En el reflejo de sus ojos pardos. San Andres
Nos besamos en el lago el poseía mi cuerpo y yo no podía pensar en si esto era pecado, era mi tío o era mayor que yo solo miraba sus ojos pardos, sin dejar de besarle mientras me hacia el amor.
mi ultima trilogia de este semestre.Dedico este relato a dos personas muy especiales para mi RigoSama tienes un talento formidable y no dejas de sorprenderme, a taurus182 por que si yo le narro al amor que te mata para darte vida el hace lo contrario y eso me cautivo totalmente. Y a una autora su historia la que siempre espere aliss. Los dejo con…
En el reflejo de sus ojos pardos.
ANDERSON.
Contemplaba tranquilamente el lago, me gusta venir aquí alejado del pueblo; todos los días a la misma hora a las seis de la tarde para ver el crepúsculo vespertino bañar de dorado los tejados de las casas de mi pueblo San Andrés así se llama y como su nombre sus habitantes son muy beatos y costumbristas aun tenemos costumbres heredadas desde la conquista. Miraba de lado a lado esperando la caída del sol se podía apreciar las personas caminar de aquí para halla tranquilos o al menos eso aparentan cada casa en mi pueblo esconde un problema una vergüenza.
La luz descendía y la sombra abarcaba mayor tamaño, en el parque central esta la parroquia; la parroquia de Lourdes la obra arquitectónica mas apreciada pues tengo entendido fue creada con rasgos barrocos. Seguí contemplando con tranquilidad respiraba el aire puro de los arboles apreciaba el sonido del agua golpear con las piedras nadie tiene tiempo de apreciar esto, nadie viene aquí solo venia el.
El me prometió venir en mi cumpleaños numero dieciocho que fue ayer pero por mas que le espere no llego, quizás la halla olvidado han pasado siete años desde que por alguna razón dejo mi pueblo; su nombre no se me olvida y no hago el intento de hacerlo por que se vendrá. El es Felipe mi tío la ultima vez que lo vi hace siete años el tenia veintitrés un hombre galante, bueno, hermoso como el mismo Narciso de piel blanca como la porcelana, su cabello rubio que al sol parecían destellos de luz, aun recuerdo la mirada comprensiva de sus ojos pardos unos ojos semejantes a las piedras de ámbar, lo fino de sus labios, la fuerzas de sus brazos de sus piernas de su cuerpo.
El crepúsculo desaparecía, las sombras abarcaban mi ciudad las estrellas comenzaba a posarse en lo alto, luego de un tiempo la luna se mostraba radiante con su despampanante color plata bañando las calles ya desérticas, contemplaba las casa todas de tamaños similares todas con la luz encendida me los imaginaba conviviendo en familia. Apreté el pasto con algo de fuerza mientras me alistaba para levantarme.
Me acerque al lago deje mis pies reposar tambaleantes en la orilla, la luz de la luna asemejaba el lago una bandeja de plata podía apreciarme perfectamente mis oscuros ojos verdes, mi cabello ondulado color negro como el de esta noche, mi piel morena, apretando la camisa unos fuertes pectorales resultado de las largas jornadas de entrenamiento, una tableta enmarcada en una sutil silueta de cintura, termine de escanearme pasando por mi paquete que se mostraba abultado y termine en mis piernas.
Me sonreí a mi mismo por que este pueblo y la persona que hay refleja son casi lo mismo lo que me causa melancolía, camine con la mirada perdida esquivando las piedras en el descenso recorriendo un camino aprendido… me adentre a San Andrés sus solitarias calles, sus hogares de estilo contemporáneo, la iglesia esto era San Andrés nada fuera de la fachada al interior de cada casa hay un problema, hay un miedo, hay una sumisión…
al interior de cada casa alguien señala a alguien esperando no ser señalado, al interior de cada casa la mujer obedece al marido, al interior de cada casa los hijos callan lo que piensan por que no les he permitido hablar incluso entre hermanos prime la desconfianza, al interior de cada casa una joven llora su destino le prime la ignorancia no sabe lo que le pasa ve esperanza en cualquier parte, al interior de cada casa una de ellas ha dejado que la ilusión la convierta en juguete del placer.
