En el norte hace mucho frío
Para combatir el mal tiempo una pareja se encierra en casa a jugar a una especie de juego de la oca con pruebas. Quien pierda tendrá una semana de lo más interesante
Los inviernos en el norte son muy duros. Llueve, nieva, llueve, vuelve a nevar. Los días pasan y hay semanas que tienes la sensación de que ni siquiera amanece.
Sales el viernes de trabajar y piensas que te va a apetecer quedar con unos amigos y salir de marcha el sábado a la noche. Pero el sábado cuando te levantas miras por la ventana y llueve. Y nieva. Y vuelve a llover. Y entonces lo que te empieza a apetecer es quedarte en casa.
Sábado.
Fue uno de esos sábados. Fuera hacía frío. El viento hacía la sensación aún más desapacible y un aguanieve casi no dejaba ni ver el paisaje. En casa, en cambio, el termostato marcaba 22 grados. Y encima de la mesa había una botella de vino ya vacía y los restos de una cena. Y él salía de la cocina con dos gin-tonics bien preparados.
Ella le mira expectante. Hace tan malo fuera que han decidido, una vez más, posponer para otro fin de semana salir a tomar algo y han preferido quedarse en casa. Sin embargo, para que no parezca que el fin de semana ha pasado sin pena ni gloria, él se ha bajado de Internet una versión del juego de la oca, pero para parejas. Cada casilla supone una prueba que quién caiga deberá ejecutar.
Para empezar, el juego indica que cada uno de los dos debe llevar puestas al menos seis prendas. Ella lleva puestos unos zapatos de tacón, una minifalda tableada de cuadros escoceses, unas medias, un tanga con transparencias, un corpiño de encaje y una blusa también transparente, todo ello de color negro. Él lleva zapatos, pantalón de vestir, camisa, chaqueta y corbata, todo negro. De postre, unos boxer ajustados, a juego con la ropa.
Ella se ha dejado convencer para jugar a este juego. Han subido la temperatura de la casa, más que suficiente para no tener frío. Por si acaso, una botella de Ribera de Duero ha ayudado. Para seguir, algo un poco más fuerte, Bombay Dry Saphire. Y el postre, en la mesa.
Empiezan a jugar. Las primeras casillas suponen varios sorbos de los Gin Tonics. No han acabado la primera ronda y ya han terminado el primero. Menos mal que habían dejado preparado un segundo cóctel.
Ahora comienzan las casillas en las que hay que quitarse prendas. Primero la chaqueta de él. Luego la corbata. Déjala por ahí, le dice ella, igual luego la utilizamos. Ella pierde una primera prenda, cuando ya va a quitarse la blusa él la para. Le dice que no, que lo primero que quiere que se quite es el tanga. Te está dando calor, le dice.
Se sienta sobre la minifalda. El sofá de cuero le toca parcialmente el culo. El cuero le da frío. El alcohol calor. Contrastes excitantes. Su siguiente prenda sí es la blusa transparente. Los pezones se marcan claramente a través del corpiño.
Ahora comienza una ronda en la que se combinan más tragos con confesiones. Ella tiene que contar una fantasía sexual. Se hace la remolona, pero finalmente reconoce que le gustaría hacerlo en un probador. Él le dice que quiere correrse en su boca. Ella se ríe y le dice que eso no va a pasar. Pero le mira como si no fuera una idea tan descabellada.
Caen más prendas. La camisa de él. El corpiño de ella, a punto de romperse porque los pezones iban a atravesar la tela. Los zapatos y los pantalones de él. En su siguiente turno, ella cae en otro tipo de prueba. Le toca untarle unas natillas de chocolate en la polla y comerse ambas.
Él se recuesta en el sofá y se deja hacer. Ella se pone de rodillas sobre un cojín y le baja el boxer. Se da un lametón a su polla. –Eh! Aún no has untado nada, es trampa, le dice él. Ella le mira con expresión malvada y le responde, -bueno, castígame por romper las normas.
