su clítoris, como si quisiera sacarle todo el jugo a aquello. La respiración de la cocinera cada vez era más fuerte, fruto de los movimientos que mi mano hacía, además de que mi lengua ahora se movía en círculos, acelerando su ritmo.

Tuve que coger mi otra mano y empezar a pajearme porque creía que me iba a explotar la polla. Mi amiga rápidamente lo entendió y me apartó.

  • Sientate tu que voy a comerme esa polla. Por lo que estoy viendo no está nada mal... que rica. Ven.. - me dijo mientras me ayudaba a levantarme.

Después de sentarme, agarró mi polla con su mano y se la metió hasta el fondo de la garganta. Tuve que sujetarme al váter porque pensaba que me iba a correr de golpe. El calor de esa garganta era increíble, parece que esa mujer estaba ardiendo de verdad, quemaba. Hilos de saliva empezaron a salir de la comisura de sus labios, y el ritmo fue in crescendo con el paso de los segundos, dando lugar a una mamada deliciosa por parte de mi amiga la cocinera del japonés. Mis dos manos sujetaban su cabeza ayudándola a que se la metiera hasta el fondo, eso me provocaba literalmente espasmos por todo el cuerpo.

  • Arggg... joder como tragas. Sigue, sigue zorra, que rico... como chupas... sigue, no pares, me voy a correr casi ya... uffff...

  • Glup, glurp.. glurp... te guzta? - me miraba a los ojos.

  • Me encanta. Seguro que no hay nadie.. no? Arggg... ummm... - le dije mientras mis manos marcaban su ritmo.

  • No, no, tranquilo... tu disfruta... estamos solos... gruugggg.... grgrgrgr....

No podía aguantar más. La cosa era demasiado excitante y la verdad que aquella mujer chupaba de maravilla. Tras un par de espasmos por toda mi espalda, decidí que iba a llenarle la boca de leche. Mi polla empezó a soltar trallazos de lefa en la garganta de la cocinera, y como si estuviera probando uno de sus platos empezó a tragarselo todo. Yo no daba crédito a lo que veía, vaya guarra.

  • GGGRGR... glllluuuuppp... anda que avisas ehh? ggmmmm...

  • Aaaaaaaaahhhhhh... diooooos... que gusssstoo.... traga traga, dejame los huevos vacíos, puta...

  • Eso acabo de hacer nene, ibas cargado joder, pensaba que me atragantaba... coño...

Estaba echado hacia atrás, sentado, todavía tenía a aquella cerda lamiendo mi polla por los lados y dejándola bien limpia. Quería follarme ese chochito todavía, mi boca aún sabía a él, y quería que mi rabo probara su calor interno. Se lo dije.

  • Si, iba cargado... la situación me ha puesto muy cachondo... oye, te quieres correr tú? crees que nos da tiempo a follar?

  • Hombre, tiempo tenemos, claro que quiero correrme, pero tú no tenías prisa?

  • Que va, era mentira joder, no me voy de aquí ni aunque venga la policia jajajaja. Voy a follarte el chocho tan rico que tienes...

  • Uhh.. sí, estoy muy cerda, quiero correrme. Tienes condón?

  • Pues ahora que lo dices, no, mierda, te importa?

  • Claro que me importa... estoy casada, no quiero problemas... además mi marido se operó hace un año para no tener hijos, sería muy descarado que me quedase embarazada jajajaja

  • Madre mia, y que hacemos? Yo no llevo... si no tienes tú...

Pensaba que me iba a quedar sin follármela. Seguramente ella no tendría condones, para qué le iban a hacer falta. Yo desde luego no llevaba, estaba seguro, porque cuando llevo lo sé. Mis esperanzas de probar el interior de ese coñito estaban desapareciendo, y tras un silencio de unos cuantos segundos, y ya empezando los dos a pensar que íbamos a follar, la cocinera dio el siguiente paso... Mientras se tocaba su coño, me dijo:

  • Mira... da igual... vamos a follar, pero intenta no correrte dentro anda, sácala al final y ya está...