Me detuve en una esquina, deje que la luz de la farola me bañara, que la sombra que me sigue adquiriera mas fuerza mientras contemplaba mi casa; una casa pequeña vestida de colores pasteles, con un tejado de relieve moderado, observe que de uno de los costados de la chimenea salía humo…suspiro… y al interior de mi casa prima el dolor y la soledad.
Cruce la calle sin dejar de observar la ventaba intentando visualizar la sombra de mis padres pero no daba con ellas, pose mi frente sobre la madera saque las llaves levante la cabeza e ingrese.
Empuje la puerta con el pie espere que el sonido me avisara que se había cerrado, mi madre estaba sentada a un costado de la chimenea con el espejo en una de sus manos y el marquillaje en la otra, siempre tan femenina tan delicada… su cuerpo esbelto un cabello negro oscuro ondulado como el mío, ojos verdes, piel morena, carnosos labios rojos, la mujer mas bella doña catalina tiene treinta y siete años; comprometida desde su infancia con mi padre.
Me acerque a ella me incline a su costado apoyándome en el reposabrazos le mire con alegría, ella acaricio mi rostro mientras me sonreía, sus pulgares recorrían mis pómulos, apreté mi mano en una de las suyas y le bese.
-te amo madre.
-yo a ti Anderson, no lo olvides siempre contaras conmigo.
Mire la muñeca de su mano adornada con una pulsera de plata que decía mi nombre de ella colgaba una estrella, la estrella de Alpheratz una estrella ubicada en la constelación de Andrómeda la mas brillante de esta es fácilmente visible durante las noches en un cielo totalmente oscuro cuando subo a la colina siempre tengo la esperanza de verla pero hace tiempo me ha abandonado… mi madre me contaba que mientras estaba embarazada subía halla a contemplarla pero después de mi nacimiento se ha encerrado en este pueblo de prisión al aire libre.
Tengo la misma pulsera, la mía es de oro pero sin la estrella solo la cadena que dice su nombre. Me ofreció la copa de vino rojo que reposaba en el marco de la chimenea me la acerco a los labios y me dejo beber varios sorbos de esta. Me levante ella jalo de mi camisa y me acerco sentí sus labios posarse sobre mi frente.
-¿ya comiste?
Mi madre negó con la cabeza mientras se serbia otra copa de vino, ingrese a la cocina y me dispuse a prepararle algo.
…portazo… -buenas noches. Grito mi padre mientras ingresaba al interior
Mi madre se quedo en silencio unos segundos para corresponderle en un hilo de voz casi inaudible, Salí de la cocina y aprecia a mi padre tomar con fuerza el rostro de mi madre y acercarlo rústicamente a sus labios, mi padre gimió de gusto mientras le soltaba; mi madre no dejaba de apreciar el vino.
-tengo hambre. Replico autoritario
-Andrés esta cocinando.
Mi padre me miro enojado, -¡bastante vaga me saliste eh, solo haces beber y malgastar mi dinero por que para eso sirves!
Mi madre guardo silencio ante los constantes movimientos de sus manos que amenazaban con golpearle, mi padre se sentó en el comedor y nos ordeno que hiciéramos lo mismo después de servir. Tomo el tenedor con desgana y se llevo el primer bocado.
-¡que mierda es esto, esta asqueroso! Dijo mientras escupía sobre la mesa.
Antes de que pudiera mirar a mi madre este empujo el plato con el brazo y lo dejo quebrarse en el suelo.
-¡recógelo! Le ordeno.