Abre las natillas y la extiende cuidadosamente por su vientre, su polla, sus huevos. Empieza lamiendo sus pezones, mientras baja lentamente por su torso, pasa su lengua bordeando su polla y lame sus huevos hasta dejarlos sin chocolate. La respiración de él es cada vez más agitada. Ella comienza a lamerle el tronco de su polla y sube hasta concentrarse en su glande. Le mira y se la introduce poco a poco en su boca. Sube y baja. Sube y baja. Una parte del chocolate, cada vez más fundido por el calor, resbala desde sus huevos por su perineo. Ella no lo va a dejar escapar. Son las reglas de la prueba. Se saca la polla de la boca y con su lengua lo va recogiendo sin importarle que prácticamente esté comiéndole el culo. Debe ser el Gin Tonic…
El postre se ha acabado pero no el juego. Ella cae en una casilla en la que él le venda los ojos y le ata las manos por detrás de la espalda. Está de rodillas en el sofá con la cabeza sobre un reposabrazos, la falda retirada y el culo levantado. La tarjeta dice que puede hacer con ella lo que quiera durante un minuto… así que primero decide masturbarla…introduce un dedo en su coño completamente mojado, no hace falta ningún tipo de lubricante. Pero un minuto es mucho tiempo, así que con un dedo de la otra mano rebaña lo que queda de las natillas y se lo introduce poco a poco en su culo. De pequeños gemidos ella pasa a uno inesperado, largo y profundo que queda suspendido en el ambiente del salón…
El juego ha dado definitivamente un salto de calidad. Las miradas ya no son las mismas. Último asalto a la casilla definitiva. Él llega el primero. A ella le da igual, lo que quiere es llegar ella, no aguanta más. Se pone a horcajadas encima de él, él se la mete, ella se masturba mientras follan. Ella grita cuando se corre. Él no tarda mucho más. Unos momentos después apuran los gin tonics. Hay que reponer líquidos.
Se tapan con unas mantas, desnudos en el sofá. Ríen. Él busca con la mano el tablero del juego. ¿qué quieres?, dice ella. Quiero saber qué premio he ganado. ¿Cómo que qué premio? Pregunta ella. El que gana la partida tiene un premio, responde él. Ella le mira sin comprender. Él le responde, no pongas cara de poker que éste era el juego de la oca. Y el que gana, gana y la que pierde, pierde, de esta no te libras.
En la última casilla hay unas sencillas instrucciones. Él se las pasa a ella. Ella las lee. Quien gane tendrá derecho a que la otra persona sea su esclava sexual durante la próxima semana. Así de sencillo. Él sonríe. Ella no.
¿Qué significa eso de “esclava sexual”? pregunta ella. Pues significa que harás todo lo que te diga durante una semana, cuando yo lo diga y como yo lo diga, responde él. Ni por un momento pensarás que voy a hacer eso, dice ella. No tengo nada que pensar, dice él. Has jugado y has perdido, y las deudas de juego se pagan, lo sabe todo el mundo. Esta me la pagas, dice ella. Seguro que sí, responde él, pero de momento esta semana eres mía y la que pagas serás tú.
Y para empezar, mañana me vas a despertar con una mamada. Y vas a dormir desnuda. El resto ya lo iré decidiendo. Por cierto, me voy a la cama, tengo sueño. Buenas noches.
Domingo.
Siente un ligero cosquilleo en su polla. Al principio le cuesta ubicarse. Después el placer empieza a ser más intenso. Abre los ojos y ve que hay un bulto que se mueve bajo el nórdico. Se deja hacer. Siente como su polla ya está completamente dura y como se desliza dentro de una boca caliente y húmeda.
Cada vez está más excitado. Recuerda que ésta es su semana de suerte y decide comenzarla con fuerza para comprobar hasta dónde está ella dispuesta a llegar. Mete sus manos debajo del edredón, y la agarra de la nuca mientras comienza a follarle la boca. Esto no es algo que a ella le disguste, lo han hecho más veces, pero va a aprovecharse para hacer algo nuevo. Las palabras salen de su boca: Este es tu biberón y te vas a tomar la leche para desayunar. Aumenta el ritmo del movimiento hasta que se corre en su boca. Por primera vez, ella se lo traga todo.
