En el parque

Lucy sale a correr al parque donde le asaltará un hombre. No obstante, recibirá su merecido. Ballbusting.

Relato gracias a una idea de Grabi y para una fiel seguidora como es Lucy ;). Espero que os guste y de nuevo, gracias por vuestro apoyo.

Era el típico día de verano caluroso. Pero en aquel momento era de noche y el viento fresco hizo que Lucy decidiera salir a correr un poco. Era una chica bajita, con el pelo rubio, unas tetas pequeñas pero bonitas, un culo de gimnasio y un precioso rostro infantil para su edad.

Tenía el parque a unos cuantos minutos, perfecto para no cansarse demasiado. Vestida con un pequeño pantalón corto, camiseta que dejaba ver su ombligo y torso bien trabajado además de unas lindas piernas. Se colocó los auriculares, estiró unos minutos y luego emprendió la carrera.

—Espero batir hoy mi record—pensaba animada por la música.

No había nadie salvo ella y las pocas luces de las farolas que iluminaban algunas zonas. Sin percatarse de que era observado por un depredador sexual. Le seguía desde los matorrales ya que la joven iba al trote. Esperó a que diera la vuelta y estuviera algo cansada para que no pudiera oponer resistencia, o fuera menor.

Lucy iba feliz porque se sentía en plena forma cuando fue embestida de improvisto. Quiso dar un grito pero el hombre le cubrió la boca. Al percatarse de la situación, la joven quiso chillar o pedir clemencia con los ojos. Pero en el momento que sintió algo duro entre sus piernas supo que aquella persona no le iba a dejar escapar.

—Tranquila, únicamente follaré ese coño tuyo, me correré y luego me iré—dijo con voz jadeante.

La chica tenía mucha más fuerza de lo que pensaba, fruto del gimnasio. Este se desprendió de sus ropajes y le quitó el pantaloncito a Lucy quien no portaba ropa interior. La vista de aquel precioso coño, depilado, rosa y con un aspecto apetitoso endureció más la mediana polla de este que no dudo en introducirla provocando en él un gran gemido de placer.

Lucy quiso chillar pero fue en vano, tampoco morder su mano ya que la presión era demasiado para ella. Rompió a llorar mientras sentía las duras embestidas de aquel asaltador sexual. Con cada embestida, sentía que estaba en el infierno.

No opuso más resistencia y dejó que este follase, o eso es lo que él pensó. Al cabo de unas cuantas embestidas más, el hombre sentía que iba a eyacular, algo tan grande estaba por venir. Lucy vio que cerraba los ojos para soltar toda la descarga. El hombre al abrirlos un segundo antes de correrse, no pudo ver que la joven le incrusto los dedos en los ojos haciendo que diera un grito. Se tuvo que llevar las manos a los ojos liberándola de la prisión en la cual tenía a la joven.

—¡Gilipollas!—aprovechando la situación y separación, llevó las manos a la polla de este que se había salido y palpitaba con algo de leche en la punta.

Sin dudarlo y furiosa, cerró las manos sobre los testículos de este y apretó con saña. Las piernas del hombre temblaron al sentir la presión.

—Tranquilo, solo te romperé los huevos y luego me iré—dijo en referencia a lo que él le había dicho antes.

—No...no...—su voz sonaba aguda.

Lucy sin clemencia le dio un fuerte tirón haciendo que el hombre pusiera ahora los ojos en blanco y perdiera el conocimiento. La joven aprovechó para respirar, quiso llamar a la policía pero no tenía el teléfono a mano. Entonces, se le ocurrió una idea mejor.

El hombre despertó al cabo de un rato con un dolor en su vientre y completamente desnudo en el parque. Se vio amarrado de manos, la joven usó la ropa de este para ello. Al mirar a su entrepierna, vio que estaba en un banco roto que tenía un agujero en medio. Había escuchado que pronto lo iban a reparar. Sus huevos caían por el agujero. Al intentar levantarse, sintió dolor ya que por debajo, Lucy había atado sus huevos y esa unión iba a una de las patas del banco. De esta forma le era completamente imposible escapar. Además, aún sentía el profundo dolor de huevos.