Mi madre esquivo mi mirada, alejo la silla y se levanto; la impotencia de verla así y que no era la primera vez me mataba por dentro quería coger a mi padre golpearlo contra la pared, tumbarle cada diente pero no podía por que tal como mi mama teníamos miedo. Mi padre al ver que mi madre no se inclinaba a recoger se levanto y la tomo del cabello mi madre le tomo del brazo evitando que le lastimara.
-déjala, le grite mientras me levantaba apretando los puños contra la mesa
Mi padre lanzo a mi madre con un movimiento de manos, camino despacio rodeando la mesa para dar conmigo le mire a sus ojos negros, apretó sus labios con los dientes, su semblante no cambiaba un tipo rudo que a lo largo de sus cuarenta y cinco años solo acumulo arrugas y alimento una enorme barriga.
-que vas a ser ¡he! Amenazo mirándome con superioridad
Apreté el puño sobre la mesa sin apartarle la mirada, sin mencionar nada.
-no eres capaz… acerco su labios a mi oído seguro de sus movimientos como era común en el sentí su aliento respirarme la nuca –no tienes agallas marica. Gire los ojos para mirarle pero antes de que resonara algún rastro de voz en l recinto sentí su manaza golpear fuertemente mi rostro, sus dedos se apretaron en mi cabellera en un movimiento ágil la golpeo contra la pared.
Sentí un dolor increíble en la cien, los cuadros cercanos al golpe cayeron al suelo para terminar quebrados en el suelo. Mis piernas perdieron fuerza estaba cayendo mi brazo se apretó contra el suelo para recibir todo mi cuerpo después; mire a mi padre desde este lugar con su aire superior, seguí sus pasos hacia la puerta…portazo…
-hijo estas bien. Corrió preocupada mi madre
Le tome de la mano para levantarme, me dolía verle así con la fina capa de agua contenida en sus ojos, observar el temblar de sus labios, su rostro marquillado tapando los moretones de su piel… y yo aquí pensé apretando el puño con fuerza, yo aquí sin poder hacer nada solo llorar en sus brazos lamentado las escenas pasadas.
Ayude a mi madre a recoger los vidrios quebrados, a levantar los cuadros, a organizar la mesa, a recoger la comida a colocar todo a la normalidad… subí a mi habitación al ingresar a este apoye mi espalda en la puerta y me deje caer mientras esta se cerraba, intentaba no llorar calmarme, mi respiración se agitaba con el recuerdo, tenia un nudo en la garganta quería gritar pero no podía… no lo hacia, golpee con fuerza el suelo mientras abría la boca para recobrar un poco el aire miraba con desespero buscando una salida las lagrimas se acumulaban no necesitaba parpadear para que estas rodaran por mi mejilla.
Me levante tambaleante y me deje caer en la cama apretando la almohada a mi rostro esperando que secara mis lagrimas, el corazón se apretaba con cada puntazo estaba lastimado estaba sangrando estaba muriendo y yo con el, apreté un poco mas le almohada que la ausencia de aire dopara mi cabeza y le tranquilizara… y entre lagrimas me dormí.
Luego de un tiempo un nuevo portazo me despertó de mis sueños.
-¡estas bebiendo! ¡¿Acaso es lo único que sabes hacer puta?!
-no grites Anderson esta durmiendo
-yo grito en mi casa
Así comenzó nuevamente la discusión apreté mi cuerpo a la cama, me cubrí con las almohadas mientras les seguía escuchando pero faltaba poco…un golpe… y tras ese sonido todo quedaba de nuevo en silencio.
Mi celular sonó nuevamente, me levante tras su cuarto sonido; sentía los ojos cansados bastante pesados me senté de golpe sentí como todo me daba vueltas, deje descansar mis manos en mis piernas un momento las apretaba a medida que los recuerdos venían a mi cabeza.
Suspire fuertemente mientras me levantaba ingrese a la ducha y me bañe, al salir acompañe a mi madre a desayunar. Pase con ella toda la tarde, como siempre no tocábamos el tema preferíamos hablar de nosotros.