Ella no dice nada, se levantan y desayunan como si tal cosa. Ha dejado de llover. Deciden salir a tomar algo y a comprar el pan y el periódico. Cocinan. Él aprovecha para meterle mano en la cocina. Le soba el culo y las tetas, pero no va más allá.
Por la tarde ven una película en la tele, cada uno en su lado del sofá. Sin ninguna relación con la película, en medio del silencio, él habla. –Cómeme la polla. Ella no acusa el golpe. Se acerca y tumbada en el sofá se la mete en la boca. Después le hace una paja. Esta vez él le avisa y se corre en un kleenex. Siguen viendo la película. Un rato después, cenan.
Lunes .
Ella se despierta. Como siempre, él ya no está. Ella trabaja desde casa, así que puede levantarse un poco más tarde. Según pasa por el ordenador, camino de la cocina, lo enciende. Encuentra café hecho en la encimera. Junto a la taza, un sobre.
Abre el sobre y en él sin más, hay un listado de instrucciones. No hay saludos, no hay palabras cariñosas. Solamente una serie de órdenes a cumplir para los próximos días. Toma el café y el sobre y las lee con tranquilidad en el sofá.
“Durante toda esta semana eres mi esclava y harás lo que yo te diga. En primer lugar, no vas a utilizar ni unas bragas ni un sujetador. Esta semana no vas a llevar ropa interior.
Además, por la noche dormirás desnuda. Antes de meterte a la cama, te quitarás la ropa que lleves puesta, prenda por prenda, delante de mí. Luego, le darás un beso de buenas noches a mi polla. Si así te lo pido, seguirás chupándomela. Si no te indico otra cosa, lo harás hasta que me corra. Yo decidiré donde.
Además, cada día tendrás unas tareas especiales. Verás que el papel tiene una pegatina que tapa las instrucciones específicas de cada día. Cada mañana destaparás la que corresponde a ese día y solamente a ese día. Para empezar, quita la pegatina de las de hoy.
Hoy vamos a comenzar con algo sencillo. Vas a ponerte una falda negra de tubo y una blusa blanca. Los zapatos, de tacón. Estás trabajando, que no se te olvide y como tal llevarás ropa de oficina.
Llegaré a las 18:30 de la tarde. Puntual. Me esperarás en la entrada, de rodillas. Cuando abra la puerta me bajarás la bragueta y me harás una mamada. Me lamerás los huevos. Jugarás con mi glande. Te follaré la boca.
En un determinado momento te diré que te subas la falda. Lo harás. Te recostarás en el sofá y te comeré el coño. Espero que te corras. Después te girarás y te pondrás a cuatro patas. Te la meteré por detrás. Te follaré hasta que me corra.
Una vez acabe, me lamerás la polla por si quedara algo de semen. Si quedara, te lo tragarás.
Martes.
Hoy saldré de trabajar a las 19h. Para esa hora quiero que estés en la puerta del trabajo con el coche pare recogerme. Te adelanto que vamos a ir a un descampado a follar.
Pero no va a ser como cuando nos conocimos. Esta vez únicamente vas a llevar puesta tu gabardina verde, unas medias con liguero y unas botas negras de invierno sin tacón.
Cuando vayamos por la autopista te abrirás el botón superior de la gabardina de forma que pueda verte las tetas desde el asiento del copiloto. Luego descorrerás la parte de debajo de forma que pueda verte el coño.
Cuando lleguemos al descampado, lo primero que harás será abrirme la bragueta, sacarme la polla y chupármela. Después, me mirarás y me pedirás que te folle. Y lo haré.
Miércoles
Hoy vamos a aprovechar que los dos vamos a estar delante del ordenador. Quiero que me envíes mensajes al móvil y a mi correo electrónico. Y no quiero que sean subidos de tono. Quiero que sean directamente porno.