  • Va, estaba ya nervioso joder... ven, apoyaté en la pared.

La ayudé a levantarse, estaba de rodillas por la mamada. Apoyó sus manos en la pared y echó ese precioso culo hacia atrás, y arqueó la espalda. Apenas podía andar porque el tanga en sus tobillos se lo impedía, así que se lo sacó de un pie y abrió bien las piernas. Tras agachar mi cabeza y volver a chuparle y escupirle en el coño un par de veces, apoyé mi polla en su agujero y se la metí de un golpe.

  • Hoooostia... que gusto. Estás ardiendo de verdad, zorra.

  • Ahhhh... que bien, llevo veinte minutos en el baño con unas ganas de sentirme llena que me moría... dame fuerte que estoy mojada, no te cortes... dale..

Mis manos agarraron su cintura y empecé a bombearla bien. Los labios de su chocho abrazaban a mi polla como una mano, y esa mujer estaba completamente empapada. Vaya polvo estabamos echando los dos, ya no nos cortábamos y estabamos gimiendo y resoplando en aquel baño, donde el calor empezaba a ser insoportable y solo se olía a coño y polla.

  • Arggg... ummm... siii... siii.. dale, dale, dale... ohhhh... ohhhh... dale niño...

  • Toma, toma, que gustazo, que coño tienes putón.

  • Sientaté en el váter que me voy a sentar encima... ahhh...

Me senté de nuevo en la taza del váter y la mujer se puso de espaldas a mi. Tras agarrar mi polla con su mano, se sentó hasta el fondo. Tuve que agarrarme al váter mientras ella empezaba a sentar y a pajear mi rabo con su vagina, las sensaciones eran indescriptibles. Lo único que se oía en el baño, además de nuestros soplidos, era su culo golpeándo mis muslos. Mi amiga no aguantó más y tras apretar con sus uñas mis piernas, tuvo su orgasmo...

  • Ahhhhhhhhhhhhhh, aaaaahhhhhhhh... me corroo...... ummmmmmmmmm... dioooooooooos... siiiiiiii joder....

  • Te gusta eh? Correté puta, que llevas un rato aquí sola tocándote el coño eh? Que ganas tenías? Toma... correté... mojamé entero...

Su coño empezó a emitir contracciones, que apretaban aún más mi polla, exprimiéndola por dentro. Yo tenía ganas de correrme, el polvo estaba siendo una maravilla, y aproveché que la tía estaba concentrada en lo suyo para empezar a regarle sus entrañas con mi lefa. Pensaba que se iba a enfadar, pero en realidad le dio igual.

  • Ahhhh... te estás corriendo? Cabrón... ufffff... te he dicho que no... argg... bueno dale, dale, vacíate... que gusto hostia...

  • No quería... ummm... perdona... no me he dado cuenta... uffff dioooos....

Me corrí menos que antes, como es lógico, pero aún así mis huevos volvieron a vaciarse enteros, porque tras levantarse de encima gran cantidad de esperma salió de su agujero, manchando mis muslos. Estaba sudando como un cerdo pero hacía tiempo que no me corría de esa manera, vaya giro había dado la noche, y todavía había más...

  • Madre mia... espero que no haya sorpresas. Uf.. vaya polvo, se me sale el corazón por la boca nene. Voy a airear esto un poco y a limpiar la cocina, te abro y te vas vale? Ni una palabra de esto, esto no ha pasado okey?

  • Si si, no te preocupes, me voy ya... ha sido un polvazo. No querrás repetir otro día no?

  • Ha sido increíble pero no, demasiado me la estoy jugando ya con otras cosas en mi matrimonio, no eres el único al que me he follado esta semana, así te lo digo...

  • Ala, que te va la fiesta... bueno jajajaja, pues sin problema, no se ni tu nombre no te preocupes.

  • Jajaja, las cosas que tiene que hacer una... bueno vente hijo, que te abro...