-no tienes que pasar todo el día conmigo Anderson. Dijo tomándome de la mano mientras nos mirábamos el uno al otro sentados en el sofá.
-pero que dices mama si yo la paso bien contigo. Dije sonriéndole mientras le besaba en la frente para luego volver a ver la televisión.
-pero eres joven deberías salir jugar futbol, tener novias que se yo lo que hagan ustedes hoy.
-mama este pueblo no es para mi. Dije algo burlón sin mirarle.
Mi madre sonrió por lo bajo, dejando caer su mano al sofá –eso decía Felipe.
Sonreí al escuchar el nombre de mi tío pensar que le volvería a ver algún día o que en algo me estaba pareciendo a el; siete años atrás todo lo que hacia lo hacia con mi tío pero un día solo se despidió y se fue nos hemos comunicado poco el pueblo sigue sin buena comunicación pero cada día le extraño mas, la familia de mi padre no habla de el… no se los motivos y prefiero no pensar en ello.
Me levante del sofá y le tendí la mano vamos ya casi son las seis.
-¿A dónde? Dijo en un semblante desconcertado mientras me tomaba de la mano.
Agarre su bolso y se lo pase, la guie unos pasos a la puerta sin soltarla de la mano –al lago. Le respondí ella se detuvo en una mirada de queja, le jale suavemente del brazo mientras le sonreía finalmente logramos salir de la casa.
Caminábamos por San Andrés las personas nos miraban con una sonrisa falsa en el rostro nosotros les correspondíamos de la misma manera, algunas mujeres del pueblo se me acercaban con esa mirada carroñera a la pelea de quien podría o no acercarse a mi; pero si algo tengo de mi madre es que es celosa y mientras valla con ella difícilmente alguna de ellas podría caminar mas de una cuadra con nosotros y al final del día en estos siete años también había aprendido bien por que yo hacia lo mismo con las mujeres de pueblo que se acercaban solo para obtener un chisme semanal.
Pasamos la plaza principal saludamos al padre de la parroquia y luego de unas cuantas bendiciones seguimos nuestro camino poco a poco dejábamos a San Andrés a nuestras espaldas; la tarde comenzaba a descender y no habíamos llegado. La mire alegre estaba bastante cansada se veía radiante con ese vestido azul, sus tacones de baja punta, su cabello ondulado atenazado por una moña descansando en el hombro de ella…estaba hermosa…
-mama camina mas rápido.
-no puedo ya me duelen los pies esto no es como lo recuerdo.
-jajaja te cargo si quieres
-no me voy a poner en esas Anderson. Dijo divertida mientras me alcanzaba su mano para que le ayudara a subir las piedras.
-te lo pierdes. Deje jocoso mientras me adelantaba.
Al llegar al lugar mi madre bastante agitada pero sonriente me gustaba verla así, -no recordaba lo bello que era estar aquí. Soltó de golpe
Nos sentamos un momento a contemplar el anaranjado del cielo, no sabíamos cuanto tiempo pasaba no decíamos una palabra solo apreciábamos el sonido del viento, las hojas de los arboles caer a nuestros pies.
-de razón no abrían la puerta, tienen suerte que conozco este lugar. Dijo una voz masculina bastante profunda.
Gire con el corazón en la mano parpadee dos veces intentando aclarar la vista, trague un poco de saliva, estaba sin palabras; frete a nosotros había un hombre de treinta años vestido con una camisa blanca con cuello V ancho que dejaba apreciar sus pectorales por encima, se les observaba bastante abultados, un abdomen duro como una piedra como se podía apreciar, sus piernas fuertes… no pude evitar detenerme en un paquete que se mostraba abultado palpitante debido al calor que produce subir hasta aquí.
-¿Felipe? Pregunto mi madre incrédula de la imagen que yo también veía. –pero mírate como has cambiado en estos años eres un hombre.
Ella se levanto mientras yo me quede ahí sentado, sin palabras que decir tantos años esperando este momento y ahora no sabia que decir.