—¿Te has divertido?—preguntó desnuda de cintura para abajo—menuda polla de mierda tienes—dijo al ver el pequeño pene encogido.

—¡Suéltame maldita puta, vas con esa ropa provocando!—dijo enojado.

—¿De verdad me insultas?—una patada por debajo del banco le dio de lleno haciendo gritar a este de dolor.

Al estar en una zona apartada y algo oscura, no iba a escucharle nadie por lo que no tenía que amordazarle la boca.

—Puto salido de mierda—le dio otra haciendo que se encorvase.

Lucy dio unos saltitos haciendo que sus pechos rebotasen. Al verla desnuda normalmente se habría empalmado aunque fuera un poco. Pero en aquella situación le era imposible tener una erección.

—Antes de volver a casa hay que ejercitar las piernas. Y más si has salido a correr. Una, dos y...¡tres!—patada en los huevos—una, dos y...¡tres!—otra patada directa. Estos se empezaron a hinchar y enrojecer.

El hombre solo podía pedir clemencia.

—Una, dos—pero le dio la patada en el dos—¿qué pasa?, ¿ya no tienes ganas de correrte?—preguntó acercándose a este con una cara tierna y voz sexy.

—No...por favor, déjame ir...—lloraba largamente.

—Es lo que pasa cuando te portas mal—le dio un beso en la mejilla y luego un lametón.

La realidad es que Lucy se sentía tan mojada y empapada que estaba cachonda perdida. Se puso en el banco de enfrente y ante la incrédula mirada de este, se puso a masturbarse sin parar. Se introdujo los dedos con rapidez mientras sus piernas se mantenían completamente abiertas. Los gemidos de la joven con su cara de gozo animaron un poco el pene del chico.

La joven rubia llegó enseguida al orgasmo, en su vida había llegado tan rápido. Daba largos suspiros y jadeos, tratando de recuperar su respiración.

—Menudo puto orgasmo—dijo alegre.

Cuando se recuperó del todo se puso de pie, se acercó al chico y mostró una sonrisa.

—Es hora de ir acabando con esto, ya es tarde y mi madre estará preocupada—comentó mirando el reloj digital del parque.

Se alejó unos cuantos pasos hasta el banco donde se había tocado, aún mojado. Tomó carrerilla y comenzó a correr en aquel pequeño tramo. El hombre al ver su intención dio un grito con todas sus fuerzas pidiendo clemencia.

Sintió una pequeña brisa de aire en sus huevos antes de que fuera sustituido por un enorme dolor proveniente de la tremenda patada de lleno que recibió. Sus huevos no aguantaron el duro impacto y el hombre perdió la consciencia.

Lucy tomó aire. Estaba agotada y sus piernas estaban cansadas. Había hecho demasiado ejercicio aquella noche. Se puso su pantalón y se marchó a casa con una sonrisa de oreja a oreja y antes de alejarse vio a este sin sentido en aquel banco.

Al día siguiente la noticia de que un hombre había aparecido en semejante estado cubrió muchas noticias. La madre de Lucy al verlo miró a su hija.

—Ha sido en el parque de aquí al lado—dijo asombrada—y por la hora te podía haber pillado, ay dios...no quiero imaginar que te hubiera pasado querida—dijo entre lágrimas y abrazándola.

—Si mamá...tendría mucho miedo—dijo haciéndose la asustada.

Su madre no podía verla, pero ella estaba sonriendo, feliz por el trabajo y ejercicio realizado durante la noche. Además, su coño empezó a mojarse al recordar lo sucedido anoche.

Espero que les haya gustado este mini relato. Y gracias por las sugerencias. Cualquier cosa, no duden en comentar o sugerir alguna idea.