Nos terminamos de vestir y abrimos la puerta, por poco me da un infarto cuando vi lo que vi. A ella también. Un hombre muy alto, calvo, y de avanzada edad estaba delante de la puerta con una cara de mala hostia terrible. Pensaba que me iba a partir la cara ahí mismo. La cocinera salió rápido del baño y se fue para la cocina, y el hombre siguió impasible, mirándome fijamente a mi, yo intenté pasar por la derecha para irme pero el hombre y sus palabras me cerraron el paso:

  • Donde coño crees que vas payaso? Os llevo oyendo diez minutos, que haces aquí, quien eres?

  • Ehhh.. perdona, es que ha sido de repente, me voy ya, soy un cliente...

  • Lo que eres es un sinvergüenza.

Me pensaba que iba a darme una paliza, incluso pensé que era hasta el marido de esta mujer. Pronto salí de dudas. El hombre era ruso, parecía hasta uno de esos que está en la mafia, una cara de mala hostia que la verdad me daba miedo.

  • Tira pa dentro otra vez y callate la boca. Cierra la puerta.

Solo pude andar hacia atrás porque no tenía más opciones. Entramos en el baño y cerró la puerta.

  • Crees que puedes venir aqui y follarte a mis cocineras o que te pasa amigo, tu estas loco? Esto es negocio serio, no quiero tonterias. Quitate el pantalón venga, fuera

  • Como? que dices tio? Yo no soy gay (en realidad no lo soy, pero me encanta que me enculen).

En ese momento tenía más miedo que otra cosa...

  • No me oyes? Yo si soy gay, ella lo sabe, mi cocinera, pero pago bien, por eso ella callar y no decir nada. Quitate pantalón que te voy a romper el culo, tu callate o vas a tener problemas.

  • Tio dejame en serio anda - le dije mientras mi mano derecha estaba a punto de desabrocharse el cinturón otra vez...

  • Es el precio a pagar por venir aqui a follarte a mis cocineras, hijo de puta, venga fuera ese pantalón coño o me voy a enfadar que me van a oír hasta fuera

Pasaba de discutir más y ya me estaba imaginando a ese señor destrozándome el agujero trasero, así que no perdí el tiempo y ya estaba volviendo a ponerme cachondo. Me desabroché el pantalón y lo dejé caer hasta el final. Mi ropa interior fue detrás.

  • Mira que culo de maricón que tienes. Tu no eres maricón pero tienes culo de maricón. - me tocó el culo con su enorme mano.

Ese tío debía tener, por lo menos, 60 años. Era muy raro, porque físicamente era alto y fuerte, como si fuera un hombre de 35, pero su cara claramente era la de un anciano. En definitiva, eso ya no me importaba, mi polla estaba babeando líquido preseminal otra vez y yo lo que quería era recibir polla por detrás. Vaya sorpresa se iba a llevar ese tío cuando me empezara a encular. Y como la cocinera me oyera gemir... aún mayor iba a ser su sorpresa.

  • Ten cuidado vale? Hace tiempo que no me follan el culo... - me apoyé contra la pared y me abrí el agujero con las manos.

  • Aaaanda... que ya te han follado eh? sorpresa sorpresa, entonces mi polla te va a gustar amigo.

Tras abrir la cremallera y sacarla por el agujero del pantalón, por poco se me salen los ojos. Vaya pedazo de polla. 20 centímetros estando aún algo flácida, eso me iba a destrozar el culo. Preferí olvidarme de lo que acababa de ver y mi mano llevó saliva a mi culo, empezando a preparar el terreno para el invasor. El hombre cogió sus dedos, los cuales también iban con saliva y me los metió rápidamente en el culo. No tenía ningún cuidado porque los movía rápido, no tenía intención de prepararme el culo, yo creo que simplemente quería ponerse más cachondo él.

  • Buen culo, me va a dar gusto. No tengo tiempo para historias que tengo que cerrar tienda y me estan esperando... he venido a por unas cosas sabes? Y os he oido. Y ahora estoy cachondo. Tengo que saciarme tio, es lo que hay

  • Lo entiendo, no te preocupes... follamé cuando quieras, yo también tengo prisa.

