En el pueblo (2)

Al día siguiente....

Amaneció en el pueblo.. Un sol radiante iluminaba las montañas esculpidas caprichosamente por el tiempo. Mauricio seguía dormido envuelto entre las sábanas. Es curioso como , aunque es varón, a veces le hallo tanto parecido a mi. Creo que se parece mucho mas a mi que a su padre. Sus piernas largas, sus pies bien formados, sus manos de pianista, claro que el es mucho mas fornido, mas alto, pero hasta en su rostro me parece encontrar rasgos mios, su nariz recta, los hoyitos que se le forman en las mejillas al sonreir

Yo ya sabía que él iba a dormir como hasta las 11 de la mañana, y siendo apenas las 7.30, yo no quise perderme la oportunidad de salir a dar una caminata por el pueblo. Siempre las mañanas pueblerinas me han parecido hermosas, con tanto movimiento, frutos, colores, olores, gente sencilla y hermosa….además el plan era regresar a la ciudad ese mismo día después de la comida.

Le dejé una nota a Mau y salí vestida al estilo del pueblo, con una falda de algodón, una blusita estilo hippie también de algodón pero salpicada de diferentes tonalidades, y unas sandalias de piel. También me llevé una bolsa de tela por si compraba algo.

Llegué a la calle principal, y comencé a curiosear…en ello estaba cuando veo a unos metros a la misma mujer del día anterior. Majestuosa, apenas un poco mas alta que yo, con su cabello rubio coquetamente despeinado, y esta vez con un vestido de algodón con bordados de colores.

Ella se percató de mi mirada, y con una sonrisa franca, sin rebuscamientos me dijo "hola! ¿Cómo va su estancia?" "Hola, bien gracias….tu vives aquí?" Me contó que venía de Suecia, y que tenia ya casi 20 años viviendo en nuestro país, había llegado a los 15 años, ya que su padre era diplomático.

"Bueno, pues ha sido un placer, mi nombre es Natalia" "Elena, yo soy Elena. El gusto ha sido mío Natalia, que tengan tu y tu pareja un día brillante!" Me lanzó una sonrisa exquisita y siguió caminando calle arriba.

"Oye, Elena! ¿Quieres desayunar conmigo, mi…novio va a dormir todavía un buen rato" Elena volteó con otra hermosa sonrisa, (de donde sacaba tantas sonrisas diferentes y bellas?) y aceptó gustosa la invitación. "Pero con una condición, que me dejes llevarte a un lugarcito especial."

Me llevó a una calle un poco alejada del centro, donde no te topabas ya con ningún turista, y entramos a lo que parecía por fuera una casona, con barda de adobe, un jardín no muy grande pero muy bien cuidado. La casa era de una sola planta , y se sentía un ambiente totalmente natural, relajado, había solamente unas tres o cuatro personas desayunando, era un bufete de puras especialidades exóticas, un platillo hindú, unos orientales, tailandeses, chino, etc, pan hecho en casa, olor a café…en un pizarrón anuncios de actividades culturales….

El desayuno fue una maravilla, esta mujer era una compañía extraordinaria, muy culta, pero muy sencilla, amable, sabía escuchar, sabía hacerte sentir apreciada, escuchada, valorada…mientras me hablaba sobre cosas chuscas que le habían pasado en esta pueblo, reía de buena gana, y tenia la costumbre de llamar tu atención dándote pequeños toquecitos en el brazo. Toda ella actuaba mientras hablaba, sus manos cobraban vida, su cara era un estuche de sonrisas, miradas, gesticulaciones..tenía una manera de comer con las manos que parecía propia de una reina. Nunca me había sentido tan intrigada, tan atraída por otra mujer. Pasé un rato maravilloso.

Nos despedimos a una cuadra de mi hotel. Intercambiamos teléfonos, mails, direcciones, y nos prometimos estar en contacto. Ella me dijo que me quería invitar junto con mi pareja a cenar un día de estos. Yo le dije un "si, me encantaría" pero de pronto pensé que jamás había salido con Mauricio para estar con otras personas como pareja. Ante todos quienes nos conocían, éramos madre e hijo, y no tenía idea de que pudiera pasar si comenzaba una vida doble con mas integrantes que nosotros dos.

Regresamos a la ciudad, y a media semana recibí una llamada de Elena, diciéndome que al otro dia estaría en la ciudad y que deseaba verme. Sentí un brinco dentro de mi pecho. Nerviosa le dije que si, y quedamos de vernos en un café cerca de donde ella tenía que hacer algunas cosas.

No sabía que ponerme. Todo lo que me ponía se me hacia o viejo, o inadecuado, o que no hacia juego…tardé mas de una hora en decidirme por unos jeans de marca, una blusa blanca y unas sandalias cerradas de piel color café. En el cabello me hice solamente una cola, y me puse mi mejor perfume. En el camino hacía el café me noté nerviosa, ansiosa. ¿Qué me estaba pasando? Tuve que aceptar que Elena me atraía. Desde el dia que desayunamos en el pueblo, me venía constantemente a la cabeza, yo trataba de disfrazarlo de admiración, pero era mucho más…era deseo, eran ganas, era excitación.