Si no son muy guarros cuando llegue a casa te daré por el culo. Si lo son, también lo haré pero usaremos lubricante y te encularé mientras tienes un vibrador en el coño de forma que también puedas correrte. Tú eliges.
Jueves.
Ya sabes que eres una chica muy guapa. Por eso hoy te voy a grabar en video. Pero no te preocupes, no se te va a reconocer. Vas a llevar un antifaz. Y hoy vas a saber lo que es ser una verdadera esclava.
Te vas a poner unas medias y un liguero. Y te voy a pintar con rotulador indeleble “soy tu” y “zorra” en el culo. Para que no se te olvide. Y para que lo pueda ver cuando te folle a cuatro patas.
Además, hoy te voy a esposar las manos. Y te voy a poner un collar con una cadena. Así te podré pasear por toda la casa. Si te portas mal, te azotaré. Y si no, puede que también.
Vas a llevar un vibrador puesto toda la tarde. Así nos aseguramos que nos divertimos los dos. Y si quieres que lo suba de intensidad tendrás que ganártelo.
Te voy a follar atada. Te voy a masturbar. Me la vas a chupar hasta que me corra en tu cara. Si cae algo en la cama, lo lamerás sacando la lengua y mirándome. Aún detrás del antifaz podré ver la expresión de vicio en tus ojos…
Viernes .
Ayer te portaste bien. Por eso hoy vamos a ir a cenar. Y como excepción podrás llevar ropa interior. Además de la cena, tienes otro regalo. Una bala vibradora. Te la vas a meter en el coño. La llevarás puesta en todo momento. Y yo decidiré con mi mando a distancia cuando la enciendo y con qué intensidad.
La encenderé en el restaurante mientras cenamos. Puede que mientras se acerque un camarero. La subiré de intensidad mientras tomamos una copa en un bar. La pondré a tope mientras bailas en un pub . Estarás tan salida que me pedirás que te folle en el baño de tíos. ¿Qué pensarán de ti cuando te vean salir?
Sábado .
Como tu comportamiento mejora día a día, iremos de compras por la mañana. Pero no iremos de tiendas, Querías hacerlo en un probador. Vamos a hacerlo en un probador. Pero para que puedas dedicarte a comerte mi polla con calma vamos a ir a un outlet de las afueras, a la planta de chicos donde nunca hay nadie.
Te arrodillarás en el suelo y yo sentado en el banco del probador me dejaré hacer. Después, te subirás la camiseta y la falda. Te apoyarás contra el cristal y te la meteré desde atrás. Sin ropa interior todo será más sencillo. Para que no gimas muy alto, te dejaré chuparme los dedos mientras te follo. Y si te portas bien, hasta podemos comprarte algo…
Por la tarde, para terminar la semana y antes de que recuperes tu vida, te pondrás la misma ropa que cuando jugamos la semana anterior y me harás un striptease . Te irás quitando la blusa, despacio, botón por botón, bailarás encima de mí restregando tu culo en mi polla… me pondrás las manos en tus tetas por encima del corpiño… te soltarás la falda, que caerá al suelo, la apartarás con un tacón y me la lanzarás… después irá el corpiño, le bajarás los tirantes de uno en uno, sacándote las tetas… y finalmente te bajarás el tanga, de espaldas y enseñándome tu culo, hasta quedarte con medias y zapatos, no sea que cojas frío…
Finalmente, ha pasado la semana y aunque no aparecía en las instrucciones, ella ha decidido terminar el striptease haciéndole una mamada… a lo mejor es que te gusta hacerlo, le dice él…
Ella le mira sarcástica, como se mira a alguien que es el último en descubrir algo que todo el mundo sabe y al que le han estado manteniendo en su ignorancia ya y le espeta “¿tú me has visto que haya perdido alguna vez a algo?”. Él le mira sin terminar de comprender… “igual me dejé ganar la partida, ¿tú que crees?”