en el puerto
Mi gran experiencia con un moreno que satisfajo mi hambre.
A pesar de considerarme más heterosexual que gay, siendo bisexual he disfrutado un poco más las experiencias homosexuales que las heterosexuales. Contaré a continuación una experiencia que me dejo perplejo y sin poder respeonder a esta pregunta: ¿un hombre puede causar tanto placer a otro hombre? Desde que tenía 14 me vi atraido por algunos hombres y desde eso había tenido muchas fantasías de ese tipo.
Resulta que en una ocasión, estando de vacaciones en la playa veía pasar en frente de mi casa de verano a un considerable nímero de chicos hermosos que merodeaban por aquel camino de arena.
Casualmente ese día sólo me detenía a mirar a los hombres y no prestaba mucha atención al sexo femenino. Aunque tampoco dejaban mucho que desear las mujercitas. El caso es que estaba algo exitado por tanto cuero varonil que pasa en frente de mi humilde casa. Me encantaba el bronceado y el brillo de sus pieles y sus admirables musculaturas.
No encontrado qué hacer, en medio del aburrimiento decidi ir ala feria del puerto que se encuentra a menos de 1 km de mi pequeña casita. Me bañé, me vestí y me dirigí hacia el anhelado parque de diversiones.
Estando ahí todavía con la idea de las imágenes que ví en la tarde y con el deseo de hacer contacto físico con alguno de estos preciosos ejemplares, noté la presencia de una mirada fija e interesada en mi. Era un hombre de unos 16 años, delgado y musculoso. De piel morena y bronceada , ojos cafes claros y una sonrrisa de angel que hacía un hermoso contraste con el color de su piel.
Empecé a ponerme nervioso, ya que sentía su prtesencia y su mirada, y me sentía aún más sexualmente exitado que hace unas 2 cortas horas. No pude resistir la tentación y me hacerqué a él pidiendole que me dejara jugar a los futbolitos, un juego muy popular sobretodo en esa zona. Yo jugué con él y al rosar su brazo con el mio el placer y la exitación se incrementaron. Al final, ganamos todos los juegos aunque no necesariamente gracias a mí. Luego me llamó a parte y en privado me dijo que le gustó jugar conmigo. Me sentí especialmente alhagado con esas palabras no puediendo dejar de mirar esos ojos y esa sonrrisa. Así como esos brazos musculosos que se notaban dada la camisa sin mangas que llevaba puesta.
Mi emoción creció aún más cuando, sin saber por qué me dijo que estaba sólo en su casa por que sus padres habían salido a la cidad por unos pendientes. Me invitó a ir con él, le avisó a sus amigos y nos fuimos en mi auto. En el camino platicamos de relaciones anteriores el tipico ¿Has tenido novia? Y la respuesta: No yo no podía contestar lo mismo y le fui sincero. Cuando llegamos a la casa le abrí la puerta con la caballerosidad que me caracteriza. Y en ese momento me dio un beso en la boca.
Me sorprendí pero le devolví el cálido beso esta vez metiendo la lengua todavía estando fuera de su casa no soltamos nuestras lenguas hasta que empesé a tocarlo con más efusión. Entremos me dijo, yo accedí y nos fumos de la mano hasta su cama bien ordenada. Nos incamos en el colchón y ahí nos seguimos besando mientras yo acariciaba esos brazos que tanto me gustaban y el metía la mano por debajo de mi pantalon mientras me desabrochaba.
Le quité la camiseta y pude al fin notar sus hermosos pectorales, su abdomen y su amusculada espalda mientras acariciaba y besaba su cuerpo el bajaba mi pantalón y me metía la mano. Despues yo le baje el mantalon hasta que los dos quedamos completamente desnudos uno encima del otro besando nuestas bocas. Yo disfrutaba esos labios carnosos y masculinos . Aquella sensación era maravillosa.
Bajé has ta su cuello y pasé por sus hermosos pechos hasta su abdomen y me encuentro con aquel gran instrumento que tanto habría de gustar a las mujeres y que a los gays y bisexulaes nos encanta. Lamí su cabecita y el ojo de aquél gran cíclope. Luego lamí el tronco desde su base saboreando cada milémetro cuadreado de la superficie de ese gran miembro de unos 17 cm. Continué lamiendo su cabecita y me lo fui metiendo a la boca poco a poco deslizandolo contra mi fauce lentamente.
Yo sólo oia sus gemidos mientras me acariciaba mi cabello. Poco a poco comencé a sentir un delicioso líquido espeso caliente con sabor a macho. Lo tragué todo y despues le lamí los enormes testícilos desde su base. Todo acabó con besos y con caricias hasta que me di cuenta que era demaciado tarde y me retiré.