Cuando llegué al cafecito noté que había llegado antes que ella, escogí una mesa alejada de la demás gente. A los dos minutos la ví entrar. De pantalón negro, muy ajustado pero elegante, blusa blanca, escotada, con las mangas arremangadas, el cuello parado, un hermoso colgante de cuarzo y plata, zapatos bajitos y puntiagudos…al verla sentí como se me subía la sangre a la cabeza, y para tratar de ocultarlo tomé un sorbo de agua.

"Hola cariño…perdón por llegar tarde" me saludó con un beso en la mejilla y tomándome ambas manos. Yo siempre me he sentido una mujer con clase, pero al estar con Elena, me sentía como una niña que apenas ha salido de su pueblo.

Platicamos de dos o tres cosas, cuando ella de la nada preguntó.."¿Cómo es que andas con ese chavito? Eres una asaltacunas o que?" Me puse roja…apenas pude tratar de sonreír. Lo que dije después me sorpendió mas a mi que a ella. "Elena, Mauricio es mi hijo."

"Sabes, Natalia, me lo imaginaba, no te sé decir porqué, lo presentí…" Mi turbación debe de haberse notado muchísimo, porque de pronto sentí su mano tomando la mía. Comencé a llorar.

"Natalia, está bién…corazón creo que es algo hermoso…no te sientas asi cariño…" su mano acariciaba la mia con una ternura tan enorme que me hizo sentir completamente aceptada

"Natalia, quiero decirte que valoro mucho tu apertura, tu libertad, jamás te sientas culpable por amar, jamás… al contrario, a mi me encanta que seas asi…me encanta."

Tomo mis manos entre las suyas. Las apretó con firmeza, pero sin fuerza..y alargando su brazo quitó de mi mejilla una lágrima. "Ya mi niña, no mas llanto que no vine a verte triste" Volvió a tomar mis manos en las suyas.

"¿Sabes Elena, tu eres especial… siento como si te conociera de siempre" sentía que mi corazón latía rápidamente, y un calorcito en las orejas….Elena no soltaba mis manos.

"Tal vez nos hemos conocido antes, no lo crees?" Comenzó a acariciar mis brazos… esta mujer me estaba seduciendo por cada poro de mi piel! Tomé una decisión en ese momento, iba a vivir lo que saliera de esto, quería hacerlo. Le sonreí sin apartar la vista de sus ojos color miel

Sentí su zapatilla tocando la mía…no era ni siquiera una caricia..era apenas una insinuación. No retiré mi pie. Sonreí.

Elena sacó un billete de su bolsa, lo dejó sobre la mesa y me dijo "Salgamos de aquí"

Se paró y le dijo al mesero que teníamos que salir, yo la seguía como atontada, con la cabeza embotada, sin pensar. Ella iba frente a mi, y yo trataba de devorar con la vista cada uno de sus movimientos; sobre todo me fijé en sus nalgas!! Una nueva sensación estaba naciendo en mi, ahora que sabía que iba caminando hacia mi primera experiencia lésbica, la excitación se iba apoderando de mi. Me decía a mi misma que esas nalgas iban a ser mías en un momento, que yo iba a disfrutar a ese pedazo de mujer que tanto había gustado a mi Mauricio

Elena me esperó afuera del restaurante. "Ven, vamos caminando." Llegó a la esquina y dobló a la derecha. A media cuadra entramos a un edificio de departamentos. Era una zona de lujo. Uno de esos departamentos tenía que valer una fortuna! Esta mujer esta llena de sorpresas!

Tomamos el elevador. Elena apretó el séptimo piso. A la mitad de camino tomó mi mano, y nos quedamos viendo a los ojos, ella sonreía como una monalisa. La puerta se abrió, y tras abriri la puerta del 704, me hizo pasar. El departamento estaba prácticamente vacío. Pisos de duela de madera y amplios ventanales que daban a un parque. Cerró la puerta.

Estuve tentada a lanzarme encima de ella. No sé si lo percibió. "Natalia, Natalia, vamos a hacer de esto algo mágico, quieres?" Asentí con la cabeza. Tomó mi mano. "Cierra los ojos corazón" Quiero que me sigas tomada de mi mano, y que me entregues toda tu confianza, déjame llevarte de la mano por el camino hacía una mágica nube…." Escuché que abrió una puerta.."Estamos cruzando la ventana de cielo..no abras los ojos" el olor de ese cuarto era muy especial, olía a maderas finas.

"Ahora te voy a recostar en la nube.." Jaló mi mano hacia abajo y me recostó en lo que parecía una tela enorme hecha bolas. La sensación era en verdad parecida a estar sobre una nube.

"Ahora esperame aquí un minuto corazón, pero te voy a dejar una probadita de leche de Angel.." Sentí el calor de su cercanía, y un olor que me pareció maravilloso. "Abre un poco la boca" Pude notar que estaba muy cerca de mi, pero no tocaba ninguna parte de su cuerpo. Abrí la boca, y sentí la suavidad de su pecho tocar mis labios. Suspiré..y besé su pezón. Nunca había probado la leche de Angel. Sentí como mi cuerpo era invadido por una oleada de calor. Besé su seno por lo que supongo fue un minuto, no lo sé tal vez fueron 5 minutos o 30 segundos, no lo sé. Entonces se alejó y me dijo: "Quédate con ese sabor, ahora vengo."

Continuara