-pero tienes la misma cara de niño. Continuo mi madre mientras le tocaba el rostro
-y tu, no me vas a saludar. Dijo acercándose a mí mientras me tendía la mano.
La levante intimidado sin apartar la mirada de sus ojos pardos. –tío, que sorpresa. Fue lo único que torpemente pude articular.
-los veo en casa que se me hace tarde. Dijo mi madre mientras me levantaba.
Vi su silueta desaparecer en el descenso, mi tío se paro frente a mi con su aposento de cuerpo mil veces mas fuerte que el mío y me abrazo apreté su espalda ancha como pude. Su mano me acaricio el cabello con cariño, le apreté mas fuerte a mi la espalda de el vibro con su risa –pensé que no me habías extrañado.
Nos sentamos a la orilla del lago, le escuchaba contar anécdotas de la gran ciudad lo difícil que es adaptarse me conto que encontró alguien quien le ayudara, me dijo que consiguió trabajo, que termino de estudiar, que ahora esta muy bien… me pregunto por mi le conté mas de lo mismo en este pueblo no pasa nada lo mas trascendental fue terminar mis estudios hace dos años, me sentía apenado al no tener nada que contar… o si tenia pero no eran cosas que el quisiera oír.
Nos levantamos para apreciar el sol ocultarse faltaba minutos para dejarlo de ver, el aspiro fuertemente, me escaneo con la mirada me sentí intimidado –los dieciocho por fin eh.
Agache la mirada apenado, mientras asentía lentamente; que bien dijo empujándome con el codo un golpe que me desestabilizo por que no lo tenia planeado retrocedí un poco y me detuve en la orilla al intentar mantener el equilibrio uno de mis pies hundió la arena y caí al agua.
Chapotee mientras tomaba agua como un loco, le vi preocuparse se quito la camisa rápidamente y se acerco a la orilla le tome del brazo y le jale a mi un sonido fuerte del agua advirtió que había caído en esta.
-coño lo hiciste de aposta ¿verdad?
Sonreí animado, el agua estaba muy fría, Felipe comenzó a golpear el agua mandando cantidades de esta a mi cuerpo, se acerco para hundirme le agarre de los brazos intentando hacer que me soltara pero era imposible perdía mas aire del que tomaba.
-ya tío, ya no mas… dije suplicante entre momento en que me sacaba a la superficie.
Me deje hundir y le tome de la cintura, su cuerpo se contrajo tenia razón no había dejado de ser cosquilloso. Me tomo de las manos y me apretó a la orilla el gua me tenia helado el cuerpo el agua estaba bañada de un intenso naranja que hondaba interactivo ante nuestros movimientos.
Con una mano me agarro ambas manos con la que tenia libre, se acomodo el cabello que parecía totalmente rubio el agua le había dado un gran aspecto, las gotas reposaban en su rostro; descendían por su mejilla, algunas quedaban en forma de gotas en sus finos labios. Me miro profundamente como contemplando el color de mis ojos yo hice los mismo con los de el la agitación comenzó.
Mi tío apretó su cuerpo al mío dejándome sin salidas, el aroma de su aliento acariciaba mi rostro, sus manos perdieron fuerza y me soltaron sentí como el agua se abría paso en mi piel la sensación era grandiosa. Mi mente vago en su cuerpo solo visualizaba una imagen una que me daba miedo pero no quise pensar en ella ni en San Andrés en la falda de esta colina solo le veía a el.
Deje mi mano descansar en su nuca le apreté un poco la tensión le produjo una fuerte salida de aire, estaba nervioso; le acerque a mi deje que sus labios acariciaran los míos mientras no dejaba de acariciar su cabellera; le mordí el labio sus manos me tomaron de la cintura el contraste de temperaturas entre el agua y su piel era indescriptible.
De un momento a otro sus labios se detuvieron el miedo se apodero de mi cuerpo, me aleje de ellos deje caer mi mirada al agua mientras Felipe no dejaba de apreciarme.