  • Pues venga, voy... - mientras decía esto ya notaba la cabeza de su rabo apoyarse en mi agujero.

Tras hacer esfuerzo y, no lo voy a negar, dolerme una barbaridad, su pedazo de polla se incrustó en mis intestinos y yo solo podía apoyarme contra la pared y aguantar el dolor.

  • Aaaaahhh... caliente eh? Bueno bueno, muy rico. Vamos a follarte este culo maricón, ya verás.

  • Me duele tio, me duele mucho... arggg... no corras por favor.

  • Shhhh calla calla, apoyaté ahí y calla la boca

El tio empezó a embestirme muy fuerte, con todas sus ganas. Mi cabeza golpeaba contra la pared por los golpes que me estaba dando, y viendo que era inutil que el hombre oyera mis súplicas o hiciera caso a mi mano que trataba de separarlo, decidí empezar a hacerme una paja para que el placer calmara el dolor de mi culo. Una gran decisión. Tras unos segundos haciéndome una paja, mi agujero trasero se relajó y la saliva empezó a hacer efecto. Ahora abrazaba totalmente su polla, que entraba directamente hasta el fondo del todo. Las embestidas era muy fuertes, pero cada una de ellas me provocaba enormes descargas eléctricas por mi columna de placer, y mis ojos empezaban a estar en blanco, como cuando me enculan sin piedad.

  • Ohhhh... ohhhh... que culo, que agujero... toma, toma maricón. Toma fuerte - me agarraba como un animal y me embestía con todas sus fuerzas.

  • Arrrrggggg... dale dale, si, si, si... coño si.... aaaahhhhh.... follamé, follamé...

La cocinera, que seguramente estaba oyendo eso, debía estar tocándose el coño otra vez. Mis piernas estaban completamente abiertas y mis manos abrían mi culo al máximo para facilitar la follada a ese hombre. Mi polla ya se tambaleaba de arriba a abajo, soltando muchísimas gotas de líquido. No pensaba que me fuera a correr de nuevo pero en unos minutos más de enculada vi que estaba equivocado. Mis huevos hervían por dentro y supe que en cuanto me tocara la polla iba a manchar la pared de semen, y así fue.

  • Aaaaaaahhhh... siiiiiiiiii... siiiiiiiiiiii... me corrooooo... dale dale.... aaaauuuummmmm - por poco me caía mientras mi polla escupía unos pocos trallazos de lefa.

  • Aguanta... aguanta maricón que me voy a correr yo ya, aguanta... arggg... toma....

Tras un minuto más de enculada, el viejo fue el que no aguantó más. Y su leche me llenó el interior del culo. Fue una maravilla sentir cada gota de su semen mojándome por dentro, porque me aliviaba lo dura que la follaba había resultado.

  • Preñamé, llenamé el culo, así... ohhh...

  • Jejejejeje, ohhhhh... te gusta eh? Ufffffff.... culo tragón amigo. Que gusto, buen culete, si señor... Ohhhh...

El cabrón del viejo siguió durante un par de minutos más dándome polla, que ahora era mucho más fácil con la lefa que lubricaba mi agujero, hasta que sin decir palabra la sacó y se empezó a abrochar el pantalón. Salió del baño e incluso cerró la puerta sin decir nada. Al salir yo después de lavarme las manos y la cara, miré alrededor y no había nadie, pero la puerta del restaurante estaba abierta.

No veía ni al hombre ni a la cocinera, pero los dos habían sudado de mi cara tras haberme dado placer. Decidí irme de aquel maravilloso restaurante de sushi, donde sin duda salía con una sonrisa de oreja a oreja. Desde el sábado me he hecho varias pajas pensando en lo que sucedió en aquel baño. Aún recuerdo como olía a coño y polla, y estoy fantaseando con la idea de volver a ir a cenar, aunque sea solo, un día de estos...

Os mantendré informados.