En el poligono industrial
En una calurosa tarde verano dos chicas pasan por donde estoy trabajando, no pasara nada por invitarlas a unos refrescos, ¿o si?
Se acercaron a preguntarme por un centro comercial, estaban perdidas en una zona industrial y yo estaba cerrando la nave y preparándome para irme a casa.
Dos chicas de unos diez y ocho guapas y vestidas provocativas, unas mallas ajustadísimas marcando sus preciosos culitos y unas camisetas aun mas ajustadas. Delgadas, una rubia y la otra pelirroja, no muy altas pero con unas tetitas duras y que marcaban sus pezones en la fina tela.
Yo me acababa de duchar y me había puesto una camiseta sin mangas y unas bermudas. No debía estar mal del todo con el pelo largo y mojado. Empezamos a bromear, eran evidentes las miradas lascivas que echaba s sus cuerpos en la vacía y soleada calle.
Como no parecían tener prisa las invité a un refresco de la maquina de la nave. Cerré tras ellas para que no nos molestara nadie. No sabia si pasaría algo pero estaba a gusto. Nos las tomamos en los sofás donde recibimos a los clientes.
Ellas estaban relajadas y en confianza y las bromas subían de tono. Algún chiste verde y mas de una referencia sexual. Cuando ellas comentaron de pasada que no necesitaban de un chico para pasárselo bien y disfrutar a mi se me puso dura con el hierro imaginándolas desnudas dándose placer la una a la otra.
Desde luego ellas se habían dado cuenta de mi excitación marcadas en la ligera tela. Y para provocarme aun mas la rubia pasa por encima de mi restregando sus duras tetas por mi pecho para darle un lascivo beso con lengua a su amiga. Para que no perdiera el equilibrio aprovecho y le pongo una mano en su rotundo culo sujetándola sobre mí.
Un precioso par de nalgas que a ella no parece importarle que amase y acaricie. La rubia es la mas lanzada pero su amiga una vez rotas las hostilidades se decide pronto a ayudar. Sacando las tetas de la rubia del encierro en la camiseta y acariciando con ello mi pecho al que estaban pegadas. Paso mi brazo por los hombros de la pelirroja acercándola mas a mí y pronto me dejan participar en su beso. Juntamos las tres lenguas juguetonas fuera de las bocas cruzándolas con nuestras salivas allí en medio.
Sus manos se juntaron bajo mi camiseta subiéndola, bajaron sus cabecitas y se apoderaron de un pezón cada una ademas de pellizcarlos con sus dedos. Cada una de mis
manos se metió por dentro de sus mallas bajándolas hasta la mitad de sus bronceados muslos y desnudando sus preciosos culos dejándolas solo con los escasos tanguitas. Empecé a jugar con sus coñitos notando como se humedecían en mis dedos.
No debía hacerlo mal pues oía sus gemidos mientras lamían mi pecho. La dos colaboraban en desnudarme terminando de sacar primero mi camiseta mientras yo me estiraba para liberales de tangas y leggins. Luego mis bermudas, sus sonrisas lascivas al ver que no llevaba ropa interior lo dijeron todo mientras cada una ayudaba a su amiga a librarse de sus camisetas.
Todo eso sin dejar de morrearnos y darnos legua y saliva por el trozo de piel que alcanzaran nuestras lenguas. Fue la pelirroja la que primero se deshizo sobre mis muslos y se clavó mi depilada polla en su también bien depilado coñito. Mientras la otra se ponía a ahorcajadas por encima de mi cabeza para que lamiera los labios de su vulva.
Aprovechando la postura su amiga le comía el culo sin dejar de cabalgarme consiguiendo que sus abundantes jugos resbalaran por el tronco de mi polla hasta Most mis huevos. A la vez que nuestras lenguas se cruzaban d vez en cuando bajo el perineo de la rubia.
Me estaban dejando claro que ambas sabían disfrutar una de la otra aunque yo no hubiera estado allí. Para mi era un privilegio ayudarles a pasárselo bien y que me lo hicieran disfrutar a mí.