-discúlpame, no debí…
Su mano me acaricio el hombro le seguí su movimientos, ascendió por mi cuello, me tomo de la barbilla y me obligo a mirarle, los últimos rayos de luz cubrieron sus ojos por un momento se acerco rápidamente a mi para volverme a besar, pero esta vez con mas intensidad su lengua invadió mi interior me calmaba el frio con su saliva, su cuerpo me dejo sin salida me apretó al punto de hacerme gemir pero el no paraba de besarme yo tampoco dejaba de acariciar su espalda. Hundió sus brazos al agua y levanto mis piernas las enrolle en su tableta.
Despego sus labios de los míos por un momento para despojarme de la camisa la coloco al pastizal cerca a nosotros, su lengua lamio mis pómulos resiguió por mi oído apretó sus dientes mi lóbulo me encargue de comerle el cuello de beber las gotas de agua de su cuerpo.
Abarcaba mis labios en su piel, mordía sus músculos le escuchaba gemir ¿esto no estaba bien, esto es pecado? Dijo una voz en mi interior, detuve mis besos pero mi tío me apretó a el con sus brazos contemple la figura difuminada de las estrellas en el lago, Felipe se aparto un momento y antes de que pudiera hablarle me comió la boca. Sus manos dejaron de acariciar mi cuerpo y comenzaron a desabrochar mi cinturón, lo saco del agua mientras su otra mano me desabotonaba.
El hundió su cuerpo luego de una profunda inhalación, su cabellera se perdió en la oscuridad del lago. Gemí en el aire mientras sentía sus manos despojarme el pantalón me deje bañar por el color plata de la luna era mágico, no era planeado, solo era…
Salió rápidamente con el pantalón en su mano no dejo de mirarme, sus dedos apretaron mi abultado paquete por encima del bóxer, me sonrió como un niño jamás se me olvidara esa sonrisa fue como un flash en mi vida, bajo de nuevo en el agua resonó el estallido de las burbujas de aire sus dedos me bajaron el elástico dudo que admirara mi pene en la oscuridad del lago pero de lo que estoy seguro es que sus labios sintieron el calor del mismo.
Un corrido eléctrico me recorrió mi columna y altero mis pensamientos, su mano me apretó con fuerza el palo se ingreso mi mástil de carne a la boca apretó mi glande a su paladar, el calor de su boca era algo que jamás había sentido. El paro para tomar aire.
Felipe salió del agua me miro sonriente, sus ojos pardos, su piel blanca bañado por el color plata de la luna, las ondas del agua alrededor de su cuerpo… un dios.
-es tu primera vez. Dijo sin dejar de sonreír. Yo simplemente le mire sin decir palabra el sonrió un poco mas y se acerco a besarme.
Debajo del agua su mano no dejaba de pajearme con lentitud, apretado de forma pausada su pulgar me acariciaba el glande una y otra vez… sentía una leve presión en el abdomen. Deje que mis manos encontraran su correa y le despoje de la misma.
Felipe volvió a sumergirse pero antes de hacerlo inhalo un poco mas aire que la ultima vez, su boca se apodero de mi miembro sus labios apretaron mi glande mientras su lengua se encargaba de acariciarle. Apoye mis manos a la orilla con algo de fuerza me levante un poco, sentí el frio del ambiente rosar mi piel.
Luego de pocos minutos, yo me sentía en el cielo con sus besos, con sus caricias, con su boca cuando se apoderaba de mi; Felipe logro despojarse el pantalón me giro mire la hojarasca del lugar el pastizal ladeando de un lado a otro totalmente iluminado.
Deje mi culo a su merced, sus manos me acariciaron el pecho mientras me apretaba las tetillas le sentí apretar su miembro a mi culo. –tío… dije indeciso
Su boca se apodero de mi oído le lamio unos segundos para luego escucharle decir –no te are daño, eres mi pequeño.
Cerré los ojos con fuerza, su miembro se sentía bastante cálido un poco mas grande que el mío unos diecinueve centímetros quizás, bastante grueso que se apoderaba de la raya de mis nalgas se acomodo un poco luego su glande acaricio mi ano.
Apreté mis dientes con fuerza, sentía mi ano dilatarse intentaba ordenarle a mi cadera que se tranquilizara, mi tío alejo su miembro unos instantes me beso la nuca sentía como sudaba el calor de mi cuerpo me sofocaba el correr de el agua no podía calmarme; seguí la esencia de sus labios y le bese, su mano descendió a mi culo sus dedos acariciaron mi ano una y otra vez mientras intentaban ingresar despacio. Centímetro a centímetro me dolía un poco pero el me apretaba a su boca. Una lagrima rodo por mi mejilla pero no lloraba dolor…no…no era eso.
Felipe retomo su posición, sentí el calor de su glande entre mis nalgas, al encontrar mi ano.
-aaah, gemí mientras este se abría paso centímetro a centímetro.
Las paredes de mi esfínter le apretaban, mi tío me penetraba sin sacar su pene en su totalidad, el movimiento se hizo mas veloz y el dolor era calmado por el deseo de tenerle, luego el agua nos abría el paso molesta con el juego lento de caderas que sus manos guiaban. El placer que sentía era indescriptible.
Me pajeo con una mano, no había perdido el calor de sus labios durante sus envestidas, mi ano fue cediendo y sus penetradas eran mas fuertes apretaba con fuerza el pastizal. No podía abrir los ojos solo me dedicaba a inhalar su aroma. A sentir la potencia de su cuerpo apoderarse del mío.
La presión en mi abdomen se hizo mas fuerte podía sentir como la lefa se movía para querer salir y en su movimiento el aprisionaba las paredes de mi esfínter, gemí varias veces el acelero la paja sentí mi mástil de carne engordar un poco mientras mis venas no paraban de bombear sangre debido a semejante presión.
Me corrí en un ultimo gemido la lefa se perdió en el lago, solo sentía como con cada envestida los trallazos eran abundantes, su mano me apretó un poco mas y me pajeo de esta manera sentí como me vaciaba totalmente.
-me corro. Me aviso mientras apartaba sus labios de los míos sin dejar de inhalar fuertemente el aire del ambiente.
Mi interior fue invadido por el, y me sentía bien, el calor de su lefa en mi interior era agradable, sus ultimas envestidas fueron mas agiles para por ultimo detenerse.
Salimos del agua me desplome sobre el pastizal totalmente agitado, el se monto sobre mi y reposo en mi pecho. El agua descendía por nuestra piel, mire la luna mientras le sonreía como un idiota.
-no quiero irme, le dije suplicante a mi tío.
El me dijo que esperara camino unos paso y saco una maleta detrás de las rocas que daban pie al descenso, no había visto la maleta pero agradezco que la trajera en su viaje, contemple su cuerpo desnudo sus potentes nalgas, sus piernas, su pene que ya se encontraba flácido pero aun así muy apetecible. Es pecado, despierta estas en San Andrés la misma voz me volvió a repetir ♫ No, no es necesario que lo entienda, por que nunca le ha servido la razón al corazón, el corazón no piensa… No mi vida, ¿para qué te esfuerzas? no me tienes que explicar, siempre tu libertad, por mucho que eso duela♫ lo que en el interior ya conocía. Pero que me importaba si esa bola de plástico me señalaba, que me importaba que fuera siete años mayor que yo, que me importaba que fuera mi tío… si a el no le importaba por que debía tener miedo. Por que no tenerlo.
Saco una tienda de campaña le ayude armarla en unos instantes me presto algo de ropa mientras tendimos la nuestra en los arboles, el también se cambio me pidió que ingresara y en sus brazos me dormí.
-buenos días. Dije moviéndome de un lado a otro al notar la luz de la mañana filtrar la tienda de campaña, parpadee varias veces intentando aclarar mi vista me senté de golpe me sentí mareado pero esta vez los recuerdos del despertar eran bonitos.
Busque a Felipe con la mirada pero no lo encontré, asome la cabeza al exterior pero solo estaba mi ropa tendida en el árbol; fue real, yo lo sentí real me repetí mientras mi mente comenzaba a alterarse. Removí las cobijas buscando algo que me dijera que me diera respuesta.
Encontré una carta entre las cobijas finamente doblada, tenia algunos parches manchados como cuando cae una gota sobre el papel y altera su color.♫ Y si, entiendo que quieres hablar, que a veces necesitas saber de mi pero no sé si quiera saber de ti, y vivir así, seguir así… pensando en ti♫
Mi pequeño, Anderson.
Soy un cobarde en estos momentos por que no soy capaz de darte la cara, pero no podía ver tu rostro mientras destruía tus ilusiones eso me aria cambiar de parecer y no quiero que eso pase, lo que vivimos anoche jamás lo olvidare no solo era tu primera vez para mi era la primera vez que sentía que hacia el amor. No puedo regresar a San Andrés pero tampoco te puedo llevar conmigo… no puedo por favor entiende.
Eres valiente, esta es una despedida por que dudo nos volvamos a ver; esta vez no te prometeré nada eso no valdrá la pena TE AMO no quiero lastimarte, no podría hacerlo. Tu aroma me acompañara donde camine… y eso Anderson será suficiente para los dos.
Mírame como quieras, ódiame pero jamás digas que no te ame…
Con un dolor en el alma.
Felipe.
FELIPE.
Me pare en la estación del tren mientras lloraba, maldecía lo que había echo… las personas miraban incrédulas de lo que pasaba. Mire hacia atrás a la espera de que llegara en el fondo conocía que no pasaría; aun faltaba una hora para que llegara el tren que me llevara a la ciudad.
El celular sonó y mientras suspiraba intentando calmar mi voz conteste. -¿Cómo estas amor?
Deje que una lágrima rodara por mi mejilla mientras intentaba reponerme –estoy bien Javier.
-¿estas bien amor?
-si, si solo es la nostalgia de tener que partir de mi tierra natal, el tren no se demora te parece si hablamos en casa.
-amor, te extrañe… te amo.
-yo a ti. Dije apretándome el pecho ante la ausencia de aire.
Colgué en unos minutos llego el tren, deje que las personas subieran primero me deje de ultimas respire hondamente sin dejar de llorar; limpiaba mis mejillas una y otra vez pero no era suficiente.
-¡Felipe!♫ No digas nada ya por favor, te entiendo, pero entiéndeme a mi. Cada palabra aumenta el dolor y una lágrima quiere salir♫
Grito una voz que me dejo helado a centímetros de mi estaba Anderson inmóvil con el corazón en la mano sin dejar de llorar con una carta en la otra; se detuvo dejando caer sus fuerzas nos miramos un lo que para mi fue un largo rato sin decirnos nada.
El se acerco y yo retrocedí mi corazón palpitaba con fuerza podía oír el suyo retumbar en mi cabeza, -lo lamento. Dije sin energía con un fuerte nudo en la garganta.
Me subía al tren cuando el me tomo de la camisa le mire el tenia la mano agachada en el pavimento quebraban sus lagrimas –lo lamento, le repetí. Me tomo de la mano el tren comenzó a sonar no quería soltarlo pero debía hacerlo.
♫ Y por favor no me detengas, siempre encuentro la manera de seguir y de vivir aunque ahora no lo tenga.♫El tren comenzó a andar y el camino con el la velocidad aumento y el comenzó a correr sin dejar de llorar sus ojos verdes brillaban inigualables, cuando la velocidad se hacia imposible para su cuerpo le solté de golpe. Anderson callo al suelo producto del desequilibrio y hay permaneció hasta que deje de verle…
…el amor duele… Los invito a valorar y comentar.